• Así fue mi 2023

    Continuando lo que espero se convierta en un hábito, aquí está mi reseña del año pasado, 2023. La del 2022 la puedes leer aquí.

    Los destaques

    2023 se trató de aprender a estar cómodo con la incomodidad. Durante todo el año, hubo varios eventos que pusieron a prueba mi capacidad de mantenerme calmado y presente, tanto personal como profesionalmente.

    En retrospectiva, no fue un año fácil. Tampoco fue un año normal (no anticipo y tampoco espero tener un año similar de manera regular).

    Pero por más vertiginoso que haya sido, le agradezco a mi yo del pasado por haber tomado decisiones que me permitieron planear y ejecutar grandes cambios en mi vida, así como sobrellevar los que no había anticipado ni planeado.

    En orden vagamente cronológico, aquí algunos destaques de este año:

    • Me contagié de COVID. Hasta donde sé, solo he tenido COVID-19 una vez en mi vida.
    • Continué invirtiendo en mejorar mi salud financiera y relación con el dinero. Me siento orgulloso de cómo he logrado sanar todas esas heridas cognitivas y emocionales que me estaban haciendo vivir frustrado y con miedo, económicamente hablando.
    • Mi novia se mudó a vivir conmigo.
    • Luego nos mudamos a Guadalajara. Mi intención original era irme a CDMX, pero elegimos Guadalajara como un punto intermedio. Después de todo, la ciudad en la que terminaría no era una prioridad tan grande como irme de Colima.
    • Vi a Taylor Swift y Kurt en concierto (por separado). Aunque este año no hubo tantos conciertos como el año pasado, a los que fui fueron experiencias increíbles.
    • Retomé la terapia de manera regular. Regresé a la terapia Cognitiva Conductual con el mismo terapeuta que conocí durante pandemia.
    • Hice un esfuerzo más consciente por tomar vacaciones en forma, en vez de solo tener días sin trabajar. Hice varios viajes por placer, completamente desconectado del trabajo. Aprendí bastante sobre mí mismo en el proceso, y por fin pude conocer lo que es regresar de vacaciones sin preocuparme por cómo iba a pagarlo.
    • Este año tuve que hacerle cara al cambio. El cambio da miedo, y más cuando llegar por factores externos. Durante 2023, la única constante que las cosas cambiaban a cada rato. Personalmente, la ciudad, relaciones con amigos y familia, hábitos, rutinas, clima. Laboralmente, cambié de manager en 4 ocasiones, y terminé el año con 3 veces más reportes que con los que inicié.

    Los libros que leí

    Gravité mucho más hacia temas abstractos, lecturas menos tácticas. Aquí hay una lista de algunos de los libros que leí durante los últimos 12 meses, más o menos en orden cronológico:

    Mientras hacía esta recapitulación de las lecturas del año, noté algo interesante: leí más o menos la misma cantidad de libros que el año pasado, pero guardé digitalmente menos pasajes e ideas de ellos. En su lugar, subrayé más.

    Vuelos

    Uno de mis hobbies es aprender sobre aviones y aeronáutica — desde niño. Así que, naturalmente, soy un poco obsesivo con saber todos los detalles de cada avión al que me subo.

    Desde el año pasado, comencé a usar Flighty para llevar el registro de mis viajes. Aquí está la información de este año:

    • Tomé 23 vuelos, en 4 aerolíneas
    • Cubriendo una distancia de 35,658 km
    • Visité 8 aeropuertos diferentes en dos países (México y Estados Unidos)
    • Mi ruta más popular fue GDL → MEX
    • La aeronave que más utilicé fue el Boeing 737-800
    • La aerolínea que más usé fue Aeroméxico

    Mi salud mental/estabilidad emocional

    Continúo usando Daylio para llevar el seguimiento de mi salud mental y bienestar general. Estoy orgulloso de que este año llevé un registro mucho más detallado que el año pasado, con una entrada por cada día del año.

    Recientemente, Apple lanzó su propia aplicación de journaling. La comencé a usar casualmente, y me gusta mucho la integración que tiene con el sistema y las otras aplicaciones. Por lo pronto, Daylio sigue siendo mi aplicación principal, pero no descarto que Journal tome más prominencia en mi día a día.

    Mi resumen de 2023:

    • Registré 416 entradas y un total de 1843 actividades en el diario.
    • El mejor día de la semana, en promedio, fue el domingo.
    • Mi mejor mes, enero.
    • Mi estabilidad anímica fue de 84/100, 3 puntos menos que el año pasado. Tiene sentido, en retrospectiva.
    • De acuerdo al análisis, la actividad que más influencia tiene sobre mi estado de ánimo es una buena noche de dormir.

    Además, esto es lo que he hecho para promover mi salud mental y estabilidad emocional:

    No estoy expuesto a redes sociales. A finales del año pasado cerré mis cuentas de Twitter. Cuando Apollo dejó de funcionar en junio, también dejé de usar Reddit. Hoy en día la única red social que tengo y mantengo activamente es LinkedIn. Fuera de eso, no estoy expuesto a ningún tipo de contenido de redes sociales, más que por el ocasional enlace que me envían por iMessage, Telegram, o WhatsApp. Además, Facebook, Twitter, Instagram, Reddit y TikTok están bloqueados en la red de mi casa (uso eero Plus, y únicamente mis dispositivos tienen estas restricciones), así que si estoy en mi casa, aunque me manden contenido de redes sociales, no los puedo ver.

    Los últimos 3 o 4 meses del año, hice un esfuerzo puntual por dejar de usar mi teléfono. Esto a raíz de que me di cuenta (gracias a Screen Time) que por ahí de mitad de año, mi promedio de uso diario del teléfono andaba en las 3 o 4 horas. Me pareció inaceptable pasar tanto tiempo al día viendo un rectángulo de cristal. El último mes del año, mi uso del teléfono se ha reducido a un promedio de un poco más de una hora diaria, algunas semanas llegando a ser menos de 30 minutos.

    Separé mi espacio de trabajo de mi espacio de recreación y vivienda. Prácticamente, durante toda la pandemia, el espacio de trabajo dedicado (cuando tenía uno) estuvo en el mismo espacio físico que mi sala o comedor. Aprendí a la mala, que a la larga, trabajar y descansar en el mismo espacio físico no es bueno para mí. Cambiar de “modo trabajo” a “modo descanso” significaba dar 5 pasos de un sillón a otro. Una de las primeras cosas que busqué al mudarme, fue que mi espacio de trabajo estuviera fuera de mi hogar. Y ha funcionado de maravilla.

    Actividad física

    2023 fue… complicado. En general, no me siento tan cómodo con mi rendimiento en el año, y me costó mucho trabajo mantener algún tipo de rutina de ejercicio.

    Ejercicio

    Toma en cuenta que únicamente representan mis workouts, no mi actividad total durante el día. Los dos tipos de entrenamiento principales durante mi año fueron caminata y entrenamiento funcional.

    Caminar se ha vuelto mi ejercicio más común. Es lo que cupo en mi estilo de vida durante el año de manera constante, para bien o para mal.

    En general, en 2023 casi hice el doble de caminatas — casi todas las métricas subieron un 98 % comparación del año pasado.

    • Registré 483 sesiones de caminata (vs. 243 en 2022)
    • Di 1,221,825 pasos (vs. 662,417 en 2022)
    • Recorrí 1,005.4 km (vs. 547.14 km en 2022)
    • Quemé 136,600 kcal (vs. 72 000 en 2022)

    Otros datos:

    • Lo más que caminé en una sola sesión fueron 11,418 pasos, el 25 de junio.
    • Mi caminata promedio duró 33:40 minutos.
    • En total pasé 272 horas con 34 minutos caminando.

    Por temporadas, también hice Yoga. Usé mi suscripción de Apple Health+ para tomar las clases, que me gustaron bastante. Sigo haciendo Yoga de vez en cuando.

    Desde que me mudé a Guadalajara, utilizo bicicleta para ir a mi oficina de manera regular. Es un trayecto de más o menos 8 minutos, cuesta arriba de ida, y unos 5 de regreso. No es mucho, pero lo hago un par de veces al día, de lunes a viernes.

    Tomando en cuenta todas mis sesiones de entrenamiento del año:

    • Pasé 11 días con 8 horas y 34 minutos haciendo ejercicio.
    • La duración promedio de la sesión de entrenamiento fue de 33:40 minutos.
    • Quemé 136,603 kcal.
    • 111 bpm es mi frecuencia cardiaca máxima promedio cuando entreno.

    Sobre mi salud en general

    Estos datos también los saqué directamente de Apple Health. Toma en cuenta que uso un Apple Watch todos los días, pero no para dormir:

    • Promedio de 64 cuentas por minuto en mi frecuencia cardiaca en descanso.
    • Quemé 8 000 kcal totales por semana.
    • Dormí 8.2 horas diarias.

    Este año, el problema con mis pies (espolón calcáneo en ambos) se hizo más prominente. Comencé a usar plantillas de manera regular para mitigar la molestia, y a tomar de manera crónica antiinflamatorios y relajantes de músculos todas las mañanas. El dolor se ha hecho más molesto, y me ha impedido retomar algunas rutinas de ejercicio que me gustaban bastante (saltar la cuerda, correr, etc.). No descarto recurrir a cirugía el próximo año.

    Otra cosa importante del 2023, es que dejé de tomar alcohol y refresco. Al momento de escribir esto, llevo 228 días sin consumir ninguno de los dos, y planeo continuar con la tendencia. En 2024 me gustaría incluir productos de harina a esa lista.

    Mes a mes

    Aquí una visión más granular de lo que pasó mes con mes.

    Enero: No sucedió mucho, fue un mes bastante normal. Un par de idas a la playa a Manzanillo, y un par de escapadas a Guadalajara para intentar romper la rutina. Me hice un chequeo de salud general.

    Febrero: decidí que ya no quería estar en Colima, y comencé a planear la migración a otro estado. Platicando con mi novia, decidimos que lo queríamos hacer juntos.

    Marzo: me di cuenta de que mi pasaporte había expirado intentando hacer el check-in para un viaje de trabajo a Nueva York. Semana de vacaciones en La Paz y Los Cabos con amigos de mi novia, mi highlight siendo el día completo que pasamos en Balandra. Regresando de las vacaciones, se mudó a mi casa. Regresé con mi terapeuta del año antepasado porque sentí que necesitaba un chequeo rápido. Todo bien.

    Abril: no quise que me pasara lo mismo con mi visa, así que la renové aunque aún tuviera un año de vigencia. Comenzamos a buscar zonas para vivir en Guadalajara.

    Mayo: estuve en Nueva York por prácticamente la mitad del mes, en viajes separados. El primero fue por trabajo, para participar en un evento de la compañía. Y el segundo, vimos a Taylor Swift en concierto.

    Junio: a mediados nos mudamos a Guadalajara. Rentamos un Airbnb por 30 días para poder establecernos en lo que buscábamos un departamento permanente. Afortunadamente, lo encontramos la primera semana, y el resto del mes lo dedicamos a planear la mudanza definitiva. Fuimos a CDMX a la boda de una de mis mejores amigas.

    Julio: la primera mitad del mes estuvimos en mudanza gradual del Airbnb al nuevo departamento. La segunda mitad, la dedicamos a amueblarlo y a ir a Colima unas cuantas veces para recoger cosas que nos habían hecho falta.

    Agosto: se trató de asentarnos en el nuevo espacio, rutina y ambiente.

    Septiembre: seguimos estableciéndonos en la rutina. Mi novia me hizo notar algunos comportamientos que yo estaba teniendo, que sonaban a que la ansiedad/depresión estaba volviendo a aparecer. Regresé a terapia semanal.

    Octubre: mes bastante callado, donde seguimos únicamente enfocándonos en descifrar nuestra nueva rutina.

    Noviembre: le regalé a mi mamá y hermano un viaje a CDMX por sus cumpleaños, y di una charla en un evento público de la empresa donde trabajo. Se casó una prima y fuimos a su boda, y vimos a Kurt en concierto.

    Diciembre: me autorregalé un viaje a Hawái por mi cumpleaños número 30 (!). Mi novia y yo estuvimos disfrutando de las playas de O’ahu por 11 días. Al regresar de vacaciones a mitad de mes, desafortunadamente la empresa para la que trabajo tuvo layoffs. El resto del mes lo dediqué a terminar pendientes, visitar familia, y prepararme para el siguiente año.

    Las personas

    Agueda, Francisco, Vanessa, Jonathan, Carlos, Ilse, Carlos M., Sean, Isabel, Martha, Gerardo, Darwin.

    Fueron claves durante mi año. Gracias totales a cada una de ellas.

  • Sobreviví un layoff, y esto es lo que aprendí de mí mismo en el proceso

    Desde que comenzaron los rumores de que habría un layoff, hasta que recibimos la noticia de cuántas personas serían afectadas, pasaron aproximadamente 18 horas. Las 18 horas con más ansiedad que recuerdo vivido desde que inició la pandemia.

    Los layoffs son una realidad de la industria, sobre todo recientemente. Tan solo en 2023, 1,167 empresas de tecnología cortaron, en conjunto, a más de 250 000 personas.

    Me habían despedido de trabajos antes, pero un layoff pega diferente. Las ocasiones que me despidieron, por lo menos había una relación apreciable entre mi performance y la decisión de dejarme ir — claramente no lo estaba haciendo bien, y aunque no fue un momento agradable, pude entender el “por qué” y procesar mis emociones a través de ese lente.

    El prospecto de un layoff, en cambio, es que podrías no tener un empleo dentro de un par de horas, por factores que tú no tienes cómo controlar ni prever, y no puedes inferir qué futuro te espera. Es una moneda al aire.

    Hace poco me vi en la necesidad de enfrentar esta situación. Te quiero contar cómo lo viví, lo que aprendí de la experiencia, y darte algunos consejos de cómo sobrellevar la situación cuando te toque.

    Los rumores del layoff

    Los rumores de layoffs viajan rápido dentro de las empresas. Ya había terminado mi día de trabajo cuando por WhatsApp algunos compañeros me comentaron que sospechaban que al día siguiente sucedería uno.

    Comencé a hacer mi diligencia para intentar encontrar alguna confirmación oficial, pero no fue un esfuerzo muy productivo. Nadie sabía nada. Ni mi manager, ni su manager. Sin embargo, y sin entrar en detalles, varios factores apuntaban a que al día siguiente sucedería algo grande — y no pintaba bien.

    Después de un par de horas investigando sin tener más información que apuntara a algún lugar concreto, le dije a mi manager que me desconectaría y estaría al pendiente la mañana siguiente. Inmediatamente, fui con mi novia y le platiqué lo que estaba sucediendo. “Probablemente, haya un layoff mañana, y no sé si me va a tocar. Para que estés lista.”

    Intenté calmarme y distraerme. Fui al gimnasio, saqué a pasear a los perros. Para cuando me acosté, me sentía bastante tranquilo.

    Preparándome… por cualquier cosa

    A la 1  am, apenas un par de horas después de haberme ido a dormir, desperté de golpe, con palpitaciones. Estuve un poco menos de dos horas dando vueltas en la cama, imaginándome todos los posibles escenarios en los que me podría encontrar por la mañana. Hasta hice una lista mental de todas las personas que podría contactar en caso de que necesitara encontrar un nuevo empleo pronto.

    A las 3 am entendí que me iba a ser imposible dormir, así que me levanté. En la sala de mi departamento había una carga recién salida de la lavadora; me preparé un café, me puse mis audífonos y comencé a acomodarla. Luego desayuné, escuché otro podcast, vi una película y un documental, y a los primeros rayos de luz de la mañana salí a caminar con uno de mis perros.

    Cuando decidí que tenía que prepararme para lo que fuera a venir, lo primero que hice fue asumir que sucedería lo peor: me quedaría sin empleo ese día.

    Descargué mis recibos de nómina, en caso de que necesitara hacer algún trámite. También exporté mis performance reviews de los últimos dos años para sustanciar mi CV en caso de que tuviera que aplicar a nuevas vacantes pronto. Además, respaldé cualquier información personal que pudiera tener en mi computadora de trabajo en un disco duro externo.

    Una noticia importante sobre la empresa

    Tanto se ha escuchado en la industria de cómo las empresas ejecutan sus layoffs, que más o menos ya sabes qué esperar: por la mañana te va a llegar una invitación a una llamada con el CEO, donde se va a compartir “una noticia importante sobre la empresa”, e inmediatamente después te va a llegar un correo con más información.

    Eso fue justamente lo que sucedió.

    A las 8 am, cuando llegó una invitación para una llamada a las 10, mi computadora de trabajo estaba lista para ser devuelta prácticamente como nueva, en caso de ser necesario.

    Media hora antes del comunicado oficial, platiqué con uno de mis mentores — que también fue mi manager antes, y ahora es más un amigo — y, por 30 minutos, hablamos de viajes, playas, vacaciones y hoteles. Aunque sabíamos que activamente estábamos intentando distraernos para no pensar en lo que vendría pronto, nos seguimos mutuamente la corriente. Y tuvo éxito. 2 minutos antes de las 10, nos deseamos suerte, y cambiamos de llamada.

    El layoff

    Para las 10:15 am ya tenía la claridad que ansiaba tener. Sí, habría un layoff que impactaría a más del 10 % de la compañía. Pero yo no estaba dentro de la lista de personas afectadas.

    Las siguientes horas fueron una combinación extraña de sentimientos y emociones. Primero el alivio de aún tener empleo, luego la ansiedad de saber quién ya no, y la incertidumbre de qué significaría eso para los que nos quedamos. Luego, vino el ejercicio medio tétrico de revisar uno por uno los canales de Slack que frecuentaba, tratando de identificar quién simplemente no tenía Slack abierto, y quién ya no tenía acceso.

    Poco a poco, nombres familiares fueron apareciendo en LinkedIn compartiendo la noticia.

    Para el final del día, y después de múltiples llamadas con el equipo de liderazgo, donde se nos dio más claridad sobre lo que vendría después, fue cuando por fin empecé a entender las implicaciones de lo que había pasado.

    Me fui a dormir a las 5 pm.

    Lo que aprendí

    Todos tenemos una idea de cómo reaccionaríamos ante una mala noticia. Recientemente, aprendí que la que yo tenía no estaba para nada cercana a la realidad. El fenómeno psicológico de intentar anticipar cómo nos va a afectar emocionalmente una situación en el futuro se llama Affective Forecasting, y es uno de los puntos ciegos más grandes que sufrimos los humanos.

    Si hace un mes me hubieras preguntado cómo me afectaría emocionalmente sobrevivir un layoff, te hubiera respondido que sí, habría estado triste, pero no sería para tanto. Hoy te puedo decir, habiendo vivido exactamente eso, que no pude estar más en lo incorrecto.

    Lo que anticipaba simplemente como tristeza, es en realidad un cóctel, que viene y va, de frustración, incertidumbre, nerviosismo, pena, duelo, agobio, desesperación; mezclado con felicidad, agradecimiento, orgullo y optimismo. Y sí, sí fue para tanto.

    En retrospectiva, esta experiencia hizo darme cuenta de dos cosas. Primero, que me gusta mi trabajo, me siento capaz y contento con lo que hago, y me dolería perder la oportunidad de colaborar con las personas que tengo a mi alrededor. Bien dicen que uno nunca sabe lo que tiene hasta que lo pierde. En mi caso, el mero prospecto de poder perder mi empleo me detonó un ataque de ansiedad que me transportó a esos primeros meses de pandemia — horrible.

    Segundo, y más importante: que aún me queda mucho trabajo personal por hacer para continuar separando mi identidad personal de mi situación laboral. Entiendo que perder algo que valoras debería de provocarte una reacción — somos humanos, después de todo. Pero, personalmente, aspiro a desligar mi valor como persona de algo que en cualquier momento podría perder, incluso por factores externos y sin tener la más mínima injerencia. En esta ocasión, más que simplemente perder mi empleo, vi mi valor personal — relaciones, ego, status — directamente en riesgo.

    Consejos para sobrellevar el prospecto de un layoff

    Para cuando los rumores comiencen en tu compañía, puede ser demasiado tarde. Y probablemente entres en el mismo ciclo mental que yo, y todos con los que platiqué mientras sucedía, entramos recientemente: pánico, miedo, ansiedad, duelo anticipado.

    Pero si de algo sirve, aquí te dejo algunos consejos para sobrellevar el prospecto de layoffs en tu empresa. Estos son míos:

    Busca una red de apoyo emocional. Procura no aislarte durante este proceso, porque eso únicamente lo hará más difícil. Acércate con personas que sepas que tienen tu bienestar en mente, y que podrían apreciar las implicaciones de lo que significa pasar por una situación como esta. En mi caso, me apoyé con mi novia, dos amigos cercanos, y un puñado de personas dentro de la compañía. Aprecio que simplemente pasar por esto acompañado hizo que todo fuera un poco más sencillo para mí, por más desgastante que fue la experiencia en general.

    Asegúrate de tener una copia de cualquier evidencia que valide tus competencias, desempeño, o impacto en la empresa. Algo que como manager les digo a mis equipos, es que cualquier logro y aprendizaje que tengan dentro de la empresa es suyo: cuando ya no trabajen aquí, ese conocimiento, aprendizaje, orgullo, impacto se lo llevarán con ellos. De modo idealista, está muy padre. De manera práctica, necesitas una forma de comprobarlo. Mantén un diario de logros (o un brag document), y recopila retroalimentación constantemente de tus compañeros y tu manager. Estos deberías de tenerlos en un lugar que tú controles.

    Blíndate económicamente. No lo sé a ciencia cierta, pero puedo intuir que no la habría pasado con tanta angustia, si para este momento hubiera tenido un poco más de reservas de emergencia. Tal vez esté en lo incorrecto, y al pasar de nuevo por esta situación con más ahorros me sienta igual, o hasta peor — como dije arriba, creo que mi reto es cómo mi empleo moldea mi identidad. Además, el dinero también es un asunto emocional. Pero más vale prevenir.

    También le pedí a personas cercanas que aportaran sus perspectivas. Aquí están algunas de ellas:

    • Javier: Desde el punto de vista mental y emocional, soy mucho de reconocer que cada quien maneja estos procesos a su manera. Hay unos que necesitan tomarse tiempo de mental health, hay otros que mejor le dan al trabajo, otros usan actividades como ejercicio, leer, etc. Es muy importante saber qué es lo que te da ese centro, para poder recurrir a eso en momentos de crisis, y respetar el espacio de la gente que lo procesa de manera diferente.
    • Alex: Este es el momento de ser vulnerable, se vale llorar, gritar, golpear, blame, vent, etc. Si no permitimos que la emoción fluya, eventualmente nos va a explotar más tarde y va a ser más complicado. Escúchate, qué es lo que tú necesitas y sobre ello, hazlo, es el momento. Fortalecer o crear una red de apoyo con peers y hacer uso real de ella. Como manager, reconocer que la gente con la que trabajamos no es robot: que tenemos emociones y que de alguna u otra manera somos impactados. Lo comuniqué también con mi leadership, en este caso para dar visibilidad de no esperar la misma velocidad de trabajo de mi equipo, que la velocidad aminorará, que nuestros deadlines no serán alcanzados y serán empujados un poco más.

    ¿Qué sigue?

    Para como está la situación actual, creo que sería bastante ingenuo asumir que no se necesita estar preparado para un evento como este. Pero es difícil. En un mundo como en el que vivimos actualmente, el trabajo sigue ocupando una gran parte de nuestra vida. La idea — el prospecto — de perder algo a lo que le dedicas un tercio del tiempo que pasas despierto, es completamente abrumador.

    Además, como se mencionó arriba: cada quien lidia con esto como puede. No hay un playbook, o un set de pasos a cumplir para salir librado de una situación como esta. Lo laboral significa algo completamente diferente para cada quien: a algunos nos pega más que a otros. Así que creo que es responsabilidad de cada quien saber qué es lo que necesitamos para procesar el evento y metabolizar la experiencia.

    Finalmente, quiero aclarar que es prácticamente imposible capturar todo lo que pasa por nuestras mentes en situaciones como esta. Yo no tuve la oportunidad de reaccionar emocionalmente hasta que terminé de escribir este artículo, muchos días después: literalmente hice catarsis y me solté a llorar. Y fui de los afortunados que se quedaron — reconozco ese privilegio. Tan solo me puedo imaginar qué es lo que están pasando los que se fueron. A todos ellos, I’m here for you. ❤️

  • Cómo viví mi primer layoff: una montaña rusa de emociones

    Desde que comenzaron los rumores de que habría un layoff, hasta que recibimos la noticia de cuántas personas serían afectadas, pasaron aproximadamente 18 horas. Las 18 horas con más ansiedad que recuerdo vivido desde que inició la pandemia.

    Los layoffs son una realidad de la industria, sobre todo recientemente. Tan solo en 2023, 1,167 empresas de tecnología cortaron, en conjunto, a más de 250 000 personas.

    Me habían despedido de trabajos antes, pero un layoff pega diferente. Las ocasiones que me despidieron, por lo menos había una relación apreciable entre mi performance y la decisión de dejarme ir — claramente no lo estaba haciendo bien, y aunque no fue un momento agradable, pude entender el “por qué” y procesar mis emociones a través de ese lente.

    El prospecto de un layoff, en cambio, es que podrías no tener un empleo dentro de un par de horas, por factores que tú no tienes cómo controlar ni prever, y no puedes inferir qué futuro te espera. Es una moneda al aire.

    Hace poco me vi en la necesidad de enfrentar esta situación. Te quiero contar cómo lo viví, lo que aprendí de la experiencia, y darte algunos consejos de cómo sobrellevar la situación cuando te toque.

    Los rumores del layoff

    Los rumores de layoffs viajan rápido dentro de las empresas. Ya había terminado mi día de trabajo cuando por WhatsApp algunos compañeros me comentaron que sospechaban que al día siguiente sucedería uno.

    Comencé a hacer mi diligencia para intentar encontrar alguna confirmación oficial, pero no fue un esfuerzo muy productivo. Nadie sabía nada. Ni mi manager, ni su manager. Sin embargo, y sin entrar en detalles, varios factores apuntaban a que al día siguiente sucedería algo grande — y no pintaba bien.

    Después de un par de horas investigando sin tener más información que apuntara a algún lugar concreto, le dije a mi manager que me desconectaría y estaría al pendiente la mañana siguiente. Inmediatamente, fui con mi novia y le platiqué lo que estaba sucediendo. “Probablemente, haya un layoff mañana, y no sé si me va a tocar. Para que estés lista.”

    Intenté calmarme y distraerme. Fui al gimnasio, saqué a pasear a los perros. Para cuando me acosté, me sentía bastante tranquilo.

    Preparándome… por cualquier cosa

    A la 1  am, apenas un par de horas después de haberme ido a dormir, desperté de golpe, con palpitaciones. Estuve un poco menos de dos horas dando vueltas en la cama, imaginándome todos los posibles escenarios en los que me podría encontrar por la mañana. Hasta hice una lista mental de todas las personas que podría contactar en caso de que necesitara encontrar un nuevo empleo pronto.

    A las 3 am entendí que me iba a ser imposible dormir, así que me levanté. En la sala de mi departamento había una carga recién salida de la lavadora; me preparé un café, me puse mis audífonos y comencé a acomodarla. Luego desayuné, escuché otro podcast, vi una película y un documental, y a los primeros rayos de luz de la mañana salí a caminar con uno de mis perros.

    Cuando decidí que tenía que prepararme para lo que fuera a venir, lo primero que hice fue asumir que sucedería lo peor: me quedaría sin empleo ese día.

    Descargué mis recibos de nómina, en caso de que necesitara hacer algún trámite. También exporté mis performance reviews de los últimos dos años para sustanciar mi CV en caso de que tuviera que aplicar a nuevas vacantes pronto. Además, respaldé cualquier información personal que pudiera tener en mi computadora de trabajo en un disco duro externo.

    Una noticia importante sobre la empresa

    Tanto se ha escuchado en la industria de cómo las empresas ejecutan sus layoffs, que más o menos ya sabes qué esperar: por la mañana te va a llegar una invitación a una llamada con el CEO, donde se va a compartir “una noticia importante sobre la empresa”, e inmediatamente después te va a llegar un correo con más información.

    Eso fue justamente lo que sucedió.

    A las 8 am, cuando llegó una invitación para una llamada a las 10, mi computadora de trabajo estaba lista para ser devuelta prácticamente como nueva, en caso de ser necesario.

    Media hora antes del comunicado oficial, platiqué con uno de mis mentores — que también fue mi manager antes, y ahora es más un amigo — y, por 30 minutos, hablamos de viajes, playas, vacaciones y hoteles. Aunque sabíamos que activamente estábamos intentando distraernos para no pensar en lo que vendría pronto, nos seguimos mutuamente la corriente. Y tuvo éxito. 2 minutos antes de las 10, nos deseamos suerte, y cambiamos de llamada.

    El layoff

    Para las 10:15 am ya tenía la claridad que ansiaba tener. Sí, habría un layoff que impactaría a más del 10 % de la compañía. Pero yo no estaba dentro de la lista de personas afectadas.

    Las siguientes horas fueron una combinación extraña de sentimientos y emociones. Primero el alivio de aún tener empleo, luego la ansiedad de saber quién ya no, y la incertidumbre de qué significaría eso para los que nos quedamos. Luego, vino el ejercicio medio tétrico de revisar uno por uno los canales de Slack que frecuentaba, tratando de identificar quién simplemente no tenía Slack abierto, y quién ya no tenía acceso.

    Poco a poco, nombres familiares fueron apareciendo en LinkedIn compartiendo la noticia.

    Para el final del día, y después de múltiples llamadas con el equipo de liderazgo, donde se nos dio más claridad sobre lo que vendría después, fue cuando por fin empecé a entender las implicaciones de lo que había pasado.

    Me fui a dormir a las 5 pm.

    Lo que aprendí

    Todos tenemos una idea de cómo reaccionaríamos ante una mala noticia. Recientemente, aprendí que la que yo tenía no estaba para nada cercana a la realidad. El fenómeno psicológico de intentar anticipar cómo nos va a afectar emocionalmente una situación en el futuro se llama Affective Forecasting, y es uno de los puntos ciegos más grandes que sufrimos los humanos.

    Si hace un mes me hubieras preguntado cómo me afectaría emocionalmente sobrevivir un layoff, te hubiera respondido que sí, habría estado triste, pero no sería para tanto. Hoy te puedo decir, habiendo vivido exactamente eso, que no pude estar más en lo incorrecto.

    Lo que anticipaba simplemente como tristeza, es en realidad un cóctel, que viene y va, de frustración, incertidumbre, nerviosismo, pena, duelo, agobio, desesperación; mezclado con felicidad, agradecimiento, orgullo y optimismo. Y sí, sí fue para tanto.

    En retrospectiva, esta experiencia hizo darme cuenta de dos cosas. Primero, que me gusta mi trabajo, me siento capaz y contento con lo que hago, y me dolería perder la oportunidad de colaborar con las personas que tengo a mi alrededor. Bien dicen que uno nunca sabe lo que tiene hasta que lo pierde. En mi caso, el mero prospecto de poder perder mi empleo me detonó un ataque de ansiedad que me transportó a esos primeros meses de pandemia — horrible.

    Segundo, y más importante: que aún me queda mucho trabajo personal por hacer para continuar separando mi identidad personal de mi situación laboral. Entiendo que perder algo que valoras debería de provocarte una reacción — somos humanos, después de todo. Pero, personalmente, aspiro a desligar mi valor como persona de algo que en cualquier momento podría perder, incluso por factores externos y sin tener la más mínima injerencia. En esta ocasión, más que simplemente perder mi empleo, vi mi valor personal — relaciones, ego, status — directamente en riesgo.

    Consejos para sobrellevar el prospecto de un layoff

    Para cuando los rumores comiencen en tu compañía, puede ser demasiado tarde. Y probablemente entres en el mismo ciclo mental que yo, y todos con los que platiqué mientras sucedía, entramos recientemente: pánico, miedo, ansiedad, duelo anticipado.

    Pero si de algo sirve, aquí te dejo algunos consejos para sobrellevar el prospecto de layoffs en tu empresa. Estos son míos:

    Busca una red de apoyo emocional. Procura no aislarte durante este proceso, porque eso únicamente lo hará más difícil. Acércate con personas que sepas que tienen tu bienestar en mente, y que podrían apreciar las implicaciones de lo que significa pasar por una situación como esta. En mi caso, me apoyé con mi novia, dos amigos cercanos, y un puñado de personas dentro de la compañía. Aprecio que simplemente pasar por esto acompañado hizo que todo fuera un poco más sencillo para mí, por más desgastante que fue la experiencia en general.

    Asegúrate de tener una copia de cualquier evidencia que valide tus competencias, desempeño, o impacto en la empresa. Algo que como manager les digo a mis equipos, es que cualquier logro y aprendizaje que tengan dentro de la empresa es suyo: cuando ya no trabajen aquí, ese conocimiento, aprendizaje, orgullo, impacto se lo llevarán con ellos. De modo idealista, está muy padre. De manera práctica, necesitas una forma de comprobarlo. Mantén un diario de logros (o un brag document), y recopila retroalimentación constantemente de tus compañeros y tu manager. Estos deberías de tenerlos en un lugar que tú controles.

    Blíndate económicamente. No lo sé a ciencia cierta, pero puedo intuir que no la habría pasado con tanta angustia, si para este momento hubiera tenido un poco más de reservas de emergencia. Tal vez esté en lo incorrecto, y al pasar de nuevo por esta situación con más ahorros me sienta igual, o hasta peor — como dije arriba, creo que mi reto es cómo mi empleo moldea mi identidad. Además, el dinero también es un asunto emocional. Pero más vale prevenir.

    También le pedí a personas cercanas que aportaran sus perspectivas. Aquí están algunas de ellas:

    • Javier: Desde el punto de vista mental y emocional, soy mucho de reconocer que cada quien maneja estos procesos a su manera. Hay unos que necesitan tomarse tiempo de mental health, hay otros que mejor le dan al trabajo, otros usan actividades como ejercicio, leer, etc. Es muy importante saber qué es lo que te da ese centro, para poder recurrir a eso en momentos de crisis, y respetar el espacio de la gente que lo procesa de manera diferente.
    • Alex: Este es el momento de ser vulnerable, se vale llorar, gritar, golpear, blame, vent, etc. Si no permitimos que la emoción fluya, eventualmente nos va a explotar más tarde y va a ser más complicado. Escúchate, qué es lo que tú necesitas y sobre ello, hazlo, es el momento. Fortalecer o crear una red de apoyo con peers y hacer uso real de ella. Como manager, reconocer que la gente con la que trabajamos no es robot: que tenemos emociones y que de alguna u otra manera somos impactados. Lo comuniqué también con mi leadership, en este caso para dar visibilidad de no esperar la misma velocidad de trabajo de mi equipo, que la velocidad aminorará, que nuestros deadlines no serán alcanzados y serán empujados un poco más.

    ¿Qué sigue?

    Para como está la situación actual, creo que sería bastante ingenuo asumir que no se necesita estar preparado para un evento como este. Pero es difícil. En un mundo como en el que vivimos actualmente, el trabajo sigue ocupando una gran parte de nuestra vida. La idea — el prospecto — de perder algo a lo que le dedicas un tercio del tiempo que pasas despierto, es completamente abrumador.

    Además, como se mencionó arriba: cada quien lidia con esto como puede. No hay un playbook, o un set de pasos a cumplir para salir librado de una situación como esta. Lo laboral significa algo completamente diferente para cada quien: a algunos nos pega más que a otros. Así que creo que es responsabilidad de cada quien saber qué es lo que necesitamos para procesar el evento y metabolizar la experiencia.

    Finalmente, quiero aclarar que es prácticamente imposible capturar todo lo que pasa por nuestras mentes en situaciones como esta. Yo no tuve la oportunidad de reaccionar emocionalmente hasta que terminé de escribir este artículo, muchos días después: literalmente hice catarsis y me solté a llorar. Y fui de los afortunados que se quedaron — reconozco ese privilegio. Tan solo me puedo imaginar qué es lo que están pasando los que se fueron. A todos ellos, I’m here for you. ❤️

  • Por qué el standup meeting no funciona en tu equipo

    El standup meeting (o daily meeting) es una práctica común en la industria del software. Los miembros de un equipo exponen avances en su trabajo, usualmente respondiendo las siguientes preguntas: ¿qué hiciste ayer? ¿Qué vas a hacer hoy? ¿En qué estás atorado?

    La intención es integrar al equipo, revisar progreso, y desbloquear posibles trabas en el flujo de trabajo. Lo que realmente sucede es que entras a la llamada, pero únicamente pones atención cuando escuchas tu nombre, y durante el tiempo que te toca hablar. Fuera de eso, lo que dijeron tus compañeros te pasó de largo, y saliste de la llamada sin haber aprendido más de lo que ya sabías.

    ¿Te suena? A continuación quiero exponer algunos factores que tal vez no habías considerado, pero que están influenciando la forma en que tu equipo colabora. Al final, te comparto algunas preguntas para ponderar.

    El standup meeting en empresas que se dedican a terminar tareas

    Para una empresa que se dedica a terminar tareas, como una consultora, es tan importante cumplir con el plazo que le prometió a su cliente, que casi seguro el equipo va a tener un Project Manager asignado. Y seguro va a estar presente en el standup meeting.

    El PM, como tiene que reportar progreso, es el único presente y atento durante la duración completa de la llamada, mientras todos los demás se van pasando la batuta de la atención y presencia cada vez que les toca hablar — y únicamente cuando les toca hablar.

    Entras, esperas 10 minutos a que tus compañeros den su reporte de estado; cuando es tu turno, prendes tu micrófono y tu cámara, recitas lo tuyo, y vuelves a lo que hubieras preferido no dejar de hacer en primer lugar.

    De acuerdo con el PMBOK, el standup meeting es “una llamada colaborativa corta, en la que el equipo revisa progreso del día previo, declara intenciones para el día en curso, y resalta los obstáculos encontrados o anticipados”.  En realidad, cuando el standup meeting sucede en servicio de una sola persona, rara vez es corta o colaborativa.

    El rol del Project Manager en todo esto

    El standup meeting que más se practica en la industria es en servicio del PM, no del equipo.

    Desafortunadamente, el PM suele ser una figura contenciosa ante el equipo de desarrollo. Muchos desarrolladores ven a su PM no como un aliado, sino como un antagonista externo al equipo que pone los intereses de todos los demás — el cliente, finanzas, ventas — antes que el del equipo de desarrollo. No es respetado, sino temido. Y en algunos casos, hasta resentido.

    Ahora observa la dinámica del standup meeting a través de este lente. Si el único que realmente se beneficia de tener esa llamada es el PM, con todas las connotaciones antes mencionadas, no es de sorprenderse que tú y tu equipo vean esto como una enorme pérdida de tiempo. ¿Qué ganaste habiendo atendido esa llamada, y por qué le tienes que rendir cuentas a alguien externo?

    Este sentimiento de frustración puede crecer lentamente en el resto del equipo, hasta convertirse en un problema de desgaste crónico: burnout.

    Afortunadamente, la apreciación de la figura del PM es algo que se puede mejorar: si el PM busca maneras de integrarse más en el equipo, y demuestra que sí tiene sus intereses en mente; y si el resto del equipo amplía un poco sus perspectivas para entender los incentivos de la empresa que hacen que el PM se comporte de esa manera.

    Requiere tiempo, dedicación, e intención. Pero se puede.

    El standup meeting en empresas de producto

    Empresas que se dedican a resolver problemas (usualmente empresas de producto), en algunos casos, también se comportan como consultoras: optimizando para la finalización de tareas. Siguen los mismos patrones organizacionales que las consultoras (un PM por equipo, con standup meetings y Scrum), sin darse cuenta de que los incentivos bajo los cuales están operando son fundamentalmente incompatibles con cómo están organizadas.

    Desarrollar soluciones robustas es una labor altamente matizada y dependiente de contexto. Así que es probable que por varios días seguidos la contribución de alguien en el standup meeting será algo como “sigo investigando lo mismo de ayer”; las reuniones dedicadas a realmente avanzar la solución del problema involucran personas con el contexto necesario para apreciar los matices del problema.

    Rara vez, todo el equipo tiene algo que aportar ahí.

    ¿Entonces los equipos de producto no deberían de tener standup meeting?

    No quiero decir que los equipos de producto no deberían de tener llamadas para sincronizarse o colaborar. Quiero resaltar que seguir un formato y cadencia de llamada que dicta el libro de Project Management, sin considerar las implicaciones y necesidades del equipo, es una mala idea.

    En los equipos de producto más exitosos en los que he tenido el privilegio de participar como desarrollador no teníamos standup meetings diarios. Teníamos llamadas semanales donde se comentaban las cosas más importantes a nivel estrategia del producto: ¿qué hito estamos cerca de cumplir? ¿Quiénes se podrían ver afectados? ¿Tenemos los planes de lanzamiento listos?

    Como Engineering Manager, he traído esa práctica a mis equipos con un alto nivel de éxito. Los miembros del equipo se sienten con la autonomía y confianza de ejercer su juicio y sentido de agencia para comunicar lo que crean pertinente, sin forzar una estructura ante el equipo. Dejamos espacio para que sean las necesidades del equipo definir nuestras dinámicas.

    Por otro lado, trabajar en una empresa de producto que opera como consultora, de la manera más cuadrada posible, fue una de las experiencias profesionales más frustrantes y desmoralizantes de mi carrera.

    ¿Cómo hacer que los standup meetings sean útiles y aporten al avance de las iniciativas?

    Los standup meetings se usan sin realmente saber en servicio de quién — o qué — estamos teniendo la llamada. Y esto es un problema

    Así como cualquier framework en tu lenguaje de programación favorito, al momento de elegir alguna metodología de trabajo tienes que tener claro 1) qué problema estás intentando resolver, y 2) si realmente es un problema en primer lugar.

    Aquí te dejo algunas preguntas para ponderar. Si eres gerente, manager o director de la empresa:

    • ¿Cuáles son los incentivos de la empresa: terminar tareas, o resolver problemas?
    • ¿Está mi organización alineada de manera correcta con esos incentivos, o estoy queriendo forzar la metodología de trabajo?
    • ¿Los incentivos que influencian nuestra metodología de trabajo son los correctos?
    • ¿Cómo podemos balancear la relación del PM, en caso de que haya uno, con el equipo de desarrollo, y viceversa?

    Si eres desarrollador:

    • ¿Cómo puedo mantener al PM al tanto del progreso de mi trabajo sin necesidad de usar el standup meeting?
    • ¿Cómo puedo ser más proactivo en mi comunicación para que el PM no sienta que le estoy ocultando información?
    • Meta: ¿qué preguntas le puedo hacer a mi PM sobre su trabajo, para entender sus motivaciones y el contexto en el que él o ella tienen que ejecutar?

    Si eres Project Manager:

    • ¿Cómo puedo hacerle saber al equipo que mi trabajo es darle visibilidad y estructura al suyo?
    • ¿Qué puedo hacer para integrarme más al equipo y que no se me vea como un intruso que solamente llega a pedir cuentas?
  • Cómo identificar la experiencia en otros ingenieros

    ¿Cómo saber que alguien no tiene mucha experiencia haciendo lo que hace? Porque constantemente está subestimando el esfuerzo o la complejidad de las cosas que quiere hacer.

    Algunas frases características de alguien nuevo haciendo software:

    • Yo podría hacer este sistema completo en un fin de semana si me lo propusiera.
    • Esta solución es estúpida, hay una manera más óptima de hacerlo.
    • Mañana queda, solo hace falta implementar los manejadores de errores.
    • ¿Por qué decidieron usar esta tecnología habiendo una más nueva?
    • Si yo estuviera a cargo, nunca habría elegido esa plataforma. Hay opciones mucho más escalables y con mejor soporte.

    Una marca infalible para identificar que alguien tiene experiencia haciendo lo que hace — sobre todo si eso es software — es que aprecia que todo sistema se puede romper o fallar, dependiendo del contexto en el que está desarrollada la solución. Se aproxima al problema con un sentido de curiosidad, no de juicio, para entender por qué se tomaron las decisiones que se tomaron, y el contexto dentro del cual se diseñó la solución.

    La experiencia informa sus estimaciones y proyecciones de éxito. Hace espacio para tomar en cuenta cómo se debería de comportar la solución cuando pase “lo que no debería de poder pasar”.

    Mientras más experiencia adquieres en la industria del software, más logras apreciar que no existen soluciones perfectas: únicamente existen soluciones para las cuales todavía no se encuentran deficiencias.

    Por algo se dice que el único trabajo de un Ingeniero Senior, es decir, “depende”.

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