• Evitar llamadas de trabajo innecesarias: 3 consejos

    “Esta llamada pudo haber sido un correo” es algo que todos hemos pensado en alguna ocasión. Independientemente de si tu equipo Google Meet, Zoom o Microsoft Teams la herramienta no es el problema. Es cómo colaboramos. Gran parte de la población mundial descubrió hace un año, por primera vez, el mundo del trabajo remoto. Lo que antes se resolvía en charlas en los pasillos de la oficina, ahora se tiene que resolver a la distancia — probablemente coordinando 2 o más husos horarios diferentes.

    Desafortunadamente la transición al teletrabajo no ha sido tan suave para todos. Algunas personas y organizaciones han decidido que la única manera de sentirse productivos es (adivinaste) teniendo tantas llamadas como puedan caber en un día. De primera mano he visto amigos y familiares que vienen de industrias tradicionales que desde que comenzó la pandemia tienen llamadas constantes de 9 am a 6 pm, dejando muy poco espacio para realmente trabajar. Y lo peor, la mayoría de esas llamadas sí pudieron haber sido un simple correo.

    Después de más de una década trabajando de manera remota, te quiero compartir algunas técnicas que he aprendido para evitar tener reuniones innecesarias en Zoom o Google Meet.

    Bloquea tu calendario

    Tan sencillo como esto. Si usas Google Calendar, debes de saber que existe la capacidad de crear un tipo de evento especial para bloquear espacio en tu calendario. Automáticamente rechazará cualquier invitación a un evento que te hagan durante ese marco de tiempo.

    Personalmente bloqueo de lunes a viernes el espacio de 2 pm a 3 pm, mi hora de comida, y de 5 pm a 10 pm. Hace años que no tengo una llamada de trabajo después de las 5 pm, y mi hora de comida es sagrada.

    Es posible que no uses Google Calendar, o que no tengas activada la opción para crear ese tipo de evento. En ese caso, puedes simplemente crear un evento con un nombre opaco, como “FUERA” o “NO DISPONIBLE”.

    Esta solución es parcial, puesto que hay personas a las que simplemente no les importa la agenda de las demás y mandan invitaciones a eventos sin siquiera verificar si los invitados tienen disponibilidad. Pero, por lo menos, si utilizas la opción de fuera de la oficina, Google rechazará la invitación por ti.

    ¿Sabes qué quieres decir?

    Probablemente en más de una ocasión hayas recibido un mensaje como este:

    Hola, ¿cómo estás? ¿Me regalas 10 minutos para rebotar unas ideas?

    La respuesta por defecto a una proposición de este tipo debería de ser “no”.

    La cultura laboral latinoamericana es muy propensa a querer complacer a nuestros colegas, líderes o jefes. Se nos ha hecho creer que poner nuestro bienestar y productividad por delante es hacerle falta a la compañía. Se dice que no estamos jugando en equipo, y que no tenemos “puesta la camiseta”.

    Lo que muchas personas no saben es que al decir que no a una propuesta de este tipo no estás siendo egoísta. En realidad estás ayudando a evitar perder el doble del tiempo que la persona que quiere hablar contigo cree. 10 minutos tuyos, y 10 minutos de ellos.

    Dependiendo de tu situación, te invitaría a contestar la invitación a una llamada de 10 minutos con una versión de lo siguiente:

    Ahora estoy algo ocupado, lo siento. Si no te molesta, déjame tus preguntas o tu idea aquí en el chat y cuando tenga tiempo la reviso y te comparto mis comentarios.

    Así la otra persona se ve en la necesidad de estructurar sus ideas o preguntas para poder escribírtelas. Este proceso es primordial, pero muchas veces ignorado. ¿Sabes realmente lo que quieres decir o simplemente quieres escupir un montón de pensamientos? Este es un buen Litmus test.

    Cuando comiences a emplear esta técnica para rechazar “llamadas rápidas” tendrás una epifanía. Te darás cuenta de que la mayoría de las veces, al intentar escribir las preguntas o definir la idea, se responden ellos mismos y tu opinión ya no será necesaria.

    Ejerce tu derecho a rechazar invitaciones

    Me atrevería a apostar que todas las aplicaciones de calendario tienen la opción de rechazar una invitación a un evento. ¿Cuántas veces has presionado ese botón?

    Durante mi proceso de formación profesional creía que una invitación a un evento era algo que se tenía que tomar sí o sí. Conforme fui creciendo y agarrando experiencia me di cuenta de que, en virtud de hacer mejor mi trabajo, vale más la pena proteger mi tiempo y creatividad que tomar una llamada — en la mayoría de los casos.

    Así que fui desarrollando una serie de políticas personales en las que me baso para determinar si acepto o no una invitación a un evento en el calendario. Te las comparto a continuación.

    Política #1: Procuro no enviar o aceptar invitaciones para el mismo día. Soy introvertido por naturaleza, y “encender” el “modo llamada” me cuesta muchísima energía. Prefiero tener por lo menos un día de margen para poder llegar preparado y asegurarme de que puedo aportar el valor necesario a la llamada. ((Esto no siempre es posible, y hay veces en las que simplemente se tiene que entrar a la llamada — sobre todo en situaciones críticas. Ni modo.))

    Política #2: Si el nombre o la descripción del evento no te dicen exactamente de qué se va a tratar la llamada, no acepto la invitación. En algunas ocasiones selecciono “Posiblemente” y respondo la invitación pidiendo clarificación sobre el propósito de la llamada. Una vez que esté claro el por qué es importante reunirnos, puedo decidir si acepto o no.

    Política #3: Actualizaciones de estado se hacen por correo, no por llamadas. Las reuniones para actualizar al equipo sobre progreso son el ejemplo primordial de llamadas que pudieron ser un correo. Para estos casos, si sé que puedo hacer llegar la información que me van a pedir por correo así lo hago y rechazo la invitación. Y como manager te comparto: es liberador cuando un miembro de mi equipo me responde con un “aquí está lo que me necesitas saber” y rechaza la invitación a la llamada.

    Política #4: Los horarios personales son sagrados. La hora de la comida, vacaciones y cualquier hora después de las 4 pm son intocables.

    Conclusiones

    El trabajo remoto fluye con muchas menos complicaciones si aceptamos la idea de que estar ocupado no es lo mismo que ser productivo. Y, te anuncio, las llamadas te mantienen ocupado.

    Como con todas las herramientas, también debemos de asegurarnos que estamos usando la herramienta adecuada para resolver cada problema. Si bien tener una llamada puede sonar como un atajo para atender una situación de manera más rápida, lo cierto es que intentar resolver absolutamente todo en llamadas es contraproducente. Si pasas 8 horas en llamadas todos los días, ¿a qué hora trabajas?

    Puedes encontrar el hilo de esta publicación en Twitter.

  • Mejorando la visibilidad de información en equipos remotos

    Estás teniendo una acalorada discusión con tus compañeros de trabajo acerca de cómo resolver ese problema con el que llevan atorados un par de semanas. Todos están trabajando de manera remota, y están teniendo la discusión en el canal de chat de la empresa. Han intentado varias propuestas de diferentes miembros del equipo, pero ninguna parece terminar de lleno con el problema.

    De repente a una de tus compañeras le llega a la cabeza la solución ideal que sí va a funcionar. Rápidamente la redacta y la publica en el mismo hilo de conversación que han estado usando para coordinar los esfuerzos de resolución de la situación. “Si quieren lo platicamos en una llamada”, escribes. Presionas Enter en tu teclado, y unos minutos después todo el equipo está platicando cara a cara en un Google Meet repasando el plan de acción.

    Todos aceptan, entienden su rol, y comienzan a trabajar. Por fin encontraron la solución que les permitirá continuar con la siguiente fase de su proyecto, y la implementarán en tiempo récord.

    Todo parece estar tranquilo. Un éxito seguro, un problema menos, y todo gracias a la excelente colaboración de los miembros del equipo.

    Hasta que tiempo después alguien hace la pregunta: ¿Me pueden explicar por qué se resolvió esto así? Pero hace 6 meses que la persona que propuso la solución se fue de la organización.

    La problemática

    El escenario que describo anteriormente sucede más de lo que te imaginas, y no es exclusivo de organizaciones o empresas grandes. Seguramente alguna vez te has preguntado por cómo llegaste a cierta decisión en tu vida personal, o en tu proyecto individual. No es raro.

    El cerebro humano está diseñado para generar ideas (y es excelente en ello), no para almacenarlas. El dicho reza que dos cabezas piensan mejor que una, no que dos cabezas recuerdan mejor que una. Reconociendo esto, podemos tomar acciones concretas para no complicarnos la vida a nosotros mismos al momento de que necesitemos recordar cómo fue que llegamos a una decisión.

    Una técnica para esto es pensar en las ideas y acuerdos en términos de Flujo y Stock.

    Flujo y Stock

    Seguramente habrás escuchado en alguna ocasión que cierto producto se encontraba fuera de stock al momento de intentar comprar algo en una tienda. “Nos llega pedido en 15 días,” como es de costumbre.

    En el mundo de la economía, los negocios, y la logística existe el término Flujo y Stock, que nos permite pensar de diferentes maneras en las unidades más importantes para un determinado contexto. Al enmarcar la unidad con la que estamos lidiando en el concepto de Flujo y Stock, se vuelve mucho más sencillo determinar cómo deberíamos de manejar dicha unidad.

    Una manera más amigable para asimilar el concepto de Flujo y Stock es pensar en que tenemos una tienda de libros. Piensa en cuáles libros pondrías en las vitrinas para atraer clientes. Estarás de acuerdo que la respuesta es que en las vitrinas deberían ir los libros actuales, novedosos o que están en auge, pues son ellos los que atraerán a la tienda a los clientes potenciales que van pasando.

    Y entonces, ¿cuáles libros deberías guardar en tu almacén? Los libros clásicos, de conocimiento antiguo; no son tan populares, pero debes tenerlos a la mano de una manera relativamente accesible porque eventualmente va a llegar un cliente a preguntarte por uno de ellos. Es ahí cuando dices “permíteme tantito, déjame ir por él a la bodega”.

    De manera concreta:

    • Flujo hace referencia a una transacción que se haga con una unidad de medida durante un periodo de tiempo. Cuántos libros vendes por hora. Estos libros van en la vitrina.
    • Stock hace referencia a una unidad de medida en un marco de tiempo en particular. Cuántos libros tienes disponibles para venderhoy. En tu stock tienes los libros clásicos.

    Flujo y Stock del conocimiento

    Podemos categorizar cómo administramos nuestros bienes físicos, y determinar si los debemos de guardar en un almacén, o tenerlos en las vitrinas de una tienda. De la misma manera, podemos categorizar el conocimiento y la información que manejamos en el día a día. El concepto de Flujo y Stock, al ser asimilado y transportado al reino del conocimiento, nos permite discernir con mayor claridad cómo deberíamos administrar una idea.

    Podremos decidir si un pedazo de información es de flujo (novedosa, popular, y que debería ir en la vitrina), o de stock (de valor histórico, clásica, y que debería ir en el almacén).

    La información que determinemos flujo va en las vitrinas de la era digital: aplicaciones de chat, videollamadas, correos electrónicos, o cualquier otro medio de comunicación cuya naturaleza sea efímera. Estos medios de comunicación están hechos para ser consumidos “al pasar”, al igual que un exhibido afuera de una tienda.

    Entre las características de los medios de comunicación ideales para transmitir información de flujo se encuentran:

    • se centran en la facilidad de transmitir, no preservar, la información (chats privados, videollamadas por Zoom o Google Meet),
    • usualmente ofrecen una experiencia personalizada para cada usuario (Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp), y
    • generan silos de información dentro de una organización (correo electrónico).

    Por el contrario, la información que determinemos stock debería de ir en nuestros repositorios digitales de información: documentos en la nube, notas compartidas, o almacenes de código a los que todos los miembros del equipo tengan acceso. Si contrataras un nuevo vendedor en tu librería, él o ella necesitaría acceso a tu bodega de libros para poder hacer su trabajo. Sucede exactamente igual con el conocimiento.

    Entre las características que hacen que un medio sea apto para almacenar información de stock se encuentran:

    • la habilidad de que todos los miembros de la organización estén viendo el mismo contenido al mismo tiempo (carpetas compartidas, como Google Drive o Dropbox),
    • la posibilidad de colaborar simultáneamente en la edición del contenido (Google Docs, Office365, Dropbox Paper)
    • la preservación de un historial de modificaciones, con marca de tiempo y detalle del cambio (Google Docs hace esto también)
    • el contenido es indexable y se pueden realizar búsquedas complejas

    También es de vital importancia asegurarse que la información stock debe de contener todo el contexto necesario para ser útil. Para esto, te recomiendo que sigas el PURLÚ (Principio de la URL Única). De nada sirve tener información guardada, si es dificil interpretarla.

    ¿Cómo saber si una pieza de información es Flujo o stock?

    Una definición muy personal para la información que considero como flujo en mi día a día es preguntarme si la idea podría caber en un Tweet. Si la respuesta es sí, entonces comunico la idea a través de un canal apto para información fluctuante.

    Ejemplos de información que considero flujo:

    • Notificar al equipo que un proyecto se completó de manera exitosa.
    • Confirmar un dato con alguno de mis compañeros.
    • Pedir o dar una actualización de estatus de una iniciativa.
    • Pedir por referencias sobre algún trabajo previo.
    • Información relacionada con ocio.

    Por otra parte, cualquier pieza de información que tenga un valor histórico dentro del contexto en el cual está siendo manejada, debería de ser considerada información de stock.

    Notificar que un proyecto se completó de manera exitosa es claramente información de flujo, y podríamos hacer dicho anuncio a través de Slack, Google Chat, o en un correo electrónico sin problema. Sin embargo, el historial y resumen de entrega del proyecto completado es información de stock, y por lo tanto deberíamos de preservarlo en un folder compartido de Google Drive o Dropbox, al cual tienen acceso los miembros del equipo a quienes podría servirles dicha información.

    Puedes aplicar esta misma forma lógica en tu día a día para determinar si algo debería ser comunicado como información de flujo, o información de stock. Además, puedes ir un paso más allá y pensar también en organizar los canales de comunicación de tu equipo, algo de lo que también escribí.

    Conclusión

    Estudiar otras áreas de la vida nos expone a ideas que podemos moldear para resolver problemas que ni siquiera estábamos conscientes que teníamos. En esta ocasión, hemos explorado un concepto de economía, nos hemos quedado con su esencia, y lo adaptamos a un área de interés muy particular: la administración de la información y conocimiento.

    Ser eficiente, en esencia, se trata de remover fricciones. Al remover la fricción de recuperar conocimiento e información, estamos elevando nuestras probabilidades de tener éxito en lo que sea que estemos haciendo. Aplicando el concepto de Flujo y Stock en nuestro trabajo y vida personal, dejaremos de tener la incertidumbre naciente de la falta de organización del conocimiento.

  • 5 Soft Skills para dominar si desarrollas software

    Los Soft Skills son imprescindibles para cualquier desarrollador de software. Puede que seas capaz de codificar mientras duermes, pero si no tienes la capacidad de comunicarte te encontrarás en una situación incómoda. Y a menos que pretendas trabajar por tu cuenta para siempre, no es lo ideal.

    Un estudio en el estado de Sonora demuestra que los mismos desarrolladores de software dicen que los Soft Skills son igual o más importantes que conocer ciertas tecnologías.

    Este artículo te enseñará los Soft Skills principales que pueden ayudarte a hacer o deshacer tu carrera como desarrollador de software.

    Comunicación

    La buena comunicación es una habilidad esencial para cualquier trabajo profesional. Pero es especialmente importante para los desarrolladores de software que son serios con su trabajo. Desarrollar software, a final de cuentas, se trata de resolver problemas — para y con otras personas.

    No importa si trabajas por tu cuenta como freelancer o en un equipo de desarrollo, vas a tener que comunicar ideas complejas a otras personas. Lo único que cambia es el medio. El diseño de una API comunica cómo debería ser utilizado tu servicio. Cómo redactas reporte de un bug comunica muchas veces no solamente lo que se debe de resolver, sino cómo debería de resolverse.

    Los desarrolladores de software, como personas lógicas que somos, tendemos a pensar en términos de unos y ceros. Pero tener esta misma mentalidad al momento de comunicarnos con otras personas, especialmente personas que no tienen nuestra misma formación, no hace otra cosa más que perjudicar nuestra carrera.

    Aprende a comunicar, y verás cómo tu código e ideas se vuelven 100% más efectivos.

    Negociación

    Los desarrolladores de software también tendrán que negociar con personas. Es raro el escenario en el que no tendrás la necesidad de discutir con otra persona para resolver un problema.

    Si trabajas eres freelancer, por ejemplo, tendrás que negociar fechas de entrega, alcance del proyecto y hasta tu compensación. Si eres parte de un equipo, tendrás que encontrar la manera de llegar a acuerdos con respecto a metodologías de trabajo, herramientas y hasta qué convenciones seguir.

    ¿Usarás tabs o spaces?

    ¿Por qué deberíamos de usar Ruby y no Elixir?

    ¿Deberíamos desarrollar este feature antes de refactorizar el sistema?

    No hay manera de que te escapes de tener que negociar cuando desarrollas software. Incluso, si lo piensas, diseñar una API se trata meramente de negociar qué es lo que el usuario te debe de dar vs. lo que tú le vas a regresar.

    Ser excelente negociando hará tu vida desarrollando software mucho más productiva. No

    Habilidades interpersonales

    Empatía, tacto, persuasión, liderazgo, entre otras. Las habilidades interpersonales son importantes cuando hay que interactuar con otros miembros del equipo para que no se sientan molestos o disgustados por tu presencia. No es divertido tener un compañero grosero, combativo, que se queja de todo y no sabe cómo adaptarse al grupo.

    Pero, yo diría, son mucho más importantes porque desarrollar software, al final del día, se trata de resolverle problemas a las personas.

    Muy rara vez se desarrolla un software para que funcione en un vacío. Es casi seguro que si estás desarrollando una aplicación o sistema, o implementando un algoritmo, es porque alguien, en algún lado, necesita resolver un problema. Es aquí donde las habilidades interpersonales marcan la diferencia entre un software mediocre (dogmático, apegado a las ideas del programador) y un software realmente útil (usable, que resuelve los problemas del usuario).

    Cuando desarrollamos software tenemos que tener siempre en mente a nuestro usuario. Por más novedosa que sea nuestra arquitectura, o más eficiente sea nuestro algoritmo — nada de eso importa si no estamos resolviendo el problema de la persona que usará nuestro desarrollo.

    Sucede exactamente lo mismo en el contexto del equipo de desarrollo: ¿de qué sirve que seas el que más sabe de algún tema si nadie quiere trabajar contigo?

    Eres una persona, y te mueves en un mundo de personas. No dejes que tus habilidades interpersonales se echen a perder.

    Trabajo en equipo

    Complementando a las habilidades interpersonales, viene el trabajo en equipo. Que es similar, pero no lo mismo. El trabajo en equipo es uno de los Soft Skills más citados en currículums, pero no muchos saben realmente qué significa.

    Más allá de poder comunicar ideas complejas a tus compañeros, y de poder “llevar la fiesta en paz”, la habilidad de trabajar en equipo se podría resumir en la siguiente frase: tú no eres lo más importante del equipo.

    Debes de ser capaz de observarte dentro del contexto del equipo, y ver cómo puedes apoyar, no cómo puedes obtener más control. Un desarrollador que sabe trabajar en equipo gestiona soluciones, delega responsabilidades y apoya en lo que puede. Pero nunca bloquea esfuerzos, acapara responsabilidades o tiene actitud de “quítate, yo lo hago”.

    Seguramente has escuchado el término 10x Programmer — hace referencia a un programador que hace el trabajo de 10 personas, presumiblemente porque es tan bueno. Pero piénsalo de esta manera: un 10x Programmer no solamente hará el trabajo de 10 personas, sino que hará que 10 personas no quieran trabajar con él o ella. Y, a largo plazo, esa es una posición en la que no quieres estar. Muy bueno tirando código, pero insoportable al momento de colaborar.

    No seas ese rockstar.

    ¿Quieres ser un 10x Programmer? Trabaja en equipo y haz que 10 personas crezcan para cumplir sus metas y objetivos.

    Paciencia

    Seguido me preguntan qué es lo que se necesita para poder desarrollar software profesionalmente. Muchas personas no se esperan que la respuesta que usualmente comparto es: paciencia. Un Soft Skill que usualmente pasa desapercibido porque es personal.

    Desarrollar software es como armar un rompecabezas en tu cabeza. Solamente que no sabes cómo se debería de ver el diseño final, ni qué tamaño debería tener, ni si está en la orientación correcta. Si te frustras fácilmente, no sabes cómo lidiar con incertidumbre, y buscas la gratificación inmediata de todas tus experiencias, probablemente serás miserable desarrollando software.

    No solamente deberás ser paciente con tus propios problemas — cuando estés intentando encontrar un error en un programa o aprendiendo una nueva tecnología. También deberás de ser paciente con personas que no hablan el mismo idioma que tú, o que no tienen la misma experiencia empírica. Tendrás que explicar conceptos complejos a personas que no saben de lo que estás hablando, y te harán preguntas sin sentido. Deberás lidiar con cientos de intentos fallidos para configurar alguna parte de tu stack.

    Desarrollar software es un ejercicio de paciencia constante.

    Si no eres paciente contigo mismo, y con las personas que te rodean en tu industria, probablemente la pasarás mal.

    Y si estás leyendo esto porque apenas estás considerando iniciar tu carrera desarrollando software, te ofrezco una disculpa. Sé que puede sonar nada divertido, y hasta como una advertencia de que no lo hagas. Pero, por experiencia propia te digo: hasta las veces que perdí la paciencia y lloré porque no podía configurar una simple tabla en mi aplicación de iOS valieron la pena. Porque durante los siguientes 10 años pude aprender de los mejores, viajar por el mundo, hablar en conferencias y mi código hoy corre en cientos de millones de dispositivos. Porque fui paciente.

  • Cómo evitar llamadas de trabajo innecesarias

    “Esta llamada pudo haber sido un correo” es algo que todos hemos pensado en alguna ocasión. Independientemente de si tu equipo Google Meet, Zoom o Microsoft Teams es muy probable que la herramienta no sea el problema, sino el cómo colaboramos.

    Gran parte de la población mundial descubrió hace un año, por primera vez, el mundo del trabajo remoto. Lo que antes se resolvía en charlas en los pasillos de la oficina, ahora se tiene que resolver a la distancia — probablemente coordinando 2 o más husos horarios diferentes.

    Desafortunadamente la transición al teletrabajo no ha sido tan suave para todos. Algunas personas y organizaciones han decidido que la única manera de sentirse productivos es (adivinaste) teniendo tantas llamadas como puedan caber en un día. De primera mano he visto amigos y familiares que vienen de industrias tradicionales que desde que comenzó la pandemia tienen llamadas constantes de 9 am a 6 pm, dejando muy poco espacio para realmente trabajar. Y lo peor, la mayoría de esas llamadas sí pudieron haber sido un simple correo.

    Después de más de una década trabajando de manera remota, te quiero compartir algunas técnicas que he aprendido para evitar tener reuniones innecesarias en Zoom o Google Meet.

    Bloquea tu calendario

    Tan sencillo como esto. Si usas Google Calendar, debes de saber que existe la capacidad de crear un tipo de evento especial para bloquear espacio en tu calendario. Automáticamente rechazará cualquier invitación a un evento que te hagan durante ese marco de tiempo.

    Personalmente bloqueo de lunes a viernes el espacio de 2 pm a 3 pm, mi hora de comida, y de 5 pm a 10 pm. Hace años que no tengo una llamada de trabajo después de las 5 pm, y mi hora de comida es sagrada.

    Es posible que no uses Google Calendar, o que no tengas activada la opción para crear ese tipo de evento. En ese caso, puedes simplemente crear un evento con un nombre opaco, como “FUERA” o “NO DISPONIBLE”.

    Esta solución es parcial, puesto que hay personas a las que simplemente no les importa la agenda de las demás y mandan invitaciones a eventos sin siquiera verificar si los invitados tienen disponibilidad. Pero, por lo menos, si utilizas la opción de fuera de la oficina, Google rechazará la invitación por ti.

    ¿Sabes qué quieres decir?

    Probablemente en más de una ocasión hayas recibido un mensaje como este:

    Hola, ¿cómo estás? ¿Me regalas 10 minutos para rebotar unas ideas?

    La respuesta por defecto a una proposición de este tipo debería de ser “no”.

    La cultura laboral latinoamericana es muy propensa a querer complacer a nuestros colegas, líderes o jefes. Se nos ha hecho creer que poner nuestro bienestar y productividad por delante es hacerle falta a la compañía. Se dice que no estamos jugando en equipo, y que no tenemos “puesta la camiseta”.

    Lo que muchas personas no saben es que al decir que no a una propuesta de este tipo no estás siendo egoísta. En realidad estás ayudando a evitar perder el doble del tiempo que la persona que quiere hablar contigo cree. 10 minutos tuyos, y 10 minutos de ellos.

    Dependiendo de tu situación, te invitaría a contestar la invitación a una llamada de 10 minutos con una versión de lo siguiente:

    Ahora estoy algo ocupado, lo siento. Si no te molesta, déjame tus preguntas o tu idea aquí en el chat y cuando tenga tiempo la reviso y te comparto mis comentarios.

    Así la otra persona se ve en la necesidad de estructurar sus ideas o preguntas para poder escribírtelas. Este proceso es primordial, pero muchas veces ignorado. ¿Sabes realmente lo que quieres decir o simplemente quieres escupir un montón de pensamientos? Este es un buen Litmus test.

    Cuando comiences a emplear esta técnica para rechazar “llamadas rápidas” tendrás una epifanía. Te darás cuenta de que la mayoría de las veces, al intentar escribir las preguntas o definir la idea, se responden ellos mismos y tu opinión ya no será necesaria.

    Ejerce tu derecho a rechazar invitaciones

    Me atrevería a apostar que todas las aplicaciones de calendario tienen la opción de rechazar una invitación a un evento. ¿Cuántas veces has presionado ese botón?

    Durante mi proceso de formación profesional creía que una invitación a un evento era algo que se tenía que tomar sí o sí. Conforme fui creciendo y agarrando experiencia me di cuenta de que, en virtud de hacer mejor mi trabajo, vale más la pena proteger mi tiempo y creatividad que tomar una llamada — en la mayoría de los casos.

    Así que fui desarrollando una serie de políticas personales en las que me baso para determinar si acepto o no una invitación a un evento en el calendario. Te las comparto a continuación.

    Política #1: Procuro no enviar o aceptar invitaciones para el mismo día. Soy introvertido por naturaleza, y “encender” el “modo llamada” me cuesta muchísima energía. Prefiero tener por lo menos un día de margen para poder llegar preparado y asegurarme de que puedo aportar el valor necesario a la llamada. ((Esto no siempre es posible, y hay veces en las que simplemente se tiene que entrar a la llamada — sobre todo en situaciones críticas. Ni modo.))

    Política #2: Si el nombre o la descripción del evento no te dicen exactamente de qué se va a tratar la llamada, no acepto la invitación. En algunas ocasiones selecciono “Posiblemente” y respondo la invitación pidiendo clarificación sobre el propósito de la llamada. Una vez que esté claro el por qué es importante reunirnos, puedo decidir si acepto o no.

    Política #3: Actualizaciones de estado se hacen por correo, no por llamadas. Las reuniones para actualizar al equipo sobre progreso son el ejemplo primordial de llamadas que pudieron ser un correo. Para estos casos, si sé que puedo hacer llegar la información que me van a pedir por correo así lo hago y rechazo la invitación. Y como manager te comparto: es liberador cuando un miembro de mi equipo me responde con un “aquí está lo que me necesitas saber” y rechaza la invitación a la llamada.

    Política #4: Los horarios personales son sagrados. La hora de la comida, vacaciones y cualquier hora después de las 4 pm son intocables.

    Conclusiones

    El trabajo remoto fluye con muchas menos complicaciones si aceptamos la idea de que estar ocupado no es lo mismo que ser productivo. Y, te anuncio, las llamadas te mantienen ocupado.

    Como con todas las herramientas, también debemos de asegurarnos que estamos usando la herramienta adecuada para resolver cada problema. Si bien tener una llamada puede sonar como un atajo para atender una situación de manera más rápida, lo cierto es que intentar resolver absolutamente todo en llamadas es contraproducente. Si pasas 8 horas en llamadas todos los días, ¿a qué hora trabajas?

    Puedes encontrar el hilo de esta publicación en Twitter.

  • Aparición: Let Swift Podcast S02E08

    Hace un par de semanas tuve el gusto de participar con Pedro Rojas y Angel Morales en su programa, Let Swift Podcast. Hoy, la primera parte de la conversación que grabamos (de casi 3 horas de contenido) está disponible para que la escuches n Apple Podcasts, Spotify, Google Podcasts o PocketCasts.

    Como probablemente sepas, trabajé desarrollando aplicaciones para iOS por un poco más de 10 años antes de cambiar de carrera y dedicarme de lleno al management. La charla con Pedro y Angel fue una excelente oportunidad para volver a mis raíces y compartir un poco de lo que aprendí durante todo ese tiempo.

    El contenido es un poco técnico (solo un poco), pero estoy seguro de que le podrás encontrar valor. En general, hablamos de…

    ?Los retos de aprender iOS por cuenta propia

    ?? Freelancing

    ?¿Cómo es dar pláticas en otros países?

    ??¿Cómo mejorar nuestros softskills?

    Mil gracias a Pedro y Angel por recibirme en su casa.

  • Investigadores de Stanford identifican 4 causas de la “fatiga de Zoom”

    4 consejos puntuales que son realmente sencillos de implementar:

    1. Procura que la videollamada no ocupe toda tu pantalla.
    2. Oculta el recuadro que muestra tu cara.
    3. Cambia tu entorno dentro y asegúrate de tener suficiente espacio para moverte constantemente.
    4. Si tienes muchas llamadas, date tiempo de tomar algunas en modo de “solo audio”. Sobre todo en aquellas llamadas que no necesites participar activamente.

    Creo que el punto 4 es el que le da en el clavo a toda la situación.

    Algunas industrias, al moverse al trabajo remoto, decidieron que para sentir que se está haciendo el trabajo es necesario tener llamadas. Discutir, planear… “Colaborar”. Pero no se dan cuenta de que tener que estar en una llamada discutiendo un tema en particular está quitando tiempo efectivo para poder hacer el trabajo.

    La solución para no tener fatiga de Zoom no es usar la herramienta diferente. Es no tener tantas llamadas en primer lugar.

    Link

  • Cómo rechazar una oferta de trabajo de manera decente

    Hace un par de semanas me integré al equipo de ingeniería de Homie (estamos contratando ?) y tuve que detener un proceso de reclutamiento que tenía con otra empresa. Esto me puso a pensar en este tipo de interacciones y en cómo el discurso de la industria está seriamente sesgado hacia los procesos desde el punto de vista de la empresa.

    • ¿Cómo hacer que tu currículum se vea atractivo? Pone a la empresa primero
    • ¿Cómo crear un portafolio? La empresa va primero
    • ¿Cómo venderte? Es para la empresa

    Mucho se habla de cómo buscar un trabajo, y de cómo atraer a los reclutadores. El objetivo, a final de cuentas, es que esa conversación desemboque en una oferta laboral. Pero la vida real es impredecible, y hay ocasiones en las que ya tendremos al reclutador o empresa de nuestro lado y tendremos que tomar la decisión de decir “gracias, pero no gracias”.

    ¿Por qué rechazarías una oferta de trabajo?

    “Estoy buscando trabajo” es una frase que me da escalofríos. Creo que todos hemos pasado por esa incertidumbre de querer hacer un cambio, por la razón que sea. Y encontrarse en ese limbo entre iniciar una búsqueda mientras estás atendiendo el trabajo que ya tienes no es sencillo.

    Entonces, ¿por qué rechazarías una oferta de trabajo que tanto te costó conseguir? La respuesta puede variar de persona a persona. Durante una llamada con los miembros de la comunidad exclusiva hicimos esta pregunta, y algunas de las respuestas que se mencionaron fueron las siguientes:

    • La cultura no empata
    • Maltrato durante el proceso de entrevistas
    • El puesto no está alineado con lo que buscas a largo plazo en tu vida personal
    • Ya tenías otra oferta de trabajo
    • No te ofrecieron el rango salarial que buscabas

    Pero también caímos en cuenta que esto es solamente la mitad de la ecuación: saber que no se quiere continuar con el proceso de reclutamiento es una cosa. Salirse del mismo es otra completamente diferente.

    Durante la llamada, también se tocó el punto de que los latinoamericanos somos mucho más reacios a decir que no — a cualquier cosa. Simplemente nos cuesta negarle algo a alguien. Esto nos puede costar muchísimo profesionalmente, sobre todo cuando se trata de “no dejar ir una oportunidad”.

    ¿Cómo decir “no, gracias”?

    Creo fielmente que todos nos beneficiaríamos de tener un manual de cómo lidiar con situaciones a las cuales no estamos acostumbrados. Decir que no a una oferta laboral o un proceso de reclutamiento es una de ellas. Por eso, le pregunté a los miembros de la comunidad si habían tenido que parar algún proceso de reclutamiento con alguna empresa, y si sí, cómo lo habían hecho.

    “En mi opinión la mejor forma de rechazar una oferta laboral es siendo directo y honesto explicando el por qué,” me comentó un, argumentando que “el feedback es algo que no solo debemos recibir, sino también dar.” Creo que todos en alguna ocasión nos hemos quejado de que un proceso de entrevistas no se concreta (es decir, no nos dijeron ni sí ni no, que en realidad es un no), pero que no supimos por qué. Es algo que nos gustaría que se mejorara de los procesos de muchas empresas, pero creo que rara vez nos preguntamos si nosotros estamos haciendo algo para resolver ese problema de nuestro lado. Si queremos que algo cambie, empecemos por lo que nos toca.

    “Pienso que de manera muy formal y siempre dejando las puertas abiertas (vaya uno a saber las vueltas que da la vida)”, comenta otro miembro de la comunidad, tocando un punto bien importante. Salir de un proceso de entrevistas de la mejor manera posible es algo que como profesionales no nos cuesta mucho trabajo. Sin embargo, habla muy bien de nosotros e incluso podría generarnos más oportunidades de las que nos quita.

    Desde que iniciamos un proceso tenemos una idea de qué tantas ganas tenemos de que nos acepten. “… es válido decir el motivo, y aprender a decir no, no quiero, no me interesa,” opinó otro miembro, haciendo hincapié en que también es nuestra responsabilidad ser honestos con nosotros mismos al momento de decidir si iniciar un proceso de reclutamiento. Si desde un inicio sabemos que muy probablemente no es la opción para nosotros, podríamos ahorrarle tiempo a todos los involucrados y parar el proceso cuanto antes.

    Los procesos de reclutamiento son arduos para todos los involucrados. La persona que está buscando empleo se prepara para más de una entrevista, seguramente. Mientras que la persona conduciendo la entrevista tiene que entrevistar a más de un candidato — probablemente durante el mismo día. No es un proceso fácil para ninguna de las partes involucradas, y hacer un esfuerzo, por más mínimo que sea, puede ahorrar muchos disgustos e incertidumbres.

    Conclusiones

    Las perspectivas, experiencias y recomendaciones fueron variadas. Pero todas se centraban al rededor de las mismas ideas.

    De manera concreta, te puedo decir que para detener un proceso de reclutamiento, o rechazar una oferta de trabajo, estarás cubierto si sigues las siguientes recomendaciones.

    • Habla con honestidad. No hay herramienta más útil para promover el cambio que la honestidad. ¿No estuviste de acuerdo con alguna parte del proceso? Dilo. ¿Tienes otra oferta más atractiva? Dilo. ¿Simplemente no te sientes identificado con la misión de la empresa, o no te gusta lo que harás? Dilo.
    • Habla a tiempo. A nadie le gusta que le hagan perder el tiempo. El mejor momento para salirte de un proceso que ya sabes que no te gusta fue cuando te diste cuenta de eso. El segundo mejor momento es ahora.
    • Habla con respeto. La persona con la que hablaste no es la compañía. Muy probablemente ni siquiera estén en sus manos los términos o condiciones que guiaron tu proceso. Sí, es frustrante, pero no es justificación para faltarle el respeto a nadie.
    • No te prives de futuras oportunidades. Si cumples con los 3 puntos anteriores, tendrás una ventaja competitiva importante. Asegúrate que no se arruine todo haciendo comentarios como “de todos modos ni quería trabajar en su empresa toda fea”. Ya llegaste hasta aquí con la frente en alto, de la manera más profesional posible. Honra tu propio esfuerzo dejando las puertas abiertas para posibles futuras oportunidades.
  • Cómo decir que no

    Hola, Tim.

    Gah, ok. He estado luchando con esto, y así está la cosa: después de 5 años intentos de creatividad y promociones, entrevistas acerca de mi viaje personal y de hablar de dónde vienen las ideas, después de años de terminar un proyecto un día e inmediatamente saltar a promocionar el siguiente… estoy dando un paso hacia atrás. Alcancé mis límites recientemente, y por amor a mi trabajo, me daré un descanso. Durante los últimos meses he cancelado contratos y he dicho no a nuevos proyectos y entrevistas. Para sentarme a hacer nada. Para deambular y desperdiciar un día. Y por primera vez en cinco años, por fin estoy en un lugar en el que no hay una fecha de entrega atada a cada dibujo. No hay una fecha límite para mis ideas. Y se siente correcto.

    Así que, aunque realmente quiero hacer esto contigo — te respeto a ti y a tu trabajo y estoy honrada de que quieras que participe — y aunque sea estúpido con E mayúscula para mi carrera profesional que no lo haga, tendré que decirte gracias pero… no. Simplemente no estoy en un lugar para hablar sobre mí o mi trabajo en estos momentos. (Una locura para una hija única altamente parlanchina.) Tengo la esperanza de que podamos hablar en un futuro — te prometo que cualquier pensamiento que tenga para ti en ese momento será mucho más perspicaz que cualquier cosa que te pueda compartir en estos momentos.

    Espero que el espacio creado por mi ausencia sea llenado por una de las brillantes personas que sugerí en mi correo anterior.

    Y de verdad, mil gracias por tu interés.

    Me estaré pateando a mí misma cuando el libro salga.

    — W.

    Este fue el correo (traducido por mí) que Wendy MacNaughton, prolífica ilustradora, le envió a Tim Ferris para declinar la invitación a una entrevista para su libro, Tribe of Mentors. Una clase maestra de cómo y por qué decir que no — algo en lo que he estado pensando mucho últimamente.

    Antes de que un avión despegue, la instrucción es que en caso de despresurización te coloques la máscara de oxígeno antes de intentar ayudar a otros. Sucede igual con el trabajo y la creatividad: antes de compartirla, debes de hacer espacio para que se desarrolle.

    Ponte la máscara primero. Di que no.

  • Manual de Swanros

    ¡Hola, $NOMBRE!

    Hey, es un gusto tenerte por acá. ¡Vamos a trabajar juntos! Me quise tomar el tiempo de escribir este documento para explicarte un poco cómo funciono, me conozcas y sepas qué es lo que puedes esperar de mí como tu manager. Hago esto porque creo fielmente en el trabajo con personas, y sinceramente me hubiera gustado saber qué era lo que motivaba a algunos managers que he tenido en el pasado. Espero te sea de utilidad.

    Durante las próximas semanas vamos a conocernos y a aprender cómo nos gusta trabajar. Por lo pronto, aquí está una radiografía de una semana trabajando en equipo.

    Nuestra semana típica

    Una semana típica colaborando es bastante relajada desde el punto de vista de comunicación entre nosotros. El micromanagement es la antítesis de cómo trabajo y es lo último que puedes esperar de mí. Habiendo dicho esto, me gusta estar cerca del equipo para saber cómo puedo apoyar, así que nos mantendremos en contacto constante.

    Tendremos una llamada semanal para ponernos al día. Durante esta llamada discutiremos cosas importantes o de visión general — no es un standup — y no necesariamente debes de traer algo preparado. Solamente quiero saber cómo vas y establecer una rutina en la que podamos colaborar más allá de tareas puntuales. El objetivo de esta llamada será resolver la siguiente pregunta: ¿cómo podemos potenciar nuestro trabajo?

    Además de nuestra llamada 1:1, tendremos una llamada con tu equipo para integrarnos más. Otra vez, no es un standup, sino una oportunidad para mejorar la dinámica que tenemos como equipo. Para estas reuniones crearemos un documento compartido al cual todos tendrán acceso. En él, cualquier miembro del equipo podrá agregar los temas de los que les gustaría hablar, así como las notas de los acuerdos a los que llegamos en la llamada.

    Algunos puntos generales que debes de tomar en cuenta sobre nuestro día a día como colaboradores:

    • No es necesario que me pidas permiso para salir si es que lo necesitas. Confío en que tu manejo del tiempo es el mejor posible, y estoy consciente de que hay ocasiones en que la vida se va a interponer en nuestros días. Está bien — lo único que te pido es que no dejes el trabajo tirado.
    • El tiempo personal es primero que el trabajo. Todo mi esfuerzo está en fomentar una dinámica de trabajo que nos permita cerrar la computadora sin preocupaciones al final de un día de trabajo.
    • Procuro responder de manera oportuna a los mensajes. No siempre se logra, pero puedes esperar una respuesta de mi parte.

    Principios

    Los siguientes son los principios cardinales que guían mi trabajo. Te los comparto de manera únicamente informativa. 

    Personas antes que números. Un OKR cumplido, una entrega a tiempo, etc., son efectos secundarios de un equipo contento, motivado y retado lo suficientemente para que el trabajo se mantenga interesante. Mi manera de trabajo está enfocada en optimizar para que tú puedas hacer tu mejor trabajo sin complicaciones.

    Tu principal responsabilidad es decir que no. No hay nada que valore más en un equipo que las opiniones propias. Mi rol se trata de crear un ambiente para que tú puedas hacer tu mejor trabajo — pero, al final, el trabajo lo harás tú. Esto significa que tú te podrás llevar los éxitos, pero también el aprendizaje y la responsabilidad de solucionar los problemas cuando algo salga mal. Es por eso que lo mínimo que espero de ti es que puedas defender tu punto de vista cuando no estés de cuerdo con algo que yo u otra persona del equipo proponga.

    La honestidad es lo más importante.

    Procuro entender por qué llegamos al problema, y resolver eso. Encontrar soluciones parciales o incompletas no es como me gusta hacer mi trabajo. Estoy consciente de que hay situaciones en las que vamos a tener que comprometer la calidad del producto, pero estas deberían ser las excepciones.

    Es primordial para mí que las personas que trabajan conmigo se conduzcan con respeto.

    Mi calendario es tuyo. Te repito, mi rol dentro de la organización es crear un ambiente favorable para ti. Esto significa que a veces vamos a necesitar sentarnos a discutir un tema en particular — puede ser algo que sientas que no está funcionando como debería, o una idea que te gustaría implementar. No tienes que preguntarme si puedes hablar conmigo — simplemente usa el enlace que te pasé para agendar una llamada y listo.

    El tiempo es sagrado, y procuro usarlo responsablemente. Te invitaría a hacer lo mismo, pero esta ese una decisión personal. Mi regla es esta: si voy a poner un evento de 1 hr en el calendario, más vale que sea la hora más productiva del día — y asumo esa responsabilidad con seriedad.

    No me gusta usar metodologías que tienen un nombre. “A X empresa le funcionó Y” no es un argumento que me emocione para intentar aplicar Y en nuestra organización. Por el contrario, si vamos a analizar por qué funcionó, y lo vamos a intentar adaptar a nuestro caso particular, ahora tienes mi atención.

    Trabajo por algo, no en algo. Afortunadamente en nuestra industria hay miles de oportunidades para hacer software, manejar gente, o diseñar cosas. Cuando trabajo en algún lugar en particular, lo estoy haciendo por algo.

    Comunicación

    Mi método preferido de comunicación es escrito. Creo que escribir algo es la mejor manera de asegurarme de que entiendo de manera clara lo que quiero comunicar. Reconozco que eventualmente será necesario tener una llamada para resolver algún problema en particular, y sigo algunos lineamientos en estos casos.

    Procuro no tomar ni buscar llamadas que no estén en el calendario con por lo menos 24 horas de anticipación. Lo último que alguien necesita es una llamada de imprevisto, y estoy consciente de ello. Si necesito tener una llamada contigo, tendrás por lo menos un día completo para prepararte. Esperaría que tuvieras la misma consideración conmigo.

    Nunca te enviaré invitaciones a llamadas que no tengan un objetivo claro. Tanto el título del evento en el calendario, como la descripción del mismo, tendrán toda la información que debes saber para llegar preparado a la llamada. En caso de que vaya a pedirte actualización de algún proyecto, por ejemplo, sabrás exactamente qué espero de ti.

    El calendario tiene la opción para rechazar invitaciones a eventos. Úsala. Como dije antes, las llamadas para mí son un último recurso para colaborar. Si algún día te envío una invitación a una llamada, pero crees que sería mejor simplemente mandarme la información escrita, siéntete con la libertad de rechazarla. El tiempo es lo más importante y no me lo tomaré a mal si prefieres no tenerla. Si de verdad es crucial que tengamos la llamada, ya sea porque algo urge, o estamos en una situación de alerta, te lo haré saber.

    Aprecio cuando todos los participantes de la llamada tenemos la cámara prendida. Trabajamos de manera remota, y es fundamental para mí establecer una relación con las personas que son parte de mi equipo. Vernos la cara es primordial para este propósito. Te pido que, dentro de lo posible, también prendas tu cámara cuando entres a una llamada conmigo — sobre todo si vamos a estar hablando sobre temas valiosos, como tu desarrollo dentro del equipo.

    Respeto mi tiempo y el de los otros. Siempre procuro estar ya en la llamada uno o dos minutos antes de que de la hora pactada. Si tengo varias llamadas seguidas, es probable que me pueda demorar unos minutos en entrar a la siguiente. Si esto pasa, y tú eres mi siguiente llamada, te haré saber con anticipación que llegaré unos minutos tarde. No es normal que esto suceda.

    Desarrollo profesional

    Vamos a establecer objetivos de crecimiento para ti, y vamos a procurar que estos se encuentren en la intersección de lo que tú quieres para tu carrera y lo que la empresa necesita. Tendremos un documento compartido donde colaboraremos en la creación de tu plan de acción, al cual le daremos seguimiento cada 3 meses.

    Debes de saber que nuestra relación no será de una sola vía. Es decir, no solamente se trata de pedirte cosas o que llegues a ciertas metas, sino de que entre los dos lleguemos a un acuerdo sobre qué es lo que tú quieres hacer, lo que la empresa necesita, y cómo yo te puedo apoyar.

    También debes de tomar en cuenta que las revisiones de este documento no serán las únicas ocasiones en las que podemos compartir retroalimentación. Soy fiel proponente de la comunicación asertiva, y si hay algo que corregir me aseguraré de hacértelo saber en tiempo y forma, y espero que hagas lo mismo conmigo.

    Notas extras

    Uso muchas analogías cuando explico cosas. Sobre todo cuando algo me gusta demasiado. No te asustes si de repente quiero explicar cómo funciona un sistema literalmente con perros y gatos.

    Soy fanático de trabajar por las mañanas, mi día comienza antes de las 6 am regularmente. Te pido que no sientas la presión de estar disponible en mis mismos horarios, y si te mando un mensaje temprano no tienes que contestarme de inmediato.

    Soy muy celoso de mis tardes, y procuro no tener compromisos de trabajo después de las 4 pm. Sin embargo, soy flexible, y si hay algo que se necesita hacer a esa hora, estaré ahí. Pero todo mi día y forma de trabajo se centra en poder tener mis tardes libres.

  • Siempre volvemos a lo que nos gusta

    Desde que tengo memoria consciente de lo que me gusta y de lo que no, siento una gran inspiración por todo lo que tiene que ver con el periodismo y el reportaje de noticias. Mi gusto por la tecnología tiene casi el mismo tiempo conmigo.

    Por allá de 2009 inicié un canal de YouTube donde subía hacía reseñas de aplicaciones para el iPod touch. Me gustaba hablar mucho sobre cómo modificarlo, qué hacer y cuáles repositorios de código bajar. Instalar tweaks y temas era un pasatiempo que me gustaba compartir en video. Ese proyecto quedó inconcluso, un día simplemente dejé de subir videos — no recuerdo por qué.

    Años después, cuando cursaba la preparatoria, volví a sentir las ganas de hacer algo para tener un pretexto de hablar sobre tecnología. Inicié SwanrosTech, un proyecto que también tuvo un canal de YouTube como componente importante, pero ahora a lo que dedicaba la mayor parte mi tiempo era a escribir noticias para el portal de internet. Ese proyecto murió cuando entré a la universidad, cientos de miles de visitas después. Pero mi entusiasmo por la tecnología y todo lo que sucede al rededor de ella vivió para contarlo.

    Dos proyectos similares en inspiración, pero diferentes en implementación. A ambos los recuerdo con gran cariño porque fueron los periodos en que me sentí más inspirado. Esa inspiración es la que cada que me hace (hacía) pensarlo dos veces cada vez que volvía a sentir ganas de hacer algo para tener un pretexto para seguir hablando sobre tecnología.

    Hasta el domingo pasado.

    Salí a pasear a mis perros y a hacer ejercicio mientras escuchaba un podcast. No es raro que mi mente divague intentando encontrar pretextos para convertir lo que más me gusta en una carrera. Después de todo, así me pasó en con el desarrollo de software. Algún feedback positivo ha de tener mi cerebro.

    Entre sprints, mientras intentaba recuperar mi aliento, sentí ese impulso de volver a correr, pero no a darle otra vuelta al jardín, sino a mi computadora a crear algo nuevo.

    Cuando regresé a casa después de hacer ejercicio, no me podía sacar la idea de la cabeza.

    Parecía que todo encajaba perfecto. Ya tengo un flujo de trabajo que me permite escribir y compartir mis ideas por correo electrónico. Además, identifico un vacío en el mercado. Y por último, creo que tengo algo que aportar a la discusión.

    Así que cualquier duda si debía o no iniciar un nuevo proyecto salieron volando por la ventana, y puse manos a la obra. Un par de horas más tarde había decidido en el nombre, comprado el dominio, y hasta creado un logo que me gustaba. Así nació LasNoticias.tech. Mañana se publica la cuarta edición.

    LasNoticias.tech
    LasNoticias.tech

    Por el futuro inmediato, quiero experimentar con el formato. Darme cuenta si puedo hacer que crezca y que funcione.

    Te cuento esta historia porque, además de presentarte el proyecto me gustaría compartirte la realización a la que llegué: siempre sabemos qué queremos. De lo que se trata esto que denominamos “agarrar experiencia” es simplemente de encontrar las herramientas que necesitamos para poder expresarnos de una manera que nos convenza a nosotros mismos.

    Hace 10 años estaba intentando resolver el mismo problema: tener algún pretexto para hablar de tecnología. Hoy sigo siendo ese geek que tiene una opinión acerca de algo que pasó a cientos de kilómetros de mí. La única diferencia es que hoy tengo 1) herramientas más sofisticadas a mi disposición, y 2) varios intentos bajo la manga.

    No estoy diciendo que LasNoticias.tech ya es automáticamente más exitoso que mis otros proyectos, o que le podré dedicar el 100% de mi tiempo pronto. Lo que sí estoy diciendo es que me agrada la idea de saber que, de alguna manera, siempre he sabido qué quiero hacer con mi vida.

    Steve Jobs dijo alguna vez que es imposible conectar los puntos viendo hacia el futuro. Lo que nos pasa solamente tiene sentido si lo vemos en retrospectiva.

    Es nuestro trabajo crear tantos puntos como nos sea posible.

  • Tener suerte o estar preparado: ¿qué es más importante?

    ¿Qué es la suerte? ¿Si tengo éxito en qué medida se lo debería atribuir a suerte y mi propio esfuerzo?

    Séneca, filósofo estoico romano, dijo que “la suerte es cuando la preparación se encuentra con la oportunidad”. Y de acuerdo a esta lógica, podemos entender que no podemos fabricar la suerte, pero sí podemos propiciarla.

    Tú y yo podemos incrementar nuestras probabilidades de tener suerte. Y para hacerlo, nos basta conocer los 3 principales ingredientes: preparación, trabajo y comunidad.

    #1: Preparación, no únicamente suerte

    Un atleta profesional de alto rendimiento haciendo su deporte, un músico en el pináculo de su carrera tocar su instrumento, un científico al borde de realizar un descubrimiento con implicaciones generacionales. Todos tienen algo en común: hacen que su disciplina parezca sencilla.

    El talento puede ser importante: da una ventaja al inicio de cualquier carrera. Pero la realidad innegable es que las personas que eventualmente adquieren la cualidad de lograr hacer que su arte parezca sencillo se lo deben a una sola cosa: la práctica.

    Tanto el talento como la técnica pasan a segundo plano ante una práctica constante e intencionada.

    “Si tuviera que acotar la receta para la genialidad en una oración, sería la siguiente: tener una obsesión desinteresada por algo que realmente importa”, dijo Paul Graham en su ensayo The Bus Ticket Theory of Genius.

    Una obsesión, en el mejor sentido de la palabra, es la clave para poder dedicarle energía, esfuerzo, y sobrepasar todos los obstáculos que aparecen al intentar dominar cualquier disciplina.

    Por ahí de 2004, cuando tuve mi primer contacto con el internet, se abrió ante mí un mundo de posibilidades, nuevas experiencias, e ideas. Me obsesioné, pero no de manera que pudiera sacar provecho.

    Mi obsesión con internet nacía desde las ganas de estar “conectado” en MSN Messenger para poder platicar con mis compañeros de clase. De la emoción y el peligro de descubrir música nueva en LimeWire, Ares o eMule. Esta obsesión no me daba una ventaja competitiva, sino todo lo contrario. Me hacía sentir miserable.

    Unos años después, cuando la novedad inicial del internet había pasado, y ya que contaba con un criterio más amplio, encontré una nueva obsesión: programar.

    Esta nueva obsesión también me hizo sufrir: varias veces me encontré con lágrimas frente a la computadora por no entender un concepto que en mi mente debería dominar. Pero también me hizo ponerme a trabajar, estudiar, aprender, experimentar y, eventualmente, crearme una carrera profesional.

    ¿Cuál fue la diferencia? Que la segunda vez, me dediqué a trabajar para poder “domar” mi obsesión. No me quedé en el sentimiento de impotencia y frustración.

    Existen obsesiones buenas y malas.

    Una obsesión mala es aquella que incita a esperar gratificación inmediata: bajar música, chismorrear con amigos, ver videos de caídas chistosas. Este tipo de obsesiones nos llevan a sentirnos mal con nosotros mismos, a despreciar cada uno de los momentos en los que nos damos cuenta de que fuimos sus víctimas.

    Por el contrario, una obsesión buena es aquella que nos inspira a retarnos a nosotros mismos con el fin de elevar nuestras habilidades y consciencia. Una obsesión saludable nos impulsa a hacer algo por materializar nuestros ideales, cimentar nuestros principios, y vivir nuestros valores.

    Tener bien clara esta distinción también es clave para comprender si debemos de seguir o resistir nuestros instintos.

    #2: Trabajo constante, no coincidencia

    Al tener bien calibrada nuestra brújula obsesiva, podemos utilizar esa fuerza sobrenatural que viene de tener un interés desregulado por un tema en particular para ponernos a trabajar.

    Es increíble lo mucho que podemos lograr si simplemente lo intentamos.

    El interés inicial, con un poco de talento, te hará dar el primer paso. Una obsesión bien atendida te hará seguir intentando.

    Contrario a lo que muchas personas pueden pensar, los éxitos no llegan de la noche a la mañana. Todas las historias de éxito repentino tienen un prefacio de años de esfuerzo, dedicación, paciencia y perseverancia.

    Kobe Bryant usó su talento para inspirarse, y su implacable ética de trabajo para llegar la cima del mundo de los deportes. Las 8 lecciones de Garry Kasparov para mejorar en el ajedrez se resumen en una sola: práctica.

    La sociedad sobrevalora el talento. Cualquier habilidad se puede ejercitar. Pero dedicarle el esfuerzo necesario a hacer el trabajo que te corresponde de manera consistente es donde realmente está el valor. Perseverar para materializar ideas, compartir conocimiento e inspirar a otros, sin importar la reacción del mundo.

    Recuerda que “la suerte es cuando la preparación se encuentra con la oportunidad”. Y no hay mejor forma de estar preparado que tener las cicatrices para demostrar que hemos hecho nuestro trabajo.

    #3: Comparte tu trabajo, no estás solo

    En 2011 yo estaba buscando mi primera posición de tiempo completo en alguna casa de software. Quería integrarme a la comunidad de programadores de mi ciudad porque había algo en mí que me decía que ahí encontraría mi primera gran oportunidad.

    Aún recuerdo cuando le dije a mi mamá que quería ir a la oficina de una empresa que no conocía, con un grupo de personas mucho más mayores que yo, a compartir una presentación sobre una tecnología que apenas estaba aprendiendo. Nunca se me va a olvidar su cara de incredulidad mezclada con miedo. Aquella noche, de la cual aún tengo fotos, me paré frente a un grupo de extraños a hablar de desarrollo móvil durante 25 minutos sin pretender otra cosa más que compartir algo que me apasionaba.

    Esos 25 minutos, en retrospectiva, han sido los 25 minutos mejor aprovechados de mi vida. Aún al día de hoy, varias de las personas que conocí esa noche están en mi vida. He podido colaborar con algunas de ellas trabajando en proyectos interesantísimos. A otras tengo el gusto de llamarles amigos. Esos 25 minutos definieron, en gran medida, la trayectoria profesional que marcaría por los próximos 10 años, y que me llevarían a viajar por el mundo, dar conferencias, y, finalmente, escribir estas palabras.

    Pero esos 25 minutos, donde me expuse a compartir y conectar con otras personas no aparecieron de la nada. Poder crear esos 25 minutos de contenido me tomó 2 años de trabajo.

    La pieza final de la ecuación para incrementar las probabilidades de tener suerte es simplemente compartir lo que hacemos: el fruto de nuestra pasión combinada con el esfuerzo y constancia.

    Cuando algo nos apasiona se nota. Nuestras pupilas se dilatan, no notamos el paso del tiempo. Creamos una atmósfera de creatividad, honestidad y genuina felicidad. Una órbita se materializa al rededor de nosotros, y ella naturalmente, casi por ley física, comienza a atraer a personas con los mismos intereses, las mismas pasiones, y las mismas ganas de crecer.

    Contar con orgullo tus logros, aprendizajes, y hasta tus tropiezos va a atraer mucha más suerte que levantarte todos los días por el lado derecho de la cama.

    La receta para tener más suerte

    En el mundo del desarrollo de software es común encontrarse con la idea de que no hay valor en la interacción con otras personas. Desde hace unos meses he tenido el privilegio de apoyar a varias personas de esta industria con temas de productividad (agenda tu llamada hoy), y un tema recurrente es la desconexión entre lo que hacemos y nuestros usuarios.

    Es demasiado fácil caer en la trampa de creer que nuestro trabajo, ya sea desarrollar software o diseñar materiales de construcción, existe en un vacío.

    Todo trabajo, bien o mal hecho, terminará impactando a otras personas.

    Bajo esta premisa, podemos deducir que hay dos componentes de cualquier esfuerzo que hagamos: la calidad del resultado, y a quienes impacta, para bien o para mal.

    Dicen que la mejor publicidad es la de boca en boca. ¿Qué piensas que sucedería si 1) procuras hacer trabajo excelente, y 2) lo compartes con más personas?

    ¡Felicidades, qué suerte tienes!

  • Hazlo por tu yo del futuro

    El sentimiento de domingo a medio día durante la pandemia. Nada qué hacer, ningún lugar al cual ir. Y aunque ya había sacado a caminar a mis perros unas horas antes, las ganas de sentir tracción en el día me llevaron a sacar mi computadora e intentar forzar que la creatividad para hacer algo de valor aparecieran.

    La tracción que buscaba terminó por convertirse en frustración porque las ganas de crear no aparecían por más que refrescara Twitter. Finalmente decidí que en vez de seguir “quemándome” intentando hacer que se materializara una chispa de inspiración, me dedicaría a resolver las minucias que había estado ignorando durante los últimos días.

    Limpiar mi bandeja de entrada, leer los artículos pendientes y cerrar las pestañas de Chrome y Safari. Tareas sin importancia, pensé. Sin darme cuenta, un par de horas habían pasado y ya tenía definidos un par de artículos para mi blog, dos ediciones de mi newsletter, y había completado la preproducción del siguiente episodio de mi podcast.

    Trabajo es trabajo. No importa si los resultados llegan hoy o dentro de un año, lo importante es hacerlo.

    Me di cuenta de que mi problema era que no quería trabajar, sino que quería trabajar en algo que me diera resultados hoy mismo.

    Analizando este estado de la mente me di cuenta de que decidir conscientemente no hacer algo porque los beneficios no se verán inmediatamente es una manera bastante loca de vivir la vida.

    ¿Por qué hacer ejercicio? ¿Para qué estudiar? ¿Para qué hacer nada?

    En la edición del 14 de enero de mi newsletter hablé sobre la importancia de diferenciar la velocidad con la que hacemos las cosas del por qué las hacemos.

    La sociedad en la que vivimos nos hace creer que la velocidad con la que hacemos las cosas importa más que la calidad con la que las hacemos. Llegar más rápido es mucho más apreciable que llegar completos. En lo personal tiendo a caer en esta trampa.

    No han pasado ni dos semanas y ya volví a caer. Pero está bien, porque el primer paso para resolver un problema es tenerlo bien identificado.

    Por ahora el mantra que se me viene a la mente es el siguiente: El Oscar de hoy ya está completo. Pero lo haré por el Oscar del futuro.

    Y aunque estoy terminando este artículo el domingo a las 6 de la tarde, lo programaré para que se publique hasta el próximo miércoles. Ya hice el trabajo, dejaré que los resultados vengan después.

  • Ser líder es como jugar una partida de póker

    No sabes qué cartas te van a tocar. Pero cuando te las dan, debes de tomarte el tiempo para analizar cada una y ver cómo encaja con las otras que tienes en tu mano.

    Una sola carta, aislada, no gana una partida. No importa si en tu mano tienes un 10, A, Q, J y K, si no sabes que juntos hacen una Escalera Real. Solamente tenías que cambiar el orden en que la veías.

    Sucede lo mismo con las personas.

    Liderar un equipo no se trata simplemente de cumplir metas o de alcanzar resultados estrictos. Se trata de reconocer las habilidades (y debilidades) de cada uno de los miembros del equipo.

    Como líder, así como cuando juegas una partida de póker, tu única tarea es optimizar para sacarle el mayor provecho a las piezas con las que cuentas. Y la manera más sencilla de perder es no saber reconocer lo que tienes.

  • “Agendo a mis amigos como agendo mi trabajo”

    Una idea interesante, aunque poco ortodoxa: poner en el calendario los espacios de tiempo que quiero dedicar a mantener relaciones interpersonales. Un evento recurrente con mi mejor amiga para ponernos al día cada dos semanas, o una llamada de Zoom todos los viernes a cierta hora con mi mejor amigo.

    Nunca lo había pensado. Pero si uso el calendario para hacer tiempo para las cosas que son importantes para mí en materia de crecimiento profesional, ¿por qué no hacerlo para mi crecimiento personal también?

    Inspiración.

  • La diferencia entre el freelancing y el trabajo remoto

    Se dice que alguien hace freelancing, o que es contratista, cuando la relación con el cliente tiene fecha de expiración. Se trabaja por proyecto, y puede que al terminar la encomienda actual no se vuelva a trabajar con el cliente.

    Se dice que alguien trabaja de manera remota cuando la persona tiene un rol definitivo, de largo plazo, dentro de una organización.

    Un freelancer rara vez puede influenciar a la organización, pues se le contrató para un trabajo en particular. Sus contribuciones están acotadas al dominio del problema actual que tiene el cliente.

    Sin embargo, una de las implicaciones más importantes de la diferencia entre ser freelancer y un trabajador remoto es realmente cuál es tu trabajo.

    Aunque parezca raro, la principal habilidad que un freelancer debe de desarrollar no es aquella por la que lo están contratando. Es la de ponerle precio a sus contribuciones y, aún más importante, la de cobrar.

    Aprendiendo a valorar y cobrar por tu trabajo

    Un error común que todos cometemos nuestras primeras veces haciendo freelancing es creer que todo va a salir bien. Que entendimos la idea del cliente, y que nos aceptará nuestras soluciones sin ediciones.

    Pensamos que la transacción concluirá en tiempo y forma. Cuando la realidad es que cuando tomamos un proyecto de freelancing, es casi seguro que durante la marcha saldrán imprevistos que alterarán el costo, tiempo, o complejidad del proyecto.

    Teniendo esto en cuenta, ¿cómo abordar la creación de un presupuesto de un trabajo, en tiempo y dinero?

    Recientemente alguien me preguntó esto por correo electrónico. Esta persona acababa de tener su primera experiencia con un proyecto que no salió como esperaba.

    ¿Qué posibles soluciones u opciones darle al cliente para que salgamos en buenos tratos? Por último, supongo que es casi imposible no caer en este tipo de situaciones, pero ¿habrá una manera de disminuir el riesgo a que sucedan?

    La diferencia entre el trabajo remoto y el freelancing es que, en realidad, el trabajo del freelancer es dominar el arte de realizar estimaciones y cobrarle al cliente.

    Para bien o para mal, vas a tener que lidiar con muchos proyectos y clientes antes de que te conozcas lo suficiente como para determinar cuál es tu punto justo en cuanto a estimaciones. Desafortunadamente, esta es una habilidad que no puedes aprender en un libro, o experimentar en cabeza ajena. Vas a tener que hacerlo muchas veces hasta que entiendas cuáles son tus límites.

    ¿Cómo estimar proyectos para clientes?

    No hay una solución definitiva para este problema. Por naturaleza, cuando tomas un proyecto nuevo no sabrás con qué te vas a encontrar. Así que, más que pensar en una solución particular para este problema, propongo pensar en términos de un marco de trabajo que puedas usar para lidiar con estas situaciones.

    El marco de trabajo que más me ha funcionado, en particular, es el de “ser eficiente comunicando”. Sobrecomunica. No te esperes a la fecha de entrega para avisar que algo no va a estar listo. Da todos los detalles en cuanto los tengas disponibles.

    Maneja las expectativas de manera correcta.

    Esto te hará parecer mucho más profesional con tus clientes, y te ayudará a ganar una reputación que en el futuro te dará una ventaja competitiva sobre otros contratistas.

    Ganando experiencia

    Algo que le digo a las personas que trabajan conmigo es “enfócate en el proceso, no en los resultados”. Trabajar en modalidad de freelancing es complejo, y no es para todos. Pero puede ser bastante redituable para aquellas personas que saben cómo navegar sus altibajos. Enfocarte en el proceso, y no en el resultado de un proyecto en particular, te ayudará a aprender más sobre tu práctica, y cómo le puedes sacar más provecho.

    En este artículo, Curtis Hebert comparte su experiencia con un freelancer novato. Leerlo te puede ayudar a comprender cómo se ve todo desde el otro lado de la mesa.

    Después de todo, si no costara trabajo, la experiencia no se ganaría.