Lo mismo de siempre

Mientras la industria corre a una velocidad vertiginosa —con IA que genera código, entrevistas en masa, y lenguajes que caducan antes de madurar— algo quedó muy claro esta semana: hay cosas que no van a cambiar — por lo menos durante lo que nos queda de vida.

Durante el último Conversatorio de Pathways, la pregunta fue simple: ¿qué nos ha sorprendido de la industria o del trabajo en esta primera mitad del año? Y, más importante aún, ¿qué haremos con eso en la segunda mitad?

Automatizar sin propósito genera ruido, no impacto. El mercado está saturado de expectativas mal calibradas, currículums inflados y desarrolladores que no saben para qué quieren lo que quieren. Aprender a programar no es el problema; aprender a pensar, tal vez sí lo sea.

También hablamos del valor de los espacios como este. Un lugar donde podemos compartir que estamos perdidos, que no sabemos si estamos aprendiendo “bien”, o si la IA ya nos rebasó. Pero en una industria sin tutorial, el criterio propio es más valioso que cualquier framework.

Antes aprender costaba, y por eso se quedaba. Ahora, con todo al alcance de un clic, el verdadero reto es elegir aprender con intención.

Y ahí está la clave. En una era donde el código se genera solo y la inteligencia parece estar en la nube, lo humano sigue siendo lo más escaso. La curiosidad, la empatía, la reflexión. La conciencia de que el éxito no se mide por cuánto haces, sino por cuánto entiendes de lo que haces.

Así que mientras la tecnología se reinventa cada semana, tal vez el verdadero progreso sea recordarnos lo que no cambia: la necesidad de sentido, de comunidad y de dirección.