• La importancia de tener expertos en casa

    Se me hizo interesante este artículo de un ingeniero de Twitter, que comparte la razón por la que Twitter tiene un equipo de ingeniería que es experto en el Kernel de Linux.

    Resumen: cuando trabajas a cierta escala, tener equipos especializados en los aspectos más nucleares de la tecnología paga dividendos.

    Incidentalmente, al leer este artículo me recordó al Tweet de mi amigo Ivan.

    ¡Sorpresa! Dos de esas compañías tienen a varios core developers de Ruby en su nómina, y la última es literalmente la creadora del framework más popular del lenguaje.

    Enlace: https://danluu.com/in-house/

  • Mejora tu currículum: evita cometer el error más grande

    Un error en tu currículum está haciendo que las empresas que realmente te van a aportar a tu carrera te pasen de largo; pero también hace babear a las empresas que únicamente quieren exprimirte.

    Muchas personas, al inicio de nuestra carrera, pensamos que el problema más grande que nos vamos a topar es encontrar empleo.

    La realidad es que, afortunadamente, en la industria del software es relativamente sencillo encontrar empleo. Lo difícil es encontrar un buen empleo. Muchas ofertas laborales que he visto en el mercado siguen favoreciendo prácticas anticuadas que no te aportan nada a ti como persona, pero sí al negocio. Y creo que es momento de cambiar eso.

    La diferencia entre un empleo y una carrera

    Si has escuchado alguno de mis podcasts, o has leído mi boletín informativo, sabrás que yo estoy más a favor de tener una carrera que de tener un empleo. La diferencia radica en el mindset en el que te colocas en cada una de esas situaciones.

    Cuando te enfocas en un empleo, buscas oportunidades que satisfagan tus intereses y necesidades inmediatas. Únicamente buscas perseguir lo que te llama la atención momentánea, sin poner atención a cómo esa experiencia va a repercutir en tu futuro. Si bien es cierto que de toda experiencia se puede aprender algo, no estás buscando la mejor manera de sacarle el mayor provecho posible a tus esfuerzos. “Si me va bien, bueno. Si no, también. Pero que me paguen.”

    Cuando te enfocas en una carrera, buscas oportunidades que te hagan crecer profesional y personalmente. Tienes un ojo crítico para saber si realmente la empresa para la que estás pensando aplicar te ofrece algo más allá de “sueldo competitivo y prestaciones por ley”. Tienes claro que es importante que tú puedas obtener algo de esa experiencia, tanto como es importante para la empresa que realmente tengas las habilidades necesarias para desempeñarte correctamente.

    Este último punto es crítico. Y es ahí donde tienes que poner atención a la hora de crear un currículum que te abra las puertas.

    El error en tu currículum: te estás enfocando demasiado en el aspecto técnico de tu trabajo

    ¿Suena contra indicativo, no? La idea de que enfocarte demasiado en el aspecto técnico de tu trabajo es un error, cuando estás buscando trabajo en el área de desarrollo de software… suena rara.

    Uno de los aspectos que menos me gustan de la cultura del software es que tenemos la tendencia de ignorar que trabajamos con y para solucionarle problemas a personas. Es tan emocionante cuando logramos resolver problemas de lógica, escalabilidad o arquitectura, que se nos olvida que, al final de todo, nuestro trabajo es hacerle la vida más fácil a otras personas. Desafortunadamente, hay muchas empresas y comunidades que no solamente son partícipes de esto, sino que además lo fomentan. ¿Las entrevistas técnicas en las que buscan hacerte tropezar? ¿La deshumanización de los procesos? ¿La glorificación de trabajar hasta altas horas de la noche, y “bajo presión”?

    ¿Te gustaría que únicamente se te valorara por tus habilidades técnicas?

    ¿Entonces por qué le das tanta importancia en tu currículum a los lenguajes, tecnologías y frameworks que conoces?

    Las organizaciones que valen la pena se preocupan por ti como persona

    Una cosa que me quedó clara a la mitad de mi carrera en software, es que sí, es importante saber cómo hacer las cosas. Que tienes puntos extras si además las sabes hacer bien. Pero que nada, nunca, será más importante poder resolver problemas reales y agregar valor a las personas que usarán tu solución.

    Cuando me di cuenta de esto, recapacité sobre cómo había estado intentando crecer hasta entonces. Noté que las veces en las que peor me la había pasado, habían sido aquellas en las que había caído en la trampa de dejar de lado mi valía como persona, para solamente prestarle atención al aspecto técnico de mi profesión. En ese momento, tuvo todo el sentido del mundo que me sintiera tan frustrado y amargado en ciertas situaciones.

    Con el tiempo, he aprendido que las organizaciones que realmente valen la pena, y de las que quiero formar parte, son aquellas que tienen un interés real por mí como persona. Por mi bienestar, metas, pasiones y objetivos. Y, obviamente, por lo que tengo que aportar al equipo.

    ¿Entonces qué debería incluir en mi currículum?

    Recientemente, revisé varias docenas de currículums. Me llamó la atención uno de una chica, en particular. Ella se encuentra al inicio de su carrera, y únicamente tenía listada sus prácticas profesionales en un hospital. Mencionó las tecnologías con las que había trabajado, pero nada más. Git, JavaScript, HTML, etc. ¿Crees que sea lo único que aprendió al trabajar en el software de un hospital?

    Esta es parte de la retroalimentación que le compartí. Hay muchísimo más valor, pienso yo, en la sensibilidad que adquiriste de tratar en un software que impacta directamente la vida de los pacientes, que en la versión de JavaScript que utilizaste. Más allá de la arquitectura de la aplicación, cuéntame sobre lo que aprendió de la importancia de tener buenos procesos de pruebas para sistemas que manejan información crítica. Platícame, por favor, cómo te cambió como persona y como profesional la experiencia de trabajar en un hospital.

    Personas que se jacten de saber JavaScript encuentro aventando una piedra en el centro de mi ciudad. ¿Qué es lo que te hace única y diferente de todos los demás que también saben programar en el mismo lenguaje que tú?

    Eso es lo que debería de venir en tu currículum.

    Como he dicho antes, tu currículum es una herramienta de marketing. La idea es que puedas iniciar una conversación, no que te contraten. Y la mejor forma de hacer eso es dejando ver un poco más de tu esencia como persona.

  • Síndrome del Impostor: usa este método para vencerlo

    Todos sufrimos del síndrome del impostor.

    Tan solo basta con hacer una búsqueda en Twitter para darte cuenta de que no estás sola. A unos nos vuelve paranoicos. A otros nos paraliza completamente, mientras que a varios simplemente nos atormenta en cada decisión que tomamos en nuestra vida profesional.

    Cuando hablamos del síndrome del impostor también estamos hablando, hasta cierto punto, de vergüenza. Seguramente a ti también en tu niñez te dijeron que estar mal es algo que deberías de evitar a toda costa. Probablemente en varias ocasiones te dijeron, como a mí, que si no tenías algo bueno que aportar, mejor no aportaras nada.

    Vivir el día a día con síndrome del impostor es agobiador. Sobre todo si trabajas en equipo. Y aún más, si trabajas en un ambiente ultra competitivo como lo es el desarrollo de software. El miedo de exponer una idea y quedar mal, como el que no sabe. El síndrome del impostor hace que nada de lo que tienes que aportar pueda salir a la luz. Pero todo esto se puede prevenir.

    Considera lo siguiente: así como no mandarías código a producción sin probarlo o validarlo, tampoco deberías de convertir ideas en código sin antes pulirlas con tu equipo.

    La próxima vez que sientas miedo de quedar “mal parada” por compartir tu idea de solución con el resto del equipo, recuerda: eso también es hacer software. Estás probando la viabilidad de la idea. Si escribir tests te ayuda a confiar más en tu implementación, exponer tus ideas con tu equipo y recibir feedback de ellas te ayuda a confiar más en que vas por el camino correcto.

    Cómo tratar el Síndrome del Impostor

    Si bien cada quien lo experimenta de manera diferente, todos en algún momento de nuestra vida nos hemos identificado (o nos vamos a identificar) con este síndrome. Creo que es una de las pocas cosas en las que todos podemos estar de acuerdo: el síndrome del impostor es algo que tenemos que tratar.

    Y considero que es responsabilidad de todos los que estamos en esta industria buscar maneras de erradicarlo.

    Recientemente, me compartieron una técnica que ha hecho maravillas para mí y mis equipos. Nos ha ayudado a bajar la barrera de entrada a discusiones, y al mismo tiempo, ha ayudado a que las soluciones a las que llegamos como equipo sean más diversas y ricas en perspectivas.

    La técnica se llama Wrong Answers Only, o “respuestas incorrectas únicamente”, pero me gusta más el nombre en inglés.

    Wrong Answers Only se trata de poner como regla, en cualquier discusión de equipo, que únicamente se vale compartir respuestas incorrectas

    La barrera de entrada ahora es mucho más baja, porque ahora lo que no quieres es estar en lo correcto. Dale rienda suelta a tu imaginación, y di lo primero que se te venga a la mente. Conforme va avanzando la reunión, la abundancia de ideas que no están atadas a la expectativa de tener que estar bien comienza a ofrecer un panorama mucho más amplio y diverso de soluciones posibles.

    Síndrome del impostor, cómo vencerlo
    Síndrome del impostor, cómo vencerlo

    Poco a poco, utilizando esta técnica, los miembros del equipo ganamos confianza en nosotros mismos y aprendemos que estar mal es parte del proceso de aprendizaje. Y mientras más nos demos cuenta de lo anterior, más se rompe la asociación de que estar en lo incorrecto es un juicio directo sobre nuestra valía y capacidades como profesionales.

  • Las dos dimensiones del trabajo, y cómo puedes usarlas a tu favor

    Todo trabajo tiene dos dimensiones. Tienes que estar consciente de esto si quieres maximizar tu impacto en cualquiera que sea tu responsabilidad.

    • La dimensión operacional o práctica.
    • La dimensión política o de poder.

    Mientras más rápido logres reconciliar este hecho, más sencillo será navegar tu día a día en una organización. Te quiero contar un poco de cada una de estas dimensiones, para que entiendas cómo la puedes usar a tu favor.

    Dimensión operacional

    Esta dimensión es práctica, porque se enfoca en el “qué”. Te pagan por programar, por diseñar o por enseñar.

    Lo más importante en esta dimensión es tu craft: que mejores tu técnica, que desarrolles sistemas de productividad para que tu producción sea mucho más eficiente y prolífica. Lograr identificar qué tipo de música te ayuda a escribir mejor código es un claro ejemplo de esto. Saber que tienes que desayunar para poder concentrarte también.

    La mayoría de personas estamos familiarizados con esta dimensión del trabajo porque es la que nos enseñan en las escuelas y los cursos. Los problemas que se presentan en esta dimensión son técnicos y tangibles. Se pueden resolver con un Pull Request, o haciendo una modificación a procesos de la organización.

    Dentro del gran esquema de las cosas, los problemas en la dimensión operacional son problemas sencillos por su misma naturaleza práctica. Y aunque esto puede parecer algo positivo, existe un riesgo latente para las personas que únicamente se enfocan en dominar la dimensión operacional de su trabajo: quedarse haciendo lo mismo durante toda su vida.

    En esta dimensión, lo que te preocupa es resolver el problema. No importa si par hacerlo necesitas colaborar, aprender una nueva tecnología o hacer algo que no estaba en tu contrato.

    Dimensión política

    Aquí es donde la cosa se pone buena, porque dejamos de preocuparnos por la exactitud de las soluciones, y nos empezamos a preocupar por cómo tal o cual solución nos hace sentir.

    Al contrario de la dimensión práctica, con la política no muchos estamos conscientes de que existe. Desafortunadamente, de esta dimensión se habla poco en las escuelas y cursos, y muchas personas simplemente le ponen la etiqueta de que “así son los trabajos”.

    La dimensión política se trata del ego. Si en la dimensión práctica lo más importante es el “qué”, en la dimensión política lo que más importa ese el “cómo” y el “quién”.

    Esta dimensión del trabajo es un poco más complicada. Los problemas que se originan son mucho más sutiles de detectar, y no se pueden arreglar con un Pull Request. Me atrevería a decir que todos hemos sentido esa impotencia de no sentirnos reconocidos, y de haber sido humillados por otro miembro de nuestro equipo. ¿Esa vez que te fueron a acusar con tu jefe porque no dejaste de hacer algo para ayudar con algo que no estaba en tus prioridades? Política.

    En esta dimensión es más importante el reconocimiento, el poder y el status. Las personas que operan en esta dimensión no es suficiente saber que se llegó a la meta: necesitan saber que se llegó a la meta gracias a ellos. Un miembro de la organización que se enfoca en la política, se convierte en jefe. Alguien que aprende a balancear la política con la operación, se convierte en un líder. Porque sabe que lo más importante es apoyar a su equipo a tener buenos resultados. Y eso puede significa crear espacios para que otras personas puedan tomar las riendas de la situación en algún momento.

    Donde convergen las dos: el día a día

    Todos los empleos están compuestas por ambas dimensiones. Como todo en extremo, tener un trabajo 100% operativo o 100% político, puede ser algo poco ideal.

    El balance que te propongo es el siguiente: busca maneras de nutrir la dimensión práctica de tu trabajo, y busca maneras de mantener tu dimensión política a raya. El esfuerzo por mejorar tu carrera profesional no debería de estar únicamente concentrada en una de las dimensiones de tu trabajo.

    • Si ignoras lo político, corres el riesgo de quedarte estancado en tu carrera.
    • Si ignoras lo práctico, corres el riesgo de avanzar en tu carrera pero sin sustento alguno. Como los políticos que llegan a un cargo público sin tener la más mínima conciencia de las consecuencias de sus decisiones.

    Por más que intentes enfocarte únicamente en agregar valor a través de tu trabajo, necesitas tener en cuenta que hay un componente político que tienes que resolver. Hazte consciente de esta realidad, y trabaja para encontrar ese balance que te funcione. Lo demás es detalle de implementación.

  • Las 4 fases del conocimiento

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    La semana pasada participé en un taller donde aprendimos el valor de escuchar sin intentar resolverle los problemas a otras personas. En la explicación que dio el facilitador, compartió un concepto que me voló la cabeza: las fases del conocimiento.

    Durante el taller, usó esta idea para recalcar la importancia de mantenerse receptivo ante los sentimientos de los otros.

     

     

    No lo había escuchado nunca, pero se me hizo una forma extremadamente práctica de entender cómo es que el conocimiento se vuelve parte de nuestra vida. Y hoy te quiero compartir ese concepto para que lo utilices cada que quieras aprender algo nuevo.

     

    El conocimiento puede existir en 4 fases dentro de nosotros: Punto Ciego, Aprendizaje, Aplicación y Encarnación.

     

    Las fases del conocimiento: Punto Ciego, Aprendizaje, Aplicación y Encarnación

     

    Cada una de estas 4 fases se vive de manera consciente o inconsciente.

     

    1. Punto Ciego: Inconsciente. No sabes lo que no sabes. Asumes y supones, pero no te cuestionas por qué de las cosas. Simplemente, aceptas la realidad tal cual. Caes en dogmas y vas por la vida sin preocuparte por los efectos de tus acciones en el mundo que te rodea.
    2. Aprendizaje: Consciente. Por alguna razón, te diste cuenta de tu punto ciego y estás buscando, de manera consciente, expandir tu conocimiento. Estás estudiando, investigando, encontrando maneras de desbloquearte. Haces preguntas, investigas y te vuelves más receptivo a nuevas ideas.
    3. Aplicación: Consciente. Estás cristalizando tus aprendizajes de la fase pasada. Tomas lo que estudiaste, lo que aprendiste, y lo aplicas para terminar de asimilar el conocimiento. La aplicación de lo que has aprendido, a su vez, genera más preguntas. En esta fase es donde descubres tu propia versión de la verdad.
    4. Encarnación: Inconsciente. Lograste dominar tu craft y ahora puedes ejecutarla sin pensar — logras aplicar tu conocimiento de manera inconsciente. En esta fase es donde el conocimiento se vuelve sabiduría. Vuelves a no saber por qué sabes lo que sabes.

     

    Si tienes la suficiente astucia, te darás cuenta de que este no es un proceso lineal, sino cíclico. Cuando logras encarnar el conocimiento, en tu mente se libera espacio para poder ponerle atención a otros aspectos de tu vida. Es ahí donde descubrirás más puntos ciegos, y podrás comenzar el camino de nuevo.

     

    Esta forma de pensar también encaja perfectamente con el efecto Dunning-Kruger (el inverso del síndrome del impostor): “mientras menos sabes, más crees que sabes.” Te hice una gráfica.

     

    Fases del conocimiento y el efecto Dunning-Kruger
    Fases del conocimiento y el efecto Dunning-Kruger

     

    La próxima vez que rechaces una idea, pregúntate:

    • ¿Es este mi punto ciego?
    • ¿Hay algo más que pueda aprender de este tema?
    • ¿Podré aplicar lo que aprenda de esto?

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Ayudo a personas que trabajan con software a mejorar sus carreras profesionales.

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