Hay personas en esta industria que reducen su trabajo a algo meramente mecánico: escribir código.
Lo que uno como desarrollador de software está buscando constantemente es la automatización de tareas mecánicas y manuales. La ironía es que, en sí, programar también es una tarea mecánica y manual. Y como tal, eventualmente también será automatizada.
Hace unos días GitHub presentó Copilot — un servicio que prácticamente programa por ti. Lo único que tienes que hacer es describir a grandes rasgos qué es lo que quieres hacer. Copilot genera el código que tú habrías escrito.
Naturalmente, los memes no se hicieron esperar. Tampoco las discusiones sobre si el código que está generando esta herramienta cumple con licencias de distribución adecuadas. Pero muy pocas personas se pusieron a ver lo que acababa de pasar: los soft skills en desarrolladores de software acaba de volverse mucho más valiosos.
La tendencia es clara. La verdadera ventaja competitiva para un desarrollador de software no será la parte técnica, sino las habilidades interpersonales.
Con el aspecto técnico resuelto (parcialmente) por inteligencias artificiales, las discusiones técnicas dejarán de ser la parte más importante del desarrollo. Los “programadores” ahora se dedicarán a tener discusiones sobre la ética y seguridad del código generado por la computadora. Las tareas técnicas serán resueltas, en su mayoría, gracias a la ley de Moore. Desarrollar software ya no se tratará de programar.
Aún habrá trabajos para escribir código, pero requerirán una alta especialización. Las personas que sigan escribiendo código lo harán para crear la infraestructura que soportará al resto del ecosistema: compiladores, IA, generadores de código, redes, etc.
Si estás en la industria del software y piensas que tu único trabajo es programar, heads up. Le acaban de poner fecha de caducidad a tu carrera. Y tienes de dos: o te pones a refinar tus soft skills, o comienzas a especializarte en tecnologías fundamentales.