• La fricción innecesaria, y cómo prevenirla

    Una de las trampas más comunes en las que caigo cuando estoy escribiendo un nuevo artículo, o iniciando cualquier proyecto, es la fricción innecesaria. Esta fricción usualmente proviene de pensar o meditar en exceso en detalles que realmente no son relevantes para el objetivo al que quiero llegar. Son restricciones de proceso que no agregan valor.

    Un ejemplo rápido, con el que cualquiera se puede identificar: tener hambre, entonces hay que preparar desayuno. Preparar huevo con jamón es el proyecto, en este caso.

    Una restricción arbitraria común que me he puesto para este proyecto es que solamente puedo comer cierta marca de jamón. Y que no puedo usar huevos que no sean de cierto proveedor local. Ya ni hablar del tipo de tomate que me gusta (prefiero el bola, pues no me gusta la consistencia del saladet).

    No es inusual que me comience a preguntar sobre la temperatura adecuada a la que debo calentar mi sartén para llegar a la consistencia adecuada.

    Solo quería desayunar, pero mi cerebro automáticamente se preocupó por otros detalles. Detalles que, si bien pueden ser importantes para mí, son realmente irrelevantes para resolver el problema con el que inicié: tengo hambre, y quiero preparar desayuno.

    La fricción

    Lo que describí anteriormente es una simplificación de algo que todos experimentamos, en cierto grado, a lo largo del desarrollo de un proyecto. A veces incluso sucede antes de comenzar el proyecto formalmente: cuando se tiene la idea inicial.

    Caer en la trampa de enfocarse en este tipo de detalles que no aportan ningún valor real al objetivo final del proyecto es común. De hecho, sucede en muchas disciplinas. Por ejemplo:

    • Se tiene una idea para una nueva aplicación móvil. Pero antes de siquiera definir la lista de funciones iniciales, se desperdicia tiempo y energía pensando en la estrategia de marketing a usar para venderla.
    • Al querer comunicar una noticia al equipo, se agoniza sobre la hora ideal para hacerlo, y se deja de lado el escribir un mensaje conciso y claro que no vaya a generar dudas e incertidumbre.
    • Estar al teléfono recibiendo un recado, pero no se anota porque no se tiene a la mano el tipo de pluma favorito con el tamaño de punto adecuado. Eventualmente se olvida el mensaje.

    Este tipo de fricciones son, yo diría, responsables por el 90% de los proyectos que no logro concretar. Este tipo de fricciones también son completamente innecesarias.

    Probablemente sepas que Adolf Hitler fue un prolífico pintor. Las consecuencias de la fricción que llega con restricciones arbitrarias se materializan en la siguiente frase: “fue más sencillo para Hitler iniciar la Segunda Guerra Mundial que enfrentarse a un lienzo en blanco.”

    Yo lo llamo fricción. Steven Pressfield, en su libro The War of Art, lo caracteriza como “la resistencia”. Una fuerza sobrenatural cuya única meta es detenernos de hacer nuestro trabajo. Esta fuerza ataca a profesionales y amateurs por igual. Así que no estamos solos.

    Previniendo la fricción

    Para cuando me doy cuenta de que estoy pensando en cosas que no agregan valor al proyecto, ya es demasiado tarde. Ya soy víctima de la fricción. Afortunadamente, aún en esta situación, hay algo que hacer: aprender.

    La fricción no se combate. Se previene.

    La forma de comenzar a prevenirla es ser más conscientes de ella. Saber que siempre estará ahí acechando. Tomar nota de las situaciones en las que la fricción se hace presente. ¿Es el tipo de proyecto? ¿La temporalidad? ¿Las circunstancias generales?

    Volviendo al ejemplo inicial de este artículo, si ya sé que el origen de mis ingredientes es tan importante para mí, tomaré nota. Así, en vez de ser víctima de la fricción cada vez que quiera preparar mi desayuno, seré proactivo. Al estar en el supermercado, compraré únicamente los ingredientes que satisfacen mis estándares. Pero solo podré hacer esto si tomé nota antes.

    OIE: Objetivos, Inspiración, Etiquetas

    Afortunadamente, he sido víctima de la fricción tantas veces, que he logrado crear un marco de trabajo para prevenirla. Este marco de trabajo me ayuda a mantenerme en el camino correcto, y a enfocarme en lo que realmente importa: terminar el proyecto.

    Llamo a este marco de trabajo “OIE”, que son las siglas de Objetivo, Inspiración y Etiquetas, los componentes principales (y únicos) de toda la estrategia. Desde hace unos años uso OIE en cada uno de los proyectos que inicio. Me ha ayudado a entregar la gran mayoría de ellos. Cada uno de los artículos que he escrito en esta página inició con OIE.

    Así es como funciona: al iniciar un proyecto escribo el Objetivo, la Inspiración, y las Etiquetas que lo definen.

    • Objetivo: de manera concreta, describo lo que quiero lograr con el proyecto. Sin medias tintas, y lo más sucinto posible, respondo la pregunta ¿por qué estoy haciendo esto?
    • Inspiración: aunque parece un poco esotérico, aquí describo de manera clara por qué vale la pena que complete este proyecto.
    • Etiquetas: enlisto las palabras con las que relaciono el trabajo que estoy haciendo.

    Cada proyecto tiene una sección, regularmente en la primera página, que define su OIE. Por ejemplo, el OIE de este artículo es el siguiente (lo copié y pegué):

    • Objetivo: compartir mi marco de trabajo para mantenerme productivo y prevenir la fricción innecesaria en mis proyectos.
    • Inspiración: estaba organizando mis notas y pensé que compartir mi metodología podría aportar valor a mis lectores.
    • Etiquetas: productividad, mental hacks, fricción, resistencia, objetivos, limitantes, proyectos, progreso.

    Definir el objetivo me ayuda a mantenerme en el camino correcto, a enfocarme. Expresar la inspiración me recuerda por qué vale la pena lo que estoy haciendo, me ayuda a mantenerme motivado. Las etiquetas me proveen el contexto necesario del proyecto, así logro detectar si me estoy “saliendo de la raya”.

    Al definir un OIE para cada proyecto, se ha vuelto prácticamente imposible desviarme de mis objetivos y caer en la fricción innecesaria. Estoy previniendo volver a ser víctima de la resistencia.

    También, el OIE ha sido una herramienta excelente para determinar, lo más pronto posible, si un proyecto vale la pena en primer lugar. Si no logro definir el OIE de algo, probablemente aún no está listo para ser ejecutado.

    Úsala a consciencia, y verás como mucha de la incertidumbre desaparece, y la fricción innecesaria no aparece. Recuperarás tu productividad.

    Conclusión

    Algo que siempre le digo a las personas que toman consultas privadas conmigo es que no puedes mejorar algo si no sabes el estado en el que te encuentras. Esto aplica 100% para cuestiones de productividad.

    Sentir que no se avanza en un proyecto es algo común. A todos nos pasa. Y antes de saber qué exactamente es lo que tenemos que cambiar para ser más productivos, necesitamos preguntarnos si tenemos una concepción concreta de en dónde estamos.

    El OIE te ayuda a obtener esa respuesta para tus proyectos.

    La fricción no se combate. Se previene.

  • Calendario vs. una lista de tareas: cuándo usar cada uno

    Cuando comienzas a preocuparte por organizar tu tiempo de una mejor manera, las primeras herramientas que te van a sugerir es usar un calendario y un to-do list. Un error que muchas personas cometen es asumir que estas herramientas son intercambiables, pero no es así. Ni de cerca.

    La configuración más común de este error es ver tu calendario como una lista de cosas que debes hacer.

    Pero tu calendario no es un to-do list.

    Cuando tengas espacios grandes en tu calendario, dedícalos a atacar múltiples tareas en tu to-do list. Estas tareas no necesariamente tienen que estar relacionados con tu trabajo. En mi to-do list yo tengo cosas como “cargar audífonos” o “agendar recolección de la lavandería”.

    La diferencia es sutil, pero poderosa.

    En tu calendario van eventos que están atados a un horario/lugar específico. “De 9 a 10 voy a hacer mi investigación para mi nuevo artículo”. Es algo que solamente puede suceder dentro de ese horario.

    En tu todo-list, agrega tu miscelánea de pendientes. “Revisar que se envió un correo” o “verificar que me hayan contestado X cosa”. No importa dónde lo haga, ni a qué hora.

    ¿Cómo sé si va en mi calendario o en mi to-do list?

    Agrégalo en tu calendario si…

    1. Más de una persona está involucrada.
    2. Requiere un bloque de tiempo para que puedas concentrarte.
    3. Requieres estar en cierto lugar para completarlo.

    Agrégalo a tu to-do list si…

    1. No importa a qué hora ni dónde lo hagas.
    2. Completar la tarea te llevará menos de 30 minutos.
    3. La entrega está sujeta a una fecha límite.

    Complementos

    Tanto un calendario como un to-do list son piezas integrales de un sistema de productividad. Como tales, no son exclusivas, y por el contrario, funcionan excelentemente cuando se usan en conjunto.

    Imagina que te asignan un proyecto que requiere que hagas una investigación exhaustiva sobre un tema en particular. Vamos a decir que quieres conocer el ciclo de vida del plancton. Organízate de la siguiente manera:

    1. En tu to-do list crea un ítem que se llame “Entregar reporte sobre el plancton.”
    2. Asígnale tu fecha límite pactada.
    3. En tu calendario, crearás eventos de 2 horas cada día de la semana llamados “Investigar sobre el ciclo de vida del plancton”.

    De este modo, tu to-do list y tu calendario se están complementando para aumentar tu productividad. Tu to-do list alimenta tu calendario, y tu calendario asegura que tengas el espacio necesario para cumplir con tu fecha de entrega.

  • Barack Obama: cómo toma decisiones difíciles

    Hace unos días me encontré on un link en Twitter que me llamó la atención. Un ensayo de Barack Obama, que daba su visión para abordar y tomar decisiones difíciles.

    Hay un puñado de personas en todo el mundo de las cuales voy a consumir absolutamente todo el contenido que me encuentre. Barack Obama es una de ellas. Desde su más reciente libro, hasta su entrevista con David Letterman en Netflix, o su participación con Zach Galifianakis en Between Two Ferns. Este vistazo al detrás de cámaras de cómo es entrevistarlo, por Destin Sandlin, también es una joya.

    Así que naturalmente, encontrarme un ensayo escrito por él mismo en mi timeline era algo que tenía que estudiar. Después de unos días, creo que he logrado sintetizar mis conclusiones clave.

    Recientemente he estado pensando mucho en términos de cómo podemos tomar mejores decisiones. Interpretar de mejor manera lo que sucede en nuestra cabeza y que nos lleva a decidir por una opción sobre otra. Al leer el ensayo de Obama, algo me queda claro: todas las decisiones, independientemente de sus implicaciones, siguen un mismo patrón.

    Una frase que empleo constantemente en mi trabajo, cuando hago coaching con personas de mi equipo, o cuando me toca ser la punta de lanza en algún proyecto es “hay que dar dos pasos hacia atrás.” Esta frase encapsula, para mí, la importancia de tener el contexto completo de la situación: tener todos los datos posibles para poder tomar una decisión informada.

    Barack Obama lo comunica de una manera bastante concisa, al proponer la creación de un marco de trabajo que nos permita tomar cualquier tipo de decisión. Este marco de trabajo nos permitirá abstraer nuestros sesgos cognitivos y enfocarnos en resolver la situación a mano con la cabeza fría.

    Me he tomado la libertad de sintetizar los puntos más importantes que rescato del artículo original a continuación.

    El marco de trabajo

    Todo el artículo original gira al rededor de la idea de la creación de un marco de trabajo definido para tomar decisiones.

    Tener este marco de trabajo, o metodología, es importante porque ayudar a remover mucha de la entropía((Coloquialmente, suele considerarse que la entropía es el desorden de un sistema, es decir, su grado de homogeneidad. Wikipedia.)) de la situación. Esta entropía es la que eventualmente nos podría hacer caer en sesgos, y tomar decisiones erróneas basadas en el contexto inmediato en el que se está tomando la decisión.

    Cuando se tiene una metodología clara, la toma de decisiones, independientemente de las circunstancias e implicaciones, se resume a una cuestión de visión, valores, e información dura.

    … in just a few short weeks on the job, I had already realized that because every tough decision came down to a probability, then certainty was an impossibility — which could leave me encumbered by the sense that I could never get it quite right.

    So rather than let myself get paralyzed in the quest for a perfect solution, or succumb to the temptation to just go with my gut every time, I created a sound decision-making process — one where I really listened to the experts, followed the facts, considered my goals and weighed all of that against my principles.

    Then, no matter how things turned out, I would at least know I had done my level best with the information in front of me.

    Una frase que se me viene a la mente, que tiene mucho que ver con esto, es “un problema bien explicado es un problema resuelto a la mitad”. La aprendí leyendo How To Stop Worrying and Start Living, de Dale Carnegie. Te lo recomiendo.

    Seguir la metodología, y honrar el marco de trabajo para la toma de decisiones, incrementa nuestra confianza. Así, estaremos seguirás de que el resultado final estará alineado con nuestros valores y objetivos.

    While I couldn’t guarantee the outcome, I was confident in making the decision. 

    Es importante tener claro que nuestras decisiones se verán constantemente influenciadas por las circunstancias en las que nos encontramos. Pero si tenemos una metodología establecida, mucha de ese peso cognitivo es removido de nosotros.

    Cualquier decisión debe de ser tomada con un objetivo en mente, tomando como referencia nuestros valores. Tener este marco de trabajo, o framework para tomar decisiones, nos acerca a esa panacea.

    The best we can do is find a framework that helps us consider our choices, knowing that there may not be one perfect answer. That way, we can rest a little easier knowing that did the best we could in the circumstances, come what may.

    El equipo

    El equipo de trabajo es fundamental, de acuerdo con el ensayo original. Aunque Barack Obama es la persona con la última palabra para determinar si se hace algo o no, hay todo un equipo de expertos detrás de todo el proceso.

    Cuando se es la persona a cargo de tomar una decisión, es necesario que se consideren a las personas que están de nuestro lado, y que tienen los mismos intereses que nosotros en mente. Sobre todo, aquellas personas que tienen la experiencia empírica, y cuya experiencia marca absolutamente toda la diferencia.

    Pero no es todo. Es importante mantener la cabeza a nivel para escuchar incluso a aquellas personas que tienen opiniones contrarias a nuestra posición. Al estar en una posición de poder, contrario a lo que se podría pensar, dar espacio para que otras voces con opiniones diferentes hagan saber su sentir, crea un ambiente de confianza. Este ambiente invitará a que otras personas con puntos de vista no necesariamente alineados con la visión original alcen la voz.

    Having at least one contrarian in the room pushed us all to think harder — and, frankly, everyone was a bit freer with their opinions when that contrarian wasn’t me.

    Esto me hace tocar un poco en el concepto de followership. Este concepto nos ayuda a comprender cómo podemos ser mejores seguidores, y desde nuestra posición, influenciar a los líderes del esfuerzo. Visto desde otra perspectiva, un buen líder fomentará también que aquellas personas que lo siguen, lo hagan de la mejor manera. Fomentará discusiones sanas, y creará espacio para que todas las opiniones sean tomadas en cuenta.

    When you have a tough, almost unsolvable decision to make, you don’t just want people to tell you what you want to hear.

    Puedes leer más sobre followership aquí.

    Delimitación

    Uno de los peores errores que cometemos los humanos en todas nuestras áreas de la vida, es actual por impulso. Barack Obama intenta contrarrestar esta problemática dejando que sus “pensamientos se marinen”.

    No hay que confundir la idea de actuar impulsivamente con el actuar por instinto. Cuando se actúa por impulso, estás dándole las riendas de la toma de decisiones a tus sesgos, ya sean cognitivos o emocionales. Estás fallando como líder. Cuando se actúa por instinto, estás escuchando a tu sexto sentido. Ese sexto sentido viene de la experiencia, y la probabilidad de que el resultado de la decisión sea favorable aumenta.

    Ciertamente hay valor en dar dos pasos hacia atrás y dejar que tus pensamientos se marinen en toda el contexto que has recibido. Lo importante entonces, es crear el tipo que requerimos para hacerlo.

    Even in situations where you have to act relatively quickly, as was frequently the case during the financial crisis, it helps to build in time to let your thoughts marinate.

    Esta es una parte fundamental del marco de trabajo que usaremos. Hay que considerar que, dentro de nuestro plan de juego, deberá existir un mecanismo a través del cual podamos tomarnos el tiempo necesario para pensar bien las cosas, y así evitar actuar por impulso.

    Obama dice, “nunca puedes contar con un descanso con buen tiempo, ni predecir el cómo te va a ayudar”. Pero si algo es cierto en esta vida, es que si algo no se intenta, las probabilidades de fallar son del 100%.

    Debemos de tomar en cuenta que, contrario a lo que muchos podrían pensar, los humanos no estamos diseñados para estar todo el tiempo funcionando a máxima capacidad. El burnout es real. Para mantenernos en la mejor condición cognitiva posible, es necesario que tomemos descansos. Y si tomamos esto en cuenta dentro de nuestra metodología de resolución de problemas, estaremos incrementando la probabilidad de que tomemos mejores decisiones cuando sea necesario.

    Finalmente, Obama toca el punto de la delimitación de su atención. En algunos podcasts en los que he participado he compartido la idea de tener espacios definidos para trabajar y para descansar. Es necesario: las máquinas están hechas para trabajar constantemente, los humanos no.

    Obama representa esto en términos de rituales, a través de los cuales crea una delimitación entre “modo trabajo” y “modo dejando que mis pensamientos se marinen”.

    After signing the Affordable Care Act into law, I finally quit smoking for good — but took pains to maintain other outlets, other rituals, that helped preserve some boundaries, however tenuous, between life and work. My morning workout, an evening walk on the South Lawn, after-dinner pool games with our dear friend and family chef Sam Kass. Whatever decision I might be carrying would breathe a little — and so would I. Those rituals included leaving the Oval Office at six-thirty each night so that I could have dinner with my family.

    Atención en la palabra tenous. Un ritual para delimitar a donde estaremos destinando nuestra atención no necesariamente significa cambiar de lugar de trabajo, o cambiarse de ropa. Por ejemplo, yo he entrenado a mi cerebro para saber que la primer taza de café del día significa “modo trabajo”. También sabe que escuchar mi podcast favorito por la tarde significa “modo descanso”.

    Así funciona mi framework.

    Conclusiones

    Me parece extraordinario que una de las personas más poderosas del mundo use técnicas tan sencillas para tomar decisiones. Técnicas que tú y yo podemos comenzar a aplicar hoy mismo.

    Obviamente hay mucho más contenido qué rescatar y aprender al respecto. Pero creo que esta idea general es digna de compartir: la importancia de contar con un marco de trabajo para tomar decisiones.

    Te invito a leer el artículo original en Medium, y a escribirme en Twitter o por correo si tienes algo que agregar.

  • Una receta: tú decides cómo la adaptas

    Quieres preparar el platillo favorito de tu niñez, pero no tienes la receta. ¿Qué haces? Probablemente llames a tu mamá o a algún familiar para pedírsela. Seguramente, después de unos cuantos minutos al teléfono, reconocerás ese aroma que te recuerda a casa.

    Analicemos la situación:

    1. Querías preparar algo de comer, pero no sabías cómo.
    2. Alguien que tenía la experiencia apreciable para decirte cómo llegar al resultado que esperabas.
    3. Seguiste la receta al pie de la letra y ahora estás disfrutando tu platillo favorito.

    Felicidades, acabas de descubrir la metodología para resolver absolutamente cualquier problema que se te pueda presentar.

    En algún momento de nuestra vida nos encontraremos con situaciones retadoras. Una nueva experiencia, una decisión a tomar, o un conflicto a resolver. Podrías recurrir a tu mentor por ayuda, o podrías buscar una síntesis de cómo atacar el problema.

    Una receta.

    Sigues la receta al pie de la letra, intentando atacar la situación paso a paso. Una pizca de metodología por aquí, y un pasón de creatividad por allá. Poco a poco el platillo va tomando forma.

    La belleza de una receta es que se adapta a nosotros. “Sal al gusto”. Exactamente esa es la misma filosofía con la que deberíamos tomar las recetas que nos encontramos para resolver problemas.

    A la receta podemos modificarla a nuestro gusto para satisfacer nuestras necesidades. Decidimos qué agregar, qué quitar, y las cantidades de los ingredientes a usar para que nos resuelva nuestro problema en particular.

    Cuando pidas consejo o guía de cualquier persona, recuerda: te están dando la receta que les funcionó a ellos. La sal siempre es al gusto.

  • ¿Qué cambia cuando dejas de estudiar y comienzas a trabajar?

    Recientemente, un grupo de estudiantes universitarios agendaron una llamada conmigo para pedirme consejo sobre desarrollo profesional. Durante 40 minutos, tuve la oportunidad de compartir algunos insights de lo que se iban a enfrentar cuando por fin terminaran la escuela. La última pregunta que recibí en esa llamada me llamó la atención: ¿cuál es la diferencia más grande entre estudiar y trabajar?

    Una pregunta tan simple, pero que nunca me la habían hecho. Creo que de hecho, ni yo mismo la había pensado. Pensé un momento, y di la respuesta que consideré apropiada en el momento: la principal diferencia entre estudiar y trabajar es la responsabilidad.

    Cuando estudias, dentro del gran esquema de las coas, lo peor que puede pasar en primera instancia si no eres responsable es que repruebes. Como tal, las implicaciones del reprobar pueden tener significados diferentes para cada uno de nosotros. Sin embargo, las consecuentes directas de reprobar se podría decir que palidecen cuando se comparan con las consecuencias directas de no asumir tu responsabilidad en tu empleo.

    Definiendo “responsabilidad”

    Todos tenemos responsabilidades, queramos o no. A veces estas responsabilidades se nos son dadas. Y desde muy chicos fuimos condicionados a que si no cumplíamos con ellas, no podríamos disfrutar de aquello que más nos gusta.

    Si no lavamos los trastes, no podemos salir a jugar con nuestro mejor amigo. ¿No arreglamos la habitación? Entonces no podemos ver televisión o usar el internet. Para ganarnos el derecho a comer postre en la cena, debemos de asearnos por la mañana.

    man in black t-shirt and blue denim jeans sitting on tree branch
    Foto por Zhang Kenny en Unsplash

    Se nos enseñó que para poder hacer lo que nos gusta, aquello que nos trae gozo y que nos motiva, necesitamos cumplir con “nuestras responsabilidades”. Pero nunca se nos dijo que en la vida real, si no cumplimos con nuestras responsabilidades, contar con lo más básico que necesitamos para vivir, como tal, se vuelve un reto.

    No se nos dijo que en el mundo real no hay nadie que te esté buscando para que te hagas responsable. Porque la realidad es simple: en un ambiente profesional, si no funcionas, pero tampoco se ve que estés haciendo algo por mejorar, las consecuencias son severas. Yo aprendí esto a la mala.

    Se nos incentivó de manera incorrecta, dándonos a entender que una responsabilidad era un medio para hacernos merecedores a un premio. Lo que se nos debió de haber inculcado es que asumir responsabilidades es el tipo de cambio por defecto en la vida real y profesional.

    Si quieres un aumento de sueldo, ¿crees que te van a pagar más sin exigirte lo proporcional?

    ¿Algún día te gustaría dirigir una empresa o equipo? Debes tener claro que el esfuerzo del equipo que estás lidereando tenga éxito será tu responsabilidad. Jocko Willink lo expresa de manera muy concreta en Extreme Ownership, cuando dice que el éxito o el fracaso de un equipo es la única responsabilidad del líder.

    Si tienes la siguiente idea de aplicación que es “como Uber, pero para…” y que revolucionará alguna industria, ¿quién se va a encargar de que sea un éxito?

    ¿De quién es la responsabilidad?

    Ser responsable y asumir las consecuencias de nuestras acciones no es un medio para conseguir un premio. Es un estilo de vida que, aunque duro, paga con interés compuesto ((El interés compuesto, en contabilidad y finanzas, es el interés de un capital al que se van acumulando sus réditos o intereses para que produzcan otros. El interés compuesto permite la capitalización de intereses periódicamente -día a día, mes a mes, etcétera. Wikipedia)).

    Asumir la responsabilidad

    “Sé responsable y asume las consecuencias de tus actos.”

    Es un infortunio que esta frase sea usada casi exclusivamente en situaciones desagradables. Recuerdo que mi mamá me la llegó a decir en varias ocasiones, regularmente después de que había hecho algo indebido.

    El contexto de las cosas importa. Y si se nos inculcó que asumir las consecuencias de nuestras acciones tenía una connotación negativa, ¿cómo podríamos esperar que viéramos el ser responsables como algo bueno?

    Nunca se nos dijo que las consecuencias de nuestros actos también pueden ser buenas. Que ser responsable es más que algo que se debe hacer para recibir un premio. ¿No te habría gustado que desde los pocos años de vida te dijeran que los beneficios que obtienes por ser responsable son mucho más duraderos que el postre que te prometieron?

    Se nos chantajeó.

    Afortunadamente, asumir la responsabilidad de nuestras acciones es un hábito que se puede fomentar, y en el cual podemos trabajar todos los días.

    Fomentando el ser más responsable

    Hay una serie de cosas que podemos hacer activamente para fomentar ser más responsables. Los siguientes tips que te voy a compartir no solamente funcionan personalmente; los puedes aplicar también con tu equipo en caso de que estés en una posición de liderazgo.

    Primero, asegúrate de no morder más de lo que puedes masticar. Tus metas deben de ser realistas, y lo suficientemente asequibles como para que el reto sea importante, pero no imposible.

    Como cualquier hábito, lo que queremos en primera instancia es darnos cuenta de que podemos hacerlo si nos lo proponemos. Mi terapeuta le llama a esto “obtener las pruebas duras de que sí puedes lidiar con ello”. Después, podremos ir incrementando el nivel de complejidad hasta llegar al punto en el que deseemos mantenernos.

    Así que en primera instancia, no te preocupes si sientes que no tienes el mismo sentido de responsabilidad que el CEO de Apple. Las circunstancias son completamente diferentes. Si comienzas a hacer este tipo de comparaciones, lo más probable es que te frustres.

    Comenzar pequeño es la clave.

    Segundo, debes de mantener la conciencia de hacer una revisión de tu esfuerzo. Ya que te adjudicaste cierta responsabilidad, buscarle respuesta a las siguientes preguntas te ayudará a entender mucho mejor lo que sigue:

    • ¿Qué tanta presión sentí con este nivel de responsabilidad?
    • ¿Del 1 al 10, qué tanto se me complicó cumplir?
    • ¿De lo que no salió como esperaba, qué estuvo dentro de mi control?
    • ¿Qué puedo cambiar en mi estrategia en un futuro?
    • ¿Estoy listo para incrementar la apuesta?

    Estas respuestas pintarán una imagen mucho más clara sobre qué es lo que sigue para ti. Lo más importante es responder con honestidad, e intentar aprender de la experiencia. Una experiencia de la que no aprendemos fue tiempo y esfuerzo desperdiciados.

    Tercero, incrementa lo que está en juego. Y repite. Repite hasta que ver tu desarrollo profesional y personal en términos de la responsabilidad que asumes, se vuelva un hábito. Un estilo de vida.

    Recuerda que el sentido de responsabilidad, y de asumir las consecuencias de tus actos, es un estilo de vida, no algo que puedas simplemente acotar a tu desarrollo profesional.

    Carácter, le llaman algunas personas.

Ayudo a personas que trabajan con software a mejorar sus carreras profesionales.

Los miembros tienen acceso a Pathways, pueden comentar en las publicaciones, interactuar con la comunidad, y muchos otros beneficios. Conoce más.

Agrégame a tu lector RSS, o suscríbete a mi newsletter para recibir los nuevos artículos que publique.