• Cómo comencé a sanar mi relación con el dinero, y mejoré mis finanzas personales

    Hablemos de dinero. Particularmente, desde la perspectiva de cómo es que logré sanar mi relación con él, y así, mis finanzas personales.

    Pero primero, un poco de mi historia personal para contextualizar: en 2009 comencé a trabajar como desarrollador de Software. Durante los años que siguieron, la industria para la que trabajaba pasó por una época de bonanza de las que se ven solo una vez en la vida. Dupliqué mi sueldo año con año, por 4 o 5 años consecutivos. Me estaba yendo muy bien, pero por más dinero que hubiera en mi cuenta, sentía que nunca era suficiente. No estaba contento, ni sentía que lo disfrutaba más. Por mucho tiempo, la estrategia que seguí fue buscar ganar más — la lógica siendo que el problema de que me sintiera así es que no tenía suficiente.

    Pero mientras más ganaba, más frustrado estaba. ¿Por qué no me siento mejor si gano más que hace un año? ¿Por qué el número que creí me resolvería todos los problemas, y que ahora veo en mi cuenta de banco, me hace sentir mal? 

    A mediados de 2021, me di cuenta que tenía que cambiar la estrategia. Buscar simplemente ganar más no era la solución, y para ese entonces ya tenía 3 o 4 años de experiencia consciente respaldando esa idea.

    Entendí que lo que tenía que sanar era mi relación con el dinero, no la cantidad que tenía disponible.

    Mi relación con el dinero era circunstancial

    Las personas que trabajamos con software somos extremadamente afortunadas. Nuestras habilidades nos han puesto en posiciones privilegiadas donde, podemos asumir — o casi garantizar — que tendremos acceso a sueldos por mucho más altos que los del ciudadano promedio.

    De acuerdo con Glassdoor, el sueldo base promedio para un desarrollador de software en México ronda los $51,000 MXN mensuales (o un poco más de $600,000 MXN al año). Esta cifra no contempla otros tipos de compensación, como bonos de rendimiento y RSUs, que harían que la cifra real estuviera más cerca o sobre el millón de pesos anuales. Mientras tanto, datos oficiales de gobierno dicen que, durante el segundo trimestre de 2023, el sueldo promedio para profesionistas y técnicos en México fue de $7,300 MXN mensuales — o casi siete veces menos que un desarrollador de software.

    Con esta disparidad en mente, es evidente que las personas que trabajamos en software tenemos una ventaja significativa en la economía actual. Pero con este privilegio también viene una responsabilidad. La industria nos ha brindado un poder económico y una estabilidad que muchos otros no tienen, y es crucial reconocerlo y actuar con la seriedad y conciencia que se merece.

    Y te preguntarás… ¿si trabajar en software es tan redituable, cómo es que necesitaste sanar tu relación con el dinero? ¿No se trata simplemente de tener más? 

    ¡No! El dinero, he aprendido, es un tema emocional, no de números.

    El problema con el discurso usual sobre finanzas personales

    Si buscas “finanzas personales” en Google o YouTube, te van a salir cientos de miles de resultados. La gran mayoría de ellos te van a querer vender cómo maximizar tu dinero. Te van a sugerir instrumentos de inversión, y hacks para hacer que pagues menos impuestos. Números.

    Pero casi nadie te va a decir que para tener una buena relación con el dinero, y así finanzas personales sanas, necesitas entender qué significa el dinero para ti.

    Por ejemplo…

    • ¿Escuchaste a tus papás hablar de dinero? ¿Era una energía positiva o negativa?
    • ¿Con qué ideas sobre el dinero creciste sin darte cuenta, por como veías que las personas al rededor de ti se comportaban?
    • ¿Alguna vez pasaste por una situación traumática que coloreó cómo te sentías con respecto al dinero por el resto de tu vida?

    O peor aún… ¿era el dinero un tema tabú en tu casa, del cual no se hablaba?

    Ganarle en la matemática no te va a servir de nada si no entiendes primero por qué tu relación con el dinero es como es. Yo lo experimenté en carne propia. Es cansado, frustrante, y una carrera que no se puede ganar.

    Sanar mi relación con el dinero, y mejorar mis finanzas personales, requirió enfrentar la realidad

    Cuando comencé a ganar lo que yo consideraba “un buen sueldo”, allá por 2015, decidí que era hora de sumergirme en el mundo de las inversiones. Devoré un par de libros sobre finanzas, y me compré algunos cursos que, por un rato, me hicieron creer que ya estaba capacitado para manejar mi dinero. Pero esa sensación de competencia no duró mucho.

    Unos años después había multiplicado mi sueldo unas cuatro veces. A pesar de esto, sentía que el dinero se esfumaba aún más rápido, y mi percepción general sobre mi situación financiera era más negativa que cuando inicié a ponerle atención a esta área de mi vida.

    Por un tiempo seguí utilizando la misma estrategia de finanzas personales que había estado empleando hasta ese momento: buscar la manera de incrementar mi ingreso. Suponía que mi situación mejoraría con el siguiente aumento de sueldo. “Cuando por fin gane $50,000 al mes, ya no tendré estos problemas. No, cuando gane 60. No, 80.”.

    En 2021, en plena pandemia, tuve una realización. Me di cuenta que una vez más me había comprometido financieramente por un impulso, sin pensar en las consecuencias. “Ya encontraré cómo lo resuelvo”, recuerdo haber pensado. Pero esta vez, algo me dijo que era momento de cambiar. No puedes seguir haciendo esto. 

    La mejor forma de predecir comportamiento futuro es observando comportamiento pasado. Así que decidí darle una buena revisada a cómo me venía comportando con el dinero, y puse manos a la obra. Había que cambiar muchas cosas.

    Lo que hice para comenzar a sanar mi relación con el dinero

    Decidí cambiar la forma en que estaba pensando resolver mi problema.

    Cambiar las tácticas por una visión más holística de la situación. Lo que tenía bastante claro es que no sabía por qué, aunque cada vez ganaba más dinero, no me sentía mejor, más completo o más feliz. Muchas veces, era al contrario.

    En mi caso, después de hablar con un par de asesores de finanzas personales, leer muchos libros, e intentar “descifrar el código”, entendí que lo que tuve que haber hecho era buscar cómo sanar mi relación con el dinero, y no elegir el vehículo de inversión que me diera mejor rendimiento.

    Entendí que el problema no que no tuviera dinero, sino cómo ver lo mucho o poco que tenía positivamente. Mis experiencias pasadas, y la educación familiar sobre el dinero me dieron una perspectiva sesgada, impidiendo que lo disfrutara o me sintiera satisfecho con él.

    Entendí que estaba intentando resolver un problema emocional y psicológico con tácticas, lógica y matemáticas.

    Esto se manifiesta de manera diferente para cada uno, por supuesto. Pero te invito a reflexionar. ¿Qué narrativas e ideas con las que creciste pueden estar jugándote en tu contra? ¿Qué frases sobre el dinero creciste escuchando que ahora, sin darte cuenta, están interfiriendo con tu salud financiera?

    Los recursos que me ayudaron a sanar mi relación con el dinero

    Aquí te comparto los recursos que me ayudaron (y me siguen ayudando) a mejorar y mantener una relación positiva con el dinero, lo que da como resultado finanzas personales más sanas. Están en el orden sugerido de lectura.

    Empecé leyendo The Psychology of Money de Morgan Housel. Si es tu primer acercamiento al mundo de las finanzas personales, y trabajas en esta industria, ese libro te ayudará a ganar un poco más de perspectiva sobre qué realmente significa invertir, más allá de tácticas, mercados, cuál es el “mejor instrumento”, etc. En este libro, Morgan Housel también habla sobre el aspecto social y psicológico que el dinero juega en nuestras vidas y sociedad.

    No desaproveches la oportunidad de iniciar sin vicios, malas experiencias, habiendo intentado “ganarle al mercado”, etc. Lo he leído por lo menos 3 veces durante los últimos dos años, y cada vez encuentro pasajes que me resuenan de maneras diferentes.

    El autor recientemente empezó un pódcast donde explora estos temas de manera más detallada. Te recomiendo comenzar con estos episodios:

    Define tu propia versión del éxito

    También leí Die With Zero de Bill Perkins para terminar de asentar el punto de que para tener “éxito en las inversiones”, primero tienes que definir qué significa ese éxito para ti. (Spoiler alert: no es una cantidad de ceros en el banco) Este libro toca temas un poco más profundos y filosóficos, como la muerte, el legado que quieres dejar en la tierra, y el factor que juega el ego en la toma de decisiones financieras. El argumento del autor es bastante claro aquí, deberías de optimizar tu vida para que cuando mueras, tu cuenta de banco esté en ceros. Interesante

    Si esta lectura se te hace muy rebuscada, o toca temas difíciles de digerir para ti, te recomiendo como alternativa que leas Your Money or Your Life. Este libro es un poco más táctico, pero la esencia de la idea principal está muy alineada a Die With Zero.

    Una vez que tenía mi visión clara, volví a la estrategia

    Finalmente, para definir las tácticas que realmente me funcionarían, me devoré el contenido de Ramit Sethi, en I Will Teach You to Be Rich. De manera práctica, las ideas de Ramit me ayudaron a salir de deudas, y comenzar a usar mi dinero de manera que me sintiera feliz, cómodo, y seguro. Actualmente, soy parte de su comunidad en línea, tomo las llamadas con él todos los meses, y participo en el canal de Slack.

    Las ideas sobre finanzas personales de Ramit pueden ser poco ortodoxas o hasta parecer contrarias de primera impresión, pero resonaron mucho conmigo y realmente fueron las únicas que me ayudaron a reconfigurar mis tácticas y estrategias financieras. Si quieres primero dar una probada de la filosofía de Ramit antes de comprar leer el libro, puedes ver su conferencia en Google (43 min), una de sus entrevistas con Tim Ferriss (1:27), o su show en Netflix (8 episodios de ~1 h).

    Ramit también tiene un pódcast donde entrevista a parejas y les ayuda con sus problemas de dinero. Es prácticamente terapia de pareja al rededor del dinero, en vivo. Se van bastante profundo.

    Todos estos libros los he comprado y regalado varias veces a mis amigos cercanos. Y planeo seguir haciéndolo. Actualmente, en mi librero tengo varias copias de cada uno, listos para ser entregados en un abrir y cerrar de ojos a alguien que crea le pueden servir.

    Buscar ganar un porcentaje extra no va a hacer una diferencia real en tu vida si primero no sanas tu relación con el dinero.

    Por lo menos esa fue mi experiencia. Y si las charlas que he tenido con otras personas son indicador de algo, considero que muchas personas en esta industria estamos en la misma situación. Pero nos cuesta trabajo (o nos da pena) aceptarlo.

    Para resumir, mi recomendación es que primero trabajes en sentirte más segura de que tu relación con el dinero está sana, que entiendes por qué y para qué estás invirtiendo (más allá de agregarle ceros a tu valor neto).

    Ya que tengas eso claro, todo lo demás es aritmética básica. Ahora sí, enfócate en instrumentos, estrategias, etc. Si lo haces al revés y primero te metes a entender la mecánica de la inversión, puede que te encuentres en una situación como alguna de las personas que entrevista Ramit en su pódcast, que tienen 8 millones de dólares en el banco, pero como nomás acumularon sin un propósito, siguen batallando por comprar fruta orgánica porque cuesta 3 dólares más.

  • Cómo aprendí a separar mi identidad de mi empleo

    Terminé mi onsite para un rol de ingeniería en Airbnb, confiando en que las habilidades que demostré durante las entrevistas me perfilaban como un buen candidato. La charla que tuve al final con quien sería mi manager me dejó con la expectativa de que recibiría una oferta pronto. No sabía que estaba a punto de enfrentarme con una crisis de identidad.

    Di un paso fuera del hermoso lobby de 888 Brannan St. no sin antes tomar un par de fotos.

    Para cuando mi segundo pie terminó de apoyarse en la acera afuera de la oficina, en vez de sentirme emocionado por la idea (por más vaga que fuera) de que pronto podría trabajar Airbnb — una empresa con alcance global, cuyo producto usaba, y equipo admiraba —, me sentí desanimado y sin ganas de hacerlo.

    Inmediatamente después, un abrumador sentimiento de peligro me envolvió. Un ataque de ansiedad — justo ahí, a unos pasos de las oficinas de las que acababa de salir. Corrí al departamento que la empresa había reservado para mí a tan solo unas calles de distancia, y me intenté calmar como pude. No sabía lo que estaba pasando, pero se sentía real, peligroso, y con consecuencias graves que no lograba dimensionar.

    Una serie de eventos en mi vida personal (que probablemente sean relevantes, pero no para esta publicación) hicieron que eventualmente volviera a buscar ayuda terapéutica. Así fue como, 6 meses después de ese ataque de ansiedad, afuera de las oficinas de Airbnb, y en plena pandemia, encontré a Francisco, mi terapeuta, y comencé, poco a poco, a entender lo que me había pasado — y su origen.


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    Mi crisis de identidad

    Lo que me pasó afuera de las oficinas de Airbnb puso en movimiento una serie de cambios radicales en mi vida. Durante este proceso de años, acompañado de Francisco, fui entendiendo poco a poco que lo que me detonó aquel ataque de ansiedad fue una crisis de identidad.

    Cuando entrevisté para Airbnb, llevaba un poco más de una década escribiendo código para la plataforma iOS. Cuando inicié, en 2009, la industria del desarrollo móvil estaba explotando. Todas las empresas querían tener aplicaciones móviles, y estaban dispuestas a pagar un prémium por talento. Además, gracias a que la barrera de entrada para desarrollar iOS era más alta, no había tanta competencia. Era lo que se conoce como un mercado de candidatos.

    Además, en la ciudad en que yo vivía había muy pocas personas haciendo lo mismo que yo. A mi ego le gustaba esto.

    Al salir de las oficinas de Airbnb, y darme cuenta de que una parte de mi subconsciente estaba seriamente considerando dejar de programar y dedicarme a otra cosa, mi identidad se vio directamente amenazada. Iba a dejar de ser “Oscar Swanros: iOS Engineer”. ¿Quién sería, si no era uno de los pocos ingenieros iOS en Colima que trabajaba remoto para startups de San Francisco y Europa?

    A mi ego no le gustó esto, y me hizo correr a refugiarme al departamento a unas cuadras del HQ de Airbnb, haciéndome creer que algo muy malo estaba por pasar.

    Las etapas del desarrollo humano de Erik Erikson

    Erik Erikson era un psicoanalista danés que en 1950, en su libro Childhood and Society, definió 8 etapas de desarrollo humano. De acuerdo a Erikson, todas las personas pasamos por una serie de etapas que nos presentan una problemática a resolver, y nuestra personalidad se forma a través de la victoria o derrota en cada una de ellas.

    Curiosamente, fue Erikson también quien acuñó la frase “crisis de identidad”.

    La propuesta de Erikson asocia, generalmente, cada etapa del desarrollo humano con un rango de edades:

    Las crisis de identidad por trabajo explicadas por las etapas de desarrollo de Erik Erikson
    Etapas del Desarrollo Erik Erikson

    Erikson dice en su teoría del desarrollo humano que fallar el reto de cada una de las etapas hace que tener éxito en las etapas subsecuentes sea más complicado. Pero también dice que es posible resanar etapas pasadas en un futuro, si se hace el trabajo necesario.

    La etapa 5, que se desarrolla entre los 12 y los 18 años, presenta la problemática de definir tu identidad personal o vivir en confusión por el resto de tu vida. Curiosamente, es al rededor de estas edades que muchos decidimos las carreras que queremos estudiar, e incursionamos en nuestras industrias.

    Mi identidad como Oscar Swanros: iOS Engineer se creó y comenzó a echar raíces por ahí de 2009, a mis 16 o 17 años. Decidí que quería escribir código para el iPhone, y todas las decisiones que tomé a partir de ese momento partieron de esa premisa.

    La influencia del ambiente en tu identidad personal

    Las decisiones que tomamos en nuestra adolescencia se terminan convirtiendo en parte de quienes somos. A veces de maneras explícitas, pero sutiles.

    Si estudiaste una ingeniería, por ejemplo, seguro en tu grupo del salón no faltaron los memes, chistes y comparaciones de por qué los ingenieros son mejores que los licenciados. En su momento puedes no prestarle importancia a ese mensaje, pero inconscientemente estás cimentando más y más la noción de que alguien como tú pertenece a un grupo selecto, y que hacer cosas “que puede hacer un licenciado” va en contra de quién eres.

    Retar tu identidad también puede presentar un cambio de estatus socioeconómico, y de cómo te perciben las personas que te rodean.

    En esencia, una crisis de identidad no solamente te obliga a explorar quién eres y por qué haces lo que haces. Además, te obliga a poner todos estos cambios en contexto del ambiente en el que estás acostumbrado a desenvolverte.

    No solo es encontrarte a ti mismo de nuevo. Es encontrar un nuevo lugar en donde encajas.

    Pasar por una crisis de identidad es más común de lo que crees

    Es normal creer que eres la única persona que estás pasando por esto. Nadie te culparía por sentir vergüenza al hablar de esto. La sociedad en la que vivimos no nos ha acostumbrado a hablar de estas cosas de manera abierta.

    Pero una crisis de identidad es un problema tan común y prevalente que ha sido usado incontables veces como tema a tratar en películas, series, y medios en la cultura popular.

    Hal, el papá de Malcolm, dejó su empleo para convertirse en pintor. Walter White, curiosamente interpretado por el mismo actor, dejó su trabajo como maestro de química en una preparatoria para convertirse en narcotraficante.

    Todas las películas de Matrix se tratan de Thomas Anderson lidiando con esto.

    Misma historia para Moana, Elsa de Frozen, Mulán, y hasta Woody en Toy Story.

    Así que no: no eres la primera persona que pasa por esto, ni serás la última.

    ¿Qué se hace ante una situación así, entonces? Te quiero compartir el framework que me ha funcionado durante los últimos años para hacer las pases con quien soy poco a poco, para que logres desenmarañar tu situación.

    Solo una advertencia: no va a suceder de la noche a la mañana. Yo llevo en este proceso 4 años, y contando.

    Paso 0: Haz las pases con tus circunstancias

    Dependiendo de la etapa de la vida en la que estés, puede ser que tengas más o menos oportunidades de retar y cambiar la identidad que adoptaste.

    Si llevas poco tiempo en tu industria para cuando te diste cuenta de que ya no te motiva programar, será mucho más sencillo que cambies tu dirección de carrera. En la etapa de la vida en la que aún estás intentando definir tu identidad, cambiar de camino es algo esperado y será un proceso natural.

    Pero si estás en tu etapa Generativa (la 7 de 8), y es ahí cuando comienzas a cuestionarte tu identidad, te vas a enfrentar a un reto mucho más grande. Puede ser que tengas una familia o responsabilidades más fuertes, donde cualquier decisión que tomes va a tener un impacto directo en otras personas.

    Independientemente de esto, ante una crisis de identidad, lo primero que tienes que hacer es aceptar las circunstancias.

    La Oración de la Serenidad captura perfectamente lo que hay que hacer: buscar la serenidad para aceptar las cosas que no puedes cambiar, obtener el valor para cambiar aquellas que sí, y procurar la sabiduría para reconocer la diferencia.

    Opción 1: Explora otros aspectos de tu trabajo

    Morgan Housel explica que los humanos estamos calibrados para buscar estatus, no felicidad. Si tu identidad y estatus están ligados al código que escribes (o lo que sea tu craft), puede ser que estés peleando una batalla que ya está perdida.

    Hoy en día, no solo estás compitiendo contra personas recientemente despedidas de Google, Amazon, y Meta. También estás compitiendo con la IA que cada vez es más eficiente, creando texto, código, imágenes — y hasta videos —, cada vez con mayores matices de entendimiento.

    Buscar activamente dejar de depender de tu craft para obtener un sentido de identidad en tu trabajo puede abrirte nuevas oportunidades. Aquí algunas pautas para que reflexiones:

    • Si trabajas desarrollando software, en lugar de enfocarte en el código que escribes, enfocarte en los problemas que resuelves y cómo estos benefician a tus usuarios.
    • Podrías buscar otras áreas del negocio, o de la industria en la que trabajes, que te motiven a aprender otras cosas nuevas y explorar fuera de tu zona de confort desde un deseo de crecimiento.
    • También siempre existe la posibilidad de que ayudes a las personas que vienen detrás de ti a que no cometan los mismos errores que tú. ¿Cómo podrías involucrarte más en el crecimiento profesional de las personas con menos experiencia que tú? ¿Podrías convertirte en mentor de alguna de ellas?

    Opción 2: Explora fuera de tu trabajo

    Puede sonar trillado, pero tener hobbies y actividades, y hasta responsabilidades, fuera de mi trabajo, ha tenido un impacto positivo directo en mi salud mental y niveles de satisfacción. También me ha ayudado a encontrar un balance más sano con mi sentido de identidad.

    Si tengo un día malo en el trabajo, sé que sigo siendo una buena pareja para mi novia, un buen dueño para mis perros, un buen vecino en mi edificio, un buen hijo, hermano, y amigo.

    Como muchas cosas, decirlo es más fácil que hacerlo, así que aquí hay algunos ejemplos más prácticos de cómo he logrado desanclarme de mi trabajo como mi principal fuente de identidad y satisfacción.

    • Primero, estoy evitando usar mi teléfono y dispositivos electrónicos para ocio inconsciente. Estos días, el Screen Time de mi teléfono reporta un uso promedio menor a los 40 minutos diarios, y la mayoría de eso son momentos breves durante el día donde necesito responder un mensaje, tomar una foto, o atender algo en particular. No es tiempo que se me fue de las manos.
    • Quiero aprender a leer por placer, no solamente por aprender. Así que ahora, en vez de libros sobre productividad, negocios y desarrollo de software, estoy aprendiendo a disfrutar de leer novelas. Comencé por The Silent Patient y The Analyst. Ya tengo en la mira los que siguen.
    • También comencé a darle oportunidad a ver deportes en vivo (F1, Tenis), y tomar clases de cosas completamente nuevas, como el curso de barista al que voy a asistir más tarde este mes.

    Pero el impacto más positivo que he visto para mí ha sido lo más simple del mundo: decir que sí. A oportunidades, a salidas, aunque mi rutina se vea un poco más afectada, a conocer más gente, a platicar con desconocidos, a hacer amigos.

    Algunas otras ideas a probar: emprende un negocio, convoca a una noche de juegos con tu grupo de amigos que hace mucho tiempo no ves, agenda una sesión recurrente para recibir un masaje. O si tienes familia, ¿por qué no intentar activamente ser el mejor padre o pareja?

    Lo importante es que te des cuenta de que nada de esto va a suceder por sí solo. Tienes que tomar un rol activo en moldear cómo pasas tus días.

    Volviendo a la Oración de la Serenidad, esta es una de las cosas que puedes cambiar: busca el valor para hacerlo.

    Tienes que sostener tu identidad de manera ligera

    Julia Galef explica en su libro The Scout Mindset la idea de “sostener tu identidad de manera ligera”. Este concepto es especialmente relevante para alguien pasando por una crisis de identidad.

    Sostener tu identidad de manera ligera significa pensar sobre ella como un hecho, no como una fuente central de orgullo y significado en tu vida. Es una descripción de quién eres, no una bandera ondear con orgullo.

    Cambia la historia que te cuentas a ti mismo, de “soy un programador” a “mi trabajo es programar”. De “soy un diseñador” a “mi trabajo es diseñar”. Y compleméntalo con vivir tu vida fuera de los confines de las responsabilidades de tu trabajo.

    Al hacerlo, estarás diciéndole a tu psique que tu sentido de identidad está seguro, independientemente de a qué te dediques.

    Si practicas sostener tu identidad de manera ligera, poco a poco te darás cuenta de que tu vida también se vuelve más ligera y sencilla.

    Es más sencillo hablar de sobrellevar una crisis de identidad que hacerlo

    Es más fácil listar que aplicar los consejos que te comparto en este artículo. Pero piénsalo, si no fuera difícil que uno separara su identidad de su trabajo, Pixar no habría tenido argumentos para crear Toy Story, y Neo probablemente nunca hubiera perseguido al conejo blanco.

    Al final de cuentas, el camino de desarrollo personal que cada uno de nosotros decide tomar es eso: personal. Y está perfectamente bien si al leer este artículo no te identificaste con nada de lo que dije. De hecho, hasta te envidio un poco. Porque pasar por una crisis de identidad es uno de esos momentos que terminan siendo cruciales en la vida de las personas, y no es sencillo sobrellevarlo.

    Pero si leíste esto y te sentiste visto o vista: está bien. Respira. Esto es solo el comienzo, y como dije arriba, no eres la primera ni la última persona que va a pasar por esto. De las herramientas que te compartí arriba toma las que apliquen, ignora las que no, y, definitivamente, háblalo con tu terapeuta.

  • Tuve una crisis de identidad porque ya no quería programar

    Terminé mi onsite para un rol de ingeniería en Airbnb, confiando en que las habilidades que demostré durante las entrevistas me perfilaban como un buen candidato. La charla que tuve al final con quien sería mi manager me dejó con la expectativa de que recibiría una oferta pronto. No sabía que estaba a punto de enfrentarme con una crisis de identidad.

    Di un paso fuera del hermoso lobby de 888 Brannan St. no sin antes tomar un par de fotos.

    Para cuando mi segundo pie terminó de apoyarse en la acera afuera de la oficina, en vez de sentirme emocionado por la idea (por más vaga que fuera) de que pronto podría trabajar Airbnb — una empresa con alcance global, cuyo producto usaba, y equipo admiraba —, me sentí desanimado y sin ganas de hacerlo.

    Inmediatamente después, un abrumador sentimiento de peligro me envolvió. Un ataque de ansiedad — justo ahí, a unos pasos de las oficinas de las que acababa de salir. Corrí al departamento que la empresa había reservado para mí a tan solo unas calles de distancia, y me intenté calmar como pude. No sabía lo que estaba pasando, pero se sentía real, peligroso, y con consecuencias graves que no lograba dimensionar.

    Una serie de eventos en mi vida personal (que probablemente sean relevantes, pero no para esta publicación) hicieron que eventualmente volviera a buscar ayuda terapéutica. Así fue como, 6 meses después de ese ataque de ansiedad, afuera de las oficinas de Airbnb, y en plena pandemia, encontré a Francisco, mi terapeuta, y comencé, poco a poco, a entender lo que me había pasado — y su origen.

    Mi crisis de identidad

    Lo que me pasó afuera de las oficinas de Airbnb puso en movimiento una serie de cambios radicales en mi vida. Durante este proceso de años, acompañado de Francisco, fui entendiendo poco a poco que lo que me detonó aquel ataque de ansiedad fue una crisis de identidad.

    Cuando entrevisté para Airbnb, llevaba un poco más de una década escribiendo código para la plataforma iOS. Cuando inicié, en 2009, la industria del desarrollo móvil estaba explotando. Todas las empresas querían tener aplicaciones móviles, y estaban dispuestas a pagar un prémium por talento. Además, gracias a que la barrera de entrada para desarrollar iOS era más alta, no había tanta competencia. Era lo que se conoce como un mercado de candidatos.

    Además, en la ciudad en que yo vivía había muy pocas personas haciendo lo mismo que yo. A mi ego le gustaba esto.

    Al salir de las oficinas de Airbnb, y darme cuenta de que una parte de mi subconsciente estaba seriamente considerando dejar de programar y dedicarme a otra cosa, mi identidad se vio directamente amenazada. Iba a dejar de ser “Oscar Swanros: iOS Engineer”. ¿Quién sería, si no era uno de los pocos ingenieros iOS en Colima que trabajaba remoto para startups de San Francisco y Europa?

    A mi ego no le gustó esto, y me hizo correr a refugiarme al departamento a unas cuadras del HQ de Airbnb, haciéndome creer que algo muy malo estaba por pasar.

    Las etapas del desarrollo humano de Erik Erikson

    Erik Erikson era un psicoanalista danés que en 1950, en su libro Childhood and Society, definió 8 etapas de desarrollo humano. De acuerdo a Erikson, todas las personas pasamos por una serie de etapas que nos presentan una problemática a resolver, y nuestra personalidad se forma a través de la victoria o derrota en cada una de ellas.

    Curiosamente, fue Erikson también quien acuñó la frase “crisis de identidad”.

    La propuesta de Erikson asocia, generalmente, cada etapa del desarrollo humano con un rango de edades:

    Crisis de identidad vista a través de las etapas del Desarrollo Erik Erikson
    Etapas del Desarrollo Erik Erikson

    Erikson dice en su teoría del desarrollo humano que fallar el reto de cada una de las etapas hace que tener éxito en las etapas subsecuentes sea más complicado. Pero también dice que es posible resanar etapas pasadas en un futuro, si se hace el trabajo necesario.

    La etapa 5, que se desarrolla entre los 12 y los 18 años, presenta la problemática de definir tu identidad personal o vivir en confusión por el resto de tu vida. Curiosamente, es al rededor de estas edades que muchos decidimos las carreras que queremos estudiar, e incursionamos en nuestras industrias.

    Mi identidad como Oscar Swanros: iOS Engineer se creó y comenzó a echar raíces por ahí de 2009, a mis 16 o 17 años. Decidí que quería escribir código para el iPhone, y todas las decisiones que tomé a partir de ese momento partieron de esa premisa.

    La influencia del ambiente en tu identidad personal

    Las decisiones que tomamos en nuestra adolescencia se terminan convirtiendo en parte de quienes somos. A veces de maneras explícitas, pero sutiles.

    Si estudiaste una ingeniería, por ejemplo, seguro en tu grupo del salón no faltaron los memes, chistes y comparaciones de por qué los ingenieros son mejores que los licenciados. En su momento puedes no prestarle importancia a ese mensaje, pero inconscientemente estás cimentando más y más la noción de que alguien como tú pertenece a un grupo selecto, y que hacer cosas “que puede hacer un licenciado” va en contra de quién eres.

    Retar tu identidad también puede presentar un cambio de estatus socioeconómico, y de cómo te perciben las personas que te rodean.

    En esencia, una crisis de identidad no solamente te obliga a explorar quién eres y por qué haces lo que haces. Además, te obliga a poner todos estos cambios en contexto del ambiente en el que estás acostumbrado a desenvolverte.

    No solo es encontrarte a ti mismo de nuevo. Es encontrar un nuevo lugar en donde encajas.

    Pasar por una crisis de identidad es más común de lo que crees

    Es normal creer que eres la única persona que estás pasando por esto. Nadie te culparía por sentir vergüenza al hablar de esto. La sociedad en la que vivimos no nos ha acostumbrado a hablar de estas cosas de manera abierta.

    Pero una crisis de identidad es un problema tan común y prevalente que ha sido usado incontables veces como tema a tratar en películas, series, y medios en la cultura popular.

    Hal, el papá de Malcolm, dejó su empleo para convertirse en pintor. Walter White, curiosamente interpretado por el mismo actor, dejó su trabajo como maestro de química en una preparatoria para convertirse en narcotraficante.

    Todas las películas de Matrix se tratan de Thomas Anderson lidiando con esto.

    Misma historia para Moana, Elsa de Frozen, Mulán, y hasta Woody en Toy Story.

    Así que no: no eres la primera persona que pasa por esto, ni serás la última.

    ¿Qué se hace ante una situación así, entonces? Te quiero compartir el framework que me ha funcionado durante los últimos años para hacer las pases con quien soy poco a poco, para que logres desenmarañar tu situación.

    Solo una advertencia: no va a suceder de la noche a la mañana. Yo llevo en este proceso 4 años, y contando.

    Paso 0: Haz las pases con tus circunstancias

    Dependiendo de la etapa de la vida en la que estés, puede ser que tengas más o menos oportunidades de retar y cambiar la identidad que adoptaste.

    Si llevas poco tiempo en tu industria para cuando te diste cuenta de que ya no te motiva programar, será mucho más sencillo que cambies tu dirección de carrera. En la etapa de la vida en la que aún estás intentando definir tu identidad, cambiar de camino es algo esperado y será un proceso natural.

    Pero si estás en tu etapa Generativa (la 7 de 8), y es ahí cuando comienzas a cuestionarte tu identidad, te vas a enfrentar a un reto mucho más grande. Puede ser que tengas una familia o responsabilidades más fuertes, donde cualquier decisión que tomes va a tener un impacto directo en otras personas.

    Independientemente de esto, ante una crisis de identidad, lo primero que tienes que hacer es aceptar las circunstancias.

    La Oración de la Serenidad captura perfectamente lo que hay que hacer: buscar la serenidad para aceptar las cosas que no puedes cambiar, obtener el valor para cambiar aquellas que sí, y procurar la sabiduría para reconocer la diferencia.

    Opción 1: Explora otros aspectos de tu trabajo

    Morgan Housel explica que los humanos estamos calibrados para buscar estatus, no felicidad. Si tu identidad y estatus están ligados al código que escribes (o lo que sea tu craft), puede ser que estés peleando una batalla que ya está perdida.

    Hoy en día, no solo estás compitiendo contra personas recientemente despedidas de Google, Amazon, y Meta. También estás compitiendo con la IA que cada vez es más eficiente, creando texto, código, imágenes — y hasta videos —, cada vez con mayores matices de entendimiento.

    Buscar activamente dejar de depender de tu craft para obtener un sentido de identidad en tu trabajo puede abrirte nuevas oportunidades. Aquí algunas pautas para que reflexiones:

    • Si trabajas desarrollando software, en lugar de enfocarte en el código que escribes, enfocarte en los problemas que resuelves y cómo estos benefician a tus usuarios.
    • Podrías buscar otras áreas del negocio, o de la industria en la que trabajes, que te motiven a aprender otras cosas nuevas y explorar fuera de tu zona de confort desde un deseo de crecimiento.
    • También siempre existe la posibilidad de que ayudes a las personas que vienen detrás de ti a que no cometan los mismos errores que tú. ¿Cómo podrías involucrarte más en el crecimiento profesional de las personas con menos experiencia que tú? ¿Podrías convertirte en mentor de alguna de ellas?

    Opción 2: Explora fuera de tu trabajo

    Puede sonar trillado, pero tener hobbies y actividades, y hasta responsabilidades, fuera de mi trabajo, ha tenido un impacto positivo directo en mi salud mental y niveles de satisfacción. También me ha ayudado a encontrar un balance más sano con mi sentido de identidad.

    Si tengo un día malo en el trabajo, sé que sigo siendo una buena pareja para mi novia, un buen dueño para mis perros, un buen vecino en mi edificio, un buen hijo, hermano, y amigo.

    Como muchas cosas, decirlo es más fácil que hacerlo, así que aquí hay algunos ejemplos más prácticos de cómo he logrado desanclarme de mi trabajo como mi principal fuente de identidad y satisfacción.

    • Primero, estoy evitando usar mi teléfono y dispositivos electrónicos para ocio inconsciente. Estos días, el Screen Time de mi teléfono reporta un uso promedio menor a los 40 minutos diarios, y la mayoría de eso son momentos breves durante el día donde necesito responder un mensaje, tomar una foto, o atender algo en particular. No es tiempo que se me fue de las manos.
    • Quiero aprender a leer por placer, no solamente por aprender. Así que ahora, en vez de libros sobre productividad, negocios y desarrollo de software, estoy aprendiendo a disfrutar de leer novelas. Comencé por The Silent Patient y The Analyst. Ya tengo en la mira los que siguen.
    • También comencé a darle oportunidad a ver deportes en vivo (F1, Tenis), y tomar clases de cosas completamente nuevas, como el curso de barista al que voy a asistir más tarde este mes.

    Pero el impacto más positivo que he visto para mí ha sido lo más simple del mundo: decir que sí. A oportunidades, a salidas, aunque mi rutina se vea un poco más afectada, a conocer más gente, a platicar con desconocidos, a hacer amigos.

    Algunas otras ideas a probar: emprende un negocio, convoca a una noche de juegos con tu grupo de amigos que hace mucho tiempo no ves, agenda una sesión recurrente para recibir un masaje. O si tienes familia, ¿por qué no intentar activamente ser el mejor padre o pareja?

    Lo importante es que te des cuenta de que nada de esto va a suceder por sí solo. Tienes que tomar un rol activo en moldear cómo pasas tus días.

    Volviendo a la Oración de la Serenidad, esta es una de las cosas que puedes cambiar: busca el valor para hacerlo.

    Tienes que sostener tu identidad de manera ligera

    Julia Galef explica en su libro The Scout Mindset la idea de “sostener tu identidad de manera ligera”. Este concepto es especialmente relevante para alguien pasando por una crisis de identidad.

    Sostener tu identidad de manera ligera significa pensar sobre ella como un hecho, no como una fuente central de orgullo y significado en tu vida. Es una descripción de quién eres, no una bandera ondear con orgullo.

    Cambia la historia que te cuentas a ti mismo, de “soy un programador” a “mi trabajo es programar”. De “soy un diseñador” a “mi trabajo es diseñar”. Y compleméntalo con vivir tu vida fuera de los confines de las responsabilidades de tu trabajo.

    Al hacerlo, estarás diciéndole a tu psique que tu sentido de identidad está seguro, independientemente de a qué te dediques.

    Si practicas sostener tu identidad de manera ligera, poco a poco te darás cuenta de que tu vida también se vuelve más ligera y sencilla.

    Es más sencillo hablar de sobrellevar una crisis de identidad que hacerlo

    Es más fácil listar que aplicar los consejos que te comparto en este artículo. Pero piénsalo, si no fuera difícil que uno separara su identidad de su trabajo, Pixar no habría tenido argumentos para crear Toy Story, y Neo probablemente nunca hubiera perseguido al conejo blanco.

    Al final de cuentas, el camino de desarrollo personal que cada uno de nosotros decide tomar es eso: personal. Y está perfectamente bien si al leer este artículo no te identificaste con nada de lo que dije. De hecho, hasta te envidio un poco. Porque pasar por una crisis de identidad es uno de esos momentos que terminan siendo cruciales en la vida de las personas, y no es sencillo sobrellevarlo.

    Pero si leíste esto y te sentiste visto o vista: está bien. Respira. Esto es solo el comienzo, y como dije arriba, no eres la primera ni la última persona que va a pasar por esto. De las herramientas que te compartí arriba toma las que apliquen, ignora las que no, y, definitivamente, háblalo con tu terapeuta.

    Y nos vemos en la siguiente sesión grupal de Soft Skills para Devs.

  • Las 4 fases del conocimiento

    La semana pasada participé en un taller donde aprendimos el valor de escuchar sin intentar resolverle los problemas a otras personas. En la explicación que dio el facilitador, compartió un concepto que me voló la cabeza: las fases del conocimiento. Durante el taller, usó esta idea para recalcar la importancia de mantenerse receptivo ante los sentimientos de los otros.

    No lo había escuchado nunca, pero se me hizo una forma extremadamente práctica de entender cómo es que el conocimiento se vuelve parte de nuestra vida. Y hoy te quiero compartir ese concepto para que lo utilices cada que quieras aprender algo nuevo.

    El conocimiento puede existir en 4 fases dentro de nosotros: Punto Ciego, Aprendizaje, Aplicación y Encarnación.

    Las fases del conocimiento: Punto Ciego, Aprendizaje, Aplicación y Encarnación

    Cada una de estas 4 fases se vive de manera consciente o inconsciente.

    1. Punto Ciego: Inconsciente. No sabes lo que no sabes. Asumes y supones, pero no te cuestionas el porqué de las cosas. Simplemente, aceptas la realidad tal cual. Vives de dogmas y vas por la vida sin preocuparte por los efectos de tus acciones en los demás.
    2. Aprendizaje: Consciente. Por alguna razón, te diste cuenta de tu punto ciego y buscas expandir tu conocimiento. Estudias, investigas, encuentras maneras de desbloquearte.
    3. Aplicación: Consciente. Comienzas a cristalizar tus aprendizajes de la fase pasada. Tomas lo que aprendiste, y lo aplicas para terminar de asimilar el conocimiento. Esto, a su vez, genera más preguntas.
    4. Encarnación: Inconsciente. Lograste dominar tu craft y ahora puedes ejecutar sin pensar; tu conocimiento es inconsciente. Tu conocimiento se vuelve sabiduría. Vuelves a no saber por qué sabes lo que sabes, y esto te expone a nuevos puntos ciegos. El ciclo se repite.

    Si tienes la suficiente astucia, te darás cuenta de que este no es un proceso lineal, sino cíclico. Cuando logras encarnar el conocimiento, en tu mente se libera espacio para poder ponerle atención a otros aspectos de tu vida. Es ahí donde descubrirás más puntos ciegos, y podrás comenzar el camino de nuevo.

    Esta forma de pensar también encaja perfectamente con el efecto Dunning-Kruger (el inverso del síndrome del impostor): “mientras menos sabes, más crees que sabes.” Te hice una gráfica.

    Las 4 fases del conocimiento
    Las 4 fases del conocimiento

    La próxima vez que rechaces una idea, pregúntate:

    • ¿Es este mi punto ciego?
    • ¿Hay algo más que pueda aprender de este tema?
    • ¿Podré aplicar lo que aprenda de esto?

  • La diferencia entre programar y ser desarrollador de software

    La diferencia entre programar y desarrollar es sutil pero importante. Para resaltarla, veamos cómo esta misma diferencia se manifiesta en una industria que podría parecer no tiene nada en común.

    Cuando los doctores trataban enfermedades, no pacientes

    El Doctor Jay Katz escribió en su libro de 1984 The Silent World Between Doctor and Patient:

    Los médicos se sentían obligados a atender las necesidades físicas y emocionales de sus pacientes y a hacerlo por su propia autoridad, sin consultar con sus pacientes sobre las decisiones que debían tomar. La idea de que los pacientes también puedan tener derecho a compartir la carga de las decisiones con sus médicos nunca formó parte del espíritu de la medicina.

    Imagínate despertar de una operación que no pediste, sin una parte de tu cuerpo, porque el médico asumió que 1) querías curarte de una enfermedad que no sabías que tenías, y 2) que lo que decidieron hacer era la única manera de hacerlo.

    Hoy en día, eso (casi) nunca sucede. Y la razón es que hace unos 50 años se crearon leyes de protección al paciente, tomando en cuenta el argumento de Katz: que los pacientes tienen puntos de vista completamente diferentes a los de la ciencia acerca de lo que constituye un tratamiento que valga la pena, y, por tanto, deben de ser consideradas en su plan de tratamiento. Escribió:

    Es peligroso afirmar que en la práctica de su arte y su ciencia, los médicos pueden confiar en sus intenciones benévolas, en su capacidad para juzgar qué es lo correcto o en su capacidad para realizar sus tareas con humanidad, paciencia, prudencia y sabiduría. No es tan fácil. La medicina es una profesión compleja y las interacciones entre médicos y pacientes también lo son.

    La práctica moderna de la medicina no trata enfermedades, sino pacientes. Esto significa que la persona que va a ser tratada está involucrada en la creación del plan de tratamiento desde un inicio. Conoce los pros y contras, y está informada de las implicaciones del procedimiento al que se va a someter.

    La relación doctor-paciente es muy similar a la del desarrollador-negocio.

    Por un lado, hay expertos en una ciencia, técnicamente adeptos, entrenados (y condicionados) para reconocer patrones y resolverlos con herramientas y procedimientos especializados. Del otro, síntomas evidentes y necesidades aparentes que pueden (o no) requerir de intervención técnica.

    La ciencia de la medicina está aún presente en las interacciones de los doctores con sus pacientes. Pero está recubierta por capas y capas de habilidades clave, como:

    1. Comunicación: Los médicos necesitan comunicar de manera clara y comprensible diagnósticos y tratamientos a los pacientes.
    2. Empatía y modales: Es esencial que los médicos muestren empatía y un buen trato para confortar y entender mejor a sus pacientes.
    3. Conocimiento ético y legal: Los médicos deben estar informados sobre las leyes y principios éticos que rigen la atención médica y la confidencialidad del paciente.

    ¿Volverías a consulta con un doctor que la única solución que te ofrece es una operación, y se niega a considerar otras opciones? ¿Tratarías con un doctor que no te da la información con tacto y paciencia, y se ocupa de que entiendas el significado de lo que te está diciendo?

    De programar a resolver problemas

    Algunas personas me voltean los ojos cuando hablo de que las dinámicas entre lo que hacemos en la industria del software y la medicina son muy similares. Sí, las consecuencias de las decisiones que tomamos nosotros, y las de los médicos, son muy diferentes. Sin embargo, propongo aprender de los modelos mentales que les ayudaron a otras personas, en otras profesiones, a resolver cierto tipo de problemas que también nosotros podemos encontrar, aunque en diferente nivel de complejidad.

    Programar es la tarea mecánica de escribir código y decirle a una máquina qué hacer. Desarrollar software se trata de resolver problemas — a veces a través de la escritura de código. Y para resolver problemas, tenemos que tratar con personas.

    Hoy, más que nunca, es vital para las personas que trabajamos en la industria de la tecnología reconocer que tenemos que recubrir nuestras habilidades técnicas con capas de habilidades blandas.

    Este es solo el inicio de la divergencia entre programar y desarrollar

    El 2 de junio de 2021 escribí:

    Con el aspecto técnico resuelto (parcialmente) por inteligencias artificiales, las discusiones técnicas dejarán de ser la parte más importante del desarrollo. Los programadores ahora se dedicarán a tener discusiones sobre la ética y seguridad del código generado por la computadora. Las tareas técnicas serán resueltas, en su mayoría, gracias a la ley de Moore. Desarrollar software ya no se tratará de programar.

    Aún habrá trabajos para escribir código, pero requerirán una alta especialización. Las personas que sigan escribiendo código lo harán para crear la infraestructura que soportará al resto del ecosistema: compiladores, IA, generadores de código, redes, etc.

    Dos años y medio después, seguimos encaminados a ese futuro. Y cada vez más rápido.

Ayudo a personas que trabajan con software a mejorar sus carreras profesionales.

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