Todos hemos estado ahí. Tantas cosas que hacer, en tan poco tiempo, que se siente abrumador.
Seguramente te pasó en tu escuela o en tu trabajo. La lista de compromisos era tan grande, que el sillón y una serie de Netflix parecían las mejores alternativas de la vida.
Pero la realidad es que esto no es sostenible. No podemos dejar compromisos tirados, ni cosas incompletas.
Ese no es el carácter que queremos reforzar.
Así que lo que tenemos que hacer es buscar una manera de poder manejar este tipo de situaciones. Porque no ha sido la primera, ni será la última vez que nos suceda.
Charles Kettering dijo, “un problema bien explicado es un problema resuelto a la mitad”.
Muchas veces no es que no sepamos cómo resolver lo que tenemos en frente; es que no sabemos por dónde comenzar.
Así que, empieza por el principio.
Destila todo a su representación más simple.
“Abrir la aplicación de correo”, “filtrar los mensajes”, “responder los que sean urgentes”.
Algo tan simple como eso genera ese momentum que hará que las siguientes tareas, a las que les tenías tanto miedo, sean mucho más fáciles.
Pasos pequeños, acciones grandes.