En este mundo, hay dos tipos de personas cuando se trata de navegar un cambio: las que ejercen la resiliencia, y las que lo sufren.
A Heráclito, antiguo filósofo griego que vivió entre los siglos VI y V a. C., se le atribuye la frase “la única constante es el cambio”. En la vida, trabajo, relaciones, esta idea se hace presente de manera constante. Creces, te mudas, renuncias, te despiden, te casas, te divorcias. El cambio está presente en todos y cada uno de los aspectos de la vida.
Lo que hace que la idea del cambio sea tan abrumadora, es que muchas veces no se sabe qué es lo que nos espera del otro lado. Sobre todo si no fuimos parte del conjunto de circunstancias que lo propiciaron. Muchas veces, no somos más que pasajeros.
Pero Heráclito tenía razón hace más de 2 400 años: el cambio es la única constante en esta vida, independientemente del rol que jugamos en ello. Y si esta premisa lleva siendo confirmada durante todo este tiempo, ¿por qué habríamos de asumir que va a ser diferente en un futuro?
Lo que no cambia, perece; hasta el agua estancada se pudre. Fue el mismo Heráclito, con su teoría de la transitoriedad, quien dijo: “nadie pisa el mismo río dos veces, porque no es el mismo río, ni la misma persona.”
¿Qué nos queda, entonces, si no aceptar que las cosas van a cambiar, y procurar que para cuando llegue el momento tengamos las herramientas necesarias para adaptarnos?
El ciclo emocional del cambio
Al iniciar el proceso de cambio, con él inicia el ciclo emocional que lo acompaña. De manera general, el ciclo emocional del cambio se puede representar en 5 fases:
- Emoción desinformada: reconoces que va a haber cambio, y te emociona (positiva o negativamente), pero no sabes realmente qué esperar.
- Pesimismo informado: ya tuviste la oportunidad de pensar un poco más sobre el cambio y sus implicaciones, y te preocupa que no puedas enfrentarlo.
- El fondo de la desesperación: el cambio está sucediendo, y no te gusta. Robin Sharma le llama a esto “el medio caótico” (messy middle).
- Emoción informada: los efectos del cambio no están siendo tan malos como pensabas (o sí), y comienzas a ver la realidad por lo que es.
- Aceptación: se completó el cambio, y después de un tiempo vuelves a estar tranquilo y operando a tu capacidad normal.
Así como el duelo, estas fases no necesariamente suceden en este orden. Hay personas que empiezan por el final, hay otras que nos quedamos en el pesimismo informado por mucho tiempo. Hay personas que de plano son tan pragmáticas que se van directamente a la aceptación.
En un proceso terapéutico, nos enseñan que para poder entender nuestras emociones, primero tenemos que aprender a nombrarlas. Hay herramientas para ayudarte a reconocer qué es lo que estás sintiendo en determinado momento. El ciclo emocional del cambio es similar — una herramienta, o un modelo mental, que nos ayuda a nombrar lo que está sucediendo, para poder comprenderlo y aprender de ello.
Los modelos mentales, como la rueda de las emociones, o el ciclo emocional del cambio, son importantes porque nos sirven como mapas. Si bien ningún mapa es 100 % exacto, por lo menos nos ayuda a anticipar qué es lo viene. Y lo que viene, constantemente, va a ser el cambio.
Así que más nos vale estar preparados. Exploremos diferentes ideas de cómo lograrlo.
Resiliencia: aprendiendo a estar cómodos en la incomodidad
En Meditaciones 8.47, Marco Aurelio reflexiona:
Las cosas externas no son el problema. Es tu valoración de ellas. Que puedes corregir ahora mismo. Si el problema es algo de tu propio carácter, ¿qué te impide enderezarlo ahora mismo?
En esencia, el emperador dice: el problema no es lo que pasó, sino el significado que le atribuyes a lo que pasó. Curiosamente, la Terapia Cognitivo-Conductual tiene bases muy similares:
A medida que vivimos nuestras vidas, interpretamos lo que sucede a nuestro alrededor: formamos creencias y entendimientos. Estos significados afectan cómo percibimos el mundo. A veces, nuestras creencias nos angustian y pueden llevarnos a formas de actuar poco útiles. El papel de un terapeuta de TCC (Terapia Cognitivo-Conductual) es ayudar a sus clientes a comprender y examinar sus creencias: ayudarles a dar sentido a los significados.
Mientras más pronto te des cuenta de que no tienes la capacidad de controlar lo que sucede a tu alrededor, pero sí de cómo reaccionas ante ello, mejor. Así también te será más sencillo asimilar los cambios que se te presenten en tu vida.
Mark Manson, en The Subtle art of Not Giving a Fuck habla sobre la importancia de desarrollar resiliencia emocional:
Así como uno necesita sufrir dolor físico para construir músculos y huesos, uno necesita sufrir dolor emocional para desarrollar más resiliencia emocional, un sentido del yo más fuerte, mayor compasión, y en general, una vida más feliz.
En esencia, la única manera de sentirnos cómodos con el cambio es exponiéndonos a él, y aceptándolo por lo que es: algo que no controlamos. Lo único que controlamos es cómo reaccionamos ante él.
Cultivar la resiliencia — aprender a estar cómodos en la incomodidad — es la manera de enfrentar un cambio.
¿Deberíamos de ser siempre optimistas ante los cambios?
Cultivar la resiliencia no significa que todos los cambios son inherentemente buenos y que deberíamos de ser siempre optimistas ante ellos.
De hecho, hay cambios que nos pueden hacer mucho daño. Que nos van a hacer pasar momentos amargos, y que van a poner nuestro carácter a prueba.
Pero como dice el dicho, no hay mal que dure 100 años. Y al final de cuentas, no somos más que un cúmulo de experiencias a lo largo del tiempo. Buenas o malas, las experiencias que vivimos — los cambios por los que pasamos — forjan nuestro carácter, personalidad y visión del mundo. Y aunque no controlamos lo que nos pasa, sí podemos controlar cómo reaccionamos ante ello.
Es fácil darte cuenta del efecto que tuvo un cambio en ti — pero únicamente en retrospectiva. Y esa es una de las cosas que hacen el cambio un tema tan interesante y complicado: es solo hasta que pasaste por el proceso del cambio, que puedes saber cómo te afectó. Steve Jobs, en su famoso discurso de Stanford en 2005, dijo:
Por supuesto, era imposible conectar los puntos viendo hacia delante cuando estaba en la universidad, pero estaba muy muy claro viendo hacia atrás, 10 años después. De nuevo, no puedes conectar los puntos viendo hacia delante, solo hacia atrás. Así que tienes que confiar que los puntos van a conectarse de alguna manera en tu futuro.
La resiliencia también se trata de saber que, eventualmente, lo que sea que nos esté pasando va a hacer sentido.
No que necesariamente vayamos a estar de acuerdo, o que nos vaya a gustar — pero hará sentido.