El MIT publicó un estudio que introduce un concepto que me parece fascinante:
Cuando las personas no logran un compromiso crítico con un tema, su escritura puede volverse sesgada y superficial. Este patrón refleja la acumulación de deuda cognitiva, una condición en la que la dependencia repetida de sistemas externos, como los LLM, reemplaza los procesos cognitivos esforzados necesarios para el pensamiento independiente.
La deuda cognitiva retrasa el esfuerzo mental a corto plazo, pero genera costos a largo plazo, como una menor indagación crítica, mayor vulnerabilidad a la manipulación y menor creatividad. Cuando los participantes reproducen sugerencias sin evaluar su precisión o relevancia, no solo pierden la propiedad de las ideas, sino que también corren el riesgo de internalizar perspectivas superficiales o sesgadas.
Me gusta el concepto de “deuda cognitiva”, porque encapsula la noción de que el esfuerzo que te vas ahorrar si ChatGPT hace las cosas por ti, lo vas a tener que pagar de alguna otra manera (en el mercado laboral).
Andrew R. Chow escribe en Time.com:
El estudio dividió a 54 sujetos (de 18 a 39 años del área de Boston) en tres grupos y les pidió que escribieran varios ensayos del SAT utilizando ChatGPT de OpenAI, el motor de búsqueda de Google, y ninguna herramienta, respectivamente. Los investigadores utilizaron un electroencefalograma (EEG) para registrar la actividad cerebral de los escritores en 32 regiones cerebrales y descubrieron que, de los tres grupos, los usuarios de ChatGPT presentaban la menor interacción cerebral y un rendimiento consistentemente inferior a nivel neuronal, lingüístico y conductual. A lo largo de varios meses, los usuarios de ChatGPT se volvieron más perezosos con cada ensayo, recurriendo a menudo a copiar y pegar al final del estudio.
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Tras escribir los tres ensayos, se pidió a los sujetos que reescribieran uno de sus trabajos anteriores. Sin embargo, el grupo ChatGPT tuvo que hacerlo sin la herramienta, mientras que el grupo que solo usó el cerebro pudo usar ChatGPT. El primer grupo recordaba poco de sus propios ensayos y mostró ondas cerebrales alfa y theta más débiles, lo que probablemente reflejaba una omisión de los procesos de memoria profunda. «La tarea se ejecutó, y se podría decir que fue eficiente y práctica», afirma Kosmyna. «Pero, como demostramos en el estudio, básicamente no se integró nada en las redes de memoria».
Mark my words: los siguientes años, la ventaja competitiva en el mercado laboral la van a tener las personas que pueden demostrar pensamiento crítico cara a cara, no quellas que tengan más o mejores habilidades técnicas.
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