Es fácil quedarte con la idea de que nada más estás trabajando por dinero. Que lo único que importa es que te llegue tu cheque a fin de mes.
Y sí, tal vez hay algunas personas que estén en esa situación. Que no tienen espacio para aspirar a más en sus vidas.
Sin embargo, el mero hecho de que estés leyendo este correo, significa que tienes cierto nivel de privilegio que no puedes negar.
Significa que, por defecto, tienes las posibilidades — y las ganas — de no solamente ganar dinero, sino de crecer. No solo profesionalmente, sino en todos los aspectos.
Crecer, entre otras cosas, también es darte cuenta de que perseguir únicamente el dinero es una misión vacía. Y te lo está diciendo alguien que recientemente sanó su relación con el dinero, después de mucho estira y afloja.
No quiero decir que el dinero no es importante, ni una parte esencial de cualquier trabajo — todos tenemos que comer, y claro que no me gustaría trabajar gratis.
Pero cuando tu satisfacción está ligada a algo medible… es ahí cuando comienzan los problemas.
Porque a algo que puedes medir siempre le puedes sumar uno. A lo que puedes contar… siempre va a haber alguien que tiene uno más que tú.
Entonces… ¿Por qué estás trabajando?
¿Por algo que te expone a que factores externos te roben tu tranquilidad y sentido de satisfacción?
¿O por algo más grande e importante para tu vida?
Te leo…
— Oscar Swanros.