• Manual de Swanros

    ¡Hola, $NOMBRE!

    Hey, es un gusto tenerte por acá. ¡Vamos a trabajar juntos! Me quise tomar el tiempo de escribir este documento para explicarte un poco cómo funciono, me conozcas y sepas qué es lo que puedes esperar de mí como tu manager. Hago esto porque creo fielmente en el trabajo con personas, y sinceramente me hubiera gustado saber qué era lo que motivaba a algunos managers que he tenido en el pasado. Espero te sea de utilidad.

    Durante las próximas semanas vamos a conocernos y a aprender cómo nos gusta trabajar. Por lo pronto, aquí está una radiografía de una semana trabajando en equipo.

    Nuestra semana típica

    Una semana típica colaborando es bastante relajada desde el punto de vista de comunicación entre nosotros. El micromanagement es la antítesis de cómo trabajo y es lo último que puedes esperar de mí. Habiendo dicho esto, me gusta estar cerca del equipo para saber cómo puedo apoyar, así que nos mantendremos en contacto constante.

    Tendremos una llamada semanal para ponernos al día. Durante esta llamada discutiremos cosas importantes o de visión general — no es un standup — y no necesariamente debes de traer algo preparado. Solamente quiero saber cómo vas y establecer una rutina en la que podamos colaborar más allá de tareas puntuales. El objetivo de esta llamada será resolver la siguiente pregunta: ¿cómo podemos potenciar nuestro trabajo?

    Además de nuestra llamada 1:1, tendremos una llamada con tu equipo para integrarnos más. Otra vez, no es un standup, sino una oportunidad para mejorar la dinámica que tenemos como equipo. Para estas reuniones crearemos un documento compartido al cual todos tendrán acceso. En él, cualquier miembro del equipo podrá agregar los temas de los que les gustaría hablar, así como las notas de los acuerdos a los que llegamos en la llamada.

    Algunos puntos generales que debes de tomar en cuenta sobre nuestro día a día como colaboradores:

    • No es necesario que me pidas permiso para salir si es que lo necesitas. Confío en que tu manejo del tiempo es el mejor posible, y estoy consciente de que hay ocasiones en que la vida se va a interponer en nuestros días. Está bien — lo único que te pido es que no dejes el trabajo tirado.
    • El tiempo personal es primero que el trabajo. Todo mi esfuerzo está en fomentar una dinámica de trabajo que nos permita cerrar la computadora sin preocupaciones al final de un día de trabajo.
    • Procuro responder de manera oportuna a los mensajes. No siempre se logra, pero puedes esperar una respuesta de mi parte.

    Principios

    Los siguientes son los principios cardinales que guían mi trabajo. Te los comparto de manera únicamente informativa. 

    Personas antes que números. Un OKR cumplido, una entrega a tiempo, etc., son efectos secundarios de un equipo contento, motivado y retado lo suficientemente para que el trabajo se mantenga interesante. Mi manera de trabajo está enfocada en optimizar para que tú puedas hacer tu mejor trabajo sin complicaciones.

    Tu principal responsabilidad es decir que no. No hay nada que valore más en un equipo que las opiniones propias. Mi rol se trata de crear un ambiente para que tú puedas hacer tu mejor trabajo — pero, al final, el trabajo lo harás tú. Esto significa que tú te podrás llevar los éxitos, pero también el aprendizaje y la responsabilidad de solucionar los problemas cuando algo salga mal. Es por eso que lo mínimo que espero de ti es que puedas defender tu punto de vista cuando no estés de cuerdo con algo que yo u otra persona del equipo proponga.

    La honestidad es lo más importante.

    Procuro entender por qué llegamos al problema, y resolver eso. Encontrar soluciones parciales o incompletas no es como me gusta hacer mi trabajo. Estoy consciente de que hay situaciones en las que vamos a tener que comprometer la calidad del producto, pero estas deberían ser las excepciones.

    Es primordial para mí que las personas que trabajan conmigo se conduzcan con respeto.

    Mi calendario es tuyo. Te repito, mi rol dentro de la organización es crear un ambiente favorable para ti. Esto significa que a veces vamos a necesitar sentarnos a discutir un tema en particular — puede ser algo que sientas que no está funcionando como debería, o una idea que te gustaría implementar. No tienes que preguntarme si puedes hablar conmigo — simplemente usa el enlace que te pasé para agendar una llamada y listo.

    El tiempo es sagrado, y procuro usarlo responsablemente. Te invitaría a hacer lo mismo, pero esta ese una decisión personal. Mi regla es esta: si voy a poner un evento de 1 hr en el calendario, más vale que sea la hora más productiva del día — y asumo esa responsabilidad con seriedad.

    No me gusta usar metodologías que tienen un nombre. “A X empresa le funcionó Y” no es un argumento que me emocione para intentar aplicar Y en nuestra organización. Por el contrario, si vamos a analizar por qué funcionó, y lo vamos a intentar adaptar a nuestro caso particular, ahora tienes mi atención.

    Trabajo por algo, no en algo. Afortunadamente en nuestra industria hay miles de oportunidades para hacer software, manejar gente, o diseñar cosas. Cuando trabajo en algún lugar en particular, lo estoy haciendo por algo.

    Comunicación

    Mi método preferido de comunicación es escrito. Creo que escribir algo es la mejor manera de asegurarme de que entiendo de manera clara lo que quiero comunicar. Reconozco que eventualmente será necesario tener una llamada para resolver algún problema en particular, y sigo algunos lineamientos en estos casos.

    Procuro no tomar ni buscar llamadas que no estén en el calendario con por lo menos 24 horas de anticipación. Lo último que alguien necesita es una llamada de imprevisto, y estoy consciente de ello. Si necesito tener una llamada contigo, tendrás por lo menos un día completo para prepararte. Esperaría que tuvieras la misma consideración conmigo.

    Nunca te enviaré invitaciones a llamadas que no tengan un objetivo claro. Tanto el título del evento en el calendario, como la descripción del mismo, tendrán toda la información que debes saber para llegar preparado a la llamada. En caso de que vaya a pedirte actualización de algún proyecto, por ejemplo, sabrás exactamente qué espero de ti.

    El calendario tiene la opción para rechazar invitaciones a eventos. Úsala. Como dije antes, las llamadas para mí son un último recurso para colaborar. Si algún día te envío una invitación a una llamada, pero crees que sería mejor simplemente mandarme la información escrita, siéntete con la libertad de rechazarla. El tiempo es lo más importante y no me lo tomaré a mal si prefieres no tenerla. Si de verdad es crucial que tengamos la llamada, ya sea porque algo urge, o estamos en una situación de alerta, te lo haré saber.

    Aprecio cuando todos los participantes de la llamada tenemos la cámara prendida. Trabajamos de manera remota, y es fundamental para mí establecer una relación con las personas que son parte de mi equipo. Vernos la cara es primordial para este propósito. Te pido que, dentro de lo posible, también prendas tu cámara cuando entres a una llamada conmigo — sobre todo si vamos a estar hablando sobre temas valiosos, como tu desarrollo dentro del equipo.

    Respeto mi tiempo y el de los otros. Siempre procuro estar ya en la llamada uno o dos minutos antes de que de la hora pactada. Si tengo varias llamadas seguidas, es probable que me pueda demorar unos minutos en entrar a la siguiente. Si esto pasa, y tú eres mi siguiente llamada, te haré saber con anticipación que llegaré unos minutos tarde. No es normal que esto suceda.

    Desarrollo profesional

    Vamos a establecer objetivos de crecimiento para ti, y vamos a procurar que estos se encuentren en la intersección de lo que tú quieres para tu carrera y lo que la empresa necesita. Tendremos un documento compartido donde colaboraremos en la creación de tu plan de acción, al cual le daremos seguimiento cada 3 meses.

    Debes de saber que nuestra relación no será de una sola vía. Es decir, no solamente se trata de pedirte cosas o que llegues a ciertas metas, sino de que entre los dos lleguemos a un acuerdo sobre qué es lo que tú quieres hacer, lo que la empresa necesita, y cómo yo te puedo apoyar.

    También debes de tomar en cuenta que las revisiones de este documento no serán las únicas ocasiones en las que podemos compartir retroalimentación. Soy fiel proponente de la comunicación asertiva, y si hay algo que corregir me aseguraré de hacértelo saber en tiempo y forma, y espero que hagas lo mismo conmigo.

    Notas extras

    Uso muchas analogías cuando explico cosas. Sobre todo cuando algo me gusta demasiado. No te asustes si de repente quiero explicar cómo funciona un sistema literalmente con perros y gatos.

    Soy fanático de trabajar por las mañanas, mi día comienza antes de las 6 am regularmente. Te pido que no sientas la presión de estar disponible en mis mismos horarios, y si te mando un mensaje temprano no tienes que contestarme de inmediato.

    Soy muy celoso de mis tardes, y procuro no tener compromisos de trabajo después de las 4 pm. Sin embargo, soy flexible, y si hay algo que se necesita hacer a esa hora, estaré ahí. Pero todo mi día y forma de trabajo se centra en poder tener mis tardes libres.

  • Siempre volvemos a lo que nos gusta

    Desde que tengo memoria consciente de lo que me gusta y de lo que no, siento una gran inspiración por todo lo que tiene que ver con el periodismo y el reportaje de noticias. Mi gusto por la tecnología tiene casi el mismo tiempo conmigo.

    Por allá de 2009 inicié un canal de YouTube donde subía hacía reseñas de aplicaciones para el iPod touch. Me gustaba hablar mucho sobre cómo modificarlo, qué hacer y cuáles repositorios de código bajar. Instalar tweaks y temas era un pasatiempo que me gustaba compartir en video. Ese proyecto quedó inconcluso, un día simplemente dejé de subir videos — no recuerdo por qué.

    Años después, cuando cursaba la preparatoria, volví a sentir las ganas de hacer algo para tener un pretexto de hablar sobre tecnología. Inicié SwanrosTech, un proyecto que también tuvo un canal de YouTube como componente importante, pero ahora a lo que dedicaba la mayor parte mi tiempo era a escribir noticias para el portal de internet. Ese proyecto murió cuando entré a la universidad, cientos de miles de visitas después. Pero mi entusiasmo por la tecnología y todo lo que sucede al rededor de ella vivió para contarlo.

    Dos proyectos similares en inspiración, pero diferentes en implementación. A ambos los recuerdo con gran cariño porque fueron los periodos en que me sentí más inspirado. Esa inspiración es la que cada que me hace (hacía) pensarlo dos veces cada vez que volvía a sentir ganas de hacer algo para tener un pretexto para seguir hablando sobre tecnología.

    Hasta el domingo pasado.

    Salí a pasear a mis perros y a hacer ejercicio mientras escuchaba un podcast. No es raro que mi mente divague intentando encontrar pretextos para convertir lo que más me gusta en una carrera. Después de todo, así me pasó en con el desarrollo de software. Algún feedback positivo ha de tener mi cerebro.

    Entre sprints, mientras intentaba recuperar mi aliento, sentí ese impulso de volver a correr, pero no a darle otra vuelta al jardín, sino a mi computadora a crear algo nuevo.

    Cuando regresé a casa después de hacer ejercicio, no me podía sacar la idea de la cabeza.

    Parecía que todo encajaba perfecto. Ya tengo un flujo de trabajo que me permite escribir y compartir mis ideas por correo electrónico. Además, identifico un vacío en el mercado. Y por último, creo que tengo algo que aportar a la discusión.

    Así que cualquier duda si debía o no iniciar un nuevo proyecto salieron volando por la ventana, y puse manos a la obra. Un par de horas más tarde había decidido en el nombre, comprado el dominio, y hasta creado un logo que me gustaba. Así nació LasNoticias.tech. Mañana se publica la cuarta edición.

    LasNoticias.tech
    LasNoticias.tech

    Por el futuro inmediato, quiero experimentar con el formato. Darme cuenta si puedo hacer que crezca y que funcione.

    Te cuento esta historia porque, además de presentarte el proyecto me gustaría compartirte la realización a la que llegué: siempre sabemos qué queremos. De lo que se trata esto que denominamos “agarrar experiencia” es simplemente de encontrar las herramientas que necesitamos para poder expresarnos de una manera que nos convenza a nosotros mismos.

    Hace 10 años estaba intentando resolver el mismo problema: tener algún pretexto para hablar de tecnología. Hoy sigo siendo ese geek que tiene una opinión acerca de algo que pasó a cientos de kilómetros de mí. La única diferencia es que hoy tengo 1) herramientas más sofisticadas a mi disposición, y 2) varios intentos bajo la manga.

    No estoy diciendo que LasNoticias.tech ya es automáticamente más exitoso que mis otros proyectos, o que le podré dedicar el 100% de mi tiempo pronto. Lo que sí estoy diciendo es que me agrada la idea de saber que, de alguna manera, siempre he sabido qué quiero hacer con mi vida.

    Steve Jobs dijo alguna vez que es imposible conectar los puntos viendo hacia el futuro. Lo que nos pasa solamente tiene sentido si lo vemos en retrospectiva.

    Es nuestro trabajo crear tantos puntos como nos sea posible.

  • Tener suerte o estar preparado: ¿qué es más importante?

    ¿Qué es la suerte? ¿Si tengo éxito en qué medida se lo debería atribuir a suerte y mi propio esfuerzo?

    Séneca, filósofo estoico romano, dijo que “la suerte es cuando la preparación se encuentra con la oportunidad”. Y de acuerdo a esta lógica, podemos entender que no podemos fabricar la suerte, pero sí podemos propiciarla.

    Tú y yo podemos incrementar nuestras probabilidades de tener suerte. Y para hacerlo, nos basta conocer los 3 principales ingredientes: preparación, trabajo y comunidad.

    #1: Preparación, no únicamente suerte

    Un atleta profesional de alto rendimiento haciendo su deporte, un músico en el pináculo de su carrera tocar su instrumento, un científico al borde de realizar un descubrimiento con implicaciones generacionales. Todos tienen algo en común: hacen que su disciplina parezca sencilla.

    El talento puede ser importante: da una ventaja al inicio de cualquier carrera. Pero la realidad innegable es que las personas que eventualmente adquieren la cualidad de lograr hacer que su arte parezca sencillo se lo deben a una sola cosa: la práctica.

    Tanto el talento como la técnica pasan a segundo plano ante una práctica constante e intencionada.

    “Si tuviera que acotar la receta para la genialidad en una oración, sería la siguiente: tener una obsesión desinteresada por algo que realmente importa”, dijo Paul Graham en su ensayo The Bus Ticket Theory of Genius.

    Una obsesión, en el mejor sentido de la palabra, es la clave para poder dedicarle energía, esfuerzo, y sobrepasar todos los obstáculos que aparecen al intentar dominar cualquier disciplina.

    Por ahí de 2004, cuando tuve mi primer contacto con el internet, se abrió ante mí un mundo de posibilidades, nuevas experiencias, e ideas. Me obsesioné, pero no de manera que pudiera sacar provecho.

    Mi obsesión con internet nacía desde las ganas de estar “conectado” en MSN Messenger para poder platicar con mis compañeros de clase. De la emoción y el peligro de descubrir música nueva en LimeWire, Ares o eMule. Esta obsesión no me daba una ventaja competitiva, sino todo lo contrario. Me hacía sentir miserable.

    Unos años después, cuando la novedad inicial del internet había pasado, y ya que contaba con un criterio más amplio, encontré una nueva obsesión: programar.

    Esta nueva obsesión también me hizo sufrir: varias veces me encontré con lágrimas frente a la computadora por no entender un concepto que en mi mente debería dominar. Pero también me hizo ponerme a trabajar, estudiar, aprender, experimentar y, eventualmente, crearme una carrera profesional.

    ¿Cuál fue la diferencia? Que la segunda vez, me dediqué a trabajar para poder “domar” mi obsesión. No me quedé en el sentimiento de impotencia y frustración.

    Existen obsesiones buenas y malas.

    Una obsesión mala es aquella que incita a esperar gratificación inmediata: bajar música, chismorrear con amigos, ver videos de caídas chistosas. Este tipo de obsesiones nos llevan a sentirnos mal con nosotros mismos, a despreciar cada uno de los momentos en los que nos damos cuenta de que fuimos sus víctimas.

    Por el contrario, una obsesión buena es aquella que nos inspira a retarnos a nosotros mismos con el fin de elevar nuestras habilidades y consciencia. Una obsesión saludable nos impulsa a hacer algo por materializar nuestros ideales, cimentar nuestros principios, y vivir nuestros valores.

    Tener bien clara esta distinción también es clave para comprender si debemos de seguir o resistir nuestros instintos.

    #2: Trabajo constante, no coincidencia

    Al tener bien calibrada nuestra brújula obsesiva, podemos utilizar esa fuerza sobrenatural que viene de tener un interés desregulado por un tema en particular para ponernos a trabajar.

    Es increíble lo mucho que podemos lograr si simplemente lo intentamos.

    El interés inicial, con un poco de talento, te hará dar el primer paso. Una obsesión bien atendida te hará seguir intentando.

    Contrario a lo que muchas personas pueden pensar, los éxitos no llegan de la noche a la mañana. Todas las historias de éxito repentino tienen un prefacio de años de esfuerzo, dedicación, paciencia y perseverancia.

    Kobe Bryant usó su talento para inspirarse, y su implacable ética de trabajo para llegar la cima del mundo de los deportes. Las 8 lecciones de Garry Kasparov para mejorar en el ajedrez se resumen en una sola: práctica.

    La sociedad sobrevalora el talento. Cualquier habilidad se puede ejercitar. Pero dedicarle el esfuerzo necesario a hacer el trabajo que te corresponde de manera consistente es donde realmente está el valor. Perseverar para materializar ideas, compartir conocimiento e inspirar a otros, sin importar la reacción del mundo.

    Recuerda que “la suerte es cuando la preparación se encuentra con la oportunidad”. Y no hay mejor forma de estar preparado que tener las cicatrices para demostrar que hemos hecho nuestro trabajo.

    #3: Comparte tu trabajo, no estás solo

    En 2011 yo estaba buscando mi primera posición de tiempo completo en alguna casa de software. Quería integrarme a la comunidad de programadores de mi ciudad porque había algo en mí que me decía que ahí encontraría mi primera gran oportunidad.

    Aún recuerdo cuando le dije a mi mamá que quería ir a la oficina de una empresa que no conocía, con un grupo de personas mucho más mayores que yo, a compartir una presentación sobre una tecnología que apenas estaba aprendiendo. Nunca se me va a olvidar su cara de incredulidad mezclada con miedo. Aquella noche, de la cual aún tengo fotos, me paré frente a un grupo de extraños a hablar de desarrollo móvil durante 25 minutos sin pretender otra cosa más que compartir algo que me apasionaba.

    Esos 25 minutos, en retrospectiva, han sido los 25 minutos mejor aprovechados de mi vida. Aún al día de hoy, varias de las personas que conocí esa noche están en mi vida. He podido colaborar con algunas de ellas trabajando en proyectos interesantísimos. A otras tengo el gusto de llamarles amigos. Esos 25 minutos definieron, en gran medida, la trayectoria profesional que marcaría por los próximos 10 años, y que me llevarían a viajar por el mundo, dar conferencias, y, finalmente, escribir estas palabras.

    Pero esos 25 minutos, donde me expuse a compartir y conectar con otras personas no aparecieron de la nada. Poder crear esos 25 minutos de contenido me tomó 2 años de trabajo.

    La pieza final de la ecuación para incrementar las probabilidades de tener suerte es simplemente compartir lo que hacemos: el fruto de nuestra pasión combinada con el esfuerzo y constancia.

    Cuando algo nos apasiona se nota. Nuestras pupilas se dilatan, no notamos el paso del tiempo. Creamos una atmósfera de creatividad, honestidad y genuina felicidad. Una órbita se materializa al rededor de nosotros, y ella naturalmente, casi por ley física, comienza a atraer a personas con los mismos intereses, las mismas pasiones, y las mismas ganas de crecer.

    Contar con orgullo tus logros, aprendizajes, y hasta tus tropiezos va a atraer mucha más suerte que levantarte todos los días por el lado derecho de la cama.

    La receta para tener más suerte

    En el mundo del desarrollo de software es común encontrarse con la idea de que no hay valor en la interacción con otras personas. Desde hace unos meses he tenido el privilegio de apoyar a varias personas de esta industria con temas de productividad (agenda tu llamada hoy), y un tema recurrente es la desconexión entre lo que hacemos y nuestros usuarios.

    Es demasiado fácil caer en la trampa de creer que nuestro trabajo, ya sea desarrollar software o diseñar materiales de construcción, existe en un vacío.

    Todo trabajo, bien o mal hecho, terminará impactando a otras personas.

    Bajo esta premisa, podemos deducir que hay dos componentes de cualquier esfuerzo que hagamos: la calidad del resultado, y a quienes impacta, para bien o para mal.

    Dicen que la mejor publicidad es la de boca en boca. ¿Qué piensas que sucedería si 1) procuras hacer trabajo excelente, y 2) lo compartes con más personas?

    ¡Felicidades, qué suerte tienes!

  • Hazlo por tu yo del futuro

    El sentimiento de domingo a medio día durante la pandemia. Nada qué hacer, ningún lugar al cual ir. Y aunque ya había sacado a caminar a mis perros unas horas antes, las ganas de sentir tracción en el día me llevaron a sacar mi computadora e intentar forzar que la creatividad para hacer algo de valor aparecieran.

    La tracción que buscaba terminó por convertirse en frustración porque las ganas de crear no aparecían por más que refrescara Twitter. Finalmente decidí que en vez de seguir “quemándome” intentando hacer que se materializara una chispa de inspiración, me dedicaría a resolver las minucias que había estado ignorando durante los últimos días.

    Limpiar mi bandeja de entrada, leer los artículos pendientes y cerrar las pestañas de Chrome y Safari. Tareas sin importancia, pensé. Sin darme cuenta, un par de horas habían pasado y ya tenía definidos un par de artículos para mi blog, dos ediciones de mi newsletter, y había completado la preproducción del siguiente episodio de mi podcast.

    Trabajo es trabajo. No importa si los resultados llegan hoy o dentro de un año, lo importante es hacerlo.

    Me di cuenta de que mi problema era que no quería trabajar, sino que quería trabajar en algo que me diera resultados hoy mismo.

    Analizando este estado de la mente me di cuenta de que decidir conscientemente no hacer algo porque los beneficios no se verán inmediatamente es una manera bastante loca de vivir la vida.

    ¿Por qué hacer ejercicio? ¿Para qué estudiar? ¿Para qué hacer nada?

    En la edición del 14 de enero de mi newsletter hablé sobre la importancia de diferenciar la velocidad con la que hacemos las cosas del por qué las hacemos.

    La sociedad en la que vivimos nos hace creer que la velocidad con la que hacemos las cosas importa más que la calidad con la que las hacemos. Llegar más rápido es mucho más apreciable que llegar completos. En lo personal tiendo a caer en esta trampa.

    No han pasado ni dos semanas y ya volví a caer. Pero está bien, porque el primer paso para resolver un problema es tenerlo bien identificado.

    Por ahora el mantra que se me viene a la mente es el siguiente: El Oscar de hoy ya está completo. Pero lo haré por el Oscar del futuro.

    Y aunque estoy terminando este artículo el domingo a las 6 de la tarde, lo programaré para que se publique hasta el próximo miércoles. Ya hice el trabajo, dejaré que los resultados vengan después.

  • Ser líder es como jugar una partida de póker

    No sabes qué cartas te van a tocar. Pero cuando te las dan, debes de tomarte el tiempo para analizar cada una y ver cómo encaja con las otras que tienes en tu mano.

    Una sola carta, aislada, no gana una partida. No importa si en tu mano tienes un 10, A, Q, J y K, si no sabes que juntos hacen una Escalera Real. Solamente tenías que cambiar el orden en que la veías.

    Sucede lo mismo con las personas.

    Liderar un equipo no se trata simplemente de cumplir metas o de alcanzar resultados estrictos. Se trata de reconocer las habilidades (y debilidades) de cada uno de los miembros del equipo.

    Como líder, así como cuando juegas una partida de póker, tu única tarea es optimizar para sacarle el mayor provecho a las piezas con las que cuentas. Y la manera más sencilla de perder es no saber reconocer lo que tienes.

  • “Agendo a mis amigos como agendo mi trabajo”

    Una idea interesante, aunque poco ortodoxa: poner en el calendario los espacios de tiempo que quiero dedicar a mantener relaciones interpersonales. Un evento recurrente con mi mejor amiga para ponernos al día cada dos semanas, o una llamada de Zoom todos los viernes a cierta hora con mi mejor amigo.

    Nunca lo había pensado. Pero si uso el calendario para hacer tiempo para las cosas que son importantes para mí en materia de crecimiento profesional, ¿por qué no hacerlo para mi crecimiento personal también?

    Inspiración.

  • La diferencia entre el freelancing y el trabajo remoto

    Se dice que alguien hace freelancing, o que es contratista, cuando la relación con el cliente tiene fecha de expiración. Se trabaja por proyecto, y puede que al terminar la encomienda actual no se vuelva a trabajar con el cliente.

    Se dice que alguien trabaja de manera remota cuando la persona tiene un rol definitivo, de largo plazo, dentro de una organización.

    Un freelancer rara vez puede influenciar a la organización, pues se le contrató para un trabajo en particular. Sus contribuciones están acotadas al dominio del problema actual que tiene el cliente.

    Sin embargo, una de las implicaciones más importantes de la diferencia entre ser freelancer y un trabajador remoto es realmente cuál es tu trabajo.

    Aunque parezca raro, la principal habilidad que un freelancer debe de desarrollar no es aquella por la que lo están contratando. Es la de ponerle precio a sus contribuciones y, aún más importante, la de cobrar.

    Aprendiendo a valorar y cobrar por tu trabajo

    Un error común que todos cometemos nuestras primeras veces haciendo freelancing es creer que todo va a salir bien. Que entendimos la idea del cliente, y que nos aceptará nuestras soluciones sin ediciones.

    Pensamos que la transacción concluirá en tiempo y forma. Cuando la realidad es que cuando tomamos un proyecto de freelancing, es casi seguro que durante la marcha saldrán imprevistos que alterarán el costo, tiempo, o complejidad del proyecto.

    Teniendo esto en cuenta, ¿cómo abordar la creación de un presupuesto de un trabajo, en tiempo y dinero?

    Recientemente alguien me preguntó esto por correo electrónico. Esta persona acababa de tener su primera experiencia con un proyecto que no salió como esperaba.

    ¿Qué posibles soluciones u opciones darle al cliente para que salgamos en buenos tratos? Por último, supongo que es casi imposible no caer en este tipo de situaciones, pero ¿habrá una manera de disminuir el riesgo a que sucedan?

    La diferencia entre el trabajo remoto y el freelancing es que, en realidad, el trabajo del freelancer es dominar el arte de realizar estimaciones y cobrarle al cliente.

    Para bien o para mal, vas a tener que lidiar con muchos proyectos y clientes antes de que te conozcas lo suficiente como para determinar cuál es tu punto justo en cuanto a estimaciones. Desafortunadamente, esta es una habilidad que no puedes aprender en un libro, o experimentar en cabeza ajena. Vas a tener que hacerlo muchas veces hasta que entiendas cuáles son tus límites.

    ¿Cómo estimar proyectos para clientes?

    No hay una solución definitiva para este problema. Por naturaleza, cuando tomas un proyecto nuevo no sabrás con qué te vas a encontrar. Así que, más que pensar en una solución particular para este problema, propongo pensar en términos de un marco de trabajo que puedas usar para lidiar con estas situaciones.

    El marco de trabajo que más me ha funcionado, en particular, es el de “ser eficiente comunicando”. Sobrecomunica. No te esperes a la fecha de entrega para avisar que algo no va a estar listo. Da todos los detalles en cuanto los tengas disponibles.

    Maneja las expectativas de manera correcta.

    Esto te hará parecer mucho más profesional con tus clientes, y te ayudará a ganar una reputación que en el futuro te dará una ventaja competitiva sobre otros contratistas.

    Ganando experiencia

    Algo que le digo a las personas que trabajan conmigo es “enfócate en el proceso, no en los resultados”. Trabajar en modalidad de freelancing es complejo, y no es para todos. Pero puede ser bastante redituable para aquellas personas que saben cómo navegar sus altibajos. Enfocarte en el proceso, y no en el resultado de un proyecto en particular, te ayudará a aprender más sobre tu práctica, y cómo le puedes sacar más provecho.

    En este artículo, Curtis Hebert comparte su experiencia con un freelancer novato. Leerlo te puede ayudar a comprender cómo se ve todo desde el otro lado de la mesa.

    Después de todo, si no costara trabajo, la experiencia no se ganaría.

  • Cómo destacar tu currículum en el mundo del desarrollo de software

    Lo he dicho en algunas ocasiones, en mi pódcast y en mis seminarios web: si juegas bien tus cartas, tu currículum solamente lo necesitarás la primera vez que busques empleo. Al inicio de tu carrera.

    Aun así, probablemente te verás en la necesidad de mandar un CV, currículum, carta de vida, o como le digas, a una empresa para solicitar empleo. Y por eso te quiero regalar un consejo como alguien que constantemente revisa currículums de candidatos: cuéntame una historia.

    Al contarme una historia, tu currículum te hará ver muchísimo más atractivo, y podremos entablar una conversación. Si todo sale bien, te ofreceré un empleo.

    Te explico.

    No digas lo obvio

    Imagina conmigo la siguiente situación: entro a una tienda de deportes porque quiero comprar una bicicleta. ¿Crees que alguien me va a convencer de comprar una bicicleta diciéndome que tiene dos ruedas?

    Por supuesto que no.

    Sucede exactamente igual con un currículum. Cuando aplicas a una posición que requiere habilidades especiales, y dentro de tu CV solamente listas que sabes esas habilidades, no estás diciendo nada. No me estás llamando la atención. No te estás diferenciando.

    ¿Qué te hace diferente?

    Ahora imagina que el vendedor se toma el tiempo de preguntarme para qué quiero una bicicleta, si ya tengo experiencia, y demás. ¿Qué pasaría si aprovecha esa información? Me ofrecería una bicicleta que me ayudará a cumplir mi meta de hacer ciclismo de montaña. Me contaría cómo el marco de fibra de carbono es más ligero pero más resistente, y por qué eso es bueno para mí. Haría una demostración de por qué el tamaño de la rueda de esta bicicleta en particular me ayudará a cansarme menos.

    El vendedor entendió mis necesidades, y creó una historia al rededor de ellas para vender el producto. Jugó bien sus cartas, y el resultado es que yo salí de la tienda con mi bicicleta nueva.

    Te invito a cuestionarte si realmente listar que sabes usar Photoshop e Illustrator le agregan valor a tu propuesta como diseñador gráfico. O si decir que sabes hacer balances de cuentas te diferencia como contador.

     

    Cómo contar una historia en tu currículum

    En mi artículo ¿A los 36 ya soy muy viejo para buscar trabajo en TI?, compartí lo siguiente:

    Te aconsejaría tomar nota de cuáles sí son tus habilidades que te distinguen, y aprender a venderlas mejor a empresas que sí busquen lo que tienes que ofrecer.

    Regla #1 del marketing: conoce a tu cliente.

    Es una pena que las escuelas actualmente hagan ver la creación de un currículum como algo burocrático, cuando en realidad es 100 % marketing. Recuerda, el marketing se trata simplemente de vender.

    Y la regla #1 del marketing es conocer a tu cliente.

    Volvamos al escenario del vendedor de bicicletas. Yo quería comprar una bicicleta para hacer ciclismo de montaña. ¿Crees que habría comprado una bicicleta en esa tienda si me hubieran ofrecido una bicicleta de pista? Obviamente no. Pero el vendedor hizo algo crucial: investigó cuáles eran mis necesidades.

    ¿Sabes qué es lo que quiere la empresa para la que estás aplicando? Porque por ahí deberías comenzar. Y una vez que sabes por qué están buscando nuevos integrantes para su equipo, puedes comenzar a crear una propuesta de valor adecuada.

    En este punto debería de comenzar a hacerte sentido lo que te digo. No simplemente listes tus habilidades. Evita decir cosas obvias. Enfócate en vender tu historia, y responder las siguientes preguntas:

    • ¿En dónde culminan tus habilidades?
    • ¿Cómo las has usado antes?
    • ¿Qué resultados favorables hubo?

    Habiendo dicho esto, a continuación te muestro cómo puedes traducir una lista de habilidades en un párrafo que hará que tu currículum sobresalga.

    • Proceso creativo: esto es lo que te hace diferente. Tienes un proceso creativo, y gracias a él es que eres tan prolífico con tus contribuciones.
    • Tanto gráfico, como web y de correo: les estás diciendo que tus habilidades de diseño son multidisciplinarias. Implicas que conoces varias herramientas y sabes cómo utilizarlas para su propósito específico.
    • Incrementar sus ventas en un 35 %: esto es lo que ata con moño tu historia. Es por esto que todas tus habilidades son relevantes para la empresa. En este caso, les estás diciendo por qué te deberían contratar. Contigo en el equipo aumentan sus probabilidades de vender más.

    El conjunto de esos tres factores, aderezados con datos particulares de tu perfil, es la historia que te va a hacer sobresalir.

    Esto es casi una plantilla. Úsala a tu conveniencia.

    Notas finales

    Recuerda que un buen currículum no hará que te contraten. La idea de un currículum es entablar una conversación. Vender la idea de por qué vale la pena enviarte un correo pidiéndote una llamada. Hacerte parecer lo suficientemente interesante para que cuando te hablen, te pregunten por tu proceso creativo, no por comandos de Photoshop.

    Pero sobre todo, ten en cuenta que el mejor currículum no es el que se envía, es el que se demuestra. Como dije al inicio, si juegas bien tus cartas, tus contribuciones, aportaciones, experiencia, y colegas hablarán por ti.

    Que tu trabajo sea excelente.

  • “Trabajaré cuando esté inspirado”

    Una falacia en la que muchos caemos. Esperar a que nos llegue la inspiración para ponernos a trabajar.

    Eventualmente llegará la inspiración. Seguro. Pero entonces, ¿qué tan responsable soy y qué tanto estoy honrando mis propias metas y objetivos si simplemente espero a que las cosas sucedan?

    Es como tener sed y esperar a que llueva para poder saciarla.

    Una profesional comprometida con su arte busca controlar su día para que su día no la controle a ella. Lectura recomendada, Daily Rituals: How Artists Work, de Mason Currey.

  • Readwise: cómo recuerdo y aprendo de lo que leo

    https://www.youtube.com/watch?v=bNaeGquuM-w&feature=youtu.be

    Readwise es una herramienta que descubrí a inicios del año pasado, y a través de la cual he logrado crear un hábito sin el cual no podría vivir hoy: realmente aprender y recordar información importante para mí.

    ¿Uno de tus propósitos para 2021 es leer más? En ese caso es importante que le saques el mayor provecho posible que te asegures de no solamente leer por leer.

    Un error que muchos comentemos es enfocarnos en la cantidad de información, no en lo que nos deja. A inicios de 2020, como escribí en un artículo pasado, me estaba enfocando mucho en aprender todo lo que pudiera sobre salud mental. Pero me di cuenta de que muchas de las cosas que estaba leyendo no las estaba aprendiendo. Como decía mi mamá, “me entraba por una oreja y me salía por la otra”.

    Readwise

    Readwise es un servicio de paga que agrega información que es importante para ti. Puedes alimentar Readwise con información que vas encontrando en internet, libros, podcasts, Twitter, y hasta documentos PDF.

    La gran maravilla de Readwise es que todos los días te hará llegar una selección aleatoria de highlights, Tweets, o citas de libros que en el pasado tú marcaste como importante. Por ejemplo, aquí te va una captura de pantalla del correo que me llegó esta mañana:

    Todo sucede automáticamente, y si no quiero revisar mi resumen diario en mi correo, puedo usar la aplicación móvil sin ningún problema. Así continúo reforzando aquellos conceptos que encontré valiosos en algún momento, y que si no fuera gracias a Readwise, seguramente ya no los tendría presentes en mi cabeza.

    No solamente guardar información

    ¿Recuerdas cómo en primaria o secundaria creías que si subrayabas todo el libro de historia pasarías el examen?

    Seguramente habrás aprendido que no se trata de guardar la información, sino de tenerla a la mano cuando realmente se necesita. Hablé de esto en mi artículo pasado, Si no sabes que lo tienes, no lo tienes.

    Bajo esta misma premisa, Readwise te permite cada que revises tu resumen diario ir organizando, poco a poco, toda la información que has recopilado de tus diferentes fuentes. Agregando etiquetas (que después te servirán para filtrar contenido), y configurando cuánto tiempo debería de pasar antes de que te sugiera ese mismo contenido de nuevo.

    Repaso espaciado de información

    Seguramente, sin darte cuenta, en el pasado has implementado la técnica de aprendizaje llamada “repaso espaciado”, o spaced repetition. Esta técnica de aprendizaje consiste en entrenar a tu cerebro para que comience a “llenar en los blancos” información importante para ti, ayudándote con el contexto necesario.

    ¿Alguna vez jugaste con tarjetas didácticas? ¿Por el frente una frase con unas palabras faltantes y tú debes de completar la frase? Recuerdo que así aprendí las capitales de México en primaria.

    El concepto es simple: no solo se trata de leer las mismas cosas una y otra vez, sino de hacer preguntas, retar a tu cerebro, y así asimilar de mejor manera la información.

    Dentro de Readwise encontrarás una herramienta para hacer justo esto. Se llama Mastery.

    Mastery te permite tomar uno de tus bookmarks y seleccionar la palabra clave que quieres realmente asimilar. La próxima vez que dicho bookmark aparezca en tu resumen diario, encontrarás que esa palabra está oculta, y tú deberás de completar la frase.

    Creando hábitos

    El primer artículo donde mencioné a Readwise, realmente estaba hablando sobre hábitos. Pero, ¿cómo es que consultar mi resumen diario se convirtió en un hábito?

    Resulta que el equipo detrás de este servicio sabe “de qué pié cojeamos”, así que construyeron dentro de la misma aplicación una motivación para que consultar tu resumen se vuelva parte de tu día. Un contador de los días consecutivos que lo has hecho.

    Al día de hoy, he revisado mi resumen diario 79 días consecutivos. Es la racha más larga que he tenido hasta ahora. Mi anterior récord eran, me parece, 38 días.

    Para finalizar

    Esta es solamente una de las herramientas que encontré el año pasado para ayudarme a ser más productivo. Sin querer queriendo, Readwise me ayudó a recuperar el gusto de la lectura. Porque ya no solamente estoy leyendo por leer. Ahora disposición una herramienta que me da la certeza de que, lo que sea que lea, si lo encontré interesante, no se va a perder en mi cerebro.

    Readwise es un servicio de paga. La versión Lite cuesta $4.49USD al mes, y la versión completa cuesta $7.99USD al mes. Te puedo decir que vale cada centavo de lo que cuesta.

  • Los hábitos que me mantuvieron cuerdo en 2020

    Mucho se ha hablado acerca de cómo 2020 fue el año que nadie quería ni se merecía, pero que tal vez todos necesitábamos. No expandiré más al respecto, pero sí diré que lo que me ayudó a sobrellevar estos últimos 12 meses fue un marco de trabajo de hábitos que me dediqué a crear para ayudarme a mí mismo.

    2020 fue el año en el que la ansiedad por fin terminó de cocinarse y se manifestó en el escenario principal de mi vida. La primera vez que realmente sentí un ataque de ansiedad que me hizo sentir que no podía respirar, y que mi corazón se me estaba saliendo del pecho. Sudé frío.

    No fue algo bonito de ver. Lo que sí fue, fue un llamado a la acción de que algo debía de cambiar.

    Por qué construir hábitos

    Cada quien ve en los hábitos el beneficio que quiere o que necesita. En mi caso, durante el último año me he enfocado en construir hábitos que me ayudaran a mantenerme conectado con mi realidad, y tranquilo.

    Construir hábitos es algo que hacemos por nosotros mismos. Para hacernos la vida más fácil, y asegurarnos de que no estamos simplemente tropezándonos con nuestros propios deseos, y luchando contra nuestro entorno.

    Bajo esa premisa, lo que busqué fue crear un entorno que me permitiera mantenerme en mi centro, fomentar mi salud mental, y mantenerme lo más cuerdo posible. A continuación te quiero compartir los 3 hábitos principales que desarrollé en 2020, y cómo me ayudaron.

    El hábito de recordar y comprender lo que aprendo día a día

    Uno de los retos más grandes que enfrenté en este año fue asegurarme de estar reteniendo la mayor cantidad de información posible de todo lo que estaba investigando o aprendiendo.

    Como dije, durante el último año estuve batallando con una caso de ansiedad generalizada, casi rayando en depresión. Esto me llevó a consumir mucha literatura, libros, blogs, revistas, buscando respuestas a lo que me estaba pasando. Encontré muchas lecturas muy buenas, conocí a muchos autores bastante inspiradores. Estaba genuinamente disfrutando aprender cada vez más sobre lo que me pasaba y cómo podía salir del hoyo.

    Pero tenía un problema. No estaba reteniendo mucha de la información que estaba consumiendo. Atrapado entre la ansiedad que estaba intentando resolver y el flujo constante de información al que estaba teniendo acceso, me había creado un problema nuevo. Demasiada información que, como dicen, entraba por un oído y salía por el otro. Durante una temporada, me pudiste haber preguntado qué había aprendido el día anterior sobre productividad o salud mental, y lo único que habrías recibido de mi parte sería una mirada en blanco.

    Afortunadamente encontré Readwise. Readwise es un servicio que automáticamente agrega el contenido resaltado de diferentes fuentes, como Kindle, Medium, o cualquier cosa que yo guarde a través de su extensión de Chrome. Todos los días a las 6 AM me llega un correo electrónico con 5 ideas o citas aleatorias, seleccionadas de todo el contenido que haya sido sincronizado.

    En Readwise tengo almacenadas muchas ideas de diferentes artículos, sitios de internet, y libros. Gracias a Readwise, pude crearme el hábito de reafirmar cosas que he leído con anterioridad, para que no solamente sean cosas que leí, sino cosas que aprendí.

    Fue relativamente sencillo crear ese hábito porque la misma aplicación está diseñada para fomentarlo, llevando una cuenta de los días consecutivos que has revisado tu resumen diario. Actualmente estoy en mi racha más larga, habiendo revisado mis ideas destacadas por 73 días seguidos.

    Esta herramienta también tiene un sistema para implementar Repetición Espaciada, que es una técnica de aprendizaje usada para incrementar gradualmente la cantidad de información realmente útil que podemos almacenar en nuestro cerebro. Esto ha sido realmente útil para recordar ideas y conceptos que son importantes para mí.

    Debo de aceptar que al inicio fue retador construir este hábito. Como todos, hubo algunas situaciones en las que pensé simplemente dejarlo de lado. Pero después de varios meses haciendo esto todos los días, estoy más que feliz de reportar que Readwise se ha convertido en parte integral de mis días.

    A finales de 2020, sé que las ideas que en algún momento leí y me parecieron interesantes, están a mi disposición todos los días, de manera automática. Esto se ha vuelto invaluable para mí.

    El hábito de expresarme de manera sana y controlada

    Una parte crucial de lidiar con la ansiedad, para mí, fue aprender a expresarme mejor, de manera sana y controlada. En terapia, descubrí que para que una expresión sea fructífera, no necesariamente debe de haber una persona recibiendo el mensaje. Lo que importa es sacar lo que quiero decir. Expresarme, y punto.

    Así que comencé una práctica para fomentar mejores formas de expresión, siguiendo diferentes estrategias.

    Primero, las páginas matutinas, o Morning Pages. En algún momento del año me encontré con Julia Cameron, una autora aclamada por el New York Times, por su trabajo en la rama de la creatividad. Cuando la encontré fue a través de este video, titulado “Morning Pages”, donde explica el concepto.

    Las páginas matutinas son simplemente eso. 3 páginas de contenido que se escriben a primera hora de la mañana, todas las mañanas. No necesitan tener una temática en particular, ni una estructura específica. Simplemente debes de escribir lo que está en tu mente, hasta llenar 3 páginas. ¿Tienes hambre? Escríbelo. ¿Se te olvidó comprar la despensa? Adelante. ¿Estás peleada con tu hermana? Seguro.

    El objetivo de escribir las páginas matutinas no es tener algo que se pueda usar después, sino despejar tu mente de todo lo que puedas estar pensando. Así, cuando por fin llegue la creatividad que necesitas para hacer tu trabajo, ya no estarás preocupándote por todo lo que escribiste. Porque ya lo expresaste.

    Eventualmente encontré 750words.com. Básicamente lo que hicieron fue tomar el concepto de las páginas matutinas, y convertirlo en una aplicación y una comunidad.

    750words.com crea una comunidad al rededor del concepto de páginas matutinas.

    Además de eso, 750words.com tiene un sistema de recompensas, al igual que Readwise, para fomentar que escribas diario. Vas ganando ciertas insignias conforme vayas completando rachas de diferentes números de días consecutivos. Además, analizan lo que escribes y te comparten algunos análisis interesantes sobre lo que escribiste. Por ejemplo, esto es un poco de lo que la aplicación pudo intuir de lo que escribí el 15 de octubre:

    Porción del análisis que hizo 750words.com sobre mi entrada el 15 de Octubre.

    Intenté usarlo por unas cuantas semanas, pero no me atrapó. Afortunadamente ya tenía el hábito creado cuando la descubrí. Pero no dudo que su sistema de insignias y demás extras que ofrecen fomente que crees el hábito. Si te interesa explorar el concepto de páginas matutinas, 750words.com es una excelente apuesta.

    Segundo, hacer check-in conmigo mismo antes de hacerlo con el mundo externo. Aprendí este concepto de Matthew McConaughey.

    ¿Por qué siempre pensamos que no tenemos tiempo para nosotros? Tal vez es porque estamos muy pendientes de qué está pasando con el resto del mundo. Siempre manteniéndonos al tanto de qué es lo que está sucediendo a miles de kilómetros. Naturalmente, cuando llega el momento de por fin dedicarnos tiempo personal de calidad, sentimos que nunca es suficiente.

    Matthew propone lo contrario. Dedicarnos tiempo a nosotros mismos antes de pensar en el resto del mundo.

    Yo hago algo por mí tan pronto me despierto, antes de hacer cualquier otra cosa. Y durante el tiempo que he mantenido este hábito, ha tomado diferentes formas y estructuras. Algunos días medito por 10 minutos. Otros días escribo mi sueño o pesadillas en mi diario de sueños. Otros días, usualmente los que me cuestan un poco más de trabajo, simplemente levanto y estiro cada una de mis extremidades tanto como puedo.

    Lo que sea que me funcione ese día. No hay limitantes. Lo único que importa es que lo primero que hago todos los días al levantarme es dedicarme un tiempo para preguntarme cómo estoy, prepararme para el día. Y debo hacer esto antes de agarrar mi celular.

    Este hábito tan simple me ha permitido mantenerme más presente, e iniciar el día en la nota correcta.

    Tercero, pero no menos importante, mantener un diario. Tan simple como suena, crear y mantener un diario ha sido una de las mejores cosas que he hecho por mí en toda mi vida.

    La ansiedad funciona diferente en cada uno de nosotros. Para mí significa no recordar qué fue lo que hice durante el día que estuve lidiando con ella. Y tener un diario me ha ayudado a regresar en el tiempo y reconstruir las memorias. Memorias que a su vez me hacen calmarme, porque si bien durante el día no me sentí presente, a través del diario puedo saber que estuve presente. Porque escribí mi diario.

    También he usado diferentes estrategias para mantener mi diario, lo cual es importante. Después de todo, lo que no quiero es crear una fricción innecesaria que no me permita llegar a mis metas. Así que algunos días uso papel y pluma. Otros días tomo notas digitales. Algunas ves simplemente me envío un correo electrónico a mi mismo, el cual veré a primera hora en la mañana.

    Las dos libretas que he usado como mi diario durante 2020.
    Las dos libretas que he usado como mi diario durante 2020.

    La meta con llevar el diario, así como con las páginas matutinas, es simplemente expresar mis pensamientos para que no se echen a perder en mi cabeza, generando más ansiedad. Liberar mi mente.

    La forma en como llevo mi diario es usando una metodología llamada “diario intersticial”, que es la práctica de agregar notas al diario múltiples veces durante el día, sin que necesariamente tenga una estructura definida. Es una combinación entre cosas qué hacer, revisiones de ánimo y pensamientos.

    Agrego cosas a mi diario varias veces al día, y lo que agrego es únicamente lo que está en ese momento en mi mente. Aquí hay una captura de pantalla de cómo se ve una entrada de mi diario. Observa las anotaciones de la hora en la que hice la entrada:

    Una entrada de mi diario.
    Una entrada de mi diario.

    Puedes notar que tengo secciones para cosas personales, relacionadas con mis objetivos, y con el trabajo. Eso es porque a mí me interesa llevar un registro de ellas por separado, pero de ninguna manera es un requerimiento. Simplemente a mí me funciona.

    Finalmente, no utilizo ninguna de las estrategias antes mencionadas de manera exclusiva. Las veo como herramientas a mi disposición para ser usadas cuando yo crea que son más convenientes.

    Y eso es la clave con los hábitos. Cuando construyes buenos hábitos, también puedes usarlos conforme los vayas necesitando.

    El hábito de ejercitarme por mi cuenta

    He estado haciendo ejercicio de manera regular y en forma por 3 años ya. Comencé en enero de 2018 cuando al caminar sin playera por en frente de un espejo, no me gustó lo que vi. Desde ese momento, decidí hacer un cambio.

    36 meses después, peso 40 kg menos, y me siento mejor que nunca. Pero el esfuerzo continúa.

    Durante los primeros años de mi camino a recuperar mi salud física me forcé a ir al gimnasio. Tenía un entrenador, una rutina, y una práctica constante que me ayudaron a comenzar con mi régimen. Sin embargo, para finales del 2019, me sentía atorado. Ir al gimnasio ya no me gustaba; no me llenaba. Sí, hacía pesas, pero no estaba disfrutando mi tiempo ahí.

    Quién iba a decir que unos cuantos meses después todos los gimnasios estarían cerrados gracias a la pandemia. Así que ahora, sí o sí, debía de encontrar una manera de poder ejercitarme por mi cuenta, sin dependencias externas.

    Logré crear el hábito de ejercitarme por mi cuenta, sin equipo complicado.

    En el pasado he compartido con algunos amigos que desde mi perspectiva y experiencia, hacer ejercicio es una oportunidad para darle un respiro a mi mente. El hecho de que puedo bajar de peso, verme mejor, y ganar mi autoestima al mismo tiempo, es simplemente un valor agregado. Doble ganancia.

    Los ejercicios que hice durante 2020
    Los ejercicios que hice durante 2020

    Construir el hábito de entrenar por mi cuenta también me ayudó a combatir muchas de las excusas que me impedían trabajar en mis metas físicas. Ahora estoy acostumbrado a trabajar con lo que tengo a la mano, sin preocuparme sobre si el gimnasio está lleno, o cuánto tiempo me tomará llegar a él. Así que, independientemente de dónde esté, o con quién esté, hacer ejercicio se ha vuelto tan fácil como tomar mis tennis y correr por 40 minutos.

    En los últimos meses comencé a brincar la cuerda, así que ahora tengo otra manera de despejar mi mente por unos 30 minutos, y al mismo tiempo quemar unas cuantas calorías.

    La regla de los dos días

    Procuro no confundir la acción que emana del hábito, con el objetivo que estoy intentando cumplir y para el que estoy creando el hábito en primer lugar.

    1. Usar Readwise no es lo importante, sino el recordar de manera regular las cosas que son importantes para mí.
    2. Escribir 3 páginas, meditar o llevar un diario no es el objetivo final, sino ejercitar mi habilidad de expresarme de manera clara y controlada, para que mis pensamientos no se echen a perder en mi cabeza.
    3. Lo que a mí me importa no es tener un mejor cuerpo, sino darle un descanso mi cabeza de vez en cuando. El hecho de que me vea mejor y me sienta más contento con el espejo es secundario.

    Y como dije antes, esos tres hábitos no están necesariamente atados a reglas específicas o duras. Pero sí tengo una única regla que me impongo para asegurarme de que los hábitos que realmente me importan se queden conmigo. La regla de los dos días. Es la única regla en mi vida que realmente procuro no romper, y me atrevería a atribuirle mis éxitos manteniendo estos hábitos.

    La regla de los dos días dice que no debo de dejar pasar más de dos días en los que no haga aquella cosa que sea importante para mí convertir en un hábito.

    Ejemplo práctico: si ya hice ejercicio ayer y hoy, podría no hacer ejercicio mañana ni pasado, pero el día después de mañana tengo que ejercitarme.

    Tan simple como eso. La belleza de esta regla es que, dentro de la premisa, existe un campo para descansar. Así evitamos caer en la monotonía, y fomentamos aún más la creación del hábito.

    Los hábitos para 2021

    El último año fue tan vertiginoso que ya no sé qué esperar. 2020 estuvo lleno de retos, pero también de muchos aprendizajes, y me siento afortunado de poder estar escribiendo esto hoy.

    No me queda más que prepararme, porque ahora que ya tengo estos hábitos creados para poder mantenerme en mi centro, creo que el siguiente año se trata de hábitos que me ayuden a crecer.

    Por lo pronto, el hábito que estoy fomentado, y gracias al cual estás leyendo esto, es escribir más seguido para una audiencia en internet.

    Estoy emocionado por reportar en 12 meses qué fue lo que aprendí.

  • Crear hábitos te va a salvar de ti misma

    Todo mundo habla de cómo crear hábitos te puede salvar. Tal vez lo primero que se te viene a la mente son hábitos alimenticios, o de ejercicio. Probablemente de asqeo o de cuidado personal. Pero la verdad es que crear hábitos no necesariamente tiene que ser cuestión de vida o muerte. A veces simplemente se trata de hacernos la vida más fácil.

    Hace unas semanas compré una nueva MacBook Air con chip M1, y hoy me di a la tarea de por fin migrar todo lo que necesito para trabajar de mi máquina vieja a esta nueva. Entre las cosas que tenía que mover estaba mi llave SSH((Una llave SSH es, para fines prácticos, una contraseña con la cual se pueden autenticar dos computadoras a través del protocolo de comunicación SSH. Aprende más al respecto aquí.)) con la que me autentico con varios servicios, servidores, y demás. Esta llave SSH en particular la he usado por varios años, y ha sobrevivido a más de un par de transiciones de máquina a máquina.

    Pero hoy fue diferente. Hoy casi pierdo este pedazo de información, sin el cual me quedaría virtualmente sin acceso a un número importante de aplicaciones y sistemas de los cuales dependo día con día.

    El problema

    Una de las herramientas que instalo apenas tengo acceso a un nuevo sistema es TripMode. TripMode es una aplicación que me permite limitar el acceso a internet de otras aplicaciones que corren en el sistema. Bastante útil para conectarse en redes públicas o de baja capacidad, donde no saturar la red es vital para poder tener una conexión decente.

    Al estar sacando todo de mi máquina vieja, fui y copié la llave SSH y creé una nueva nota segura en 1Password{{{1Password es mi administrador de contraseñas preferido. Yo no conozco ninguna de mis contraseñas, todas son generadas automáticamente por 1Password.}}} con ella. Nada podría salir mal.

    Teniendo la seguridad de que había seguido mi protocolo de migración de dispositivos, borré todo el contenido del disco duro de mi computadora vieja.

    Unas horas después, ya en la computadora nueva, necesitaba tener acceso a mi servidor que requiere autenticación con mi llave SSH. Así que voy a 1Password, y busco la llave, pero no la encuentro. Comencé a entrar en pánico, hasta que encontré la razón por la que, por primera vez en mi vida, un elemento no se había sincronizado correctamente entre mis dispositivos.

    En mi computadora vieja, mi manejado de contraseñas no tenía acceso a la red. TripMode estaba activado. Entonces nunca sincronizó la clave con mis otros dispositivos.

    Cómo mis buenos hábitos me salvaron

    Después de un buen rato de lamentarme, pensar cómo podría rescatar aquella contraseña, e incluso considerar en poner en marcha mi plan de contingencia, tuve una idea.

    Recordé que alguna vez, en mi administrador de portapapeles{{{Un administrador de portapapeles es una aplicación que se encarga de guardar un historial de todo lo que copias en tu computadora. Así tienes acceso no solamente a lo último que copiaste, sino a los últimos 60 días de contenido. Yo uso AlfredApp.}}}, había una casilla que se podría seleccionar para evitar incluir en el historial el portapapeles universal (una funcionalidad que me permite copiar texto en un dispositivo, y pegarlo en otro). Afortunadamente nunca activé esa casilla.

    Al recordar esto, abrí mi historial de portapapeles, tecleé la frase clave, y encontré lo que buscaba.

    Estaba salvado.

    Crear hábitos se vuelve un hábito

    Después de cierto tiempo y experiencia, crear hábitos se vuelve, en sí, un hábito. Tanto así que se comienzan a buscar estos hints de cosas que se pueden pasar a segundo plano (hábitos) para cada una de las tareas con las que nos topamos.

    Crear hábitos te puede llegar a salvar incluso cuando se trata de preservar información, conocimiento, o en mi caso, acceso a herramientas y recursos que necesito para trabajar.

    En esta historia, 3 hábitos estuvieron en juego:

    1. Habilitar TripMode cada vez que uso mi computadora en una red con poco ancho de banda. La semana pasada no había estado en mi casa, y la red que tuve disponible no era tan estable como me hubiese gustado.
    2. Usar un administrador de contraseñas en mis dispositivos.
    3. Usar un administrador de portapapeles.

    En este caso en particular, 2 de mis hábitos se vieron envueltos en una desafortunada combinación que casi me hacen perder un pedazo de información bastante importante para mí. Afortunadamente, un tercer hábito llegó al rescate y me permitió continuar con mi cometido.

    Esa es la lección. No siempre se trata de vida o muerte. A veces, solamente se trata de evitarte dolores de cabeza.

    Crear hábitos te puede salvar. A veces incluso de ti misma.

  • Si no sabes que lo tienes, no lo tienes

    Para crear un sistema de productividad realmente útil, hay que reconocer que no se trata solamente de almacenar información, sino de crear oportunidades para que esa información esté disponible cuando la necesitamos.

    Almacenar por almacenar es un esfuerzo inútil.

    La realidad es que podemos almacenar cosas, información, conocimiento, o lo que queramos. Pero si no tenemos un mecanismo a través del cual rescatarlo cuando realmente se necesita, es como si no lo tuviéramos.

    Una llave no sirve de nada si está encerrada en el lugar al que quiero entrar.

    Sucede lo mismo con las ideas.

    Post inspirado por Seth Godin.

  • La fricción innecesaria, y cómo prevenirla

    Una de las trampas más comunes en las que caigo cuando estoy escribiendo un nuevo artículo, o iniciando cualquier proyecto, es la fricción innecesaria. Esta fricción usualmente proviene de pensar o meditar en exceso en detalles que realmente no son relevantes para el objetivo al que quiero llegar. Son restricciones de proceso que no agregan valor.

    Un ejemplo rápido, con el que cualquiera se puede identificar: tener hambre, entonces hay que preparar desayuno. Preparar huevo con jamón es el proyecto, en este caso.

    Una restricción arbitraria común que me he puesto para este proyecto es que solamente puedo comer cierta marca de jamón. Y que no puedo usar huevos que no sean de cierto proveedor local. Ya ni hablar del tipo de tomate que me gusta (prefiero el bola, pues no me gusta la consistencia del saladet).

    No es inusual que me comience a preguntar sobre la temperatura adecuada a la que debo calentar mi sartén para llegar a la consistencia adecuada.

    Solo quería desayunar, pero mi cerebro automáticamente se preocupó por otros detalles. Detalles que, si bien pueden ser importantes para mí, son realmente irrelevantes para resolver el problema con el que inicié: tengo hambre, y quiero preparar desayuno.

    La fricción

    Lo que describí anteriormente es una simplificación de algo que todos experimentamos, en cierto grado, a lo largo del desarrollo de un proyecto. A veces incluso sucede antes de comenzar el proyecto formalmente: cuando se tiene la idea inicial.

    Caer en la trampa de enfocarse en este tipo de detalles que no aportan ningún valor real al objetivo final del proyecto es común. De hecho, sucede en muchas disciplinas. Por ejemplo:

    • Se tiene una idea para una nueva aplicación móvil. Pero antes de siquiera definir la lista de funciones iniciales, se desperdicia tiempo y energía pensando en la estrategia de marketing a usar para venderla.
    • Al querer comunicar una noticia al equipo, se agoniza sobre la hora ideal para hacerlo, y se deja de lado el escribir un mensaje conciso y claro que no vaya a generar dudas e incertidumbre.
    • Estar al teléfono recibiendo un recado, pero no se anota porque no se tiene a la mano el tipo de pluma favorito con el tamaño de punto adecuado. Eventualmente se olvida el mensaje.

    Este tipo de fricciones son, yo diría, responsables por el 90% de los proyectos que no logro concretar. Este tipo de fricciones también son completamente innecesarias.

    Probablemente sepas que Adolf Hitler fue un prolífico pintor. Las consecuencias de la fricción que llega con restricciones arbitrarias se materializan en la siguiente frase: “fue más sencillo para Hitler iniciar la Segunda Guerra Mundial que enfrentarse a un lienzo en blanco.”

    Yo lo llamo fricción. Steven Pressfield, en su libro The War of Art, lo caracteriza como “la resistencia”. Una fuerza sobrenatural cuya única meta es detenernos de hacer nuestro trabajo. Esta fuerza ataca a profesionales y amateurs por igual. Así que no estamos solos.

    Previniendo la fricción

    Para cuando me doy cuenta de que estoy pensando en cosas que no agregan valor al proyecto, ya es demasiado tarde. Ya soy víctima de la fricción. Afortunadamente, aún en esta situación, hay algo que hacer: aprender.

    La fricción no se combate. Se previene.

    La forma de comenzar a prevenirla es ser más conscientes de ella. Saber que siempre estará ahí acechando. Tomar nota de las situaciones en las que la fricción se hace presente. ¿Es el tipo de proyecto? ¿La temporalidad? ¿Las circunstancias generales?

    Volviendo al ejemplo inicial de este artículo, si ya sé que el origen de mis ingredientes es tan importante para mí, tomaré nota. Así, en vez de ser víctima de la fricción cada vez que quiera preparar mi desayuno, seré proactivo. Al estar en el supermercado, compraré únicamente los ingredientes que satisfacen mis estándares. Pero solo podré hacer esto si tomé nota antes.

    OIE: Objetivos, Inspiración, Etiquetas

    Afortunadamente, he sido víctima de la fricción tantas veces, que he logrado crear un marco de trabajo para prevenirla. Este marco de trabajo me ayuda a mantenerme en el camino correcto, y a enfocarme en lo que realmente importa: terminar el proyecto.

    Llamo a este marco de trabajo “OIE”, que son las siglas de Objetivo, Inspiración y Etiquetas, los componentes principales (y únicos) de toda la estrategia. Desde hace unos años uso OIE en cada uno de los proyectos que inicio. Me ha ayudado a entregar la gran mayoría de ellos. Cada uno de los artículos que he escrito en esta página inició con OIE.

    Así es como funciona: al iniciar un proyecto escribo el Objetivo, la Inspiración, y las Etiquetas que lo definen.

    • Objetivo: de manera concreta, describo lo que quiero lograr con el proyecto. Sin medias tintas, y lo más sucinto posible, respondo la pregunta ¿por qué estoy haciendo esto?
    • Inspiración: aunque parece un poco esotérico, aquí describo de manera clara por qué vale la pena que complete este proyecto.
    • Etiquetas: enlisto las palabras con las que relaciono el trabajo que estoy haciendo.

    Cada proyecto tiene una sección, regularmente en la primera página, que define su OIE. Por ejemplo, el OIE de este artículo es el siguiente (lo copié y pegué):

    • Objetivo: compartir mi marco de trabajo para mantenerme productivo y prevenir la fricción innecesaria en mis proyectos.
    • Inspiración: estaba organizando mis notas y pensé que compartir mi metodología podría aportar valor a mis lectores.
    • Etiquetas: productividad, mental hacks, fricción, resistencia, objetivos, limitantes, proyectos, progreso.

    Definir el objetivo me ayuda a mantenerme en el camino correcto, a enfocarme. Expresar la inspiración me recuerda por qué vale la pena lo que estoy haciendo, me ayuda a mantenerme motivado. Las etiquetas me proveen el contexto necesario del proyecto, así logro detectar si me estoy “saliendo de la raya”.

    Al definir un OIE para cada proyecto, se ha vuelto prácticamente imposible desviarme de mis objetivos y caer en la fricción innecesaria. Estoy previniendo volver a ser víctima de la resistencia.

    También, el OIE ha sido una herramienta excelente para determinar, lo más pronto posible, si un proyecto vale la pena en primer lugar. Si no logro definir el OIE de algo, probablemente aún no está listo para ser ejecutado.

    Úsala a consciencia, y verás como mucha de la incertidumbre desaparece, y la fricción innecesaria no aparece. Recuperarás tu productividad.

    Conclusión

    Algo que siempre le digo a las personas que toman consultas privadas conmigo es que no puedes mejorar algo si no sabes el estado en el que te encuentras. Esto aplica 100% para cuestiones de productividad.

    Sentir que no se avanza en un proyecto es algo común. A todos nos pasa. Y antes de saber qué exactamente es lo que tenemos que cambiar para ser más productivos, necesitamos preguntarnos si tenemos una concepción concreta de en dónde estamos.

    El OIE te ayuda a obtener esa respuesta para tus proyectos.

    La fricción no se combate. Se previene.

  • Calendario vs. una lista de tareas: cuándo usar cada uno

    Cuando comienzas a preocuparte por organizar tu tiempo de una mejor manera, las primeras herramientas que te van a sugerir es usar un calendario y un to-do list. Un error que muchas personas cometen es asumir que estas herramientas son intercambiables, pero no es así. Ni de cerca.

    La configuración más común de este error es ver tu calendario como una lista de cosas que debes hacer.

    Pero tu calendario no es un to-do list.

    Cuando tengas espacios grandes en tu calendario, dedícalos a atacar múltiples tareas en tu to-do list. Estas tareas no necesariamente tienen que estar relacionados con tu trabajo. En mi to-do list yo tengo cosas como “cargar audífonos” o “agendar recolección de la lavandería”.

    La diferencia es sutil, pero poderosa.

    En tu calendario van eventos que están atados a un horario/lugar específico. “De 9 a 10 voy a hacer mi investigación para mi nuevo artículo”. Es algo que solamente puede suceder dentro de ese horario.

    En tu todo-list, agrega tu miscelánea de pendientes. “Revisar que se envió un correo” o “verificar que me hayan contestado X cosa”. No importa dónde lo haga, ni a qué hora.

    ¿Cómo sé si va en mi calendario o en mi to-do list?

    Agrégalo en tu calendario si…

    1. Más de una persona está involucrada.
    2. Requiere un bloque de tiempo para que puedas concentrarte.
    3. Requieres estar en cierto lugar para completarlo.

    Agrégalo a tu to-do list si…

    1. No importa a qué hora ni dónde lo hagas.
    2. Completar la tarea te llevará menos de 30 minutos.
    3. La entrega está sujeta a una fecha límite.

    Complementos

    Tanto un calendario como un to-do list son piezas integrales de un sistema de productividad. Como tales, no son exclusivas, y por el contrario, funcionan excelentemente cuando se usan en conjunto.

    Imagina que te asignan un proyecto que requiere que hagas una investigación exhaustiva sobre un tema en particular. Vamos a decir que quieres conocer el ciclo de vida del plancton. Organízate de la siguiente manera:

    1. En tu to-do list crea un ítem que se llame “Entregar reporte sobre el plancton.”
    2. Asígnale tu fecha límite pactada.
    3. En tu calendario, crearás eventos de 2 horas cada día de la semana llamados “Investigar sobre el ciclo de vida del plancton”.

    De este modo, tu to-do list y tu calendario se están complementando para aumentar tu productividad. Tu to-do list alimenta tu calendario, y tu calendario asegura que tengas el espacio necesario para cumplir con tu fecha de entrega.