Al crecer una carrera, eventualmente te vas a encontrar con situaciones nuevas.
Después de todo, la idea es que cada vez tengas más impacto — en el negocio, y las personas que te rodean.
Y por más que estés consciente de que existe el síndrome del impostor, no eres inmune a sus efectos. Que sepas cómo se origina, y hasta cómo contrarrestarlo, no es suficiente para que tu cerebro no sienta sus efectos.
Posiblemente, ni te des cuenta cuando estés siendo víctima.
Porque así funciona. Es escurridizo; y a todos nos pega.
Pero hay una forma de aterrizarte cuando te caches sintiéndote así: busca la evidencia.
Si estás creando una carrera, y estás haciendo las cosas bien, tienes que darte cuenta de que no estás donde estás por coincidencia. Lo has hecho bien, y las personas a tu alrededor lo saben.
Hay evidencias de que eres bueno para lo que haces. De que puedes con lo que está en frente de ti.
Hazle caso a eso, no a tu cabeza.
Recuerda: el mejor predictor del futuro es el pasado. Y si tienes un buen track record, confía en eso.
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