• Cómo rechazar una oferta de trabajo de manera decente

    Hace un par de semanas me integré al equipo de ingeniería de Homie (estamos contratando ?) y tuve que detener un proceso de reclutamiento que tenía con otra empresa. Esto me puso a pensar en este tipo de interacciones y en cómo el discurso de la industria está seriamente sesgado hacia los procesos desde el punto de vista de la empresa.

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    Mucho se habla de cómo buscar un trabajo, y de cómo atraer a los reclutadores. El objetivo, a final de cuentas, es que esa conversación desemboque en una oferta laboral. Pero la vida real es impredecible, y hay ocasiones en las que ya tendremos al reclutador o empresa de nuestro lado y tendremos que tomar la decisión de decir “gracias, pero no gracias”.

    ¿Por qué rechazarías una oferta de trabajo?

    “Estoy buscando trabajo” es una frase que me da escalofríos. Creo que todos hemos pasado por esa incertidumbre de querer hacer un cambio, por la razón que sea. Y encontrarse en ese limbo entre iniciar una búsqueda mientras estás atendiendo el trabajo que ya tienes no es sencillo.

    Entonces, ¿por qué rechazarías una oferta de trabajo que tanto te costó conseguir? La respuesta puede variar de persona a persona. Durante una llamada con los miembros de la comunidad exclusiva hicimos esta pregunta, y algunas de las respuestas que se mencionaron fueron las siguientes:

    • La cultura no empata
    • Maltrato durante el proceso de entrevistas
    • El puesto no está alineado con lo que buscas a largo plazo en tu vida personal
    • Ya tenías otra oferta de trabajo
    • No te ofrecieron el rango salarial que buscabas

    Pero también caímos en cuenta que esto es solamente la mitad de la ecuación: saber que no se quiere continuar con el proceso de reclutamiento es una cosa. Salirse del mismo es otra completamente diferente.

    Durante la llamada, también se tocó el punto de que los latinoamericanos somos mucho más reacios a decir que no — a cualquier cosa. Simplemente nos cuesta negarle algo a alguien. Esto nos puede costar muchísimo profesionalmente, sobre todo cuando se trata de “no dejar ir una oportunidad”.

    ¿Cómo decir “no, gracias”?

    Creo fielmente que todos nos beneficiaríamos de tener un manual de cómo lidiar con situaciones a las cuales no estamos acostumbrados. Decir que no a una oferta laboral o un proceso de reclutamiento es una de ellas. Por eso, le pregunté a los miembros de la comunidad si habían tenido que parar algún proceso de reclutamiento con alguna empresa, y si sí, cómo lo habían hecho.

    “En mi opinión la mejor forma de rechazar una oferta laboral es siendo directo y honesto explicando el por qué,” me comentó un, argumentando que “el feedback es algo que no solo debemos recibir, sino también dar.” Creo que todos en alguna ocasión nos hemos quejado de que un proceso de entrevistas no se concreta (es decir, no nos dijeron ni sí ni no, que en realidad es un no), pero que no supimos por qué. Es algo que nos gustaría que se mejorara de los procesos de muchas empresas, pero creo que rara vez nos preguntamos si nosotros estamos haciendo algo para resolver ese problema de nuestro lado. Si queremos que algo cambie, empecemos por lo que nos toca.

    “Pienso que de manera muy formal y siempre dejando las puertas abiertas (vaya uno a saber las vueltas que da la vida)”, comenta otro miembro de la comunidad, tocando un punto bien importante. Salir de un proceso de entrevistas de la mejor manera posible es algo que como profesionales no nos cuesta mucho trabajo. Sin embargo, habla muy bien de nosotros e incluso podría generarnos más oportunidades de las que nos quita.

    Desde que iniciamos un proceso tenemos una idea de qué tantas ganas tenemos de que nos acepten. “… es válido decir el motivo, y aprender a decir no, no quiero, no me interesa,” opinó otro miembro, haciendo hincapié en que también es nuestra responsabilidad ser honestos con nosotros mismos al momento de decidir si iniciar un proceso de reclutamiento. Si desde un inicio sabemos que muy probablemente no es la opción para nosotros, podríamos ahorrarle tiempo a todos los involucrados y parar el proceso cuanto antes.

    Los procesos de reclutamiento son arduos para todos los involucrados. La persona que está buscando empleo se prepara para más de una entrevista, seguramente. Mientras que la persona conduciendo la entrevista tiene que entrevistar a más de un candidato — probablemente durante el mismo día. No es un proceso fácil para ninguna de las partes involucradas, y hacer un esfuerzo, por más mínimo que sea, puede ahorrar muchos disgustos e incertidumbres.

    Conclusiones

    Las perspectivas, experiencias y recomendaciones fueron variadas. Pero todas se centraban al rededor de las mismas ideas.

    De manera concreta, te puedo decir que para detener un proceso de reclutamiento, o rechazar una oferta de trabajo, estarás cubierto si sigues las siguientes recomendaciones.

    • Habla con honestidad. No hay herramienta más útil para promover el cambio que la honestidad. ¿No estuviste de acuerdo con alguna parte del proceso? Dilo. ¿Tienes otra oferta más atractiva? Dilo. ¿Simplemente no te sientes identificado con la misión de la empresa, o no te gusta lo que harás? Dilo.
    • Habla a tiempo. A nadie le gusta que le hagan perder el tiempo. El mejor momento para salirte de un proceso que ya sabes que no te gusta fue cuando te diste cuenta de eso. El segundo mejor momento es ahora.
    • Habla con respeto. La persona con la que hablaste no es la compañía. Muy probablemente ni siquiera estén en sus manos los términos o condiciones que guiaron tu proceso. Sí, es frustrante, pero no es justificación para faltarle el respeto a nadie.
    • No te prives de futuras oportunidades. Si cumples con los 3 puntos anteriores, tendrás una ventaja competitiva importante. Asegúrate que no se arruine todo haciendo comentarios como “de todos modos ni quería trabajar en su empresa toda fea”. Ya llegaste hasta aquí con la frente en alto, de la manera más profesional posible. Honra tu propio esfuerzo dejando las puertas abiertas para posibles futuras oportunidades.
  • Cómo decir que no

    Hola, Tim.

    Gah, ok. He estado luchando con esto, y así está la cosa: después de 5 años intentos de creatividad y promociones, entrevistas acerca de mi viaje personal y de hablar de dónde vienen las ideas, después de años de terminar un proyecto un día e inmediatamente saltar a promocionar el siguiente… estoy dando un paso hacia atrás. Alcancé mis límites recientemente, y por amor a mi trabajo, me daré un descanso. Durante los últimos meses he cancelado contratos y he dicho no a nuevos proyectos y entrevistas. Para sentarme a hacer nada. Para deambular y desperdiciar un día. Y por primera vez en cinco años, por fin estoy en un lugar en el que no hay una fecha de entrega atada a cada dibujo. No hay una fecha límite para mis ideas. Y se siente correcto.

    Así que, aunque realmente quiero hacer esto contigo — te respeto a ti y a tu trabajo y estoy honrada de que quieras que participe — y aunque sea estúpido con E mayúscula para mi carrera profesional que no lo haga, tendré que decirte gracias pero… no. Simplemente no estoy en un lugar para hablar sobre mí o mi trabajo en estos momentos. (Una locura para una hija única altamente parlanchina.) Tengo la esperanza de que podamos hablar en un futuro — te prometo que cualquier pensamiento que tenga para ti en ese momento será mucho más perspicaz que cualquier cosa que te pueda compartir en estos momentos.

    Espero que el espacio creado por mi ausencia sea llenado por una de las brillantes personas que sugerí en mi correo anterior.

    Y de verdad, mil gracias por tu interés.

    Me estaré pateando a mí misma cuando el libro salga.

    — W.

    Este fue el correo (traducido por mí) que Wendy MacNaughton, prolífica ilustradora, le envió a Tim Ferris para declinar la invitación a una entrevista para su libro, Tribe of Mentors. Una clase maestra de cómo y por qué decir que no — algo en lo que he estado pensando mucho últimamente.

    Antes de que un avión despegue, la instrucción es que en caso de despresurización te coloques la máscara de oxígeno antes de intentar ayudar a otros. Sucede igual con el trabajo y la creatividad: antes de compartirla, debes de hacer espacio para que se desarrolle.

    Ponte la máscara primero. Di que no.

  • Manual de Swanros

    ¡Hola, $NOMBRE!

    Hey, es un gusto tenerte por acá. ¡Vamos a trabajar juntos! Me quise tomar el tiempo de escribir este documento para explicarte un poco cómo funciono, me conozcas y sepas qué es lo que puedes esperar de mí como tu manager. Hago esto porque creo fielmente en el trabajo con personas, y sinceramente me hubiera gustado saber qué era lo que motivaba a algunos managers que he tenido en el pasado. Espero te sea de utilidad.

    Durante las próximas semanas vamos a conocernos y a aprender cómo nos gusta trabajar. Por lo pronto, aquí está una radiografía de una semana trabajando en equipo.

    Nuestra semana típica

    Una semana típica colaborando es bastante relajada desde el punto de vista de comunicación entre nosotros. El micromanagement es la antítesis de cómo trabajo y es lo último que puedes esperar de mí. Habiendo dicho esto, me gusta estar cerca del equipo para saber cómo puedo apoyar, así que nos mantendremos en contacto constante.

    Tendremos una llamada semanal para ponernos al día. Durante esta llamada discutiremos cosas importantes o de visión general — no es un standup — y no necesariamente debes de traer algo preparado. Solamente quiero saber cómo vas y establecer una rutina en la que podamos colaborar más allá de tareas puntuales. El objetivo de esta llamada será resolver la siguiente pregunta: ¿cómo podemos potenciar nuestro trabajo?

    Además de nuestra llamada 1:1, tendremos una llamada con tu equipo para integrarnos más. Otra vez, no es un standup, sino una oportunidad para mejorar la dinámica que tenemos como equipo. Para estas reuniones crearemos un documento compartido al cual todos tendrán acceso. En él, cualquier miembro del equipo podrá agregar los temas de los que les gustaría hablar, así como las notas de los acuerdos a los que llegamos en la llamada.

    Algunos puntos generales que debes de tomar en cuenta sobre nuestro día a día como colaboradores:

    • No es necesario que me pidas permiso para salir si es que lo necesitas. Confío en que tu manejo del tiempo es el mejor posible, y estoy consciente de que hay ocasiones en que la vida se va a interponer en nuestros días. Está bien — lo único que te pido es que no dejes el trabajo tirado.
    • El tiempo personal es primero que el trabajo. Todo mi esfuerzo está en fomentar una dinámica de trabajo que nos permita cerrar la computadora sin preocupaciones al final de un día de trabajo.
    • Procuro responder de manera oportuna a los mensajes. No siempre se logra, pero puedes esperar una respuesta de mi parte.

    Principios

    Los siguientes son los principios cardinales que guían mi trabajo. Te los comparto de manera únicamente informativa. 

    Personas antes que números. Un OKR cumplido, una entrega a tiempo, etc., son efectos secundarios de un equipo contento, motivado y retado lo suficientemente para que el trabajo se mantenga interesante. Mi manera de trabajo está enfocada en optimizar para que tú puedas hacer tu mejor trabajo sin complicaciones.

    Tu principal responsabilidad es decir que no. No hay nada que valore más en un equipo que las opiniones propias. Mi rol se trata de crear un ambiente para que tú puedas hacer tu mejor trabajo — pero, al final, el trabajo lo harás tú. Esto significa que tú te podrás llevar los éxitos, pero también el aprendizaje y la responsabilidad de solucionar los problemas cuando algo salga mal. Es por eso que lo mínimo que espero de ti es que puedas defender tu punto de vista cuando no estés de cuerdo con algo que yo u otra persona del equipo proponga.

    La honestidad es lo más importante.

    Procuro entender por qué llegamos al problema, y resolver eso. Encontrar soluciones parciales o incompletas no es como me gusta hacer mi trabajo. Estoy consciente de que hay situaciones en las que vamos a tener que comprometer la calidad del producto, pero estas deberían ser las excepciones.

    Es primordial para mí que las personas que trabajan conmigo se conduzcan con respeto.

    Mi calendario es tuyo. Te repito, mi rol dentro de la organización es crear un ambiente favorable para ti. Esto significa que a veces vamos a necesitar sentarnos a discutir un tema en particular — puede ser algo que sientas que no está funcionando como debería, o una idea que te gustaría implementar. No tienes que preguntarme si puedes hablar conmigo — simplemente usa el enlace que te pasé para agendar una llamada y listo.

    El tiempo es sagrado, y procuro usarlo responsablemente. Te invitaría a hacer lo mismo, pero esta ese una decisión personal. Mi regla es esta: si voy a poner un evento de 1 hr en el calendario, más vale que sea la hora más productiva del día — y asumo esa responsabilidad con seriedad.

    No me gusta usar metodologías que tienen un nombre. “A X empresa le funcionó Y” no es un argumento que me emocione para intentar aplicar Y en nuestra organización. Por el contrario, si vamos a analizar por qué funcionó, y lo vamos a intentar adaptar a nuestro caso particular, ahora tienes mi atención.

    Trabajo por algo, no en algo. Afortunadamente en nuestra industria hay miles de oportunidades para hacer software, manejar gente, o diseñar cosas. Cuando trabajo en algún lugar en particular, lo estoy haciendo por algo.

    Comunicación

    Mi método preferido de comunicación es escrito. Creo que escribir algo es la mejor manera de asegurarme de que entiendo de manera clara lo que quiero comunicar. Reconozco que eventualmente será necesario tener una llamada para resolver algún problema en particular, y sigo algunos lineamientos en estos casos.

    Procuro no tomar ni buscar llamadas que no estén en el calendario con por lo menos 24 horas de anticipación. Lo último que alguien necesita es una llamada de imprevisto, y estoy consciente de ello. Si necesito tener una llamada contigo, tendrás por lo menos un día completo para prepararte. Esperaría que tuvieras la misma consideración conmigo.

    Nunca te enviaré invitaciones a llamadas que no tengan un objetivo claro. Tanto el título del evento en el calendario, como la descripción del mismo, tendrán toda la información que debes saber para llegar preparado a la llamada. En caso de que vaya a pedirte actualización de algún proyecto, por ejemplo, sabrás exactamente qué espero de ti.

    El calendario tiene la opción para rechazar invitaciones a eventos. Úsala. Como dije antes, las llamadas para mí son un último recurso para colaborar. Si algún día te envío una invitación a una llamada, pero crees que sería mejor simplemente mandarme la información escrita, siéntete con la libertad de rechazarla. El tiempo es lo más importante y no me lo tomaré a mal si prefieres no tenerla. Si de verdad es crucial que tengamos la llamada, ya sea porque algo urge, o estamos en una situación de alerta, te lo haré saber.

    Aprecio cuando todos los participantes de la llamada tenemos la cámara prendida. Trabajamos de manera remota, y es fundamental para mí establecer una relación con las personas que son parte de mi equipo. Vernos la cara es primordial para este propósito. Te pido que, dentro de lo posible, también prendas tu cámara cuando entres a una llamada conmigo — sobre todo si vamos a estar hablando sobre temas valiosos, como tu desarrollo dentro del equipo.

    Respeto mi tiempo y el de los otros. Siempre procuro estar ya en la llamada uno o dos minutos antes de que de la hora pactada. Si tengo varias llamadas seguidas, es probable que me pueda demorar unos minutos en entrar a la siguiente. Si esto pasa, y tú eres mi siguiente llamada, te haré saber con anticipación que llegaré unos minutos tarde. No es normal que esto suceda.

    Desarrollo profesional

    Vamos a establecer objetivos de crecimiento para ti, y vamos a procurar que estos se encuentren en la intersección de lo que tú quieres para tu carrera y lo que la empresa necesita. Tendremos un documento compartido donde colaboraremos en la creación de tu plan de acción, al cual le daremos seguimiento cada 3 meses.

    Debes de saber que nuestra relación no será de una sola vía. Es decir, no solamente se trata de pedirte cosas o que llegues a ciertas metas, sino de que entre los dos lleguemos a un acuerdo sobre qué es lo que tú quieres hacer, lo que la empresa necesita, y cómo yo te puedo apoyar.

    También debes de tomar en cuenta que las revisiones de este documento no serán las únicas ocasiones en las que podemos compartir retroalimentación. Soy fiel proponente de la comunicación asertiva, y si hay algo que corregir me aseguraré de hacértelo saber en tiempo y forma, y espero que hagas lo mismo conmigo.

    Notas extras

    Uso muchas analogías cuando explico cosas. Sobre todo cuando algo me gusta demasiado. No te asustes si de repente quiero explicar cómo funciona un sistema literalmente con perros y gatos.

    Soy fanático de trabajar por las mañanas, mi día comienza antes de las 6 am regularmente. Te pido que no sientas la presión de estar disponible en mis mismos horarios, y si te mando un mensaje temprano no tienes que contestarme de inmediato.

    Soy muy celoso de mis tardes, y procuro no tener compromisos de trabajo después de las 4 pm. Sin embargo, soy flexible, y si hay algo que se necesita hacer a esa hora, estaré ahí. Pero todo mi día y forma de trabajo se centra en poder tener mis tardes libres.

  • Siempre volvemos a lo que nos gusta

    Desde que tengo memoria consciente de lo que me gusta y de lo que no, siento una gran inspiración por todo lo que tiene que ver con el periodismo y el reportaje de noticias. Mi gusto por la tecnología tiene casi el mismo tiempo conmigo.

    Por allá de 2009 inicié un canal de YouTube donde subía hacía reseñas de aplicaciones para el iPod touch. Me gustaba hablar mucho sobre cómo modificarlo, qué hacer y cuáles repositorios de código bajar. Instalar tweaks y temas era un pasatiempo que me gustaba compartir en video. Ese proyecto quedó inconcluso, un día simplemente dejé de subir videos — no recuerdo por qué.

    Años después, cuando cursaba la preparatoria, volví a sentir las ganas de hacer algo para tener un pretexto de hablar sobre tecnología. Inicié SwanrosTech, un proyecto que también tuvo un canal de YouTube como componente importante, pero ahora a lo que dedicaba la mayor parte mi tiempo era a escribir noticias para el portal de internet. Ese proyecto murió cuando entré a la universidad, cientos de miles de visitas después. Pero mi entusiasmo por la tecnología y todo lo que sucede al rededor de ella vivió para contarlo.

    Dos proyectos similares en inspiración, pero diferentes en implementación. A ambos los recuerdo con gran cariño porque fueron los periodos en que me sentí más inspirado. Esa inspiración es la que cada que me hace (hacía) pensarlo dos veces cada vez que volvía a sentir ganas de hacer algo para tener un pretexto para seguir hablando sobre tecnología.

    Hasta el domingo pasado.

    Salí a pasear a mis perros y a hacer ejercicio mientras escuchaba un podcast. No es raro que mi mente divague intentando encontrar pretextos para convertir lo que más me gusta en una carrera. Después de todo, así me pasó en con el desarrollo de software. Algún feedback positivo ha de tener mi cerebro.

    Entre sprints, mientras intentaba recuperar mi aliento, sentí ese impulso de volver a correr, pero no a darle otra vuelta al jardín, sino a mi computadora a crear algo nuevo.

    Cuando regresé a casa después de hacer ejercicio, no me podía sacar la idea de la cabeza.

    Parecía que todo encajaba perfecto. Ya tengo un flujo de trabajo que me permite escribir y compartir mis ideas por correo electrónico. Además, identifico un vacío en el mercado. Y por último, creo que tengo algo que aportar a la discusión.

    Así que cualquier duda si debía o no iniciar un nuevo proyecto salieron volando por la ventana, y puse manos a la obra. Un par de horas más tarde había decidido en el nombre, comprado el dominio, y hasta creado un logo que me gustaba. Así nació LasNoticias.tech. Mañana se publica la cuarta edición.

    LasNoticias.tech
    LasNoticias.tech

    Por el futuro inmediato, quiero experimentar con el formato. Darme cuenta si puedo hacer que crezca y que funcione.

    Te cuento esta historia porque, además de presentarte el proyecto me gustaría compartirte la realización a la que llegué: siempre sabemos qué queremos. De lo que se trata esto que denominamos “agarrar experiencia” es simplemente de encontrar las herramientas que necesitamos para poder expresarnos de una manera que nos convenza a nosotros mismos.

    Hace 10 años estaba intentando resolver el mismo problema: tener algún pretexto para hablar de tecnología. Hoy sigo siendo ese geek que tiene una opinión acerca de algo que pasó a cientos de kilómetros de mí. La única diferencia es que hoy tengo 1) herramientas más sofisticadas a mi disposición, y 2) varios intentos bajo la manga.

    No estoy diciendo que LasNoticias.tech ya es automáticamente más exitoso que mis otros proyectos, o que le podré dedicar el 100% de mi tiempo pronto. Lo que sí estoy diciendo es que me agrada la idea de saber que, de alguna manera, siempre he sabido qué quiero hacer con mi vida.

    Steve Jobs dijo alguna vez que es imposible conectar los puntos viendo hacia el futuro. Lo que nos pasa solamente tiene sentido si lo vemos en retrospectiva.

    Es nuestro trabajo crear tantos puntos como nos sea posible.

  • Tener suerte o estar preparado: ¿qué es más importante?

    ¿Qué es la suerte? ¿Si tengo éxito en qué medida se lo debería atribuir a suerte y mi propio esfuerzo?

    Séneca, filósofo estoico romano, dijo que “la suerte es cuando la preparación se encuentra con la oportunidad”. Y de acuerdo a esta lógica, podemos entender que no podemos fabricar la suerte, pero sí podemos propiciarla.

    Tú y yo podemos incrementar nuestras probabilidades de tener suerte. Y para hacerlo, nos basta conocer los 3 principales ingredientes: preparación, trabajo y comunidad.

    #1: Preparación, no únicamente suerte

    Un atleta profesional de alto rendimiento haciendo su deporte, un músico en el pináculo de su carrera tocar su instrumento, un científico al borde de realizar un descubrimiento con implicaciones generacionales. Todos tienen algo en común: hacen que su disciplina parezca sencilla.

    El talento puede ser importante: da una ventaja al inicio de cualquier carrera. Pero la realidad innegable es que las personas que eventualmente adquieren la cualidad de lograr hacer que su arte parezca sencillo se lo deben a una sola cosa: la práctica.

    Tanto el talento como la técnica pasan a segundo plano ante una práctica constante e intencionada.

    “Si tuviera que acotar la receta para la genialidad en una oración, sería la siguiente: tener una obsesión desinteresada por algo que realmente importa”, dijo Paul Graham en su ensayo The Bus Ticket Theory of Genius.

    Una obsesión, en el mejor sentido de la palabra, es la clave para poder dedicarle energía, esfuerzo, y sobrepasar todos los obstáculos que aparecen al intentar dominar cualquier disciplina.

    Por ahí de 2004, cuando tuve mi primer contacto con el internet, se abrió ante mí un mundo de posibilidades, nuevas experiencias, e ideas. Me obsesioné, pero no de manera que pudiera sacar provecho.

    Mi obsesión con internet nacía desde las ganas de estar “conectado” en MSN Messenger para poder platicar con mis compañeros de clase. De la emoción y el peligro de descubrir música nueva en LimeWire, Ares o eMule. Esta obsesión no me daba una ventaja competitiva, sino todo lo contrario. Me hacía sentir miserable.

    Unos años después, cuando la novedad inicial del internet había pasado, y ya que contaba con un criterio más amplio, encontré una nueva obsesión: programar.

    Esta nueva obsesión también me hizo sufrir: varias veces me encontré con lágrimas frente a la computadora por no entender un concepto que en mi mente debería dominar. Pero también me hizo ponerme a trabajar, estudiar, aprender, experimentar y, eventualmente, crearme una carrera profesional.

    ¿Cuál fue la diferencia? Que la segunda vez, me dediqué a trabajar para poder “domar” mi obsesión. No me quedé en el sentimiento de impotencia y frustración.

    Existen obsesiones buenas y malas.

    Una obsesión mala es aquella que incita a esperar gratificación inmediata: bajar música, chismorrear con amigos, ver videos de caídas chistosas. Este tipo de obsesiones nos llevan a sentirnos mal con nosotros mismos, a despreciar cada uno de los momentos en los que nos damos cuenta de que fuimos sus víctimas.

    Por el contrario, una obsesión buena es aquella que nos inspira a retarnos a nosotros mismos con el fin de elevar nuestras habilidades y consciencia. Una obsesión saludable nos impulsa a hacer algo por materializar nuestros ideales, cimentar nuestros principios, y vivir nuestros valores.

    Tener bien clara esta distinción también es clave para comprender si debemos de seguir o resistir nuestros instintos.

    #2: Trabajo constante, no coincidencia

    Al tener bien calibrada nuestra brújula obsesiva, podemos utilizar esa fuerza sobrenatural que viene de tener un interés desregulado por un tema en particular para ponernos a trabajar.

    Es increíble lo mucho que podemos lograr si simplemente lo intentamos.

    El interés inicial, con un poco de talento, te hará dar el primer paso. Una obsesión bien atendida te hará seguir intentando.

    Contrario a lo que muchas personas pueden pensar, los éxitos no llegan de la noche a la mañana. Todas las historias de éxito repentino tienen un prefacio de años de esfuerzo, dedicación, paciencia y perseverancia.

    Kobe Bryant usó su talento para inspirarse, y su implacable ética de trabajo para llegar la cima del mundo de los deportes. Las 8 lecciones de Garry Kasparov para mejorar en el ajedrez se resumen en una sola: práctica.

    La sociedad sobrevalora el talento. Cualquier habilidad se puede ejercitar. Pero dedicarle el esfuerzo necesario a hacer el trabajo que te corresponde de manera consistente es donde realmente está el valor. Perseverar para materializar ideas, compartir conocimiento e inspirar a otros, sin importar la reacción del mundo.

    Recuerda que “la suerte es cuando la preparación se encuentra con la oportunidad”. Y no hay mejor forma de estar preparado que tener las cicatrices para demostrar que hemos hecho nuestro trabajo.

    #3: Comparte tu trabajo, no estás solo

    En 2011 yo estaba buscando mi primera posición de tiempo completo en alguna casa de software. Quería integrarme a la comunidad de programadores de mi ciudad porque había algo en mí que me decía que ahí encontraría mi primera gran oportunidad.

    Aún recuerdo cuando le dije a mi mamá que quería ir a la oficina de una empresa que no conocía, con un grupo de personas mucho más mayores que yo, a compartir una presentación sobre una tecnología que apenas estaba aprendiendo. Nunca se me va a olvidar su cara de incredulidad mezclada con miedo. Aquella noche, de la cual aún tengo fotos, me paré frente a un grupo de extraños a hablar de desarrollo móvil durante 25 minutos sin pretender otra cosa más que compartir algo que me apasionaba.

    Esos 25 minutos, en retrospectiva, han sido los 25 minutos mejor aprovechados de mi vida. Aún al día de hoy, varias de las personas que conocí esa noche están en mi vida. He podido colaborar con algunas de ellas trabajando en proyectos interesantísimos. A otras tengo el gusto de llamarles amigos. Esos 25 minutos definieron, en gran medida, la trayectoria profesional que marcaría por los próximos 10 años, y que me llevarían a viajar por el mundo, dar conferencias, y, finalmente, escribir estas palabras.

    Pero esos 25 minutos, donde me expuse a compartir y conectar con otras personas no aparecieron de la nada. Poder crear esos 25 minutos de contenido me tomó 2 años de trabajo.

    La pieza final de la ecuación para incrementar las probabilidades de tener suerte es simplemente compartir lo que hacemos: el fruto de nuestra pasión combinada con el esfuerzo y constancia.

    Cuando algo nos apasiona se nota. Nuestras pupilas se dilatan, no notamos el paso del tiempo. Creamos una atmósfera de creatividad, honestidad y genuina felicidad. Una órbita se materializa al rededor de nosotros, y ella naturalmente, casi por ley física, comienza a atraer a personas con los mismos intereses, las mismas pasiones, y las mismas ganas de crecer.

    Contar con orgullo tus logros, aprendizajes, y hasta tus tropiezos va a atraer mucha más suerte que levantarte todos los días por el lado derecho de la cama.

    La receta para tener más suerte

    En el mundo del desarrollo de software es común encontrarse con la idea de que no hay valor en la interacción con otras personas. Desde hace unos meses he tenido el privilegio de apoyar a varias personas de esta industria con temas de productividad (agenda tu llamada hoy), y un tema recurrente es la desconexión entre lo que hacemos y nuestros usuarios.

    Es demasiado fácil caer en la trampa de creer que nuestro trabajo, ya sea desarrollar software o diseñar materiales de construcción, existe en un vacío.

    Todo trabajo, bien o mal hecho, terminará impactando a otras personas.

    Bajo esta premisa, podemos deducir que hay dos componentes de cualquier esfuerzo que hagamos: la calidad del resultado, y a quienes impacta, para bien o para mal.

    Dicen que la mejor publicidad es la de boca en boca. ¿Qué piensas que sucedería si 1) procuras hacer trabajo excelente, y 2) lo compartes con más personas?

    ¡Felicidades, qué suerte tienes!

Ayudo a personas que trabajan con software a mejorar sus carreras profesionales.

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