Va a suceder aunque tú no quieras.
Y si quieres, y sucede, no será por ti.
Tienes que hacer las pases con eso.
Porque no importa cuánto lo desees — o creas necesitar — no puedes controlar el mundo que te rodea.
Únicamente puedes controlar cómo reaccionas ante él. Es algo que decides.
¿Hubo un cambio de prioridades en el trabajo? Tú decides si es algo por lo que deberías de frustrarte, o si es una oportunidad.
¿No le encuentras pies y cabeza a las prioridades? Tú decides si te dejas frustrar por la situación, o lo ves como algo que puedes ayudar a resolver.
Recuerda: la realidad — tu realidad — es subjetiva, y depende del lente a través del cual la veas.
¿Y lo mejor de todo? Puedes cambiar ese lente cuando quieras.