Aunque a unos les cuesta más que a otros admitirlo, la pandemia nos ha afectado a todos.
Me atrevería a decir que todos los que llevamos rato trabajando con software, tal vez de manera remota, hicimos menos los efectos que la emergencia sanitaria podría traer a nuestras vidas. “De todos modos ya no salía ni socializaba”. Seguro escuchaste a más de uno burlarse con esa frase.
Sin embargo, no tardamos en darnos cuenta, después de unos meses de estar encerrados, que no estábamos preparados. Y que por más experiencia que tuviéramos trabajando remoto, no contábamos con lo difícil que sería mantener una relación sana con el trabajo en medio de una crisis mundial.
Un estudio reciente de Haystack Analytics encontró que un 83% de desarrolladores de software están sufriendo de burnout (o como se dice comúnmente, “están quemados”) por los efectos de la pandemia. Aunque el estudio se hizo en un número bastante limitado de personas (258 personas mayores de 18 años, viviendo en Reino Unido), creo que lo que encontraron refleja la realidad que he visto platicando con otras personas en la industria: la estrategia de quedarnos encerrados a trabajar no está funcionando ni es sostenible.
En muchos lugares del mundo las cosas parecen estar volviendo a la normalidad. Con esto, muchas personas, después de más de año y medio trabajando remoto, están considerando seriamente cambiar de trabajo a uno que les permita seguir trabajando desde su casa. Si tú te identificas con esta realidad, entonces es importante que tomes en cuenta lo siguiente, si es que no lo habías asimilado aún:
- Trabajar de manera remota no significa estar disponible 24/7.
- Tampoco es un pretexto para ser desorganizado.
- Necesitas desarrollar tus habilidades de comunicación, y sentido de agencia.
El trabajo remoto es un arma de doble filo. Desafortunadamente a muchas personas les tocó experimentarla en condiciones no ideales. Pero aún estás a tiempo de hacer cambios — si es que te interesa mantener tu salud y bienestar a largo plazo.