Lo primero que haces cuando compras un juego de mesa que no conoces es leer las instrucciones.
El panfleto te da una serie de reglas diseñadas para moldear la dinámica del grupo al rededor del tablero.
Estas reglas están diseñadas para que, de acuerdo al criterio del autor, tú y tus amigos se diviertan.
Hay 3 posibilidades:
- Tú y tus amigos entienden las reglas, las aplican, y se divierten como nunca, porque había sintonía entre ustedes y el autor del juego,
- Las entienden, las aplican, pero se dan cuenta de que el juego no es divertido y no vuelven a jugar,
- No entienden las reglas, intentan jugar, pero terminan la partida antes porque no le encuentran sentido a hacer algo que no les gusta.
Algo muy similar sucede cuando trabajas en una organización. Aceptar la oferta de trabajo es el equivalente a comprar el juego de mesa. Pasar por el proceso de onboarding sería como leer las instrucciones.
Y existen las mismas 3 posibilidades. Las entiendes, aplicas, y obtienes los resultados que ambas partes esperaban; o puedes entenderlas y aplicarlas, y darte cuenta de que no te gusta; o no las entiendes, pero intentas hacer tu mejor esfuerzo.
Sin embargo, en una organización, “las reglas del juego” pueden cambiar en cualquier momento. Y es tu responsabilidad evaluar si quieres seguir jugando, y con ello ajustar tus expectativas.
Un juego de mesa lo compras para divertirte. Eso es claro. Y si no te divierte, lo dejas.
¿Por qué estás trabajando donde estás, y sigue vigente la razón por la que “la compraste”?