Hace un par de semanas tuve el gusto de participar con Pedro Rojas y Angel Morales en su programa, Let Swift Podcast. Hoy, la primera parte de la conversación que grabamos (de casi 3 horas de contenido) está disponible para que la escuches n Apple Podcasts, Spotify, Google Podcasts o PocketCasts.
Como probablemente sepas, trabajé desarrollando aplicaciones para iOS por un poco más de 10 años antes de cambiar de carrera y dedicarme de lleno al management. La charla con Pedro y Angel fue una excelente oportunidad para volver a mis raíces y compartir un poco de lo que aprendí durante todo ese tiempo.
El contenido es un poco técnico (solo un poco), pero estoy seguro de que le podrás encontrar valor. En general, hablamos de…
?Los retos de aprender iOS por cuenta propia
?? Freelancing
?¿Cómo es dar pláticas en otros países?
??¿Cómo mejorar nuestros softskills?
Mil gracias a Pedro y Angel por recibirme en su casa.
4 consejos puntuales que son realmente sencillos de implementar:
Procura que la videollamada no ocupe toda tu pantalla.
Oculta el recuadro que muestra tu cara.
Cambia tu entorno dentro y asegúrate de tener suficiente espacio para moverte constantemente.
Si tienes muchas llamadas, date tiempo de tomar algunas en modo de “solo audio”. Sobre todo en aquellas llamadas que no necesites participar activamente.
Creo que el punto 4 es el que le da en el clavo a toda la situación.
Algunas industrias, al moverse al trabajo remoto, decidieron que para sentir que se está haciendo el trabajo es necesario tener llamadas. Discutir, planear… “Colaborar”. Pero no se dan cuenta de que tener que estar en una llamada discutiendo un tema en particular está quitando tiempo efectivo para poder hacer el trabajo.
La solución para no tener fatiga de Zoom no es usar la herramienta diferente. Es no tener tantas llamadas en primer lugar.
Hace un par de semanas me integré al equipo de ingeniería de Homie (estamos contratando ?) y tuve que detener un proceso de reclutamiento que tenía con otra empresa. Esto me puso a pensar en este tipo de interacciones y en cómo el discurso de la industria está seriamente sesgado hacia los procesos desde el punto de vista de la empresa.
¿Cómo hacer que tu currículum se vea atractivo? Pone a la empresa primero
¿Cómo crear un portafolio? La empresa va primero
¿Cómo venderte? Es para la empresa
Mucho se habla de cómo buscar un trabajo, y de cómo atraer a los reclutadores. El objetivo, a final de cuentas, es que esa conversación desemboque en una oferta laboral. Pero la vida real es impredecible, y hay ocasiones en las que ya tendremos al reclutador o empresa de nuestro lado y tendremos que tomar la decisión de decir “gracias, pero no gracias”.
¿Por qué rechazarías una oferta de trabajo?
“Estoy buscando trabajo” es una frase que me da escalofríos. Creo que todos hemos pasado por esa incertidumbre de querer hacer un cambio, por la razón que sea. Y encontrarse en ese limbo entre iniciar una búsqueda mientras estás atendiendo el trabajo que ya tienes no es sencillo.
Entonces, ¿por qué rechazarías una oferta de trabajo que tanto te costó conseguir? La respuesta puede variar de persona a persona. Durante una llamada con los miembros de la comunidad exclusiva hicimos esta pregunta, y algunas de las respuestas que se mencionaron fueron las siguientes:
La cultura no empata
Maltrato durante el proceso de entrevistas
El puesto no está alineado con lo que buscas a largo plazo en tu vida personal
Ya tenías otra oferta de trabajo
No te ofrecieron el rango salarial que buscabas
Pero también caímos en cuenta que esto es solamente la mitad de la ecuación: saber que no se quiere continuar con el proceso de reclutamiento es una cosa. Salirse del mismo es otra completamente diferente.
Durante la llamada, también se tocó el punto de que los latinoamericanos somos mucho más reacios a decir que no — a cualquier cosa. Simplemente nos cuesta negarle algo a alguien. Esto nos puede costar muchísimo profesionalmente, sobre todo cuando se trata de “no dejar ir una oportunidad”.
¿Cómo decir “no, gracias”?
Creo fielmente que todos nos beneficiaríamos de tener un manual de cómo lidiar con situaciones a las cuales no estamos acostumbrados. Decir que no a una oferta laboral o un proceso de reclutamiento es una de ellas. Por eso, le pregunté a los miembros de la comunidad si habían tenido que parar algún proceso de reclutamiento con alguna empresa, y si sí, cómo lo habían hecho.
“En mi opinión la mejor forma de rechazar una oferta laboral es siendo directo y honesto explicando el por qué,” me comentó un, argumentando que “el feedback es algo que no solo debemos recibir, sino también dar.” Creo que todos en alguna ocasión nos hemos quejado de que un proceso de entrevistas no se concreta (es decir, no nos dijeron ni sí ni no, que en realidad es un no), pero que no supimos por qué. Es algo que nos gustaría que se mejorara de los procesos de muchas empresas, pero creo que rara vez nos preguntamos si nosotros estamos haciendo algo para resolver ese problema de nuestro lado. Si queremos que algo cambie, empecemos por lo que nos toca.
“Pienso que de manera muy formal y siempre dejando las puertas abiertas (vaya uno a saber las vueltas que da la vida)”, comenta otro miembro de la comunidad, tocando un punto bien importante. Salir de un proceso de entrevistas de la mejor manera posible es algo que como profesionales no nos cuesta mucho trabajo. Sin embargo, habla muy bien de nosotros e incluso podría generarnos más oportunidades de las que nos quita.
Desde que iniciamos un proceso tenemos una idea de qué tantas ganas tenemos de que nos acepten. “… es válido decir el motivo, y aprender a decir no, no quiero, no me interesa,” opinó otro miembro, haciendo hincapié en que también es nuestra responsabilidad ser honestos con nosotros mismos al momento de decidir si iniciar un proceso de reclutamiento. Si desde un inicio sabemos que muy probablemente no es la opción para nosotros, podríamos ahorrarle tiempo a todos los involucrados y parar el proceso cuanto antes.
Los procesos de reclutamiento son arduos para todos los involucrados. La persona que está buscando empleo se prepara para más de una entrevista, seguramente. Mientras que la persona conduciendo la entrevista tiene que entrevistar a más de un candidato — probablemente durante el mismo día. No es un proceso fácil para ninguna de las partes involucradas, y hacer un esfuerzo, por más mínimo que sea, puede ahorrar muchos disgustos e incertidumbres.
Conclusiones
Las perspectivas, experiencias y recomendaciones fueron variadas. Pero todas se centraban al rededor de las mismas ideas.
De manera concreta, te puedo decir que para detener un proceso de reclutamiento, o rechazar una oferta de trabajo, estarás cubierto si sigues las siguientes recomendaciones.
Habla con honestidad. No hay herramienta más útil para promover el cambio que la honestidad. ¿No estuviste de acuerdo con alguna parte del proceso? Dilo. ¿Tienes otra oferta más atractiva? Dilo. ¿Simplemente no te sientes identificado con la misión de la empresa, o no te gusta lo que harás? Dilo.
Habla a tiempo. A nadie le gusta que le hagan perder el tiempo. El mejor momento para salirte de un proceso que ya sabes que no te gusta fue cuando te diste cuenta de eso. El segundo mejor momento es ahora.
Habla con respeto. La persona con la que hablaste no es la compañía. Muy probablemente ni siquiera estén en sus manos los términos o condiciones que guiaron tu proceso. Sí, es frustrante, pero no es justificación para faltarle el respeto a nadie.
No te prives de futuras oportunidades. Si cumples con los 3 puntos anteriores, tendrás una ventaja competitiva importante. Asegúrate que no se arruine todo haciendo comentarios como “de todos modos ni quería trabajar en su empresa toda fea”. Ya llegaste hasta aquí con la frente en alto, de la manera más profesional posible. Honra tu propio esfuerzo dejando las puertas abiertas para posibles futuras oportunidades.
Gah, ok. He estado luchando con esto, y así está la cosa: después de 5 años intentos de creatividad y promociones, entrevistas acerca de mi viaje personal y de hablar de dónde vienen las ideas, después de años de terminar un proyecto un día e inmediatamente saltar a promocionar el siguiente… estoy dando un paso hacia atrás. Alcancé mis límites recientemente, y por amor a mi trabajo, me daré un descanso. Durante los últimos meses he cancelado contratos y he dicho no a nuevos proyectos y entrevistas. Para sentarme a hacer nada. Para deambular y desperdiciar un día. Y por primera vez en cinco años, por fin estoy en un lugar en el que no hay una fecha de entrega atada a cada dibujo. No hay una fecha límite para mis ideas. Y se siente correcto.
Así que, aunque realmente quiero hacer esto contigo — te respeto a ti y a tu trabajo y estoy honrada de que quieras que participe — y aunque sea estúpido con E mayúscula para mi carrera profesional que no lo haga, tendré que decirte gracias pero… no. Simplemente no estoy en un lugar para hablar sobre mí o mi trabajo en estos momentos. (Una locura para una hija única altamente parlanchina.) Tengo la esperanza de que podamos hablar en un futuro — te prometo que cualquier pensamiento que tenga para ti en ese momento será mucho más perspicaz que cualquier cosa que te pueda compartir en estos momentos.
Espero que el espacio creado por mi ausencia sea llenado por una de las brillantes personas que sugerí en mi correo anterior.
Y de verdad, mil gracias por tu interés.
Me estaré pateando a mí misma cuando el libro salga.
— W.
Este fue el correo (traducido por mí) que Wendy MacNaughton, prolífica ilustradora, le envió a Tim Ferris para declinar la invitación a una entrevista para su libro, Tribe of Mentors. Una clase maestra de cómo y por qué decir que no — algo en lo que he estado pensando mucho últimamente.
Antes de que un avión despegue, la instrucción es que en caso de despresurización te coloques la máscara de oxígeno antes de intentar ayudar a otros. Sucede igual con el trabajo y la creatividad: antes de compartirla, debes de hacer espacio para que se desarrolle.
Hey, es un gusto tenerte por acá. ¡Vamos a trabajar juntos! Me quise tomar el tiempo de escribir este documento para explicarte un poco cómo funciono, me conozcas y sepas qué es lo que puedes esperar de mí como tu manager. Hago esto porque creo fielmente en el trabajo con personas, y sinceramente me hubiera gustado saber qué era lo que motivaba a algunos managers que he tenido en el pasado. Espero te sea de utilidad.
Durante las próximas semanas vamos a conocernos y a aprender cómo nos gusta trabajar. Por lo pronto, aquí está una radiografía de una semana trabajando en equipo.
Nuestra semana típica
Una semana típica colaborando es bastante relajada desde el punto de vista de comunicación entre nosotros. El micromanagement es la antítesis de cómo trabajo y es lo último que puedes esperar de mí. Habiendo dicho esto, me gusta estar cerca del equipo para saber cómo puedo apoyar, así que nos mantendremos en contacto constante.
Tendremos una llamada semanal para ponernos al día. Durante esta llamada discutiremos cosas importantes o de visión general — no es un standup — y no necesariamente debes de traer algo preparado. Solamente quiero saber cómo vas y establecer una rutina en la que podamos colaborar más allá de tareas puntuales. El objetivo de esta llamada será resolver la siguiente pregunta: ¿cómo podemos potenciar nuestro trabajo?
Además de nuestra llamada 1:1, tendremos una llamada con tu equipo para integrarnos más. Otra vez, no es un standup, sino una oportunidad para mejorar la dinámica que tenemos como equipo. Para estas reuniones crearemos un documento compartido al cual todos tendrán acceso. En él, cualquier miembro del equipo podrá agregar los temas de los que les gustaría hablar, así como las notas de los acuerdos a los que llegamos en la llamada.
Algunos puntos generales que debes de tomar en cuenta sobre nuestro día a día como colaboradores:
No es necesario que me pidas permiso para salir si es que lo necesitas. Confío en que tu manejo del tiempo es el mejor posible, y estoy consciente de que hay ocasiones en que la vida se va a interponer en nuestros días. Está bien — lo único que te pido es que no dejes el trabajo tirado.
El tiempo personal es primero que el trabajo. Todo mi esfuerzo está en fomentar una dinámica de trabajo que nos permita cerrar la computadora sin preocupaciones al final de un día de trabajo.
Procuro responder de manera oportuna a los mensajes. No siempre se logra, pero puedes esperar una respuesta de mi parte.
Principios
Los siguientes son los principios cardinales que guían mi trabajo. Te los comparto de manera únicamente informativa.
Personas antes que números. Un OKR cumplido, una entrega a tiempo, etc., son efectos secundarios de un equipo contento, motivado y retado lo suficientemente para que el trabajo se mantenga interesante. Mi manera de trabajo está enfocada en optimizar para que tú puedas hacer tu mejor trabajo sin complicaciones.
Tu principal responsabilidad es decir que no. No hay nada que valore más en un equipo que las opiniones propias. Mi rol se trata de crear un ambiente para que tú puedas hacer tu mejor trabajo — pero, al final, el trabajo lo harás tú. Esto significa que tú te podrás llevar los éxitos, pero también el aprendizaje y la responsabilidad de solucionar los problemas cuando algo salga mal. Es por eso que lo mínimo que espero de ti es que puedas defender tu punto de vista cuando no estés de cuerdo con algo que yo u otra persona del equipo proponga.
La honestidad es lo más importante.
Procuro entender por qué llegamos al problema, y resolver eso. Encontrar soluciones parciales o incompletas no es como me gusta hacer mi trabajo. Estoy consciente de que hay situaciones en las que vamos a tener que comprometer la calidad del producto, pero estas deberían ser las excepciones.
Es primordial para mí que las personas que trabajan conmigo se conduzcan con respeto.
Mi calendario es tuyo. Te repito, mi rol dentro de la organización es crear un ambiente favorable para ti. Esto significa que a veces vamos a necesitar sentarnos a discutir un tema en particular — puede ser algo que sientas que no está funcionando como debería, o una idea que te gustaría implementar. No tienes que preguntarme si puedes hablar conmigo — simplemente usa el enlace que te pasé para agendar una llamada y listo.
El tiempo es sagrado, y procuro usarlo responsablemente. Te invitaría a hacer lo mismo, pero esta ese una decisión personal. Mi regla es esta: si voy a poner un evento de 1 hr en el calendario, más vale que sea la hora más productiva del día — y asumo esa responsabilidad con seriedad.
No me gusta usar metodologías que tienen un nombre. “A X empresa le funcionó Y” no es un argumento que me emocione para intentar aplicar Y en nuestra organización. Por el contrario, si vamos a analizar por qué funcionó, y lo vamos a intentar adaptar a nuestro caso particular, ahora tienes mi atención.
Trabajo por algo, no en algo. Afortunadamente en nuestra industria hay miles de oportunidades para hacer software, manejar gente, o diseñar cosas. Cuando trabajo en algún lugar en particular, lo estoy haciendo por algo.
Comunicación
Mi método preferido de comunicación es escrito. Creo que escribir algo es la mejor manera de asegurarme de que entiendo de manera clara lo que quiero comunicar. Reconozco que eventualmente será necesario tener una llamada para resolver algún problema en particular, y sigo algunos lineamientos en estos casos.
Procuro no tomar ni buscar llamadas que no estén en el calendario con por lo menos 24 horas de anticipación. Lo último que alguien necesita es una llamada de imprevisto, y estoy consciente de ello. Si necesito tener una llamada contigo, tendrás por lo menos un día completo para prepararte. Esperaría que tuvieras la misma consideración conmigo.
Nunca te enviaré invitaciones a llamadas que no tengan un objetivo claro. Tanto el título del evento en el calendario, como la descripción del mismo, tendrán toda la información que debes saber para llegar preparado a la llamada. En caso de que vaya a pedirte actualización de algún proyecto, por ejemplo, sabrás exactamente qué espero de ti.
El calendario tiene la opción para rechazar invitaciones a eventos. Úsala. Como dije antes, las llamadas para mí son un último recurso para colaborar. Si algún día te envío una invitación a una llamada, pero crees que sería mejor simplemente mandarme la información escrita, siéntete con la libertad de rechazarla. El tiempo es lo más importante y no me lo tomaré a mal si prefieres no tenerla. Si de verdad es crucial que tengamos la llamada, ya sea porque algo urge, o estamos en una situación de alerta, te lo haré saber.
Aprecio cuando todos los participantes de la llamada tenemos la cámara prendida. Trabajamos de manera remota, y es fundamental para mí establecer una relación con las personas que son parte de mi equipo. Vernos la cara es primordial para este propósito. Te pido que, dentro de lo posible, también prendas tu cámara cuando entres a una llamada conmigo — sobre todo si vamos a estar hablando sobre temas valiosos, como tu desarrollo dentro del equipo.
Respeto mi tiempo y el de los otros. Siempre procuro estar ya en la llamada uno o dos minutos antes de que de la hora pactada. Si tengo varias llamadas seguidas, es probable que me pueda demorar unos minutos en entrar a la siguiente. Si esto pasa, y tú eres mi siguiente llamada, te haré saber con anticipación que llegaré unos minutos tarde. No es normal que esto suceda.
Desarrollo profesional
Vamos a establecer objetivos de crecimiento para ti, y vamos a procurar que estos se encuentren en la intersección de lo que tú quieres para tu carrera y lo que la empresa necesita. Tendremos un documento compartido donde colaboraremos en la creación de tu plan de acción, al cual le daremos seguimiento cada 3 meses.
Debes de saber que nuestra relación no será de una sola vía. Es decir, no solamente se trata de pedirte cosas o que llegues a ciertas metas, sino de que entre los dos lleguemos a un acuerdo sobre qué es lo que tú quieres hacer, lo que la empresa necesita, y cómo yo te puedo apoyar.
También debes de tomar en cuenta que las revisiones de este documento no serán las únicas ocasiones en las que podemos compartir retroalimentación. Soy fiel proponente de la comunicación asertiva, y si hay algo que corregir me aseguraré de hacértelo saber en tiempo y forma, y espero que hagas lo mismo conmigo.
Notas extras
Uso muchas analogías cuando explico cosas. Sobre todo cuando algo me gusta demasiado. No te asustes si de repente quiero explicar cómo funciona un sistema literalmente con perros y gatos.
Soy fanático de trabajar por las mañanas, mi día comienza antes de las 6 am regularmente. Te pido que no sientas la presión de estar disponible en mis mismos horarios, y si te mando un mensaje temprano no tienes que contestarme de inmediato.
Soy muy celoso de mis tardes, y procuro no tener compromisos de trabajo después de las 4 pm. Sin embargo, soy flexible, y si hay algo que se necesita hacer a esa hora, estaré ahí. Pero todo mi día y forma de trabajo se centra en poder tener mis tardes libres.
Desde que tengo memoria consciente de lo que me gusta y de lo que no, siento una gran inspiración por todo lo que tiene que ver con el periodismo y el reportaje de noticias. Mi gusto por la tecnología tiene casi el mismo tiempo conmigo.
Por allá de 2009 inicié un canal de YouTube donde subía hacía reseñas de aplicaciones para el iPod touch. Me gustaba hablar mucho sobre cómo modificarlo, qué hacer y cuáles repositorios de código bajar. Instalar tweaks y temas era un pasatiempo que me gustaba compartir en video. Ese proyecto quedó inconcluso, un día simplemente dejé de subir videos — no recuerdo por qué.
Años después, cuando cursaba la preparatoria, volví a sentir las ganas de hacer algo para tener un pretexto de hablar sobre tecnología. Inicié SwanrosTech, un proyecto que también tuvo un canal de YouTube como componente importante, pero ahora a lo que dedicaba la mayor parte mi tiempo era a escribir noticias para el portal de internet. Ese proyecto murió cuando entré a la universidad, cientos de miles de visitas después. Pero mi entusiasmo por la tecnología y todo lo que sucede al rededor de ella vivió para contarlo.
Dos proyectos similares en inspiración, pero diferentes en implementación. A ambos los recuerdo con gran cariño porque fueron los periodos en que me sentí más inspirado. Esa inspiración es la que cada que me hace (hacía) pensarlo dos veces cada vez que volvía a sentir ganas de hacer algo para tener un pretexto para seguir hablando sobre tecnología.
Hasta el domingo pasado.
Salí a pasear a mis perros y a hacer ejercicio mientras escuchaba un podcast. No es raro que mi mente divague intentando encontrar pretextos para convertir lo que más me gusta en una carrera. Después de todo, así me pasó en con el desarrollo de software. Algún feedback positivo ha de tener mi cerebro.
Entre sprints, mientras intentaba recuperar mi aliento, sentí ese impulso de volver a correr, pero no a darle otra vuelta al jardín, sino a mi computadora a crear algo nuevo.
Parecía que todo encajaba perfecto. Ya tengo un flujo de trabajo que me permite escribir y compartir mis ideas por correo electrónico. Además, identifico un vacío en el mercado. Y por último, creo que tengo algo que aportar a la discusión.
Así que cualquier duda si debía o no iniciar un nuevo proyecto salieron volando por la ventana, y puse manos a la obra. Un par de horas más tarde había decidido en el nombre, comprado el dominio, y hasta creado un logo que me gustaba. Así nació LasNoticias.tech. Mañana se publica la cuarta edición.
LasNoticias.tech
Por el futuro inmediato, quiero experimentar con el formato. Darme cuenta si puedo hacer que crezca y que funcione.
Te cuento esta historia porque, además de presentarte el proyecto me gustaría compartirte la realización a la que llegué: siempre sabemos qué queremos. De lo que se trata esto que denominamos “agarrar experiencia” es simplemente de encontrar las herramientas que necesitamos para poder expresarnos de una manera que nos convenza a nosotros mismos.
Hace 10 años estaba intentando resolver el mismo problema: tener algún pretexto para hablar de tecnología. Hoy sigo siendo ese geek que tiene una opinión acerca de algo que pasó a cientos de kilómetros de mí. La única diferencia es que hoy tengo 1) herramientas más sofisticadas a mi disposición, y 2) varios intentos bajo la manga.
No estoy diciendo que LasNoticias.tech ya es automáticamente más exitoso que mis otros proyectos, o que le podré dedicar el 100% de mi tiempo pronto. Lo que sí estoy diciendo es que me agrada la idea de saber que, de alguna manera, siempre he sabido qué quiero hacer con mi vida.
Steve Jobs dijo alguna vez que es imposible conectar los puntos viendo hacia el futuro. Lo que nos pasa solamente tiene sentido si lo vemos en retrospectiva.
Es nuestro trabajo crear tantos puntos como nos sea posible.
¿Qué es la suerte? ¿Si tengo éxito en qué medida se lo debería atribuir a suerte y mi propio esfuerzo?
Séneca, filósofo estoico romano, dijo que “la suerte es cuando la preparación se encuentra con la oportunidad”. Y de acuerdo a esta lógica, podemos entender que no podemos fabricar la suerte, pero sí podemos propiciarla.
Tú y yo podemos incrementar nuestras probabilidades de tener suerte. Y para hacerlo, nos basta conocer los 3 principales ingredientes: preparación, trabajo y comunidad.
#1: Preparación, no únicamente suerte
Un atleta profesional de alto rendimiento haciendo su deporte, un músico en el pináculo de su carrera tocar su instrumento, un científico al borde de realizar un descubrimiento con implicaciones generacionales. Todos tienen algo en común: hacen que su disciplina parezca sencilla.
El talento puede ser importante: da una ventaja al inicio de cualquier carrera. Pero la realidad innegable es que las personas que eventualmente adquieren la cualidad de lograr hacer que su arte parezca sencillo se lo deben a una sola cosa: la práctica.
“Si tuviera que acotar la receta para la genialidad en una oración, sería la siguiente: tener una obsesión desinteresada por algo que realmente importa”, dijo Paul Graham en su ensayo The Bus Ticket Theory of Genius.
Una obsesión, en el mejor sentido de la palabra, es la clave para poder dedicarle energía, esfuerzo, y sobrepasar todos los obstáculos que aparecen al intentar dominar cualquier disciplina.
Por ahí de 2004, cuando tuve mi primer contacto con el internet, se abrió ante mí un mundo de posibilidades, nuevas experiencias, e ideas. Me obsesioné, pero no de manera que pudiera sacar provecho.
Mi obsesión con internet nacía desde las ganas de estar “conectado” en MSN Messenger para poder platicar con mis compañeros de clase. De la emoción y el peligro de descubrir música nueva en LimeWire, Ares o eMule. Esta obsesión no me daba una ventaja competitiva, sino todo lo contrario. Me hacía sentir miserable.
Unos años después, cuando la novedad inicial del internet había pasado, y ya que contaba con un criterio más amplio, encontré una nueva obsesión: programar.
Esta nueva obsesión también me hizo sufrir: varias veces me encontré con lágrimas frente a la computadora por no entender un concepto que en mi mente debería dominar. Pero también me hizo ponerme a trabajar, estudiar, aprender, experimentar y, eventualmente, crearme una carrera profesional.
¿Cuál fue la diferencia? Que la segunda vez, me dediqué a trabajar para poder “domar” mi obsesión. No me quedé en el sentimiento de impotencia y frustración.
Existen obsesiones buenas y malas.
Una obsesión mala es aquella que incita a esperar gratificación inmediata: bajar música, chismorrear con amigos, ver videos de caídas chistosas. Este tipo de obsesiones nos llevan a sentirnos mal con nosotros mismos, a despreciar cada uno de los momentos en los que nos damos cuenta de que fuimos sus víctimas.
Por el contrario, una obsesión buena es aquella que nos inspira a retarnos a nosotros mismos con el fin de elevar nuestras habilidades y consciencia. Una obsesión saludable nos impulsa a hacer algo por materializar nuestros ideales, cimentar nuestros principios, y vivir nuestros valores.
Tener bien clara esta distinción también es clave para comprender si debemos de seguir o resistir nuestros instintos.
#2: Trabajo constante, no coincidencia
Al tener bien calibrada nuestra brújula obsesiva, podemos utilizar esa fuerza sobrenatural que viene de tener un interés desregulado por un tema en particular para ponernos a trabajar.
Es increíble lo mucho que podemos lograr si simplemente lo intentamos.
El interés inicial, con un poco de talento, te hará dar el primer paso. Una obsesión bien atendida te hará seguir intentando.
Contrario a lo que muchas personas pueden pensar, los éxitos no llegan de la noche a la mañana. Todas las historias de éxito repentino tienen un prefacio de años de esfuerzo, dedicación, paciencia y perseverancia.
La sociedad sobrevalora el talento. Cualquier habilidad se puede ejercitar. Pero dedicarle el esfuerzo necesario a hacer el trabajo que te corresponde de manera consistente es donde realmente está el valor. Perseverar para materializar ideas, compartir conocimiento e inspirar a otros, sin importar la reacción del mundo.
Recuerda que “la suerte es cuando la preparación se encuentra con la oportunidad”. Y no hay mejor forma de estar preparado que tener las cicatrices para demostrar que hemos hecho nuestro trabajo.
#3: Comparte tu trabajo, no estás solo
En 2011 yo estaba buscando mi primera posición de tiempo completo en alguna casa de software. Quería integrarme a la comunidad de programadores de mi ciudad porque había algo en mí que me decía que ahí encontraría mi primera gran oportunidad.
Aún recuerdo cuando le dije a mi mamá que quería ir a la oficina de una empresa que no conocía, con un grupo de personas mucho más mayores que yo, a compartir una presentación sobre una tecnología que apenas estaba aprendiendo. Nunca se me va a olvidar su cara de incredulidad mezclada con miedo. Aquella noche, de la cual aún tengo fotos, me paré frente a un grupo de extraños a hablar de desarrollo móvil durante 25 minutos sin pretender otra cosa más que compartir algo que me apasionaba.
Esos 25 minutos, en retrospectiva, han sido los 25 minutos mejor aprovechados de mi vida. Aún al día de hoy, varias de las personas que conocí esa noche están en mi vida. He podido colaborar con algunas de ellas trabajando en proyectos interesantísimos. A otras tengo el gusto de llamarles amigos. Esos 25 minutos definieron, en gran medida, la trayectoria profesional que marcaría por los próximos 10 años, y que me llevarían a viajar por el mundo, dar conferencias, y, finalmente, escribir estas palabras.
Pero esos 25 minutos, donde me expuse a compartir y conectar con otras personas no aparecieron de la nada. Poder crear esos 25 minutos de contenido me tomó 2 años de trabajo.
La pieza final de la ecuación para incrementar las probabilidades de tener suerte es simplemente compartir lo que hacemos: el fruto de nuestra pasión combinada con el esfuerzo y constancia.
Cuando algo nos apasiona se nota. Nuestras pupilas se dilatan, no notamos el paso del tiempo. Creamos una atmósfera de creatividad, honestidad y genuina felicidad. Una órbita se materializa al rededor de nosotros, y ella naturalmente, casi por ley física, comienza a atraer a personas con los mismos intereses, las mismas pasiones, y las mismas ganas de crecer.
Contar con orgullo tus logros, aprendizajes, y hasta tus tropiezos va a atraer mucha más suerte que levantarte todos los días por el lado derecho de la cama.
La receta para tener más suerte
En el mundo del desarrollo de software es común encontrarse con la idea de que no hay valor en la interacción con otras personas. Desde hace unos meses he tenido el privilegio de apoyar a varias personas de esta industria con temas de productividad (agenda tu llamada hoy), y un tema recurrente es la desconexión entre lo que hacemos y nuestros usuarios.
Es demasiado fácil caer en la trampa de creer que nuestro trabajo, ya sea desarrollar software o diseñar materiales de construcción, existe en un vacío.
Todo trabajo, bien o mal hecho, terminará impactando a otras personas.
Bajo esta premisa, podemos deducir que hay dos componentes de cualquier esfuerzo que hagamos: la calidad del resultado, y a quienes impacta, para bien o para mal.
Dicen que la mejor publicidad es la de boca en boca. ¿Qué piensas que sucedería si 1) procuras hacer trabajo excelente, y 2) lo compartes con más personas?
El sentimiento de domingo a medio día durante la pandemia. Nada qué hacer, ningún lugar al cual ir. Y aunque ya había sacado a caminar a mis perros unas horas antes, las ganas de sentir tracción en el día me llevaron a sacar mi computadora e intentar forzar que la creatividad para hacer algo de valor aparecieran.
La tracción que buscaba terminó por convertirse en frustración porque las ganas de crear no aparecían por más que refrescara Twitter. Finalmente decidí que en vez de seguir “quemándome” intentando hacer que se materializara una chispa de inspiración, me dedicaría a resolver las minucias que había estado ignorando durante los últimos días.
Limpiar mi bandeja de entrada, leer los artículos pendientes y cerrar las pestañas de Chrome y Safari. Tareas sin importancia, pensé. Sin darme cuenta, un par de horas habían pasado y ya tenía definidos un par de artículos para mi blog, dos ediciones de mi newsletter, y había completado la preproducción del siguiente episodio de mi podcast.
Trabajo es trabajo. No importa si los resultados llegan hoy o dentro de un año, lo importante es hacerlo.
Me di cuenta de que mi problema era que no quería trabajar, sino que quería trabajar en algo que me diera resultados hoy mismo.
Analizando este estado de la mente me di cuenta de que decidir conscientemente no hacer algo porque los beneficios no se verán inmediatamente es una manera bastante loca de vivir la vida.
¿Por qué hacer ejercicio? ¿Para qué estudiar? ¿Para qué hacer nada?
La sociedad en la que vivimos nos hace creer que la velocidad con la que hacemos las cosas importa más que la calidad con la que las hacemos. Llegar más rápido es mucho más apreciable que llegar completos. En lo personal tiendo a caer en esta trampa.
No han pasado ni dos semanas y ya volví a caer. Pero está bien, porque el primer paso para resolver un problema es tenerlo bien identificado.
Por ahora el mantra que se me viene a la mente es el siguiente: El Oscar de hoy ya está completo. Pero lo haré por el Oscar del futuro.
Y aunque estoy terminando este artículo el domingo a las 6 de la tarde, lo programaré para que se publique hasta el próximo miércoles. Ya hice el trabajo, dejaré que los resultados vengan después.
No sabes qué cartas te van a tocar. Pero cuando te las dan, debes de tomarte el tiempo para analizar cada una y ver cómo encaja con las otras que tienes en tu mano.
Una sola carta, aislada, no gana una partida. No importa si en tu mano tienes un 10, A, Q, J y K, si no sabes que juntos hacen una Escalera Real. Solamente tenías que cambiar el orden en que la veías.
Sucede lo mismo con las personas.
Liderar un equipo no se trata simplemente de cumplir metas o de alcanzar resultados estrictos. Se trata de reconocer las habilidades (y debilidades) de cada uno de los miembros del equipo.
Como líder, así como cuando juegas una partida de póker, tu única tarea es optimizar para sacarle el mayor provecho a las piezas con las que cuentas. Y la manera más sencilla de perder es no saber reconocer lo que tienes.
Una idea interesante, aunque poco ortodoxa: poner en el calendario los espacios de tiempo que quiero dedicar a mantener relaciones interpersonales. Un evento recurrente con mi mejor amiga para ponernos al día cada dos semanas, o una llamada de Zoom todos los viernes a cierta hora con mi mejor amigo.
Nunca lo había pensado. Pero si uso el calendario para hacer tiempo para las cosas que son importantes para mí en materia de crecimiento profesional, ¿por qué no hacerlo para mi crecimiento personal también?
Se dice que alguien hace freelancing, o que es contratista, cuando la relación con el cliente tiene fecha de expiración. Se trabaja por proyecto, y puede que al terminar la encomienda actual no se vuelva a trabajar con el cliente.
Se dice que alguien trabaja de manera remota cuando la persona tiene un rol definitivo, de largo plazo, dentro de una organización.
Un freelancer rara vez puede influenciar a la organización, pues se le contrató para un trabajo en particular. Sus contribuciones están acotadas al dominio del problema actual que tiene el cliente.
Sin embargo, una de las implicaciones más importantes de la diferencia entre ser freelancer y un trabajador remoto es realmente cuál es tu trabajo.
Aunque parezca raro, la principal habilidad que un freelancer debe de desarrollar no es aquella por la que lo están contratando. Es la de ponerle precio a sus contribuciones y, aún más importante, la de cobrar.
Aprendiendo a valorar y cobrar por tu trabajo
Un error común que todos cometemos nuestras primeras veces haciendo freelancing es creer que todo va a salir bien. Que entendimos la idea del cliente, y que nos aceptará nuestras soluciones sin ediciones.
Pensamos que la transacción concluirá en tiempo y forma. Cuando la realidad es que cuando tomamos un proyecto de freelancing, es casi seguro que durante la marcha saldrán imprevistos que alterarán el costo, tiempo, o complejidad del proyecto.
Teniendo esto en cuenta, ¿cómo abordar la creación de un presupuesto de un trabajo, en tiempo y dinero?
Recientemente alguien me preguntó esto por correo electrónico. Esta persona acababa de tener su primera experiencia con un proyecto que no salió como esperaba.
¿Qué posibles soluciones u opciones darle al cliente para que salgamos en buenos tratos? Por último, supongo que es casi imposible no caer en este tipo de situaciones, pero ¿habrá una manera de disminuir el riesgo a que sucedan?
La diferencia entre el trabajo remoto y el freelancing es que, en realidad, el trabajo del freelancer es dominar el arte de realizar estimaciones y cobrarle al cliente.
Para bien o para mal, vas a tener que lidiar con muchos proyectos y clientes antes de que te conozcas lo suficiente como para determinar cuál es tu punto justo en cuanto a estimaciones. Desafortunadamente, esta es una habilidad que no puedes aprender en un libro, o experimentar en cabeza ajena. Vas a tener que hacerlo muchas veces hasta que entiendas cuáles son tus límites.
¿Cómo estimar proyectos para clientes?
No hay una solución definitiva para este problema. Por naturaleza, cuando tomas un proyecto nuevo no sabrás con qué te vas a encontrar. Así que, más que pensar en una solución particular para este problema, propongo pensar en términos de un marco de trabajo que puedas usar para lidiar con estas situaciones.
El marco de trabajo que más me ha funcionado, en particular, es el de “ser eficiente comunicando”. Sobrecomunica. No te esperes a la fecha de entrega para avisar que algo no va a estar listo. Da todos los detalles en cuanto los tengas disponibles.
Maneja las expectativas de manera correcta.
Esto te hará parecer mucho más profesional con tus clientes, y te ayudará a ganar una reputación que en el futuro te dará una ventaja competitiva sobre otros contratistas.
Ganando experiencia
Algo que le digo a las personas que trabajan conmigo es “enfócate en el proceso, no en los resultados”. Trabajar en modalidad de freelancing es complejo, y no es para todos. Pero puede ser bastante redituable para aquellas personas que saben cómo navegar sus altibajos. Enfocarte en el proceso, y no en el resultado de un proyecto en particular, te ayudará a aprender más sobre tu práctica, y cómo le puedes sacar más provecho.
En este artículo, Curtis Hebert comparte su experiencia con un freelancer novato. Leerlo te puede ayudar a comprender cómo se ve todo desde el otro lado de la mesa.
Después de todo, si no costara trabajo, la experiencia no se ganaría.
Lo he dicho en algunas ocasiones, en mi pódcast y en mis seminarios web: si juegas bien tus cartas, tu currículum solamente lo necesitarás la primera vez que busques empleo. Al inicio de tu carrera.
Aun así, probablemente te verás en la necesidad de mandar un CV, currículum, carta de vida, o como le digas, a una empresa para solicitar empleo. Y por eso te quiero regalar un consejo como alguien que constantemente revisa currículums de candidatos: cuéntame una historia.
Al contarme una historia, tu currículum te hará ver muchísimo más atractivo, y podremos entablar una conversación. Si todo sale bien, te ofreceré un empleo.
Te explico.
No digas lo obvio
Imagina conmigo la siguiente situación: entro a una tienda de deportes porque quiero comprar una bicicleta. ¿Crees que alguien me va a convencer de comprar una bicicleta diciéndome que tiene dos ruedas?
Por supuesto que no.
Sucede exactamente igual con un currículum. Cuando aplicas a una posición que requiere habilidades especiales, y dentro de tu CV solamente listas que sabes esas habilidades, no estás diciendo nada. No me estás llamando la atención. No te estás diferenciando.
¿Qué te hace diferente?
Ahora imagina que el vendedor se toma el tiempo de preguntarme para qué quiero una bicicleta, si ya tengo experiencia, y demás. ¿Qué pasaría si aprovecha esa información? Me ofrecería una bicicleta que me ayudará a cumplir mi meta de hacer ciclismo de montaña. Me contaría cómo el marco de fibra de carbono es más ligero pero más resistente, y por qué eso es bueno para mí. Haría una demostración de por qué el tamaño de la rueda de esta bicicleta en particular me ayudará a cansarme menos.
El vendedor entendió mis necesidades, y creó una historia al rededor de ellas para vender el producto. Jugó bien sus cartas, y el resultado es que yo salí de la tienda con mi bicicleta nueva.
Te invito a cuestionarte si realmente listar que sabes usar Photoshop e Illustrator le agregan valor a tu propuesta como diseñador gráfico. O si decir que sabes hacer balances de cuentas te diferencia como contador.
Te aconsejaría tomar nota de cuáles sí son tus habilidades que te distinguen, y aprender a venderlas mejor a empresas que sí busquen lo que tienes que ofrecer.
Regla #1 del marketing: conoce a tu cliente.
Es una pena que las escuelas actualmente hagan ver la creación de un currículum como algo burocrático, cuando en realidad es 100 % marketing. Recuerda, el marketing se trata simplemente de vender.
Y la regla #1 del marketing es conocer a tu cliente.
Volvamos al escenario del vendedor de bicicletas. Yo quería comprar una bicicleta para hacer ciclismo de montaña. ¿Crees que habría comprado una bicicleta en esa tienda si me hubieran ofrecido una bicicleta de pista? Obviamente no. Pero el vendedor hizo algo crucial: investigó cuáles eran mis necesidades.
¿Sabes qué es lo que quiere la empresa para la que estás aplicando? Porque por ahí deberías comenzar. Y una vez que sabes por qué están buscando nuevos integrantes para su equipo, puedes comenzar a crear una propuesta de valor adecuada.
En este punto debería de comenzar a hacerte sentido lo que te digo. No simplemente listes tus habilidades. Evita decir cosas obvias. Enfócate en vender tu historia, y responder las siguientes preguntas:
¿En dónde culminan tus habilidades?
¿Cómo las has usado antes?
¿Qué resultados favorables hubo?
Habiendo dicho esto, a continuación te muestro cómo puedes traducir una lista de habilidades en un párrafo que hará que tu currículum sobresalga.
Proceso creativo: esto es lo que te hace diferente. Tienes un proceso creativo, y gracias a él es que eres tan prolífico con tus contribuciones.
Tanto gráfico, como web y de correo: les estás diciendo que tus habilidades de diseño son multidisciplinarias. Implicas que conoces varias herramientas y sabes cómo utilizarlas para su propósito específico.
Incrementar sus ventas en un 35 %: esto es lo que ata con moño tu historia. Es por esto que todas tus habilidades son relevantes para la empresa. En este caso, les estás diciendo por qué te deberían contratar. Contigo en el equipo aumentan sus probabilidades de vender más.
El conjunto de esos tres factores, aderezados con datos particulares de tu perfil, es la historia que te va a hacer sobresalir.
Esto es casi una plantilla. Úsala a tu conveniencia.
Notas finales
Recuerda que un buen currículum no hará que te contraten. La idea de un currículum es entablar una conversación. Vender la idea de por qué vale la pena enviarte un correo pidiéndote una llamada. Hacerte parecer lo suficientemente interesante para que cuando te hablen, te pregunten por tu proceso creativo, no por comandos de Photoshop.
Pero sobre todo, ten en cuenta que el mejor currículum no es el que se envía, es el que se demuestra. Como dije al inicio, si juegas bien tus cartas, tus contribuciones, aportaciones, experiencia, y colegas hablarán por ti.
Una falacia en la que muchos caemos. Esperar a que nos llegue la inspiración para ponernos a trabajar.
Eventualmente llegará la inspiración. Seguro. Pero entonces, ¿qué tan responsable soy y qué tanto estoy honrando mis propias metas y objetivos si simplemente espero a que las cosas sucedan?
Es como tener sed y esperar a que llueva para poder saciarla.
Readwise es una herramienta que descubrí a inicios del año pasado, y a través de la cual he logrado crear un hábito sin el cual no podría vivir hoy: realmente aprender y recordar información importante para mí.
¿Uno de tus propósitos para 2021 es leer más? En ese caso es importante que le saques el mayor provecho posible que te asegures de no solamente leer por leer.
Un error que muchos comentemos es enfocarnos en la cantidad de información, no en lo que nos deja. A inicios de 2020, como escribí en un artículo pasado, me estaba enfocando mucho en aprender todo lo que pudiera sobre salud mental. Pero me di cuenta de que muchas de las cosas que estaba leyendo no las estaba aprendiendo. Como decía mi mamá, “me entraba por una oreja y me salía por la otra”.
Readwise
Readwise es un servicio de paga que agrega información que es importante para ti. Puedes alimentar Readwise con información que vas encontrando en internet, libros, podcasts, Twitter, y hasta documentos PDF.
La gran maravilla de Readwise es que todos los días te hará llegar una selección aleatoria de highlights, Tweets, o citas de libros que en el pasado tú marcaste como importante. Por ejemplo, aquí te va una captura de pantalla del correo que me llegó esta mañana:
Todo sucede automáticamente, y si no quiero revisar mi resumen diario en mi correo, puedo usar la aplicación móvil sin ningún problema. Así continúo reforzando aquellos conceptos que encontré valiosos en algún momento, y que si no fuera gracias a Readwise, seguramente ya no los tendría presentes en mi cabeza.
No solamente guardar información
¿Recuerdas cómo en primaria o secundaria creías que si subrayabas todo el libro de historia pasarías el examen?
Seguramente habrás aprendido que no se trata de guardar la información, sino de tenerla a la mano cuando realmente se necesita. Hablé de esto en mi artículo pasado, Si no sabes que lo tienes, no lo tienes.
Bajo esta misma premisa, Readwise te permite cada que revises tu resumen diario ir organizando, poco a poco, toda la información que has recopilado de tus diferentes fuentes. Agregando etiquetas (que después te servirán para filtrar contenido), y configurando cuánto tiempo debería de pasar antes de que te sugiera ese mismo contenido de nuevo.
Repaso espaciado de información
Seguramente, sin darte cuenta, en el pasado has implementado la técnica de aprendizaje llamada “repaso espaciado”, o spaced repetition. Esta técnica de aprendizaje consiste en entrenar a tu cerebro para que comience a “llenar en los blancos” información importante para ti, ayudándote con el contexto necesario.
¿Alguna vez jugaste con tarjetas didácticas? ¿Por el frente una frase con unas palabras faltantes y tú debes de completar la frase? Recuerdo que así aprendí las capitales de México en primaria.
El concepto es simple: no solo se trata de leer las mismas cosas una y otra vez, sino de hacer preguntas, retar a tu cerebro, y así asimilar de mejor manera la información.
Dentro de Readwise encontrarás una herramienta para hacer justo esto. Se llama Mastery.
Mastery te permite tomar uno de tus bookmarks y seleccionar la palabra clave que quieres realmente asimilar. La próxima vez que dicho bookmark aparezca en tu resumen diario, encontrarás que esa palabra está oculta, y tú deberás de completar la frase.
Creando hábitos
El primer artículo donde mencioné a Readwise, realmente estaba hablando sobre hábitos. Pero, ¿cómo es que consultar mi resumen diario se convirtió en un hábito?
Resulta que el equipo detrás de este servicio sabe “de qué pié cojeamos”, así que construyeron dentro de la misma aplicación una motivación para que consultar tu resumen se vuelva parte de tu día. Un contador de los días consecutivos que lo has hecho.
Al día de hoy, he revisado mi resumen diario 79 días consecutivos. Es la racha más larga que he tenido hasta ahora. Mi anterior récord eran, me parece, 38 días.
Para finalizar
Esta es solamente una de las herramientas que encontré el año pasado para ayudarme a ser más productivo. Sin querer queriendo, Readwise me ayudó a recuperar el gusto de la lectura. Porque ya no solamente estoy leyendo por leer. Ahora disposición una herramienta que me da la certeza de que, lo que sea que lea, si lo encontré interesante, no se va a perder en mi cerebro.
Readwise es un servicio de paga. La versión Lite cuesta $4.49USD al mes, y la versión completa cuesta $7.99USD al mes. Te puedo decir que vale cada centavo de lo que cuesta.
Mucho se ha hablado acerca de cómo 2020 fue el año que nadie quería ni se merecía, pero que tal vez todos necesitábamos. No expandiré más al respecto, pero sí diré que lo que me ayudó a sobrellevar estos últimos 12 meses fue un marco de trabajo de hábitos que me dediqué a crear para ayudarme a mí mismo.
2020 fue el año en el que la ansiedad por fin terminó de cocinarse y se manifestó en el escenario principal de mi vida. La primera vez que realmente sentí un ataque de ansiedad que me hizo sentir que no podía respirar, y que mi corazón se me estaba saliendo del pecho. Sudé frío.
No fue algo bonito de ver. Lo que sí fue, fue un llamado a la acción de que algo debía de cambiar.
Por qué construir hábitos
Cada quien ve en los hábitos el beneficio que quiere o que necesita. En mi caso, durante el último año me he enfocado en construir hábitos que me ayudaran a mantenerme conectado con mi realidad, y tranquilo.
Construir hábitos es algo que hacemos por nosotros mismos. Para hacernos la vida más fácil, y asegurarnos de que no estamos simplemente tropezándonos con nuestros propios deseos, y luchando contra nuestro entorno.
Bajo esa premisa, lo que busqué fue crear un entorno que me permitiera mantenerme en mi centro, fomentar mi salud mental, y mantenerme lo más cuerdo posible. A continuación te quiero compartir los 3 hábitos principales que desarrollé en 2020, y cómo me ayudaron.
El hábito de recordar y comprender lo que aprendo día a día
Uno de los retos más grandes que enfrenté en este año fue asegurarme de estar reteniendo la mayor cantidad de información posible de todo lo que estaba investigando o aprendiendo.
Como dije, durante el último año estuve batallando con una caso de ansiedad generalizada, casi rayando en depresión. Esto me llevó a consumir mucha literatura, libros, blogs, revistas, buscando respuestas a lo que me estaba pasando. Encontré muchas lecturas muy buenas, conocí a muchos autores bastante inspiradores. Estaba genuinamente disfrutando aprender cada vez más sobre lo que me pasaba y cómo podía salir del hoyo.
Pero tenía un problema. No estaba reteniendo mucha de la información que estaba consumiendo. Atrapado entre la ansiedad que estaba intentando resolver y el flujo constante de información al que estaba teniendo acceso, me había creado un problema nuevo. Demasiada información que, como dicen, entraba por un oído y salía por el otro. Durante una temporada, me pudiste haber preguntado qué había aprendido el día anterior sobre productividad o salud mental, y lo único que habrías recibido de mi parte sería una mirada en blanco.
Afortunadamente encontré Readwise. Readwise es un servicio que automáticamente agrega el contenido resaltado de diferentes fuentes, como Kindle, Medium, o cualquier cosa que yo guarde a través de su extensión de Chrome. Todos los días a las 6 AM me llega un correo electrónico con 5 ideas o citas aleatorias, seleccionadas de todo el contenido que haya sido sincronizado.
En Readwise tengo almacenadas muchas ideas de diferentes artículos, sitios de internet, y libros. Gracias a Readwise, pude crearme el hábito de reafirmar cosas que he leído con anterioridad, para que no solamente sean cosas que leí, sino cosas que aprendí.
Fue relativamente sencillo crear ese hábito porque la misma aplicación está diseñada para fomentarlo, llevando una cuenta de los días consecutivos que has revisado tu resumen diario. Actualmente estoy en mi racha más larga, habiendo revisado mis ideas destacadas por 73 días seguidos.
Esta herramienta también tiene un sistema para implementar Repetición Espaciada, que es una técnica de aprendizaje usada para incrementar gradualmente la cantidad de información realmente útil que podemos almacenar en nuestro cerebro. Esto ha sido realmente útil para recordar ideas y conceptos que son importantes para mí.
Debo de aceptar que al inicio fue retador construir este hábito. Como todos, hubo algunas situaciones en las que pensé simplemente dejarlo de lado. Pero después de varios meses haciendo esto todos los días, estoy más que feliz de reportar que Readwise se ha convertido en parte integral de mis días.
A finales de 2020, sé que las ideas que en algún momento leí y me parecieron interesantes, están a mi disposición todos los días, de manera automática. Esto se ha vuelto invaluable para mí.
El hábito de expresarme de manera sana y controlada
Una parte crucial de lidiar con la ansiedad, para mí, fue aprender a expresarme mejor, de manera sana y controlada. En terapia, descubrí que para que una expresión sea fructífera, no necesariamente debe de haber una persona recibiendo el mensaje. Lo que importa es sacar lo que quiero decir. Expresarme, y punto.
Así que comencé una práctica para fomentar mejores formas de expresión, siguiendo diferentes estrategias.
Primero, las páginas matutinas, o Morning Pages. En algún momento del año me encontré con Julia Cameron, una autora aclamada por el New York Times, por su trabajo en la rama de la creatividad. Cuando la encontré fue a través de este video, titulado “Morning Pages”, donde explica el concepto.
Las páginas matutinas son simplemente eso. 3 páginas de contenido que se escriben a primera hora de la mañana, todas las mañanas. No necesitan tener una temática en particular, ni una estructura específica. Simplemente debes de escribir lo que está en tu mente, hasta llenar 3 páginas. ¿Tienes hambre? Escríbelo. ¿Se te olvidó comprar la despensa? Adelante. ¿Estás peleada con tu hermana? Seguro.
El objetivo de escribir las páginas matutinas no es tener algo que se pueda usar después, sino despejar tu mente de todo lo que puedas estar pensando. Así, cuando por fin llegue la creatividad que necesitas para hacer tu trabajo, ya no estarás preocupándote por todo lo que escribiste. Porque ya lo expresaste.
Eventualmente encontré 750words.com. Básicamente lo que hicieron fue tomar el concepto de las páginas matutinas, y convertirlo en una aplicación y una comunidad.
Además de eso, 750words.com tiene un sistema de recompensas, al igual que Readwise, para fomentar que escribas diario. Vas ganando ciertas insignias conforme vayas completando rachas de diferentes números de días consecutivos. Además, analizan lo que escribes y te comparten algunos análisis interesantes sobre lo que escribiste. Por ejemplo, esto es un poco de lo que la aplicación pudo intuir de lo que escribí el 15 de octubre:
Intenté usarlo por unas cuantas semanas, pero no me atrapó. Afortunadamente ya tenía el hábito creado cuando la descubrí. Pero no dudo que su sistema de insignias y demás extras que ofrecen fomente que crees el hábito. Si te interesa explorar el concepto de páginas matutinas, 750words.com es una excelente apuesta.
¿Por qué siempre pensamos que no tenemos tiempo para nosotros? Tal vez es porque estamos muy pendientes de qué está pasando con el resto del mundo. Siempre manteniéndonos al tanto de qué es lo que está sucediendo a miles de kilómetros. Naturalmente, cuando llega el momento de por fin dedicarnos tiempo personal de calidad, sentimos que nunca es suficiente.
Matthew propone lo contrario. Dedicarnos tiempo a nosotros mismos antes de pensar en el resto del mundo.
Yo hago algo por mí tan pronto me despierto, antes de hacer cualquier otra cosa. Y durante el tiempo que he mantenido este hábito, ha tomado diferentes formas y estructuras. Algunos días medito por 10 minutos. Otros días escribo mi sueño o pesadillas en mi diario de sueños. Otros días, usualmente los que me cuestan un poco más de trabajo, simplemente levanto y estiro cada una de mis extremidades tanto como puedo.
Lo que sea que me funcione ese día. No hay limitantes. Lo único que importa es que lo primero que hago todos los días al levantarme es dedicarme un tiempo para preguntarme cómo estoy, prepararme para el día. Y debo hacer esto antes de agarrar mi celular.
Este hábito tan simple me ha permitido mantenerme más presente, e iniciar el día en la nota correcta.
Tercero, pero no menos importante, mantener un diario. Tan simple como suena, crear y mantener un diario ha sido una de las mejores cosas que he hecho por mí en toda mi vida.
La ansiedad funciona diferente en cada uno de nosotros. Para mí significa no recordar qué fue lo que hice durante el día que estuve lidiando con ella. Y tener un diario me ha ayudado a regresar en el tiempo y reconstruir las memorias. Memorias que a su vez me hacen calmarme, porque si bien durante el día no me sentí presente, a través del diario puedo saber que estuve presente. Porque escribí mi diario.
También he usado diferentes estrategias para mantener mi diario, lo cual es importante. Después de todo, lo que no quiero es crear una fricción innecesaria que no me permita llegar a mis metas. Así que algunos días uso papel y pluma. Otros días tomo notas digitales. Algunas ves simplemente me envío un correo electrónico a mi mismo, el cual veré a primera hora en la mañana.
Las dos libretas que he usado como mi diario durante 2020.
La meta con llevar el diario, así como con las páginas matutinas, es simplemente expresar mis pensamientos para que no se echen a perder en mi cabeza, generando más ansiedad. Liberar mi mente.
La forma en como llevo mi diario es usando una metodología llamada “diario intersticial”, que es la práctica de agregar notas al diario múltiples veces durante el día, sin que necesariamente tenga una estructura definida. Es una combinación entre cosas qué hacer, revisiones de ánimo y pensamientos.
Agrego cosas a mi diario varias veces al día, y lo que agrego es únicamente lo que está en ese momento en mi mente. Aquí hay una captura de pantalla de cómo se ve una entrada de mi diario. Observa las anotaciones de la hora en la que hice la entrada:
Una entrada de mi diario.
Puedes notar que tengo secciones para cosas personales, relacionadas con mis objetivos, y con el trabajo. Eso es porque a mí me interesa llevar un registro de ellas por separado, pero de ninguna manera es un requerimiento. Simplemente a mí me funciona.
Finalmente, no utilizo ninguna de las estrategias antes mencionadas de manera exclusiva. Las veo como herramientas a mi disposición para ser usadas cuando yo crea que son más convenientes.
Y eso es la clave con los hábitos. Cuando construyes buenos hábitos, también puedes usarlos conforme los vayas necesitando.
El hábito de ejercitarme por mi cuenta
He estado haciendo ejercicio de manera regular y en forma por 3 años ya. Comencé en enero de 2018 cuando al caminar sin playera por en frente de un espejo, no me gustó lo que vi. Desde ese momento, decidí hacer un cambio.
36 meses después, peso 40 kg menos, y me siento mejor que nunca. Pero el esfuerzo continúa.
Durante los primeros años de mi camino a recuperar mi salud física me forcé a ir al gimnasio. Tenía un entrenador, una rutina, y una práctica constante que me ayudaron a comenzar con mi régimen. Sin embargo, para finales del 2019, me sentía atorado. Ir al gimnasio ya no me gustaba; no me llenaba. Sí, hacía pesas, pero no estaba disfrutando mi tiempo ahí.
Quién iba a decir que unos cuantos meses después todos los gimnasios estarían cerrados gracias a la pandemia. Así que ahora, sí o sí, debía de encontrar una manera de poder ejercitarme por mi cuenta, sin dependencias externas.
Logré crear el hábito de ejercitarme por mi cuenta, sin equipo complicado.
En el pasado he compartido con algunos amigos que desde mi perspectiva y experiencia, hacer ejercicio es una oportunidad para darle un respiro a mi mente. El hecho de que puedo bajar de peso, verme mejor, y ganar mi autoestima al mismo tiempo, es simplemente un valor agregado. Doble ganancia.
Los ejercicios que hice durante 2020
Construir el hábito de entrenar por mi cuenta también me ayudó a combatir muchas de las excusas que me impedían trabajar en mis metas físicas. Ahora estoy acostumbrado a trabajar con lo que tengo a la mano, sin preocuparme sobre si el gimnasio está lleno, o cuánto tiempo me tomará llegar a él. Así que, independientemente de dónde esté, o con quién esté, hacer ejercicio se ha vuelto tan fácil como tomar mis tennis y correr por 40 minutos.
En los últimos meses comencé a brincar la cuerda, así que ahora tengo otra manera de despejar mi mente por unos 30 minutos, y al mismo tiempo quemar unas cuantas calorías.
La regla de los dos días
Procuro no confundir la acción que emana del hábito, con el objetivo que estoy intentando cumplir y para el que estoy creando el hábito en primer lugar.
Usar Readwise no es lo importante, sino el recordar de manera regular las cosas que son importantes para mí.
Escribir 3 páginas, meditar o llevar un diario no es el objetivo final, sino ejercitar mi habilidad de expresarme de manera clara y controlada, para que mis pensamientos no se echen a perder en mi cabeza.
Lo que a mí me importa no es tener un mejor cuerpo, sino darle un descanso mi cabeza de vez en cuando. El hecho de que me vea mejor y me sienta más contento con el espejo es secundario.
Y como dije antes, esos tres hábitos no están necesariamente atados a reglas específicas o duras. Pero sí tengo una única regla que me impongo para asegurarme de que los hábitos que realmente me importan se queden conmigo. La regla de los dos días. Es la única regla en mi vida que realmente procuro no romper, y me atrevería a atribuirle mis éxitos manteniendo estos hábitos.
La regla de los dos días dice que no debo de dejar pasar más de dos días en los que no haga aquella cosa que sea importante para mí convertir en un hábito.
Ejemplo práctico: si ya hice ejercicio ayer y hoy, podría no hacer ejercicio mañana ni pasado, pero el día después de mañana tengo que ejercitarme.
Tan simple como eso. La belleza de esta regla es que, dentro de la premisa, existe un campo para descansar. Así evitamos caer en la monotonía, y fomentamos aún más la creación del hábito.
Los hábitos para 2021
El último año fue tan vertiginoso que ya no sé qué esperar. 2020 estuvo lleno de retos, pero también de muchos aprendizajes, y me siento afortunado de poder estar escribiendo esto hoy.
No me queda más que prepararme, porque ahora que ya tengo estos hábitos creados para poder mantenerme en mi centro, creo que el siguiente año se trata de hábitos que me ayuden a crecer.
Por lo pronto, el hábito que estoy fomentado, y gracias al cual estás leyendo esto, es escribir más seguido para una audiencia en internet.
Estoy emocionado por reportar en 12 meses qué fue lo que aprendí.