Es más fácil no decidir.
Porque cuando tomas activamente una decisión, también te ves obligado a enfrentar las consecuencias.
Y si la decisión que tomaste trae consecuencias negativas, ¿de quién es responsabilidad?
Por eso es más fácil no decidir. Porque al delegar la decisión, tienes lo que se llama negación plausible — algo que los políticos y ejecutivos de alto rango usan (y abusan) constantemente.
La negación plausible esencialmente te hace creer que tú, a nivel individual, no tienes responsabilidad sobre los efectos de una decisión que se tomó en tu organización, porque no estabas enterado.
“… Y si yo no sabía qué estaba pasando, si no fui parte de la toma de decisiones, ¿cómo entonces puedo ser responsable?”
En una organización es evidente por qué esto está mal (o no tan evidente, dependiendo de qué tan afinado tengas tu sentido de lo que es un buen líder): un buen líder toma la responsabilidad cuando algo sale mal con su equipo, y cede el reconocimiento cuando salgo sale bien. Un buen líder sabe lo que está sucediendo con su equipo, conoce sus limitantes, sus fortalezas, y busca oportunidades para hacerlos crecer a un ritmo sostenible. Un buen líder constantemente está evaluando el campo de juego en busca de señales de que las reglas han cambiado, y ajusta estrategias como sea necesario.
Podría hacer un argumento de que esto aplica también a nivel individual, con un único cambio: sustituye “buen líder” por “la persona que quiero ser”.
La persona que quiero ser toma la responsabilidad cuando algo sale mal, y cede el reconocimiento cuando salgo sale bien. La persona que quiero ser sabe lo que está sucediendo con su entorno, conoce sus limitantes, sus fortalezas, y busca oportunidades para crecer a un ritmo sostenible. La persona que quiero ser constantemente está evaluando el campo de juego en busca de señales de que las reglas han cambiado, y ajusta estrategias como sea necesario.
La persona que quiero ser toma decisiones, se hace responsable de las consecuencias, y no se esconde detrás de una negación plausible cuando tuvo mil y una oportunidades de influenciar la dirección de su vida y su carrera.
Pero bueno… siempre es más fácil no decidir.