Mientras más aprendo sobre China, más ganas me dan de ir

Las últimas semanas he estado bien clavado aprendiendo sobre China. Comencé con Apple in China, luego Breakneck y estoy terminando Xi: A Study in Power. Lo que me llevo hasta ahora es un cambio completo de percepción de lo que un país como China es capaz de hacer.

Me queda claro que no es coincidencia que firmas Chinas estén reputando tanto en temas de tecnología recientemente. Por ejemplo, el auto de Xiaomi se llevaría de corbata a cualquier competencia occidental, y la misma marca hizo un mejor iPhone 17 que Apple; y la reciente prohibición de los drones de DJI en EEUU solamente resaltó la realidad de que no hay otra marca de drones que pueda cubrir las necesidades del mercado.

Pero este interactivo del NYTimes le pone una cereza al pastel:

Como reportero estadounidense que vive en Pekín, he observado cómo tanto China como el resto del mundo coquetean con tecnologías de vanguardia que involucran robots, drones y vehículos sin conductor.

Pero China ya ha ido mucho más allá de la etapa del coqueteo. Está desplegando flotas de camiones de reparto autónomos, experimentando con autos voladores e instalando robots en estacionamientos capaces de sustituir la batería agotada de tu vehículo eléctrico en solo unos minutos. Hay drones que entregan el almuerzo bajándolo desde el cielo con un cable.

Si todo eso suena futurista y quizá extraño, también muestra la ambición de China por dominar tecnologías de energía limpia de todo tipo, no solo paneles solares o autos impulsados por baterías, y luego venderlas al resto del mundo. China ha acumulado enormes deudas para invertir billones de dólares en esfuerzos como estos, junto con toda la fuerza de su economía planificada por el Estado.

Estas ideas, aunque ambiciosas, no siempre funcionan sin problemas, como aprendí después de tomar un tren bala a Hefei, una ciudad del tamaño de Chicago, para ver cómo es vivir en esta visión del mañana. Hefei es una de muchas ciudades donde tecnologías como estas se están prototipando en tiempo real.

Las revisé todas: los robots de intercambio de baterías, los camiones de reparto sin conductor, los almuerzos que bajan del cielo. Empezando por los taxis voladores, sin piloto a bordo.

Tengo que verlo. 

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