Las cosas en la empresa no pintan bien. Estás al borde del burnout, y pareciera que la situación, en vez de mejorar, se va a poner más complicada.
Se siente una desconexión entre el ánimo con el que se presentaron los nuevos proyectos y la realidad al momento de ejecutarlos. Sí, vienen grandes retos, proyectos que tienen el potencial de generar un gran impacto en la industria. Sin embargo, algo no está bien. Los compromisos, exigencias y variables siguen creciendo, pero no así el respaldo que sientes por parte de la empresa para lograr tus metas.
A pesar de todo esto, cada vez que hablas con tu líder y le haces saber cómo te sientes, por alguna razón, sales aliviado. Lograste desahogarte, y probablemente hasta sentiste algo de empatía por él o ella. Te hizo saber entre líneas que realmente está haciendo todo lo que puede para que cambien las cosas.
No obstante, la pregunta no deja de rondar en tu cabeza: ¿debería renunciar ya, o le doy otra oportunidad? Esta vez seguro será diferente.
Incentivos
En algunos lugares, se gana siendo el que más vende. En otros, resolviendo la mayor cantidad de tickets. Desafortunadamente, en algunas organizaciones se gana siendo el favorito del jefe.
¿Cómo se “gana” en la cultura de tu empresa? Esta es la pregunta más importante que deberías de contestar.
Si te das cuenta de que en tu organización se gana siendo el que más vende en números brutos, pero tú trabajas como desarrollador de productos internos, y no como vendedor, tienes un problema. Porque tu usuario hará lo necesario por vender más, independientemente de lo que tú y tu equipo estén haciendo o quieran hacer. Tomarán atajos, desarrollarán sus procesos por fuera, y tu trabajo será cada vez más difícil: crear un producto para personas que no quieren ni tienen que usarlo. Es posible contrarrestar esta situación, sí, sin embargo, requiere que la persona al frente de tu equipo tenga bastante capital político dentro de la organización para poder influenciar el comportamiento de otras áreas.
Si en tu empresa se “gana” siendo el que más vende, ¿qué significa eso para ti, que no vendes nada? ¿Cuál es realmente la probabilidad de que tu tarea sea factible? ¿Tiene tu líder el suficiente capital político para poder influenciar otras áreas de la organización y alinear sus incentivos con los suyos?
Charlie Munger dijo, “muéstrame los incentivos y te mostraré el resultado.”
Eres lo que haces
Para este punto te habrás dado cuenta de que estás en una situación poco ideal, pues los incentivos de tu empresa no están alineados para que tú también puedas ganar. Pero tu líder insiste en que las cosas van a cambiar pronto.
Analiza su historial de liderazgo.
Eres lo que haces, no lo que dices que quieres hacer. Esto es especialmente verdad en roles de liderazgo.
Esta es una conversación delicada, porque estamos hablando de una persona en particular. Vale la pena hacer zoom out: también es miembro de la organización, y tiene un rol que debe de cumplir. El hecho de que sus incentivos no estén alineados con los tuyos no es un juicio de su persona. Algunas veces lo que tú quieres no tiene nada que ver con lo que tu jefe/líder necesita de ti como miembro de una organización, y esto no significa que no sea una buena persona, o que quiera hacer las cosas mal a propósito.
Habiendo mencionado esto, es completamente válido hacerte las siguientes preguntas sobre tu líder: ¿Cuál es el incentivo de su puesto? ¿Qué significa “ganar” para él/ella? ¿Cuántas veces te prometió algo y no llegó? ¿En cuántas ocasiones las cosas han estado a punto de cambiar, pero nunca lo hicieron?
Renuncia
Mucho se habla en la cultura latinoamericana de “ponerse la camiseta”, y una de las cosas que más me gustaría cambiar de la cultura laboral en México y LATAM es la idea de que los empleos se deben “aguantar”.
Creo fielmente en que un empleo o un trabajo debería de ser algo vigorizador, no agobiador. Sé, por experiencia, que una de las maneras más sencillas de lograr llegar a ello es desarrollar conciencia de qué es lo que queremos y necesitamos para crecer. Y luego hacer algo al respecto.
La respuesta es simple: si los incentivos de tu empresa no están alineados de manera homogénea, y tu jefe o líder no tiene un buen historial de entregas a nivel liderazgo, es momento de que salgas de ahí.
Somos afortunados de trabajar en una industria que nos permite trabajar desde casa y con aire acondicionado, por decir los menores de los beneficios. Con ese privilegio vienen ciertas responsabilidades, y una de ellas es hacer algo con las respuestas a preguntas que no todos se pueden hacer.
Renuncia.