Hay cosas que valoras intrínsecamente. Gracias a tu sistema de creencias y valores, puedes darles a diferentes cosas valor sentimental, emocional, histórico.
El boleto del cine de tu primera cita con tu pareja. La fotografía que tomaste aquella tarde que te ganó la ansiedad, y ahora la usas como recordatorio de que todo va a estar bien. El reloj que usó tu abuelo cuando llegó al país donde eventualmente conocería a tu abuela.
Para otras cosas, su valor está determinado por su contexto. La sociedad dicta el momento en que algo tiene valor, y también cuando deja de tenerlo. Económico, político, monetario, profesional.
Hace unos años, el tiempo era lo más valioso. Hoy en día, es la atención a las personas. Los tipos cambiarios son un sube y baja sin final. Una reputación se vuelve mandria con un solo comentario sacado de contexto.
Reflexiona en cómo le estás queriendo adjudicar valor a tus acciones, a tu persona. Porque tal vez no es que estés mal. Probablemente, solo estás queriendo encontrar valor donde no hay.
Una persona es racional. Una masa no.