Me encanta que en mi trabajo nuestros gerentes estén totalmente dispuestos a realizar todo el trabajo de deuda tecnológica que sea necesario. Eso es lo que permite a mi equipo mantenerse productivo mes tras mes. Es muy triste cuando las políticas de la empresa impiden que se realice el trabajo de deuda tecnológica y los empleados terminan viéndose obligados a aceptar el statu quo improductivo porque “así son las cosas”. Por eso las buenas relaciones laborales son de suma importancia. Nos permiten obviar por completo las políticas para centrarnos en realizar el trabajo de la manera más eficaz posible para los clientes.
Una táctica que me ha funcionado en el último año para lograr avanzar los objetivos de mis equipos es dejar de llamarle “deuda técnica” y comenzar a llamarle “deuda de producto”.
La tecnología es un detalle de implementación, nada más. Y en el gran esquema de las cosas, no importa para los objetivos de la empresa. Pero la capacidad de continuar haciendo que el producto evolucione, eso sí importa. Y mucho.
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