Kai Brach en la edición de ayer de Dense Discovery (uno de mis must-reads cada semana), escribe sobre la promesa de poder hacer más con menos gracias a la IA, y sus implicaciones en nuestro índice de satisfacción:
A pesar de lo que predican los profetas de la productividad de Silicon Valley, producir más dispositivos más rápido no equivale a una vida plena. Su evangelio de optimización ignora la pregunta fundamental: ¿de qué sirve ser diez veces más productivo si no nos sentimos diez veces más realizados?
Cyril Northcote Parkinson en 1957:
El trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine.
Sí, la IA nos va a hacer mucho más productivos — pero si no tenemos cuidado, lo que va a pasar es que vamos a seguir trabajando igual de duro o hasta más.
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