• Spotify no debió despedir al que diseñó el algoritmo de Wrapped

    Jacob Voytko escribe en su newsletter un excelente artículo sobre cómo una compañía puede perder “el toque”, después de que el Spotify Wrapped de este año se sintió meh.

    El artículo es bastante interesante, pero me gustaría resaltar algunos puntos. Empezando por las diferentes maneras de clasificar ingenieros al momento de querer llenar posiciones en compañías:

    Una es por su nivel. Otra es por su área de expertis.

    Veamos la experiencia primero. Un veterano de la industria bien motivado, usualmente va a ser más productivo que un recién graduado. Por eso su compensación es diferente y tienen diferentes expectativas. Las compañías usualmente definen sus diferentes niveles en un “career ladder” que va desde un interno hasta un “senior principal engineer”.

    En el pasado ya he escrito sobre la importancia de tener claras las expectativas de tu rol. Esto no solamente te puede dar una guía de qué es lo que tienes que hacer para crecer en tu empresa; también te puede aclarar qué hacer en momentos incómodos, como le pasó a Mariana.

    Si te encuentras en una situación donde la compañía no tiene un career ladder, y eso está interfiriendo en tu crecimiento, puedes decidir tomar un rol activo en definir esa lista de expectativas para tu área, y así ayudarles a otras personas que vienen detrás de ti. También puedes decidir que ese nivel de trabajo extra no es algo que te interesa particularmente, y entonces ya valoras qué es más importante: tu crecimiento profesional y satisfacción profesional, o tu empleo actual.

    Creo que es fundamental tener esto en cuenta al momento de buscar unirte a una organización.

    Algo que me gustó mucho del artículo de Jacob es que ofrece una vista a una realidad que a muchos en ingeniería nos cuesta aceptar: vivimos en un mundo capitalista, y con dinero baila el perro:

    Los ejecutivos de una compañía juegan un juego de optimización con múltiples objetivos. En cada dimension de la compañía (equipo, grupo, división, etc), tienen que determinar cuántas personas de cada nivel necesitan, dónde las necesitan, y cuánto le va a costar a la compañía pagarles.

    Hablando estrictamente desde un punto de vista financiero, hace todo el sentido del mundo rebalancear la inversión que se hace a diferentes partes de la compañía. Pero el argumento que hace Jacob, y con el que estoy muy de acuerdo, es que si no se toma en cuenta aquello que hace que un producto sea diferente y atractivo para el usuario, puede terminar dañando la experiencia, el producto, y la reputación de la compañía.

  • La idea de buscar balance vida/trabajo es una epidemia

    Javier Álvarez, CEO y Cofundador de Avena.io, publicó en LinkedIn lo siguiente:

    Últimamente escucho con más frecuencia hablar de work-life balance entre personas en sus 20s. ¡Gran error!

    En tus 20s, deberías enfocarte en aprender, arriesgarte, trabajar duro y probarte a ti mismo de qué estás hecho. El work-life balance puede ser una prioridad en el último tercio de la vida, pero no al comenzarla.

    Tuve la fortuna de entender esto en mis 20s y no me he arrepentido ni un momento de adónde me ha llevado esa mentalidad.

    Hoy, creo que hay una epidemia de la idea de work-life balance, potenciada por el internet. Ojalá más personas en sus 20s optaran por trabajar en una startup: todo por ganar y nada por perder.

    Describir cualquier cosa como epidemia automáticamente implica que es mala, y que debería de ser eliminada. Que se le considere de esta manera a la creciente consciencia sobre la importancia de tener en cuenta aspectos de bienestar y sostenibilidad en nuestras carreras profesionales es una muestra de todo el trabajo que nos hace falta hacer a nivel institucional por cambiar las cosas.

    Entiendo que Javier valora el trabajo duro, y la dedicación temprana a su craft ha sido clave de su éxito. Sin embargo, es importante reconocer que esta visión no necesariamente aplica para todos, ni todos están en las mismas circunstancias que les permita siquiera considerarla como una opción.

    A grandes rasgos, las etapas de una carrera profesional se ven así:

    1. Alguien que va iniciando en su carrera suele tener más facilidad de sacrificar su tiempo e ingresos por adquirir experiencia. Probablemente, todavía no tiene responsabilidades familiares ni económicas, y puede apalancarse de otros aspectos de su vida para crecer profesionalmente.
    2. En la etapa media de tu carrera, que ya tienes suficiente experiencia sólida, puedes comenzar a priorizar tu crecimiento económico y financiero. En esta etapa es donde personas que ya confían en sus habilidades, comienzan a expandir su alcance, por ejemplo, con un trabajo de tiempo completo y un freelance que paga 2x por hora. Sacrifican tiempo libre por continuar adquiriendo experiencia y construyendo un patrimonio.
    3. Y luego llega el punto donde tienes familia, hijos, compromisos sociales, o simplemente ya tienes otros intereses. Aquí es donde puedes decidir sacrificar el crecimiento profesional para dedicarte a la familia, hobbies, etc…, con muy pocas o nulas repercusiones económicas. Ya eres muy bueno en lo que haces, y tu esfuerzo/ingresos pueden no estar correlacionados 1:1.

    Si bien es cierto que al inicio de tu carrera podrías tener más oportunidades de sacrificar aspectos de tu vida por ganar experiencia profesional, de ninguna manera creo que es un error decidir no hacerlo. Sobre todo si lo haces de manera informada y conoces las implicaciones de ello, o si simplemente, por cualquier razón, no es viable para ti.

    Pero aquí está la cosa: nadie “debería” de hacer nada que no esté en el mejor de sus intereses, ya sean personales, profesionales, socioeconómicos, o de cualquier índole. Es importante para cualquier líder invertir un poco más de tiempo en apreciar los matices y el contexto que pueden llevar a alguien a tomar una decisión de cómo vivir su vida.

    Sobre todo para los líderes de empresas que dicen estar buscando mejorar la calidad de vida y longevidad a través de la tecnología. Como líderes de opinión, sus mensajes tienen un impacto significativo en quienes los admiran, y con ello una oportunidad para fomentar una visión más inclusiva y matizada.

    Personalmente, aplaudo a la gente que desde un inicio encuentra lo que le apasiona, tiene una visión clara de lo que quiere ser, y lo da todo por volverse experta para despegar profesionalmente. Ese fue el camino que yo recorrí, y he hablado ampliamente de por qué, aunque no me arrepiento, me hubiera gustado haber priorizado encontrar un balance más sostenible antes, y no cuando ya estaba quemado.

    Pero igual aplaudo a los que desde un inicio están priorizando su bienestar, y pensando en cómo hacer una carrera sostenible — de mejor calidad y mayor longevidad, pudiera decir. Probablemente, estas personas no lleguen a tener “éxito” bajo la definición común (dinero, status, influencia, poder), pero sí bajo la que decidieron crearse para ellas mismas.

    Ojalá más personas en sus 30s y 40s entendieran que las nuevas generaciones, que están apenas entrando a la industria, ya no están jugando bajo las mismas reglas, ni tienen los mismos incentivos.

  • Si el reclutador no te contesta, no (siempre) es por mamón

    Una de las cosas más frustrantes que te puede pasar cuando estás buscando un nuevo empleo, es sentir que, por más que le echas ganas a tu currículum y cover letter, no recibes respuesta del reclutador.

    Después de todo ese tiempo que le invertiste para poder mostrar tu mejor cara, sentir que te ghostean es lo peor. Y te puede llevar a entrar en una espiral de no entender ni siquiera si estás haciendo las cosas bien o no. ¿Te faltó un keyword en tu currículum? ¿Escribiste mal una palabra? ¿Ya no estás en sintonía con lo que la industria está pidiendo? Muy fácil puedes irte por ese camino y comenzar a pensar que el esfuerzo es fútil de todos modos.

    “¿Por qué son tan mamones los reclutadores? No se toman ni el tiempo de decirme que no, gracias.”

    Como todo en esta vida, se trata de matices: hay otra versión de la historia que no estás viendo. Y como alguien que ha pasado por procesos de reclutamiento en ambos lados de la ecuación, la he vivido de primera mano. Déjame contártela.

    El reclutador nada más recluta, ¿no?

    Puedes creer que es bastante obvio: el rol del reclutador es reclutar — buscar candidatos, guiarlos por el proceso, y colocarlos en una posición. Y sí, pero esas son nada más unas de las muchas cosas que tienen en su plato.

    En empresas medianas o pequeñas, puede ser que el reclutador también tenga la responsabilidad de filtrar candidatos, hacer el primer phone screen, y coordinar disponibilidad y calendarios de los miembros del panel de entrevista. También puede ser su responsabilidad la de redactar la carta oferta, buscar la aprobación de RR. HH, de la hiring manager, y negociar con el candidato en caso de que la oferta no esté alineada con su expectativa. Y esto es nada más el happy path, asumiendo que todo salió bien y la empresa hará una oferta. La mayoría de los procesos terminan mucho antes.

    En empresas más grandes, digamos de más de 1,000 empleados, probablemente el área que un reclutador debe de cubrir es mucho más estrecha, pero no menos compleja. Aunque el reclutador o reclutadora trabaje con talent sourcers, coordinadores de entrevistas, y un Engineering Manager, mucha de la responsabilidad de asegurarse que el proceso avance para un candidato sigue recayendo en él o ella.

    Así te puedes dar una idea de lo complejo del trabajo de alguien que “solamente se dedica a reclutar”.

    Muéstrame los incentivos, y te mostraré los resultados… del reclutador

    No todos los reclutadores son iguales. Algunos trabajan para la empresa, y otros son proveedores de servicios para la misma. Podrías pensar que no es relevante para ti — al final de cuentas, el resultado de un trabajo bien hecho es el mismo, ¿no? Sí, pero recuerda lo que dijo Charlie Munger: “muéstrame los incentivos, y te mostraré los resultados”.

    Lo que quiero decir es que la relación que tiene el reclutador con la empresa, y por ende los incentivos que emanan de ella, nos pueden ayudar a entender un poco más las prioridades de un reclutador.

    Para un reclutador “de planta”, es decir, que es empleado de una empresa, el esquema de compensación usualmente es el de sueldo base + comisión: 60 % de su salario está “seguro”, y el 40 % depende de metas de colocación cumplidas. Dependiendo del mercado, y el tipo de reclutamiento (reclutar a un directivo no es lo mismo que a un IC), el esquema varía. En algunas empresas, por ejemplo, existe la posición de Executive Recruiter, y me imagino que sus esquemas de compensación reflejan el alto riesgo de los candidatos que manejan. Existen otros esquemas de compensación más complejos, pero la mayoría atan el ingreso económico del reclutador a sus resultados de colocación.

    Por otro lado, hay reclutadores que trabajan enteramente por comisión. Efectivamente, son freelancers, proveedores de servicio, que trabajan con roles bien específicos, y únicamente reciben un pago cuando la empresa contrata a un candidato. En esta dinámica, no es raro que un mismo reclutador esté intentando llenar un puñado de roles diferentes al mismo tiempo: para diferentes industrias, en diferentes niveles de experiencia, y con diferentes necesidades técnicas. Esto significa que es tarea del reclutador asegurarse de tener una red de contactos lo suficientemente grande para poder canalizar talento al cliente que más le haga sentido.

    Por ahí he escuchado que los reclutadores que trabajan así, tomando en cuenta diferentes factores como la urgencia de llenar el rol, se pueden llevar comisiones de hasta el 200 % del salario por rol colocado.

    Analizando esto, te invito a hacerte la siguiente pregunta: si tú fueras un reclutador o reclutadora, y una gran parte de tu salario (40 % si estás de planta, y 100 % si fueras un proveedor de servicios) depende de llenar vacantes, ¿a qué le dedicarías más tiempo: a responderle a candidatos que desde un inicio ves que no cumplen el perfil que buscas, o a mover a los que sí hacia delante en el proceso?

    No quiero emitir un juicio de si está bien o mal, pero esta es la realidad: ¿tú refactorizarías un componente de tu aplicación que funciona, pero está feo, cuando el servidor está caído? Ajá, lo mismo pensé.

    Las herramientas, los procesos, los obstáculos

    Hablando como alguien que le ha tocado estar de ambos lados del proceso de reclutamiento, te puedo decir que los ATS (Applicant Tracking Systems) pueden llegar a ser un dolor de cabeza. Con interfaces nada intuitivas, visibilidad pobre, y capas y capas de controles para evitar que información confidencial se filtre al resto de la empresa, muchas veces estas herramientas pueden ser vistas más como impedimentos que como ayuda para los reclutadores.

    He sabido de algunas ocasiones en las que el ATS que usa la empresa es tan malo, que los mismos reclutadores evitan usarlo y llevan los procesos en Google Sheets.

    Gracias a este, y a otros factores, muchas veces ni el mismo reclutador tiene bien claro a quienes tiene en el proceso. No porque no quiera, sino por la complejidad y opacidad de los procesos internos.

    Esto también contribuye a que, muchas veces, un candidato se quede esperando respuesta. Porque, para poder darle una, el reclutador tendría que brincar muchos obstáculos que, desde su perspectiva, no valen la pena. En el mejor de los casos, el candidato ya no responderá; en el peor, el reclutador va a ver una grosería en su bandeja de entrada.

    De nuevo, sin emitir juicio de si está bien o mal, pero pregúntate: ¿invertirías tiempo en mandar un bug fix a un framework que alguna vez fue muy importante, pero que ya no se usa en la industria y por eso nadie te va a revisar el Pull Request?

    Aunque podrías argumentar, y estaría de acuerdo, en que sería “lo correcto”, si tu salario estuviera atado a tu desempeño en cuanto a cantidad de nuevos features entregados, me imagino que te la pensarías dos veces antes de ponerte a brincar todos los obstáculos para hacerlo.

    ¿Entonces qué?

    Aquí te acabo de exponer dos argumentos sobre por qué si el reclutador no te contesta, probablemente no sea por mamón. Y esto es nada más lo que yo he visto y puedo compartir, sin ni siquiera hablar de que la relación entre cantidad de posiciones abiertas/reclutadores también suele estar desbalanceada.

    Como personas que trabajamos en software, creo que deberíamos de estar agradecidos de que, por más competitivo que veamos nuestro mercado, no es tan competitivo como lo es el de los reclutadores. ¿Te imaginas que tu salario estuviera atado a la cantidad de líneas de código que escribes? ¿Que tuvieras que cerrar X cantidad de Pull Requests para poder contar con el 40 % de tu sueldo?

    También creo que es importante conocer este lado de la moneda para ser un poco más empáticos, aunque no sea menos frustrante. Recuerda que del otro lado también hay un humano que está haciendo lo mejor que puede con lo que tiene… como tú.

    El reclutador es nada más la punta del iceberg de la maquinaria de reclutamiento que tiene una empresa, y como es la parte más visible, es fácil pensar que toda la responsabilidad (y la culpa que nos urge repartir) debe de caer en ellos.  Pero como escribí recientemente, lo que estás viendo y criticando desde fuera, por dentro es mucho más complejo, y las personas que tienen la capacidad de cambiar la situación, son líderes de la empresa.

    Me atrevería a apostar que la experiencia de los candidatos sería mucho mejor si a los reclutadores se les diera el espacio y tiempo para tener el trato humano que, estoy seguro, muchos se mueren por darles. Después de todo, no puedo pensar en muchas cosas que sean más satisfactorias, profesionalmente hablando, que alinear exitosamente las habilidades y aspiraciones de un candidato con las necesidades de una empresa.

    O de ayudarle a hacerlo, como dijo Celso Piña, “aunque no sea conmigo”.

    ¿Trabajas en reclutamiento y me quieres compartir tu experiencia? Mándame un correo: oscar@swanros.com.

  • Grabación disponible: Comunicarse mejor con stakeholders no técnicos, y no ser cuello de botella

    La grabación del Conversatorio de ayer ya está disponible para miembros de Pathways.

    En este Conversatorio, exploramos las experiencias y desafíos comunes en la gestión técnica y el liderazgo en equipos de ingeniería. Tocamos temas como cómo equilibrar responsabilidades técnicas y de liderazgo, mejorar la comunicación con stakeholders no técnicos, y cómo establecer límites para evitar el agotamiento. Compartimos casos prácticos, consejos para delegar efectivamente y reflexionamos sobre la importancia de la empatía y la inteligencia emocional en el entorno laboral. Además, discutimos cómo la evolución tecnológica afecta nuestra manera de trabajar y comunicarnos.

    Aquí están las marcas de tiempo:

    • 00:00 Introducción y Presentación de Temas
    • 01:24 Preguntas y Respuestas: Comunicación con Stakeholders No Técnicos
    • 02:44 Desafíos de Comunicación Técnica y Soluciones
    • 09:40 Experiencias Personales y Consejos Prácticos
    • 23:07 Discusión sobre Equilibrio entre Liderazgo y Tareas Técnicas
    • 25:50 Introducción y Experiencias Personales
    • 26:02 Desafíos de un Líder Técnico
    • 27:58 Estrategias para Manejar Reuniones
    • 29:08 Importancia de la Comunicación y Delegación
    • 31:49 Reflexiones sobre la Cultura Laboral
    • 35:28 El Rol del Líder Técnico en Diferentes Contextos
    • 43:49 Responsabilidades y Balance del Manager
    • 55:13 Conclusiones y Comentarios Finales

    Los miembros de Pathways tienen acceso a grabaciones de Conversatorios pasados (más de 13 horas de video), así como a entrevistas, y contenido exclusivo. Regístrate ahora.

  • Curso en vivo: Piérdele el miedo al iPhone

    Estamos en temporada de fiestas, y seguramente muchas personas estarán recibiendo (o regalando) iPhones y iPads a sus familiares. ¿Por qué no acompañarlo con un curso que te enseñe a sacarle el mayor provecho al aparato y al ecosistema de Apple?

    Soy usuario de Apple desde el 2009, cuando mi abuela me regaló mi primer iPod touch. Desde entonces, no solo me dediqué a disfrutar del dispositivo, sino que me obsesioné con entender cómo funcionaba y cómo podía aprovechar cada una de sus funciones al máximo. Tanto fue así, que acabé convirtiéndome en desarrollador de aplicaciones para iOS.

    Han pasado 15 años desde entonces, y la tecnología ha evolucionado rápidamente. Hoy en día, los dispositivos Apple pueden hacer mucho más de lo que nos imaginamos. Sin embargo, con tantas nuevas funciones, actualizaciones y aplicaciones, es fácil sentirse perdido y abrumado.

    A esto, agrégale que para muchas personas, el iPhone actual es el primer contacto que tienen con tecnología como esta. ¿Qué es Face ID? ¿Por qué es importante ponerle contraseña? ¿Es cierto que me pueden hackear si me mandan mensajes por WhatsApp? ¿Cómo le hago para ahorrar espacio?

    Ufffff….

    Por eso creé este curso, especialmente diseñado para personas que quieren entender mejor sus dispositivos, aprender a usarlos sin complicaciones y, sobre todo, sentirse seguros y confiados al usar la tecnología en su vida diaria. ¡Vamos a descubrir juntos todo lo que puedes hacer con tu iPhone o iPad!

    30 % de descuento a los primeros 20 registros. Nos vemos en enero del 2025. 

  • ¿Qué hago si mi manager dice que no soy proactiva y que parezco distante?

    Una de las primeras cosas que te enseñan cuando te conviertes en Engineering Manager (o cualquier rol en el que tengas alguna figura de liderazgo), es la importancia de dar feedback. Y no solo de dar feedback, sino de dar buen feedback.

    Ayuda en muchas dimensiones. A la persona que lo recibe, le da la oportunidad de entender cómo puede potenciar su crecimiento e impacto dentro de la empresa, y de aprender algo en el proceso. A la que lo da, le ayuda a crear un ambiente de seguridad y pertenencia, haciendo su trabajo mucho más sencillo.

    Puedes saber que recibiste buen feedback, cuando te quedó abundantemente clara la situación en la que sucedió el comportamiento, qué fue lo que hiciste, y por qué necesitas cambiar ese comportamiento. A esta forma de retroalimentación se le conoce como SBI, y cuando tu manager la usa contigo, terminas la plática sintiéndote mucho mejor que si únicamente te hubiera dicho que estuvo mal lo que hiciste y que no lo volvieras a hacer.

    Sí, puede ser que no se sienta bien darte cuenta de que algunos de tus comportamientos pueden tener efectos adversos. Pero por lo menos, al usar SBI o alguna otra estrategia similar, tu manager está dándote la oportunidad de asimilarlo, corregirlo, y crecer.

    Te empodera.

    Pero cuando tu manager no te da feedback objetivo y accionable, ni te ofrece un sustento de su importancia con respecto a tu desempeño en el trabajo, más que empoderada, vas a salir confundida, ansiosa, y, probablemente, hasta sintiéndote juzgada.

    Esto es justamente lo que le pasó a Mariana, que me escribió el siguiente correo:

    Soy mexicana, pero trabajo en una empresa en Nueva York. Hace poco recibí retroalimentación negativa de mi manager que no esperaba en absoluto. Fue durante una revisión trimestral de desempeño, y aunque cumplí con todos los objetivos técnicos del trimestre, señaló que “me falta proactividad para compartir mis ideas con el equipo en reuniones” y que “parezco distante”.

    Me dejó confundida porque pensé que mi trabajo y mi actitud eran más que suficientes. Ahora me siento ansiosa y no sé cómo abordar este problema para no afectar mi crecimiento profesional.

    Creo que existe un problema de percepción. Tal vez asumen que mi falta de intervenciones en las reuniones significa desinterés, cuando en realidad dedico mucho tiempo a preparar propuestas detalladas después. Me gustaría saber cómo encontrar un equilibrio entre ser fiel a mi personalidad y, al mismo tiempo, ajustarme a las expectativas del entorno laboral sin que se sienta forzado o falso. ¿Cómo puedo practicar o mejorar específicamente en este aspecto, dado que no es algo que me salga naturalmente? También me pregunto si debería hablar directamente con mi manager sobre este tema, o si sería mejor intentar resolverlo por mi cuenta primero.

    Vamos a darle a tu manager el beneficio de la duda. ¿Podría ser que estos comentarios están fundamentados en la descripción del rol que tienes? Tal vez están en un career ladder donde se dice explícitamente que la proactividad para compartir ideas en reuniones e involucrarte activamente con el equipo son expectativas de tu posición.

    Si este feedback está alineado con las expectativas de tu rol, tómalo como válido, aunque mal entregado. Puedes abordarlo de forma constructiva pidiendo ejemplos y consejos sobre cómo adaptarte gradualmente. Pídele a tu manager consejo para cómo asegurarte de que puedes gradualmente llegar a ese punto sin sentir que estás sacrificando tu integridad personal. Si tienes una buena relación, y crees que puede ser productivo, también podrías comentarle sobre el impacto emocional y mental que tuvo cómo te entregó ese feedback.

    Porque sí, tú también puedes (y deberías) darle feedback a tu manager.

    Puede ser una conversación incómoda que va a requerir mucha vulnerabilidad de tu parte. Pero en el entendido de que es una parte importante de las expectativas que la empresa tiene sobre ti, tener esta conversación te va a mostrar en toda la disposición de mejorar y hacer lo necesario para cumplirlas.

    También podrías buscar otro punto de referencia. ¿Si hablas con tus compañeros y les pides su opinión a ellos, qué te dicen? Así podrías entender la situación a un nivel más amplio, con diferentes puntos de vista.

    Para encontrar el balance que buscas, lo que te sugeriría es animarte a trabajar en público. Es decir, toda la preparación que haces para tus propuestas, en vez de esperarte hasta el último momento para compartir tu resultado final, ¿por qué no las desarrollas en un lugar donde sean visibles para tu manager y tus compañeros? Comparte tus Pull Requests en modo borrador, muestra tu work in progress durante las llamadas. Esto ayudaría a eliminar una posible percepción de que “nada más llegas con las respuestas sin mostrar el desarrollo de la ecuación”. Además, mostrar tu proceso de desarrollo, incluso antes de que tu trabajo esté terminado, abre ventanas de oportunidad para colaborar y recibir comentarios que te ayuden a llegar a una mejor solución.

    Al principio será raro, y te sentirás expuesta. Pero en una cultura organizacional sana, tu transparencia será bienvenida y agregará muchísimo valor a tu trabajo y al de tus compañeros. Por ejemplo, piensa en todo lo que podrían aprender todas las personas con menos experiencia que tu al ver tu proceso.

    Hasta aquí todo bien, porque estamos asumiendo que vivimos en un mundo perfecto y que todo está bien y solo fue un feedback mal entregado. Pero no me gustaría desaprovechar la oportunidad para comentar sobre la cara menos agradable de esta situación, porque es una realidad que muchas personas viven, es importante y necesita visibilidad.

    Si los comentarios que recibiste no son expectativas de tu organización, sino de tu manager a nivel personal, la cosa se puede poner complicada. Porque por más que estés haciendo bien tu trabajo “en papel”, la percepción de tu manager puede, desafortunadamente, tener repercusiones reales en tus prospectos carrera. Es tu manager quien va a terminar representándote ante otros líderes cuando se trate de buscar oportunidades de crecimiento.

    En este caso, mi consejo puntual, sin conocer detalles de la empresa en la que trabajas, sería que comenzaras a llevar un registro de este tipo de comentarios. Dónde fue, en qué contexto, y el efecto que tuvieron sobre ti.

    Es completamente válido que te sientas así. La retroalimentación no fue clara ni accionable, lo que puede ser frustrante. Aunque cumpliste con todos los objetivos técnicos, tu manager parece esperar un estilo diferente. Es natural que esto te haga cuestionar aspectos de tu identidad y habilidades.

    Tienes que saber que en EE. UU. existen leyes bastante fuertes contra el acoso, y las empresas se las toman muy, pero muy en serio. Aparte, en muchas empresas existe la posición de HRBP, que básicamente es una persona que tiene todo el contexto de HR, pero también del negocio. Esta persona es el primer punto de contacto entre empleados en caso de que haya alguna disputa — desde problemas de desempeño, hasta escaladas personales. Técnicamente, el HRBP sí trabaja dentro de la organización de HR, pero no es HR, sino un intermediario. En casos como este, contactar a tu HRBP y explicarle tu situación puede ser un muy buen primer paso para asentar un precedente. Esa persona te sabrá guiar durante el proceso.

    Si contactar a un HRBP o alguien en HR no es viable para ti, igual te recomendaría que buscaras a alguien, quien sea, que esté al pendiente de tu situación. Que tengas aliados que te puedan respaldar de alguna manera, en caso de que el comportamiento siga y tenga que haber una escalada.

    Dar más consejos después de eso sería irrelevante en este momento, porque situaciones tan complejas y delicadas como esta tienden a cobrar vida propia y son únicas. Pero es importante, primordial, que sepas que la forma en que te sientes es válida y está justificada.

    Y para todos los managers o líderes de ingeniería que están leyendo esto: dar feedback no se trata nada más de señalar problemas, sino de ofrecer una oportunidad de crecimiento. Y este es el efecto que pueden tener tus palabras si no cuidas lo que dices. No es poca cosa. Ser manager o líder, más que una responsabilidad, es un privilegio y no es de tomarse a la ligera. Apóyate del método SBI (o el que quieras, pero usa uno) para asegurarte de que estás dando retroalimentación objetiva, accionable y libre de prejuicios.

    Mariana, te deseo éxito y que la situación se resuelva de la mejor manera. Gracias por la confianza.

  • Me mudé a Alemania para trabajar, pero siento que no encajo en la empresa

    De 2017 a 2019, trabajé para una empresa 100 % remota (aquí puedes ver algunos de los artículos que escribí para ellos), pero que mayormente tenía gente en Europa. Los fundadores, y una parte considerable del equipo, estaban en Austria.

    Una vez, durante un retreat en Barcelona (encuéntrame en la foto), el dueño y fundador de la empresa (que también había construido con sus propias manos las primeras 3 o 4 versiones del producto), se sentó conmigo a hacerme un code review. Casi se me salen las lágrimas cuando me dijo, en mi cara, “no sé por qué hiciste esto si esto no fue lo que se te pidió”.

    Mi carácter latinoamericano, al que no le gusta el feedback directo, y que tiende a suavizar todo comentario hacia el trabajo de otras personas, no estaba para nada acostumbrado a recibir un comentario tan directo. Al principio me sacó de onda, y me costó un par de charlas con mi manager directo para que me ayudara a entender qué había pasado y por qué la reacción del CEO había sido tan fuerte.

    Después de un par de terapeadas, me quedó claro que lo que había pasado era una de las cosas más sutiles, pero más importantes que los desarrolladores de software tendemos a pasar por alto: las diferencias culturales que tenemos con nuestros compañeros de trabajo. Y estas diferencias, aunque sí pequeñas, pueden tener grandes repercusiones en nuestra percepción de si estamos haciendo las cosas bien o mal. De si nos merecemos estar en ese lugar, y si somos suficientemente buenos para continuar ahí.

    Yo entendí que, por más crudo que se haya sentido, así es como los austriacos están acostumbrados a dar feedback en su cultura. ¿Fue un shock? Sí. ¿Me costó trabajo adaptarme? También. Pero gracias a esa experiencia crecí, conocí más acerca de mis propias maneras de comunicarme, y me ayudó a que las próximas ocasiones en que trabajé con personas de diferentes culturas no me fueran tan mal.

    Comencé a pensar en esto gracias al correo que me mandó María López, que ahora vive en Alemania:

    Desde que me mudé a Alemania para trabajar como diseñadora UX, he estado enfrentando dificultades para comunicarme efectivamente con mis colegas y clientes. Aunque hablo inglés y estoy aprendiendo alemán, siento que las diferencias culturales están afectando mi capacidad para expresar mis ideas y entender las de los demás. A menudo, en reuniones, percibo que mis propuestas no son consideradas o que hay malentendidos que retrasan los proyectos.

    He notado que las dinámicas de trabajo aquí son más directas y a veces siento que mi estilo de comunicación, más indirecto, no encaja bien.

    Además, me cuesta entender ciertos modismos y referencias culturales, lo que me hace sentir fuera de lugar en conversaciones informales con el equipo. Quiero integrarme mejor y ser más efectiva en mi rol, pero no sé por dónde empezar.

    Trabajar de manera remota con un grupo de personas de varias culturas, es diferente de vivir y trabajar en una cultura diferente, y aprecio la complejidad de lo que está viviendo María.

    Para mí, esa capa extra de cuidado que le aprendí a poner a mis comunicaciones en el trabajo dejaba de existir cuando terminaba mi turno. Tenía mi espacio seguro para volver a ser yo mismo todos los días a las 4 de la tarde.

    Pero vivir y trabajar en una cultura a la que no estás acostumbrada es otro boleto. Y me imagino que se puede comenzar a sentir que todo el tiempo debes de traer puesta esta “capa de traducción extra” que no solamente te va a hacer que funciones en el trabajo, sino en tu día a día. ¡Qué pesado sentir que no puedes bajar la guardia!

    Es por eso que cada vez que tengo la oportunidad, recalco la importancia de tener una cultura organizacional clara. Con definiciones específicas de cuáles son las reglas del juego dentro de la empresa; cómo se gana, y cómo se pierde, y cómo puedes saber si estás en el camino correcto. Sin esta cultura organizacional bien definida, la carga recae en las personas que la integran — como es tu caso. Porque lo que te está causando ruido no son hechos, sino lo que tú alcanzas a percibir y la interpretación que le das a ello. Y todo esto, naturalmente, es una experiencia sesgada.

    Lo de vivir en una cultura diferente a la tuya y comenzar a entender modismos y referencias, para bien o para mal, es una situación que vas a tener que resolver por ti sola, con tiempo y paciencia. Conociendo gente, adaptándote a tu entorno, y buscando estar cómoda en la incomodidad.

    Pero dentro de tu empresa, puede que haya una oportunidad de que ayudes a crear, si no es que ya existe, pero no lo conoces, este espacio seguro que tanto necesitas para eliminar la incertidumbre que estás sintiendo: unas reglas del juego claras, objetivas y a prueba de interpretaciones.

    Yo comenzaría hablando con mi mánager o líder sobre esta situación, abordando la conversación desde un punto de curiosidad. Durante esta charla, le podrías preguntar sobre cuáles son los comportamientos o expectativas que alguien en tu rol debe cumplir (las reglas del juego). Esto te ayudaría a tener un punto de referencia objetivo, y más importante, externo a ti, que te permita determinar si estás o no haciendo lo que te toca — más allá de la percepción que puedes tener de las situaciones particulares que te causan ruido.

    Este tipo de expectativas pueden estar codificadas en algún career ladder, donde la empresa define lo que constituye que un empleado esté cumpliendo las expectativas para su rol.

    Si este recurso existe, ya tendrás entonces que usarlo para aterrizarte cada vez que sientas que no estás encajando.

    Si no existe, y tu mánager te ve con cara de wtf, tendrás más datos para saber cuál es tu siguiente movimiento. Porque puedes decidir tomar un rol activo en definir esa lista de expectativas para tu área, y así ayudarles a otras personas que vienen detrás de ti. También puedes decidir que ese nivel de trabajo extra no es algo que te interesa particularmente, y entonces ya valoras qué es más importante: tu crecimiento y satisfacción profesional, o vivir en Alemania.

    De lo que sí estoy seguro es que lo fundamental es encontrar algún balance que funcione para ti. Porque aunque se puede trabajar a marchas forzadas, emocional e intelectualmente, ya sabemos a dónde lleva — y no es un lugar bonito.

    María, te deseo todo el éxito del mundo, y que encuentres un camino sostenible hacia delante.

    ¡Saludos!

    P.D. — También recomiendo que leas The Culture Map, si quieres conocer un poco más sobre todas las dimensiones en que las culturas laborales son diferentes de país a país. Seguro encuentras algo que te resuena y te ayude a navegar esta situación.

  • ¿Cómo pedir un ascenso sin parecer arrogante?

    Raúl H. me envía esta pregunta:

    Trabajo como analista de datos, y no tengo idea de cómo crecer dentro de la empresa. Siento que estoy listo para asumir más responsabilidades, pero no sé cómo abordar el tema de una promoción con mi gerente.

    No quiero parecer arrogante o presuntuoso al mencionar que busco una promoción. Además, no estoy seguro de cuáles son los pasos o requerimientos para avanzar al siguiente nivel en mi puesto.

    Me gustaría saber cómo puedo iniciar esta conversación y qué aspectos debo considerar para aumentar mis posibilidades de obtenerla. Quiero asegurarme de que mi solicitud sea bien recibida y profesional.

    ¡Qué buena pregunta!

    Primero, felicidades por tomar la iniciativa de dar el primer paso para llegar al objetivo que quieres. Muchas personas se dejan sobrepasar por ese miedo de dar una mala impresión. Es bueno que tú lo reconozcas, y que estés buscando maneras de darle la vuelta.

    Mencionas que no estás seguro de cuáles son los pasos o requerimientos para llegar al siguiente nivel. Lo que no me queda claro es por qué: ¿porque el camino de crecimiento no está definido en la empresa, o porque no has tenido acceso a esa información?

    Puedes preguntar a tu gerente si existe documentación para conocer la ruta de crecimiento de la empresa. Si existe, pero no la conoces, ¡genial! El resto de mi respuesta tal vez no sea tan relevante.

    Pero si no existe… bueno, entonces tienes que estar consciente de que vas a estar jugando un juego sin conocer las reglas. Difícil ganar, pero no imposible. Déjame intentar ayudarte.

    Dices que sientes listo para asumir más responsabilidades. Mi pregunta para ti sería: ¿más allá de que lo sientas, qué evidencia tienes que le haga aparente a otra persona que lo estás?

    Recuerda que un ascenso no es en sí una meta, sino un efecto secundario de haber demostrado que tienes las capacidades para manejar responsabilidades más grandes. La idea clave siendo “haber demostrado”.

    Demostrar que tienes las habilidades significa que puedes apuntar a algo tangible y relevante que sucedió gracias a que estuviste involucrado — total o parcialmente.

    Es importante que tengas en cuenta que lo “tangible y relevante” depende completamente del negocio y cultura de la empresa. El nivel de apreciación y de qué es más significativo al momento de ejecutar cambia con el territorio. Lo que funciona en una empresa, puede ser visto con muy malos ojos en otra.

    Además, parecer arrogante o presuntuoso al momento de tener esta conversación con tu manager no es algo que está 100 % bajo tu control.

    Si llegas con las manos vacías, e intentas hacer el argumento de que sientes que te mereces una promoción, es mucho más probable que se te perciba de esa manera que si llegas con hechos que respalden tu iniciativa.

    Pero también puede ser que las idiosincrasias de tu manager vayan a hacerlo percibirte así, independientemente de que tengas un muy buen argumento — y no hay cantidad ni calidad de evidencia que puedas presentar para cambiar eso. Así que te invitaría a concentrarte en lo que sí puedes controlar.

    Hace unos años escribí un poco sobre esta delicada relación entre ingeniero, manager y empresa:

    Algunas veces lo que tú quieres no tiene nada que ver con lo que tu jefe/líder necesita de ti como miembro de una organización, y esto no significa que no sea una buena persona, o que quiera hacer las cosas mal a propósito.

    Habiendo mencionado esto, es completamente válido hacerte las siguientes preguntas sobre tu líder: ¿Cuál es el incentivo de su puesto? ¿Qué significa “ganar” para él/ella? ¿Cuántas veces te prometió algo y no llegó? ¿En cuántas ocasiones las cosas han estado a punto de cambiar, pero nunca lo hicieron?

    Ese artículo te podría dar más ideas.

    Espero que esta respuesta te ayude en tu crecimiento profesional.

    ¡Mucho éxito!

    P.D. — Que no te dé miedo presumir tu buen trabajo.

  • ¿Cómo me comunico mejor con stakeholders no técnicos?

    Juan García me envía la siguiente situación:

    Soy un ingeniero de datos. Recientemente, mi manager me dio feedback sobre mis habilidades para comunicarme, especialmente cuando presento información compleja a stakeholders no técnicos. Me dijo que necesitaba hacer que mis presentaciones fueran más accesibles.

    ¿A qué se refiere y cómo puedo mejorar en ese aspecto?

    En el mundo del desarrollo de software existe un término que tal vez conozcas: a11y. Es un numerónimo que significa “accessibility.” Accesibilidad.

    En corto, la accesibilidad es la disciplina de pensar en las diferentes capacidades que podrían tener las personas que van a interactuar con nuestro producto, o consumir nuestro contenido, y ofrecerles mecanismos para que su experiencia se vea afectada lo menos posible.

    En diseño web y de aplicaciones móviles, buenas prácticas de a11y son que los usuarios puedan hacer zoom libremente en la página, o que puedan interactuar con tu aplicación usando VoiceOver, por ejemplo.

    Ahora, hablemos de tu situación particular. Cuando tu manager te dice que tienes hacer tus presentaciones más accesibles, no se refiere necesariamente a que elijas mejores colores o una tipografía más legible (aunque no estaría de más que también le dieras una revisada a eso). Lo que quiere decir es que necesitas asegurarte de que las personas que están recibiendo la información que presentas entiendan por qué es relevante, y qué tienen que hacer al respecto.

    Como ingenieros, es muy fácil creernos nuestro propio cuento de que nuestro trabajo es lo más importante. En realidad, y como he dicho varias veces, la única razón por la que tenemos trabajo es porque le estamos resolviendo problemas a un usuario — a un stakeholder. Y muchas veces, ese usuario no es técnico, ni le importa cómo resolviste el problema. Solo quiere saber cuánto le va a costar, qué pasa si no se resuelve a tiempo, y qué alternativas existen.

    Toma esto en cuenta.

    Porque puedes estar comunicando que corriste una regresión lineal, y que detectaste una variación del 0.5 % de la tendencia esperada; cuando lo que les interesa a tus stakeholders es saber cuánto dinero se van a ahorrar si aprueban el proyecto que les estás proponiendo.

    Hace unos meses escribí sobre la importancia de aprender a hablar el lenguaje de tus stakeholders:

    Traduce tu valor. Como desarrolladores de software, tenemos que comenzar a ver que vender nuestras habilidades no es manipulación, sino adaptación. No es cambiar lo que hacemos, sino cómo lo comunicamos. La clave aquí es entender que en una organización se hablan diferentes lenguajes, y que aprender a hablarlos aumenta nuestro valor y nos permite colaborar de manera más efectiva.

    Entonces, las preguntas que yo te haría son: ¿cuál es el lenguaje que hablan tus stakeholders? ¿Y qué estás haciendo para traducir tu trabajo a uno que no solamente entiendan, sino que les sea útil para hacer el suyo?

  • Trabajo remoto y creo que tengo menos oportunidades de crecer en la empresa

    Javier Martínez me envía la siguiente pregunta (editada para brevedad y claridad):

    Soy ingeniero de software y trabajo remoto para una empresa de San Francisco. Últimamente estoy notando que los ascensos y las oportunidades clave se concentran en las personas que trabajan presencialmente. Aunque me esfuerzo por participar, me cuesta sentirme igual de conectado que mis colegas. Por ejemplo, me enteré por casualidad que otros compañeros presentaron proyectos directamente al CTO mientras yo seguía tratando con mi manager. No quiero sonar quejumbroso, pero noto diferencias en cómo los que están en la oficina construyen relaciones orgánicas y son tomados en cuenta.

    Me gustaría saber cómo manejar esta situación de una manera que no afecte mi carrera. Estoy buscando equilibrio entre hacer visible mi trabajo sin caer en la presión de trasladarme a la sede central solo para avanzar, ya que el trabajo remoto ha sido una bendición para mí y mi familia. ¿Debería buscar maneras formales de reunirme con los jefes? ¿O tal vez encontrar proyectos más grandes para liderar que me hagan imposible pasar desapercibido? Me pregunto si me estoy quedando corto en algo que no estoy viendo o entendiendo sobre cómo destacar en un entorno remoto.

    Con la reciente tendencia de RTO (return to office), muchas personas se encuentran en una situación similar a la tuya. Lo que estás viviendo es justamente una de las razones por las que recomiendo que, si quieres un empleo remoto, busques una empresa en la que no seas “la minoría” que no está en la oficina.

    Y es que la situación es la siguiente: las empresas que no tienen una cultura sólida de trabajo remoto o asíncrono, van a tender a favorecer a las personas que están en la oficina. No es porque sean malas personas, ni porque no confíen en ti o en tu trabajo. Simplemente, es que las empresas están compuestas por humanos, y los humanos tendemos a buscar el camino de menor resistencia para atender nuestras necesidades. Nuestro cerebro va a regresar a hacer lo que sabe — como sabe hacerlo. En el caso de las empresas que únicamente se movieron a trabajo remoto porque era eso o desaparecer, el camino de menos resistencia es operar como lo venían haciendo hasta ese momento.

    James Clear en su libro Atomic Habits tiene una frase que encapsula esto de manera elegante: “No subes al nivel de tus aspiraciones; caes al nivel de tus sistemas.”

    Aplica para tus hábitos. Aplica para las empresas.

    Ahora, en tu contexto personal, mencionas que quieres saber cómo manejar esto de manera que no afecte tu carrera. Creo que valdría la pena hacer algunas preguntas:

    • ¿Qué significaría para ti que no recibieras un ascenso en esta empresa? Dependiendo de la etapa profesional en la que te encuentras, las implicaciones pueden ser completamente diferentes. Por ejemplo, si estás muy al inicio de tu carrera, puede ser que un ascenso “mueva más la aguja” de tus finanzas y experiencia que si ya tienes un buen sueldo o prestaciones.
    • ¿La empresa tiene alguna política que dice que no puedes estar en el mismo nivel más de cierto tiempo? Hay algunas organizaciones que dan por entendido que para continuar trabajando ahí tienes que crecer. Algunas otras tienen lo que se les conoce como “niveles terminales”, que básicamente es un “no importa si no creces mientras sigas cumpliendo con tu trabajo”. La postura de tu empresa ante esto es importante, porque directamente influencia la prioridad que le das a tu problema.
    • En tu lista de prioridades, ¿qué es más relevante: crecimiento profesional o un balance vida/trabajo que te permita continuar disfrutando de tu familia? Mencionas que la situación de trabajo remoto que tienes actualmente ha sido una bendición para tu familia. Te invito a factorizar esto en tu proceso de toma de decisiones, porque probablemente un ascenso a otro nivel de responsabilidad signifique que tu flexibilidad de horario y disponibilidad se verán impactadas también.

    Desafortunadamente, no te puedo ofrecer una respuesta definitiva a esta pregunta, porque todo depende de tus prioridades y qué estés dispuesto a sacrificar. Para cualquier decisión que tomes, tendrás que considerar los tradeoffs: ¿qué estoy sacrificando vs. qué estoy ganando?

    Te deseo éxito, y ¡gracias por tu pregunta!

  • Empresas de E.E.U.U buscando devs en México

    En Reddit, me encontré una pregunta de alguien que tiene una empresa en EE. UU., y pide consejo sobre cómo conectar con desarrolladores en México:

    Tienes algún consejo o recomendación sobre cómo contratar ingenieros a tiempo completo en México? Estoy empezando a hacerlo y agradecería cualquier consejo que tengas (escuelas destacadas, consejos para encontrar talento, bolsas de trabajo donde puedo publicar, etc.)

    Creo que depende mucho de qué es lo que quiera hacer a mediano/largo plazo, porque las estrategias se pueden ver muy diferentes. Y esto aplica para ambos lados de la ecuación.

    La empresa de EE. UU. que busca devs en México

    Considera el giro del negocio, y la motivación para contratar gente en México. Lo puedo ver a través del lente de consultoras vs. empresas de producto.

    Si es una consultora, y nada más está buscando mano de obra más económica, pues el approach podría ser mucho más relajado: busca comunidades locales, y patrocina algunos de sus eventos.  Lo puedes hacer hasta de manera remota. Esto también te da mucha más flexibilidad y apertura, porque ni siquiera tienes que hacerte presente, así que no nada más puedes buscar en el mercado de México, sino de toda Latinoamérica.

    Para una empresa de producto que está buscando expandir y diversificar su talento, la estrategia se puede ver muy similar de inicio. Encuentra un meetup y patrocina unos eventos, sí. Pero también hazte presente y trae a alguien más de tu equipo para hacer conectes. Déjale ver a la comunidad que vas en serio, y que estás apostando por talento local. (Así conseguí mi primera chamba para una startup de San Francisco.)

    Para empresas de producto, también es importante no pensar solamente en cómo contratar desarrolladores, sino cómo mantenerlos. Hablamos de probablemente tener una entidad legal en México, ofrecerles beneficios, paga competitiva, oportunidades de crecimiento profesional, entre otros. Contratar es lo fácil.

    El dev de México que busca chamba en EE. UU.

    De este lado, también hay algunos matices que considerar.

    Si eres uno de esos a los que le gusta coleccionar chambas y trae de a 3 al mismo tiempo, es un approach muy diferente a alguien que le está tirando a hacer una carrera a largo plazo en un dominio específico.

    Los busca chambas 3000 van a priorizar las oportunidades que paguen más con la mayor flexibilidad posible. Por ejemplo, un proceso de entrevistas meticuloso, tener que estar en llamadas, o con disponibilidad en cierto horario, pueden ser factores que hagan que ni siquiera consideren una oportunidad.

    Pero alguien que tiene una visión de crecimiento profesional a largo plazo, podría considerar una oportunidad con los mismos requerimientos de manera más seria — siempre y cuando esté alineada con lo que esta persona quiere.

    ¿Entonces?

    Al final de cuentas es un juego de oferta y demanda, como en cualquier mercado.

    Y para que no te vendan gato por liebre, primero tienes que saber por qué quieres una liebre, cómo distinguirla de un gato, y, lo más importante, a dónde ir a buscarla. Porque si buscas liebres donde hay puros gatos, adivina qué vas a obtener.

  • Sí hay candidatos buenos. Somos malos reclutando.

    Juan Montilla, en LinkedIn:

    … solo descartar un entrevistado porque no logra hacer un Algoritmo Sort tipo: Selección, Inserción ó no sabe crear un Árbol Binario Invertido, pero conversando sabe hacer:

    • API
    • Deployment en Cloud
    • CI/CD
    • Docker

    Pregunto: ¿Por qué no tomarlo? si para la vacante no va a estar haciendo rectos algorítmicos complejos.

    Hay empresas que dicen que quieren contratar a los mejores, pero su definición de “mejor” no está para nada asociada con la realidad del trabajo del día a día. Juan continúa:

    Entonces dicen: “Nos cuesta reclutar”, y surgen comentarios que: “los Bootcamps no sirven y las Universidades tampoco”.

    Realmente lo que no funciona, es el proceso de entrevista de N entidades.

    Es un excelente punto, pero creo que no es el que Juan está queriendo hacer.

    Pensar que un recién salido de un bootcamp (o de una universidad, vaya) va a poder diseñar un proceso de reclutamiento que tome en cuenta todos estos matices de desarrollo profesional está en al nivel de ingenuidad que las empresas que entrevistan con algoritmos cuando únicamente hacen CRUDs.

    Irónicamente, en mi experiencia, son precisamente este tipo de empresas las que dejan a sus propios ingenieros diseñar el proceso de entrevistas, y delegan completamente esta responsabilidad a gente que no está capacitada para asumirla.

    Sucede así: una empresa contrata a un ingeniero que, por suerte, es muy bueno tirando código. Y si es bueno tirando código, naturalmente también será bueno filtrando candidatos (¡dhu!). Entonces, de repente, el ingeniero bueno tiene la validación de su empresa para emitir un juicio sobre los candidatos que llegan a tocar sus puertas. Y hay de dos: o el candidato es muy bueno, o incluso mejor que el que lo está entrevistando, y decide no contratarlo porque pone en riesgo su estatus dentro de la compañía; o no es tan bueno técnicamente como el entrevistador, y aprovecha la oportunidad para masajear su ego.

    “Lo siento, jefe, no nos llega ningún candidato bueno.”

    Que entre líneas es un “yo soy el mejor” disfrazado.

    En un artículo pasado, escribí:

    El gatekeeping es una de las principales razones por las que las comunidades de tecnología se pueden sentir tan hostiles y cerradas para las personas que están intentando incursionar en este mundo. Viene de la noción de que “si me costó tanto trabajo a mí, no debería ser más sencillo para ti”, acompañado de un toque de narcisismo al asumir que la otra persona quiere exactamente lo mismo que tú — o que desea obtener exactamente tus mismos resultados.

    Y creo que ese es el problema que se tiene que resolver.

    ¿De quién es la responsabilidad, entonces? Del equipo de liderazgo: del CEO, del CTO, del CPO, de los directores de área — de la persona que decide que la empresa necesita contratar a alguien más. Porque si están en esa posición, se podría asumir que es porque son expertos en los aspectos humanos del trabajo, y no nada más de la parte técnica. Son las personas en esta posición las que tienen que involucrarse activamente a definir los procesos, y asegurarse que las expectativas de las personas que los están implementando están claras.

    Sí, los procesos pueden ser deficientes. Y si lo son, es porque los que deberían de asegurarse que los incentivos estén alineados no están haciendo bien su chamba.

  • Soy tech lead, pero parece que lo que hago afecta más de lo que ayuda

    Juan R., de CDMX, me envía esta pregunta:

    Soy tech lead en una fintech emergente en la Ciudad de México. En los últimos meses, he notado que no estoy logrando un buen equilibrio entre liderar a mi equipo y continuar con mis responsabilidades técnicas directas. Por ejemplo, una semana puedo pasarla completamente en reuniones, gestionando retros, planificando sprints y alineando al equipo con el producto, pero eso me deja muy poco tiempo para hacer revisiones de código o trabajar en las implementaciones técnicas avanzadas. Luego, cuando trato de enfocarme en respaldar técnicamente a mi equipo, termino descuidando los aspectos de liderazgo y comunicación, lo que afecta la entrega de proyectos e impide que los más juniors crezcan adecuadamente.

    Esta situación me tiene bastante frustrado, porque siento que en ambos frentes estoy fallando. Mi jefe me dio excelentes comentarios sobre mi capacidad para gestionar, pero señaló que descuido las revisiones técnicas y, si no mejoro en eso, podríamos cometer errores que afectarán al equipo. Pero cuando invierto tiempo en lo técnico, noto cómo algunas dinámicas del equipo se resienten (la comunicación se estanca o fallamos en la entrega de ciertos backlog tasks). Entonces, me pregunto: ¿cómo puedo encontrar una estructura o flujo que me permita balancear mejor ambas responsabilidades y dejar de sentir que siempre hay algo (o alguien) que está siendo desatendido?

    ¡Felicidades, eres víctima de tu propio éxito!

    Ya, en serio: quiero honestamente felicitarte porque parece ser que eres muy bueno en ambos aspectos de tu trabajo, lo cual ya es de admirar.

    Lo primero que me gustaría saber es si el rol de “tech lead” está bien definido dentro de tu organización, y cuál es la diferencia de expectativas entre esa posición y la de un Engineering Manager. Diferentes organizaciones tienen diferentes expectativas para estos roles que requieren un poco más de seniority, y sería importante saber cuál es el contexto en tu situación particular.

    Por lo que me comentas, me atrevería a asumir que en tu organización no existe un rol de Engineering Manager, y que toda la responsabilidad, tanto del equipo, como proyectos y entregables, se la recargan al líder técnico. Además, me atrevería a asumir que le reportas a alguien que está supervisando muchos equipos — probablemente un director de área.

    Tomando eso en cuenta, creo que lo que te está pasando es un caso de “el que mucho abarca, poco aprieta”. Y no digo que necesariamente sea tu culpa: puede ser que la estructura organizacional y expectativas de tu rol te hayan puesto en esta situación.

    Pero aquí no echamos culpas. Aquí nos hacemos responsables. Así que toca buscar cómo darle la vuelta.

    Si yo fuera tu manager, primero te invitaría a que revisáramos las responsabilidades de tu rol para tener claridad de las expectativas.

    Segundo, me pondría a trabajar mucho contigo en desarrollar tus habilidades de liderazgo y de delegar responsabilidades.

    Tu jefe tiene razón al decir que si descuidas las revisiones técnicas podrían cometer errores que afecten al equipo. También yo podría argumentar que el hecho de que tú seas el único que puede revisar el trabajo de tus compañeros les quita la oportunidad de desarrollar esas mismas habilidades que te llevaron a ti a ser tech lead.

    Lo que está pasando es que estás siendo un cuello de botella para tu equipo. Y en el proceso te estás quemando.

    Esto me queda claro cuando mencionas que cuando le dejas de poner atención a un área de tu equipo, se nota que los procesos y rutinas comienzan a fallar. O tienes demasiadas responsabilidades a tu cargo; o el equipo no tiene claras cuáles son las responsabilidades compartidas que tienen.

    En cualquiera de las dos, tú estás en medio, y como su líder, es tu responsabilidad identificar el problema y resolverlo.

    Ahora, cuando hablo de “aprender a delegar” no quiero decir “tienes que aprender a asignar tareas a otras personas”. Delegar se trata de transferir responsabilidades, no tareas, a otras personas. Y para tener éxito delegando, tienes que asegurarte que la persona a la que le estás dando esa responsabilidad está capacitada para cumplirla. He dicho anteriormente que una de las cosas que menos me gusta de ser Engineering Manager es que no puedo resolver problemas de personas a través de un Pull Request, y estás a punto de entender por qué. Porque el problema que tienes ahorita, no se va a resolver hoy o mañana, sino dentro de unos cuantos meses de prueba y error, donde poco a poco vas a involucrar cada vez más a los miembros de tu equipo en las tareas que actualmente dependen completamente de ti.

    Identifica cuáles responsabilidades y procesos están actualmente atados a tu presencia. Recluta a alguien de tu equipo que esté interesado en crecer en esa área, y comienza a hacerle shadow. Dale feedback, y ayúdale a sentirse más cómodo con sus habilidades. Establece una cadencia para darle seguimiento y procurar su mejora continua.

    Durante este proceso, también te vas a encargar de crear un ambiente de responsabilidad compartida dentro de tu equipo. Procurar que todos tengan un sentido de “ownership” de las metas a las que quieren llegar. Les vas a hacer saber, y a demostrar, que sí, tú eres el tech lead, pero la satisfacción de un trabajo bien hecho es de ellos.

    No va a ser fácil, ni rápido. Como dice el dicho, “se va a poner peor antes de que mejore”. Pero si lo que estás buscando es un cambio a largo plazo, este es el camino. No solamente estarás más tranquilo sabiendo que el equipo no depende de que tú estés presente para cumplir sus metas. También sentirás una gran satisfacción al saber que no estás entregando a tiempo, sino que también estás ayudando a crecer profesionalmente a las otras personas de tu equipo.

    Así que mi recomendación es que comiences de ya. Aquí hay algunos libros que te podría recomendar para que continúes explorando estas ideas más en profundidad:

    ¡Éxito!

  • El impacto del código que escribes

    No importa si tu trabajo es escribir código, diseñar interfaces, o crear pruebas. La única razón por la que tienes un empleo, es porque le estás resolviendo un problema a una persona.

    Si pierdes el foco del impacto y de la importancia de tu trabajo, vas a comenzar a creer que lo más importante está en la tecnología, en la implementación. Y sí, es importante, pero es solo la mitad de la ecuación.

    Tu solución, por sofisticada que sea, no vale absolutamente nada por sí sola. Únicamente se vuelve valiosa cuando toca a otras personas: porque le resolviste el problema a tu usuario; porque le hiciste la vida más fácil a tus compañeros; porque ayudaste al negocio a acercarse más a sus metas.

    Tirar código es divertido y mentalmente estimulante, sí. Hacerlo en servicio de otros, lo es todavía más.

    ¿Qué impacto va a tener el código que escribas hoy?

  • Cómo destacar como ingeniera de software en un mercado globalizado

    Como el correo de ayer tuvo una excelente respuesta, ¡vamos a seguirle con “Pregúntale a Swanros”!

    Recuerda que me puedes mandar tu pregunta llenando este formulario.

    La que voy a responder hoy viene de Sofía, de Guadalajara, México:

    Me gustaría saber cómo puedo desarrollar mi marca personal como ingeniera de software en un mercado global. ¿Qué estrategias puedo implementar para destacar en mi campo y aumentar mi visibilidad en la industria?

    Aunque estoy contenta con mi trabajo, me preocupa no destacar lo suficiente en mi campo y no tener una marca personal sólida. También estoy interesada en explorar oportunidades de trabajo remoto o independiente, y me gustaría saber cómo puedo construir una marca personal convincente para atraer a posibles empleadores y clientes.

     

    Estoy dispuesta a trabajar duro y seguir aprendiendo para alcanzar mis metas profesionales, pero me gustaría recibir orientación sobre cómo hacerlo de manera efectiva.

    Para comenzar, hablas de marca personal, y me gusta mucho que estés pensando en eso. Solamente quiero mencionar algo: tener una “marca personal” no necesariamente significa que tienes que tener un logo, un eslogan, un sitio web, y presencia en redes sociales. Sí, hay personas que lo hacen, pero no es la única manera. Todas esas cosas son solamente elementos de una marca personal, pero no son la marca personal.

    Ahora, tener un trabajo remoto y ser un profesional independiente son dos cosas completamente diferentes. ¿Por cuál te quieres ir? Me podría pasar todo el correo hablando a detalle de cada una, pero no me preguntaste eso. Así que lo mantendré breve:

    Trabajar de manera remota es como cualquier otro empleo, pero requiere que tengas excelentes habilidades de comunicación, que seas proactiva, y que tengas la capacidad de trabajar de manera asíncrona.

    (Aquí hay un video de una charla que di para SoftwareGurú en 2021 donde hablo sobre mi experiencia de más de 10 años de trabajo remoto. Tal vez te sirva también.)

    Por otro lado, ser un profesional del software independiente se trata más de saber cómo manejar un negocio que de programar. Necesitas saber cómo valuar y vender tu trabajo, aprender a cobrar, a hablar con clientes, a hacer tus procesos más eficientes, a llevar un control de tus gastos, etc., etc., etc. Cuando eres independiente, la realidad es que se trata de todo menos de escribir código.

    Para que cualquier iniciativa sea “efectiva”, necesitamos primero tener bien claro cuál es el problema real que estamos intentando resolver — y cómo vamos a determinar el grado de éxito al que le estamos apuntando.

    Habiendo dicho eso, preguntas de manera concreta sobre estrategias que puedas implementar para destacar en tu campo y aumentar tu visibilidad en la industria. Voy a responder asumiendo que lo que quieres es un trabajo remoto porque en eso sí tengo experiencia; soy la persona peor calificada para darte consejos de negocio. (También voy a asumir que no estás hablando de volverte influencer o líder de opinión. Eso de las redes sociales no se me da mucho tampoco.)

    Hace unos meses escribí en mi blog que la “industria de la tecnología” ya no existe. En ese artículo hago el argumento de que ya está tan democratizada, que ya no es viable intentar crear una carrera que destaque siendo “la mejor en X tecnología”:

    Hoy en día las empresas sí tienen un problema: que necesitan generar dinero. Y lo van a hacer de la manera que les sea posible.

    Creo que esto significa que las empresas…

    • Van a aprovechar la sobreoferta de desarrolladores medianamente capacitados, porque son más baratos. • Van a dejar de enfocarse en hacer tecnología, y más bien en resolver problemas de negocio fundamentales (comprar soluciones, en vez de desarrollarlas en casa). • Van a pagar los grandes sueldos y beneficios a personas que sepan hacer algo más que simplemente escribir código: a personas que tengan algo tangible que aportar al negocio.

    Te invito a que lo leas el artículo completo si tienes chance para que entiendas los matices de esos puntos, pero esa es la idea, esencialmente: para destacar en el mercado actual tienes que ser mucho más que alguien que solamente escribe código.

    Mi consejo puntual es: sí, tienes que ser suficientemente buena en tu craft, pero también tienes que desarrollar otras habilidades que lo complementen. Para eso, es importante que tengas claro qué tipo de problemas quieres resolver, y luego ver cómo puedes destacar en ese dominio. Recuerda, ya no existe “la industria de la tecnología”; ahora todos los negocios usan tecnología.

    ¿En qué tipo de negocio quieres trabajar? ¿Cuáles son las reglas del juego de esa industria? ¿Te identificas y hay una oportunidad de resolver problemas con la tecnología que dominas?

    Vuélvete experta en el dominio, y complementa con tu conocimiento sobre tecnología. Ya no puedes primero preocuparte por qué tecnología quieres usar, y luego buscar problemas para resolver con ella.

    Y si lo piensas, tiene sentido: tu verdadera marca personal es la reputación que te creas, para bien o para mal, con la forma en que ejecutas tu trabajo, y el valor que agregas a las personas que trabajan contigo.

    Y si encuentras un problema que te apasione, en una industria que comparta tus valores y que te brinde la oportunidad de aplicar tus conocimientos técnicos, ni siquiera te va a costar trabajo “dar ese extra” para desarrollar las habilidades complementarias que necesitas para destacar. Eso te va a llevar naturalmente a hacer un excelente trabajo, y tu buena reputación en tu industria te va a preceder.

    Espero que te sirvan estas ideas.

    ¡Saludos!

    —Oscar Swanros