Dan Sinker publica en su blog una pieza llamada The Who Cares Era:
A principios de esta semana, se descubrió que tanto el Chicago Sun-Times como el Philadelphia Inquirer habían publicado un “suplemento especial” producido externamente que contenía datos, expertos y títulos de libros, creados íntegramente por un chatbot de IA. Se ha escrito mucho sobre esto (el de la exeditora de Chicago Reader, Martha Bayne, es el mejor), y no necesito repetirlo todo. Pero lo más desalentador para mí es que, en cada paso del proceso, a nadie le importó.
Al escritor no le importó. A los editores del suplemento no les importó. A los empresarios de ambos lados de la venta del suplemento no les importó. A la producción no le importó. Y el hecho de que tardaran dos días en descubrir este desastre épico en la versión impresa significa que, en última instancia, al lector tampoco le importó.
He escrito antes sobre cómo las empresas buscan soluciones que sean “suficientemente buenas”. Saber programar ya no te garantiza un empleo (ni te hace especial):
¿Qué importan tus 20 años de experiencia, si puedo obtener un resultado comparable (tal vez no igual, pero comparable) con un ahorro del 90 % si contrato a alguien no tan experimentado, pero que le pueda hacer las preguntas correctas a un LLM?
Dan tiene esto qué decir sobre la IA y sus efectos:
Es una máquina de mediocridad por defecto, que intenta convertir todo lo que toca en un promedio matemático. Con cantidades extraordinarias de recursos, tiene la capacidad de crear algo suficientemente bueno, un simulacro de normalidad que, con solo entrecerrar los ojos, parece correcto. Si no te importa, es milagroso. Si sí, la ilusión se desmorona rápidamente. El hecho de que la base de usuarios de chatbots de IA haya crecido exponencialmente demuestra que, de hecho, basta con lo suficientemente bueno para la mayoría de la gente. Porque a la mayoría de la gente no le importa.
Una empresa existe para hacer dinero, y obviamente van a buscar hacerlo de la manera más eficiente posible. “Suficientemente bueno” es lo que buscan; y ya.
Estoy 100 % de acuerdo con Dan sobre la ventaja competitiva que tenemos en frente:
En la era del “a quién le importa”, lo más radical es preocuparse.
En una época donde las máquinas producen mediocridad, crea algo tú mismo. Hazlo imperfecto. Hazlo rudimentario. Simplemente hazlo.
En la era donde hacer algo “suficientemente bueno” sale virtualmente gratis, las demostraciones de humanidad se van a volver cada vez más valiosas. Y ser humano significa ser imperfecto e ineficiente.
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