La ilusión de que el arte se puede (y debe de) perfeccionar

Leonardo Bertinelli:

¿Cuándo se volvió tan aburrido el arte?

El enfoque ha cambiado del arte en sí a lo perfecto y pulido que se ve, lo controlable que puede ser.

Las herramientas y la tecnología modernas crean la ilusión de que cada detalle puede ser moldeado, corregido y domesticado. Pero incluso si todo pudiera ser controlado, eso no es lo que hace que el arte sea grande. El poder del arte vive en sus defectos. Las imperfecciones le dan a una pieza su valor. Lo hacen singular. Humano. Cuentan historias, dejan huellas y provocan preguntas.

Aquí hay algunos posts del pasado en el que comento sobre la relación entre el arte y el creciente uso de inteligencia artificial para crearlo:

Leonardo los resume bastante bien:

El gran arte nunca nació para adaptarse a una fórmula. Crece a partir de la visión, la imaginación y la necesidad de expresar algo real.

La perfección podría vender, pero solo la imperfección habla.